domingo, 8 de septiembre de 2013

Un “ronin” moderno gringo.



     
      Un ronin es un samurai (guerrero del Japón medieval con un fuerte código de honor), quien vaga sin un rumbo fijo y que al no tener un señor al cual servir, ha perdido el sentido de su propia existencia como individuo y como guerrero mismo.   El ronin a su vez es un hombre excepcional, virtuoso y que acostumbra defender una serie de valores ligados a la justicia y la nobleza. Por supuesto que todo este cúmulo de valores se desaprovecha en el caso de estos samuráis sin señor, quien pueda ser su cable a tierra y encauzar todas las potencialidades de su notable persona. 
    En la literatura y en el resto de las artes consistentes en contar historias (películas, series de televisión, cómics y animaciones) este personaje de connotaciones legendarias ha inspirado un montón de obras.  Cuando la cultura japonesa logró conquistar Occidente con su rica mitología, tradiciones, principios y demás elementos caracterizadores, más de un autor gaijin (“extranjero” en japonés) se inspiró lo suficiente como para usar a estos personajes propios del pueblo nipón, aprovechando su particular perfil para narrar historias en las cuales abordar desde su simbólica orfandad, la búsqueda del ser humano de una razón para su existencia.
     Dentro de las adaptaciones occidentales del ronin se encuentra una hoy en día exitosa serie de televisión, que este año está por estrenar su tercera temporada: Person of Interest, programa de acción y suspenso con elementos de ciencia ficción, ambientado en la actualidad.  Creado por Jonathan Nolan, hermano del director y guionista Cristopher Nolan (responsable de la recientemente terminada trilogía de Batman) y con quien participó en el guión de la última cinta de la saga sobre el llamado Caballero de la Noche.  Teniendo en cuenta la natural paranoia gringa post atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001, la trama se apoya en la idea del deseo del gobierno estadounidense de evitar cualquier otro evento de este tipo de desastres en sus tierras, llegando incluso a reducir todo tipo de foco de peligro antes de ser llevado a cabo algún plan de tipo terrorista.  Con este objetivo, un genio de la informática crea un aparato, la Máquina como llega a ser llamada, que posee la capacidad de usar cualquier medio de vigilancia moderna (cámaras, satélites, computadores, celulares y otros) para tener acceso a la vida privada de cualquier persona y luego a través de sofisticados algoritmos predecir futuros atentados terroristas.  La Máquina a su vez desarrolló una función secundaria inesperada: puede identificar a personas que están por participar en hechos de violencia mortal, que para nada tienen relación con el terrorismo, aunque eso sí, no logra saber si estos individuos participarán en ellos como víctimas o victimarios.  No obstante esta función colateral de la Máquina no le interesa mayormente al gobierno, por lo que sus datos son desechados todos los días. 
      El creador de esta versión un poco más humanizada del Gran Hermano de la antiutópica novela de George Orwell 1984, un millonario de carácter retraído, pero con fuertes principios morales, luego de un drama personal que le cuesta la vida de alunos seres queridos (durante la primera temporada solo pequeñas nociones acerca de su pérdida y vida privada se presentan al público) decide tomar para sí la cruzada de evitar estas desgracias individuales.  Es entonces que contacta a un ex agente del gobierno, quien al igual que él se encuentra “oficialmente muerto” y guarda un pasado lleno de secretos, así como resulta ser un experto en su propia disciplina; de este modo mientras el millonario superinteligente costea cada caso de intervención salvadora y determina gracias a su aparato quiénes requieren de su ayuda, su compañero realiza gran parte del trabajo físico, que implica la mayor parte de las veces hacer uso de fuerza bruta y/o mortal (si bien por lo general acostumbra dispararle en las rodillas a los malos para neutralizarlos sin matarlos, aunque consiguiendo con ello un gran efecto para sus propósitos).  No obstante considerando la incapacidad de la Máquina para saber el verdadero papel de la persona inmiscuida en cada misión, los protagonistas se llevan más de una sorpresa respecto a los reales propósitos de los intervenidos.
   Durante el desarrollo de la serie, se ven implicados dos agentes de policía, una mujer y un hombre, quienes llegan a participar de los eventos y a relacionarse con la particular dupla de héroes por distintas razones.  A su vez otros personajes ya recurrentes, unos de intenciones nobles y otros criminales, se incorporan a los guiones para otorgarle cierta continuidad a la trama, la cual al menos durante la primera temporada posee capítulos unitarios (aún no me he conseguido la segunda, puesto que espero que llegue en DVD o blu-ray para comprármela).
     Considerando el estilo de las últimas producciones televisivas, Person of Interest (conocida en Latinoamérica como Vigilados, para variar traducción bastante alejada de su nombre original) resulta ser un poco más liviana en cuanto a la dosis de violencia gráfica (uso de sangre y truculencia), teniendo un carácter algo más familiar que las series de este estilo.  A su vez posee su pequeña dosis de humor, el cual resulta grato entre tanto momento tenso durante la serie y sin caer en los facilismos absurdos de muchos programas.
    A su vez, teniendo en cuenta el pasado de tres de sus cuatro personajes principales,  quienes a partir del comienzo de los eventos de la serie ven la oportunidad de resarcirse de sus anteriores culpas, un tema esencial en el programa viene a ser el de la redención personal (lo que también será para muchos de los personajes a quienes los protagonistas deben auxiliar),  Y es aquí entonces que el heroico personaje del ronin hace su aparición en la figura del ex agente gubernamental, quien en el memorable episodio piloto se ve como un hombre acabado que solo desea evadirse de su tragedia…hasta que aparece el genio multimillonario y le ofrece un trabajo, gracias al cual a través de la complicidad de ambos tanto el uno como el otro podrán recuperar la dignidad y el amor propio que en algún momento perdieron.  Momentos emotivos no faltan en este programa y la referencia directa a estos samuráis errantes se puede observar cuando ya en el mencionado episodio piloto John Reese (“John”, o sea, “Juan” en inglés, nombre de carácter bíblico y patriarcal, elección que para nada resulta arbitraria), el otrora agente, se encuentra viendo una vieja  película japonesa sobre estos guerreros…Luego durante un significativo episodio que reivindica como nunca a Reese en su calidad de héroe, el niño a quien debe salvar en esta ocasión lo llama ronin y le habla acerca de sus características, de modo que el simbolismo no puede ser más exacto.
    Los cuatro personajes en los que recae el peso dramático de la serie son:

