martes, 22 de julio de 2014

Acerca de la Cuarta Temporada de “Juego de Tronos”.


      Después de lo que para muchos sería uno de los finales de temporada más impactantes y potentes en la historia de las series de televisión, este año se estrenó con grandes expectativas por parte del público, la cuarta temporada de un actual hito de la pantalla chica.   No obstante cuando todo apuntaba a un debut igualmente de sorprendente para este nuevo año, de la serie basada en las novelas de George R. R. Martin, el primer episodio resultó algo lento y sin las dosis esperadas de espectacularidad a la que bien nos tenía habituados el programa; sin embargo se podría decir que este capítulo inicial es bien la antesala de toda la maravilla que más adelante tendría que venir, considerando además lo que los libros mismos que inspiran la serie, desarrollan sin tapujos para el lector ávido de emociones fuertes (de este modo no se puede olvidar que buena parte de los espectadores corresponden a los lectores de dichas novelas, quienes con más hambre que nunca esperan la traslación a la pantalla, lo más fidedigna posible, de una de sus sagas favoritas).   Por ende, el comienzo de esta cuarta temporada se puede considerar como el lento, pero progresivo paso a varios de los momentos claves de la cuarta temporada misma, donde con gran dramatismo sus responsables demostraron que efectivamente el invierno se acerca y que todos los hombres deben morir.
     Considerando los factores que implican el origen literario de Juego de Tronos, como cierta pretensión de respetar lo mejor posible el material original en el que se basa la serie (sin omitir sus mejores episodios), sus altos costos de producción, el claro propósito de sacarle provecho económico a la franquicia televisiva extendiéndola todo lo posible y, en especial, la preocupación de no quedarse sin material original proveniente de la pluma de su autor, la temporada anterior adaptó sólo la primera mitad del tercer libro (cabe mencionar que desde el año 2011 que George R. R. Martin no saca una nueva novela del ciclo, siendo que hace rato nos tiene prometidos los tomos 6 y 7; este retraso tiene preocupado a más de seguidor suyo y más todavía si se considera la mala salud y avanzada edad del escritor).  Teniendo en cuenta lo anterior, la temporada que no hace mucho vio su término, bien resultó todo un ejercicio de reacomodación de cada una de las subtramas que la componían y que en muchos casos fueron omitidos el año pasado; es así que se constituyó en la síntesis adecuada a la hora de dramatizar tanta línea argumental lo mejor posible.   Por ende, resulta importante saber que la cuarta temporada como adaptación vino a ser toda una proeza, ya que poseía elementos argumentales de los libros 3, 4 y 5 de la saga (esto es Tormenta de Espadas, Festín de Cuervos y Danza de Dragones respectivamente).   
     La tercera temporada había llegado hasta la mitad del tercer tomo, de modo que la cuarta prometía pagar la deuda que para los lectores de las novelas había quedado pendiente.  En cuanto a recompensar a estos, durante el 2014 en gran parte se les pudo complacer; no obstante el inolvidable epílogo de Tormenta de Espadas aún está sin poder verse y es de esperar que la introducción de su impresionante personaje conocido como Corazón de Piedra, por fin pueda concretarse para el año que viene.  En todo caso la dramatización de los momentos claves de la segunda mitad del tomo mencionado, pudieron verse con la espectacularidad que por lo general nos tiene acostumbrados la serie y HBO: esto es la boda de Jofrey, la batalla final contra las huestes del Rey de Más Allá del Muro, la conquista de la tercera y última ciudad esclavista en el Oeste a manos de Daenerys, el resto del viaje de Arya junto al Perro y, por último, el juicio a Tyrion y su espectacular escapada (sin olvidar la de Sansa, su atormentada esposa).   Para quien no haya leído los libros, cada uno de estos momentos y el resto de los que tenían relación con los otros dos libros mencionados, no dejaron de causar asombro (siendo a mi humilde parecer, lejos todo lo relacionado a Tyrion y al Muro, lo mejor logrado en todo este cuarto año de producción).   Al respecto es que, por ejemplo, ante la decisión de edulcorar la relación sentimental entre Shae y Tyrion, uno se preguntaba qué tan duros serían a la hora de darle su final a tal hecho, tal y como en el libro original se desarrollaba… ¡Y justo cuando parecía que los guionistas optarían por una solución más dulce, el pobre Tyrion terminó con otra cicatriz emocional en su memoria! (me saco el sombrero por tan valiente opción).  La boda de Jeffrey fue soberbia y se hizo la justicia que se esperaba (y vaya qué dio gusto ver todo eso).  El nuevo paradero que se le dio a Sansa luego de su huida de Desembarco del Rey, también estuvo desarrollado con maestría, si bien dicha permanencia en su nuevo hogar pareció repasarse de forma muy apresurada; no obstante cuando se descubrieron gran parte de las intrigas de su nuevo protector (con el posterior final de uno de los personajes por entonces ligados a su reciente destino), resultó difícil no maravillarse ante tanta revelación.  En cuanto a la relación entre Arya y el Perro, más de una escena entre estos llegó a conmover, en especial si se considera cómo alguien que en un principio se vio como un ser detestable, a lo largo de las novelas y de la serie misma se fue humanizando de forma inesperada (la despedida entre ambos, con varios agregados inteligentes a su subtrama, resultó sin dudas memorable e invitó a la duda sobre qué pasaba en realidad en el corazón de la niña Stark, cuando abandonó a su último compañero de viaje).  Con respecto a la gran batalla en el Muro, ésta fue sin dudas soberbia y manejada con una teatralidad que atendió al punto de vista de varios de sus protagonistas, sin quitarles su importancia; de este modo el belicismo de tal momento estuvo a la par de la recordada invasión malograda de Stannis a Desembarco del Rey en la segunda temporada. Si antes algunos de los mejores momentos del programa se encontraron centrados en la figura de la carismática Daenerys y su gente, en este caso sus escenas quedaron opacadas por las del resto de los coprotagonistas, incluso en lo que vinieron a ser los agregados propios de la quinta novela (y que para un servidor eran toda una novedad, ya que aún no me leo Danza de Dragones).  Por supuesto que existen otros pasajes del libro que hasta la finalización de la temporada anterior todavía no se tomaron en cuenta y que ahora por fin pudieron verse dramatizados: como bien sucedió con todo lo concerniente a la gente de Rocadragón, así como con otras líneas argumentales propias de la familia de los Lannister (y al respecto no se puede desmerecer la dignificación por la que pasa Jaime, otro personaje que con el tiempo adquirió gran honor); no obstante la espectacularidad de las otras subtramas, les ganó en acaparar la atención de gran parte del público.
   Teniendo en cuenta los tres libros de los que se nutrió la última temporada, en lo que respecta a los acontecimientos del cuarto libro, todo lo concerniente al viaje de la heroica Brienne junto a Podrick, estuvo sacado en parte de esta novela; no obstante dicho periplo en la serie otorgó además varias sorpresas gratificantes y que un lector de los tomos no se esperaba, más todavía considerando uno que otro encuentro con un personaje clave de la serie.  También parte de la estancia de Sansa en Nido de Águilas fue retratada en este caso.  Terminando con lo propio de Festín de Cuervos, no se puede olvidar que a partir de este año comenzó a desarrollarse lo respectivo a los planes de Margaery Tyrell, para “conquistar” un tercer rey tras sus dos anteriores fracasos.

