domingo, 1 de enero de 2012

El Nuevo Mundo a Través de los Ojos de Shakespeare.


I- Introducción.


    El descubrimiento de un nuevo mundo allende al mar en 1492, con los posteriores viajes que le siguieron, significó para los europeos de la Modernidad el encuentro con un realidad totalmente distinta.   Por otro lado, la posibilidad de iniciar sus sueños de poder, fama y dicha en estas tierras.
    El continente que recién estaba explorándose significó también la revelación de una nueva geografía, una flora y fauna diversa y distinta a la conocida hasta el momento.  También con ello se entró en conocimiento de la existencia de un nuevo “otro”, es decir, de un montón de pueblos exóticos (culturas diferentes) que vinieron a constituirse para los conquistadores en los llamados “indios”[1]
    Cuando el europeo de aquella época llegó a estas tierras, apenas comenzó a explorarlas se vio frente a la posibilidad de que las leyendas de seres míticos, monstruos y bestias de los textos medievales (e incluso más antiguos) se concretara.   Ello se evidencia en las innumerables cartas de relación, crónicas y textos de estos primeros hombres de piel blanca que se aventuraron en pisar el territorio americano; en estos históricos documentos se hacía referencia a seres extraños que poblaban “las Indias”, ya fueran animales fantásticos o extraños seres antropoides.   Para mayor ejemplo, vasta ver la siguiente descripción que forma parte de una carta del mismísimo Américo Vespucio.  Obviamente la exhuberancia del paisaje, clima y las intenciones de los navegantes para conseguir más financiamiento de parte de los reyes del Viejo Continente, daban mayor libertad para “embellecer” o exagerar la realidad: “Andando un día tierra adentro con 30 hombres, vimos una culebra o serpiente que tendría 8 brazas, y era gruesa como yo en la cintura: tuvimos un gran pavor de ella y por haberla visto volvimos al mar.  Me ocurrió muchas veces ver animales ferocísimos y grandes serpientes”. [2]  Uno al leer esto, se pregunta inmediatamente a qué tipo de “animales ferocísimos” alude, o sea, qué increíbles criaturas poblaban la selvas y costas de este nuevo mundo.   Y con respecto a los fabulosos pueblos de estas islas:

     “(…) nos pusimos a andar por él 2 leguas y media tierra adentro, y hallamos una población de obra de 12 casas, en donde no encontramos más que 7 mujeres de tan gran estatura que no había ninguna de ellas que no fuese más alta que yo un palmo y medio.  (…) sin duda eran criaturas que excedían la estatura de los hombres comunes.  Y mientras que estábamos en esto, llegaron 36 hombres y entraron en la casa donde estábamos bebiendo, y eran de estatura tan elevada que cada uno de ellos era de rodillas más alto que yo de pie: en conclusión eran de estatura de gigantes, según el tamaño y proporción del cuerpo, que correspondía con su altura (…)”.[3]

    Es así que aparece la figura del terrible caníbal, temido tanto por indios como por blancos y encontrándose detalladas descripciones sobre sus costumbres en estos autores.   El tema del canibalismo, y la posterior satanización del indígena con respecto a sus prácticas, más la narración de este fantástico mundo pletórico de animales fabulosos, entrará con gran fuerza en el imaginario de hombres y mujeres del los siglos venideros.   Esta dimensión extraordinaria de las tierras antípodas a Europa se podrá ver también en la obra de autores propiamente literarios como el mismísimo William Shakespeare, quien sin haber si quiera pisado tierra americana, hizo una serie de referencias al bestiario del nuevo continente en su obra La Tempestad.    Para mostrar esta apropiación por parte de Shakespeare de toda la imaginería fantasiosa respecto a América y los increíbles descubrimientos en distintos relatos de viajes, se puede considerar lo que dice uno de sus personajes en la obra ya mencionada:  “¿Quién hubiera creído en la existencia  de montañeses con papadas como los toros, cuyos cuellos cuelgan como alforjas de carne?  ¿O que se den hombres que tengan la cabeza en el pecho?  Hoy no hay viajero, apostando cinco contra uno, que no garantice la cosa”. [4]
    Que el gran Shakespeare haya escrito lo anterior con un fin estético y dramático, es evidente, si se atiende al tema de esta pieza teatral; pero también está claro que para los hombres y mujeres de la época, aún en los albores de la Modernidad y el Renacimiento, lo maravilloso formaba parte del diario vivir.
    El presente trabajo pretende, contrastando la mencionada obra del autor de Hamlet con unos cuantos textos históricos, cartas de relación sobre este particular periodo de la historia, mostrar la repercusión que tuvieron en la mente del europeo de aquellos siglos, las narraciones por parte de los conquistadores.  También deseo ilustrar la forma de cómo Shakespeare reelabora los viajes al Nuevo Mundo en La Tempestad.