  • John Reese: Interpretado nada menos que por un actor del talento de Jim Caviezel (el mismo impactante Jesús de La Pasión de Cristo), tal como ya se ha afirmado arriba, es un hombre experto en todo tipo de defensa personal, uso de armas, medios de espionaje y otros.  Tras años trabajando en secreto para el gobierno de USA en peligrosas misiones, el infortunio lo llevó a querer desaparecer, hasta que llega a su vida su nuevo jefe, quien le devuelve el sentido  que había perdido en su existencia.  Reese es un hombre de honor, reservado, pero no al extremo de quien ahora paga su sueldo.
  • Harold Finch: El misterioso filántropo multimillonario y luminaria de la computación, se encuentra bajo los hombros de otro gran actor, Michael Emerson, quien consiguió la fama en la serie de culto Lost, haciendo del maquiavélico y luego humanizado líder de Los Otros.  En este papel tan distinto al que le otorgó la celebridad, Emerson logra desarrollar a un personaje complejo, quien esconde aún muchos más secretos que el hombre que trabaja con él.  Pese a su aspecto tímido, Finch es alguien que no duda en arriesgarse físicamente para ayudar a otros; otro aspecto importante de su persona resulta ser su lado más bondadoso, el cual es en cierto modo es el responsable de su particular cruzada.
  • Detective Lionel Fusco: Originalmente un policía corrupto más de Nueva York, se convierte primero en un obligado cómplice de Finch y Reese, hasta que su labor lo lleva a desear limpiar sus viejos errores, tras disfrutar de nuevo la satisfacción de hacer el bien (llama la atención cómo en esta serie se vuelve a abordar y actualizar el tema de la corrupción entre las fuerzas de la ley y el orden, sirviendo a los intereses de la mafia y otros criminales).  Es padre de un niño (si bien en la primera temporada no está clara su situación civil), a quien adora.  Como el resto de los protagonistas, es un gran profesional en lo que hace, siendo de gran ayuda en especial al ser el “soplón” inserto en los bajos fondos.
  • Detective Carter: Mujer afroamericana y madre viuda con un hijo adolescente, quien desde el primer capítulo anduvo detrás de la pista de Reese, al saberlo involucrado en varios casos extraños que le tocó investigar.  Esta agente de recio código moral, contrasta en una primera instancia con el en un principio ambiguamente moral detective Fusco, teniendo que trabajar juntos sin saber el uno del otro que su compañero mantiene contacto con quienes se supone deberían apresar.  Al igual que los tres personajes ya mencionados, es una persona más que eficiente en lo que hace y con su cuota de heroísmo que la hace ser alguien admirable.
Los protagonistas de izquierda a derecha: Finch, Fusco, Carter y Reese.

2 comentarios:

  1. Faltó hablar de los archienemigos.

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  2. Algo los menciono en este texto, pero ya para cuando vea la segunda y temporada tendré más material y me referiré a ellos. Gracias por visitarme y comentar.

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