La Doncella de Tarth y su fiel escudero.
    En cuanto a lo que corresponde al quinto libro de Canción de Hielo, el programa se centró en todo lo que tenía relación con el gobierno de Daenerys, de las tres ciudades que había conquistado y las nuevas vicisitudes que le trajeron sus recientes responsabilidades (destacando los conflictos provocados por sus queridísimos dragones).  No obstante fue la propia odisea de Bran junto a sus protectores, lo más sorprendente de la temporada que adaptó en parte esta última novela publicada (en especial hacia el final de esta misma y todo tan lleno de magia).
    Dentro de los agregados propios de la serie a la continuidad televisiva de Juego de Tronos, no dejó de ser todo un acierto las escenas centradas en Theon Greyjoy y el que al menos hasta Festín de Cuervos se suponía muerto tras su fracaso de dominar Invernalia.  Es así que en la serie no se quiso desaprovechar a este personaje y se le otorgó un destino tan terrible a partir de la tercera temporada, que su traición a los Stark bien pareciera haber sido castigada con más severidad y morbosidad de lo que alguien “civilizado” pensaría.  El cambio por el que hasta el momento ha pasado el heredero de Balon, de ser un hombre orgulloso a convertirse en un alfeñique, no deja de impactar y en ese sentido resulta difícil no tenerle lástima.  Ligado a la patética nueva vida de Theon, se encuentra la de su atormentador, Ramsay Nieve, uno de esos sujetos tan retorcidos que brillan por su propia malevolencia en la saga, ya sea en su formato original (novelas), como televisiva; es así que el llamado Bastardo de Bolton, quien apenas se menciona en los libros, en el programa se encontró caracterizado de forma brillante, a tal punto que no dejó impávido a nadie en sus pocas, pero potentes intervenciones en el show.  Otro gran aporte en el programa durante este 2014, fue el hecho de adelantarnos la introducción de una nueva y exótica ciudad propia del mundo de Canción de Hielo y Fuego: la metrópolis costera de Braavos; ésta a partir del cuarto tomo logró gran relevancia, pero ya en esta cuarta temporada fue posible vislumbrar su majestuosidad, sobresaliendo la gran estatua que da la bienvenida a quienes ingresan en ella y que ya en el bello opening de la serie es posible apreciar.  Existe una inolvidable escena, también hacia finales de la sesión, en la cual fue posible ver a los aterradores Otros en una faceta suya hasta hace poco desconocida y que promete inolvidables sorpresas para más adelante con estas misteriosas criaturas.
    Otro personaje al que cabe destacar, de quien apenas se supo a dónde fue a parar tras los eventos de Tormenta de Espadas y que ni siquiera apareció en Festín de Cuervos viene a ser Lord Varys.  Este sujeto de personalidad ambivalente, si bien nunca cruel, a lo largo de la serie ha sido retratado con una humanidad que le otorga simpatía para muchos espectadores; en ello llama la atención la soledad de su cargo y de su particular circunstancia (recordemos que es un eunuco, siendo además un sujeto muy inteligente, astuto y bastante andrógeno), al que pareciera que los guionistas le han tomado especial cariño.  Su especial personalidad lo lleva a equiparse en varios aspectos con alguien como Tyrion; ello tanto debido al carácter de parias de ambos, como a sus grandes dotes de raciocinio que en muchos casos los hacen encumbrarse sobre quienes los desprecian; a su vez ambos sujetos poseen un especial sentido del honor que los hace “queribles”. (algo de lo cual carece, por ejemplo, otro individuo igualmente sagaz, como lo es Meñique).  Quizás es por todo lo anterior que en el desenlace de la temporada, tomándose nuevas libertades respecto a los libros que inspiran la serie, el destino entre ambos se unió más todavía, augurando nuevas aventuras juntos.   En todo caso no se puede olvidar el trabajo histriónico del actor a cargo del personaje, quien le otorga una inolvidable sensibilidad al personaje a su cargo.
     Por último, considerando que en lo que va del estreno de esta multipremiada producción televisiva ya han pasado cuatro años, el paso del tiempo se hace notar en sus otrora actores infantiles, lo que en este caso se refiere a los responsables de los hermanos Arya y Bran (queda la duda de si quien aparece interpretando a Tonmen, es la misma persona que fugazmente se vio en las temporadas anteriores, ya que bastante distinto está respecto a sus primeras apariciones).  De este modo todos ellos han crecido bastante, en especial  Bran, por lo que bien uno puede esperar que para los años que están por venir, el cambio será aún mucho más radical.  Ante este proceso natural del desarrollo de los pequeños, tendría que explicarse todo ello en las siguientes temporadas, convirtiendo los meses en años para el tiempo ficticio del programa. No obstante habrá que ver lo que nos depara el futuro, con respecto a estos jóvenes talentos y su apariencia.