II- La Mirada del Artista.
  
   La obra titula La Tempestad de William Shakespeare, que según algunas fuentes como Theobald Malone fue escrita en 1612, está ambientada en una isla del Atlántico, precisamente en las Bermudas.   En pocas palabras es la historia del legítimo duque de Milán, Próspero, quien junto a su hija Miranda se ve obligado a vivir apartado de la civilización, luego de un complot contra su persona,  perpetuado  por su propio hermano Antonio.   Próspero domina las artes mágicas e invoca una tormenta para traer hasta sus costas a Antonio, Alonso, rey de Nápoles que participó en su derrocamiento, y a otros personajes.  A Próspero le sirven un grupo de espíritus; más también tiene a su disposición a un diabólico personaje de nombre Calibán, quien a regañadientes se encuentra ligado a él.
    La trama tiene que ver mucho con los acontecimientos que durante la época de Shakespeare se estaban desarrollando en las tierras colonizadas por los españoles y otros gobiernos.  Así es que esta pieza teatral se constituye en un vehículo para abordar temas caros al descubrimiento, la conquista y la colonización de América.
    Cabe señalar en una primera instancia el lugar donde se ambienta la obra.   Una isla exótica, símbolo del desconocido y misterioso mundo que estaba más allá de los territorios conocidos por la mayoría de los europeos de aquellos tiempos.   Lugares de los cuales apenas tenían cuenta de “oídas” y gracias a las cartas de relación y crónicas de los exploradores.   Si para el aventurero hombre del Viejo Mundo, América era la promesa de convertir en realidad la Utopía de Tomás Moro y/o convertirse en El Príncipe de Maquiavelo, Shakespeare ocupa este escenario como a un nuevo hogar para Próspero y su hija, quienes deben salvar con vida del complot de  Antonio.   Españoles, portugueses, franceses, holandeses e ingleses arriesgaron sus vidas al encuentro de estas insulares tierras, encontrando de algún modo la tierra soñada y la promesa a sus mejores deseos, tal como Próspero encuentra en su isla la salvación a sus problemas.   Si los colonos luego se apropiaron de las tierras descubiertas, que por siglos pertenecieron a los pueblos aborígenes, Próspero con la ayuda de sus libros de magia consigue el dominio de su esclavo Calibán.   Próspero primero se muestra como un ser benigno al horrendo salvaje, y después como un Hernán Cortés o un Francisco Pizarro, lo sujeta a su yugo.

    “Tengo derecho a comer mi comida.   Esta isla me pertenece por Sycorax, mi madre, y tú me la has robado.   Cuando viniste por vez primera, me halagaste, me corrompiste.  Me dabas agua con bayas en ella; me enseñaste el nombre de la gran luz y el de la pequeña, que iluminan el día y la noche.   Y entonces te amé y te hice conocer las propiedades todas de la isla (…) ¡Porque soy yo el único súbdito que tenéis, que fui rey propio! ¡Y me habéis desterrado aquí, en esta roca desierta, mientras me despojáis del resto de la isla!”[5]

    Le dice indignado a su señor Calibán.  De este modo en estas palabras se observa el problema de la pérdida de la libertad, los temas de la dignidad humana aplastada y el sometimiento al que se vieron obligados muchos pueblos indígenas por parte de algunos de los conquistadores.  Tan sólo nombrar a Hernán Cortéz, quien llegó a México primero atendido por los propios aztecas, luego recibido por su señor Moctezuma y luego apropiándose de los recursos de los lugareños, tomó posesión del otrora Imperio Azteca.   Los españoles ofrecieron cuentas de cristal a los inocentes indígenas, quienes les sirvieron como intérpretes, guías y mano de obra, para posteriormente subyugarlos.   Las cuentas de cristal de los europeos eran las bayas de Próspero y la religión católica, como la invasión de la cultura cristiana occidental, la gran luz a la que hacía referencia Calibán.
    No es gratuito que los personajes de La Tempestad tengan nombres españoles (algunos de ellos tan típicos entre los conquistadores), pues además venían de Milán y Nápoles, entonces tierras pertenecientes a la poderosa España: Próspero, Alonso, Sebastián, Antonio, Fernando, Gonzalo y otros.   Tal como los personajes históricos de la Conquista, viajeros, marineros que llegaron a esta terra ignota para bien o para mal, en su afán de nuevas fronteras, aventuras, riquezas, fama y poder.   A esto, dice una de las tantas cartas que hacían mención de dichos hechos:

     “Vimos el domingo de mañana sobredicho, por proa de los navíos, una ysla, y luego a la man derecha apareció otra.   La primera hera la tierra alta de sierras por aquella parte que vimos, la otra hera tierra llana, también muy llena de árboles muy espesos; y luego que fue más de día començó a aparecer a una parte e a otra yslas, de manera que aquel día heran seis yslas  a diversas partes y las más harto grandes.  (…) Hera en todo aquello que paresçía desta ysla, todo montaña muy hermosa y muy verde, fasta el agua, que era alegría en mirarla, porque en aquel tiempo no ay en nuestra tierra apenas cosa verde”.[6]

III- Entre Caníbales:

    Una de las aberraciones más temidas y repudiadas  religiosa, ética y socialmente por la mayoría de los seres humanos, es el acto de la antropofagia: la costumbre de comer carne humana.  Al llegar los conquistadores a América, en distintas zonas del continente se encontraron  con hechos de  este tipo entre los indígenas; es más, se documenta en los textos que en algunos casos los propios europeos se vieron obligados a cometerlo para sobrevivir.   En el Caribe había una palabra para referirse a esto: Caníbal.   De ahí vino el término canibalismo.   El propio nombre del personaje de Calibán es un anagrama de caníbal.  De que también hubiera exageración en esto del llamado canibalismo de los indígenas, es muy probable, pero tanto documento que hiciera mención de de ello, en diversos lugares del Nuevo Mundo, entre distintos autores y más encima, en varios momentos del descubrimiento, conquista y colonización de éste, evidencia la existencia de pueblos con esta costumbre.
    Ahora bien, hay que hacer una salvedad respecto a la incorporación de la palabra caníbal y su derivación canibalismo en la lengua castellana y el resto de los idiomas europeos.   Antes del encuentro con pueblos caníbales americanos, se tenía la idea de que al comer carne humana, se estaba cumpliendo con un rito sagrado: al ingerirse la carne del enemigo o del vencido, lo que se quería conseguir eran sus dotes (tal como al menos se entiende entre algunos nativos africanos).   Esta acción es la antropofagia, que se  contrapone  a la del canibalismo americano.  Los indígenas americanos comen carne humana por el simple hecho de disfrutar de su gusto,  y también por crueldad, si se toman como referencia los textos de los conquistadores.  Es este último hábito alimenticio lo que específicamente se llama como canibalismo.  Para ejemplificar esto último, consideremos los siguientes casos:

   “Ansy que mostruos no he hallado, ni noticia, salvo de una ysla que es aquí en la segunda a la entrada de las Yndias, que es poblada de una gente que tienen en todas las yslas por muy feroces, los cuales comen carne viva”.[7]

    “Dizen también estas mugeres (las cautivas de los caníbales) que estos usan de una crueldad que parece cosa increíble, que los hijos que en ellas han se los comen, que solamente crían los que han en sus mugeres naturales.  Los ombres que pueden aver, los que son vibos, llévenselos a sus casas para hazer carniçería dellos y los que han muertos luego se los comen; dizen que la carne del ombre es tan buena que no ay tal cosa en el mundo, y bien pareçe, porque los huesos que en estas casas hallamos, todo lo que se puede roer todo lo tenía roydo, que no avía en ellos sino lo que por su mucha dureza no se comer.  Allí se halló en una casa, coziendo en una olla, un pescueço de un ombre.   Los muchachos que cativan córtanlos el miembro e sírvanse de ellos fasta que son ombres y después, cuando quieren fazer fiesta, mátanlos e coménselos, porque dizen que la carne de los muchachos e de las mugeres no es buena para comer”.[8] 

    “Y cuentan que Mama Huaco era tan feroz, que matando un indio Hualla le hizo pedazos y le sacó la asadura y tomó el corazón y bofes en la boca (…)”.[9]

     “En muchas provincias fueron amicísimos de carne humana.  Y tan golosos que antes acabase de morir el indio que mataban le bebían la sangre por la herida que le habían dado.  Y lo mismo hacían cuando lo iban descuartizando, que chupaban la sangre y se lamían las manos para que no se perdiese gota de ella.
    “Tuvieron carnicerías públicas de carne humana: de las tripas hacían morcillas y longanizas, hinchiéndolas de carne para no perderlas”.[10]

     Lo ejemplos son muchos y las descripciones dignas de la mejor de las narraciones de horror, considerándose además lo explícito de ellas pese a la época de cuando se escribieron.
    También se debe considerar que al darle todas estas características siniestras a los indígenas, también lo que se está haciendo es justificar el asentamiento blanco en el continente.   Los nativos son entonces una raza que debe ser “civilizada” debido a sus costumbres, puesto que mientras las mantengan, son criaturas malignas y retrazadas. 
   En cuanto a la obra de Shakespeare, al personaje de Calibán en numerosas ocasiones se le muestra con las características negativas antes descritas: “¡Esclavo aborrecido, que nunca abrigarás un buen sentimiento, siendo inclinado a todo mal!  Tengo compasión de ti.  Me tomé la molestia de que supieses hablar.   A cada instante te he enseñado una cosa u otra.  Cuando tú, hecho un salvaje, ignorando tu propia significación, balbucías como un bruto, doté tu pensamiento de palabras que lo dieran a conocer”.[11]   Afirma Próspero, recriminándole al salvaje Calibán.   Posteriormente otro de los personajes, Tríncalo, llama indio a Calibán.   Luego, como muchos indígenas en toda América, Calibán se entrega a la bebida, vicio al que conoce de los propios blancos.
    Calibán usa un lenguaje grosero, es zalamero, traicionero y se vende al mejor postor; no es alguien de fiar; es monstruoso y su origen (hijo de la bruja Sicorax) se encuentra ligado al mal.   En suma, en Calibán se deposita la imagen del indígena por un lado oprimido por su conquistador, por otra un ser inferior y peligroso.

IV- Conclusiones:

    La pieza teatral de Shakespeare es, entre otras cosas, una proyección literaria de la llegada de los europeos a las tierras americanas, especialmente del pueblo español.  El diálogo de los personajes, la relación que existe entre estos y el simbolismo que carga cada uno de ellos, representan los fenómenos socioculturales de este periodo.
   Primero: La acción transcurre en una isla ubicada en los mares recientemente descubiertos, siendo además este lugar el ambiente propicio para comenzar una nueva vida tal como sucedió con los navegantes y conquistadores de la época.
    Segundo: El trato de Próspero hacia Calibán ejemplifica el que tuvieron los conquistadores con los indios americanos, tomando sus tierras y subyugándolos.
   Tercero: Calibán mismo es el símil del indígena a través de los ojos de un europeo como Shakespeare.  A éste no se le da ninguna virtud, ni descripción favorable, tal como estos pueblos eran mencionados en la mayoría de los textos de la conquista.
   Por último, y considerando lo anterior, La Tempestad es un ejemplo de que el arte, específicamente la obra literaria, aborda los temas propios de la época en que fue escrita.   Entonces Shakespeare como hombre de su tiempo se preocupó de plasmar los temas e  intereses de su sociedad, como aquellos transversales de toda nuestra historia como humanidad: específicamente la conquista de América. 

Antigua ilustración de Calibán,
Próspero y otro personaje de "La Tempestad".


[1] Recordemos que Colón, los que lo acompañaban y los que siguieron, durante largo tiempo creyeron que habían llegado por otra ruta a las Indias Orientales, razón por la cual llamaron a los indígenas o aborígenes con este equívoco término.
[2] Vespucio, Américo, Carta al Señor Lorenzo de Médicis.  En: Francisco Morales padrón (ed.).  Primeras Cartas sobre América (1493-1503).  Sevilla: Secretariado de Publicaciones, 1990, p 219.
[3]Vespucio, Américo, Carta al Señor Lorenzo de Médicis.  En: Francisco Morales padrón (ed.).  Primeras Cartas sobre América (1493-1503).  Sevilla: Secretariado de Publicaciones, 1990, p 220.
[4] Shakespeare, William, La Tempestad, Madrid, España, Editorial Espasa- Calpe S.A, 1960.
[5] Shakespeare, William, La Tempestad, Madrid, España, Editorial Espasa- Calpe S.A, 1960.
[6] Álvarez de Chanca, Diego.  Carta. En: Francisco Morales padrón (ed.).  Primeras Cartas sobre América (1493-1503).  Sevilla: Secretariado de Publicaciones, 1990, p 113.

[7] Colón, Cristóbal.  Carta. En: Francisco Morales padrón (ed.).  Primeras Cartas sobre América (1493-1503).  Sevilla: Secretariado de Publicaciones, 1990, p 79.

[8] Álvarez de Chanca, Diego.  Carta. En: Francisco Morales padrón (ed.).  Primeras Cartas sobre América (1493-1503).  Sevilla: Secretariado de Publicaciones, 1990, p 116.

[9] Sarmiento de Gamboa, Pedro.  Historia de los Incas, Madrid, España, Polifemo, 1988
[10] De la Vega, Inca Garcilazo.  Primera Parte de los Comentarios Reales de los Incas (1609), México, FCE, 1991.
[11] Shakespeare, William, La Tempestad, Madrid, España, Editorial Espasa- Calpe S.A, 1960.

2 comentarios:

  1. Me ha gustado esta demostración de como aquel obra teatral está "incrustado" en los conocimientos, experiencias y concepciones contemporáneos. Las citas juntadas en el texto susodicho usualmente no se ve acumulado en una edición de las obras de Shakespeare para ilustrarlas.

    Un sumario de las menciones que hice Shakespeare del Nuevo Mundo en toda su obra se encuentra bajo http://www.shakespeareinamericanlife.org/features/faqs/faq2.cfm.

    Hans-Hermann

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  2. Muchas gracias, amigo Hans por dejar tu comentario acá y por el link que ayuda a completar lo que expuse en este trabajo.

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