Daenerys de la Tormenta junto a uno de sus ya creciditos dragones.

jueves, 17 de julio de 2014

Hulk v/s Hulk


    En 1993 apareció la novela gráfica Futuro Imperfecto y donde el protagonismo recaía en nada menos que el llamado Gigante Esmeralda, o sea, Hulk.  En formato de miniserie y en sólo dos números se contó una historia épica, la cual sería considerada como una de las mejores aventuras del personaje, todo gracias a su dramática narrativa, como también a su soberbio arte; el conjunto de contenido e imagen harían destacar a este título al momento de ser editado, como también a la hora de compararlo junto a otros episodios del superhéroe y de otros grandes del género.
    Más de 10 años estuvo a cargo de la revista El Increíble Hulk el guionista (y novelista) Peter David, quien durante su largo periodo como escritor estrella de sus historietas, introdujo una serie de elementos novedosos, los que le otorgarían al gigante gama una mayor respetabilidad frente al resto del universo Marvel (por no mencionar una carácter más maduro e incluso literario); a su vez David logró apropiarse de conceptos antiguos de sus primeras historias, actualizándolas y otorgándoles una complejidad no vista con anterioridad, al punto de jugar con la misma psicología y las taras emocionales de éste.  Por ejemplo, aprovechó el “error” del aspecto gris de Hulk en su primera revista (ya que a partir del segundo número la criatura salió con su característico tono verde, debido a problemas de impresión y tinta) y llevó todo esto a otra dimensión argumental, haciendo la diferenciación entre el Hulk Gris y el archiconocido Hulk Verde (siendo el primero una manifestación más racional e inteligente de Bruce Banner, el malogrado científico que en sus arrebatos de miedo o ira se transforma en esta magnífica criatura, si bien esta variante posee menos fuerza física; mientras que el segundo corresponde a la faceta más animal, instintiva y básica de la misma persona).  Por ende, entre otras cosas, el autor ahondó en la psicología atormentada del físico y su relación con el alter ego que tantos problemas y gratificaciones le daría.  Es así que durante esta prestigiosa etapa del Goliat mutante, apareció la pequeña saga que hoy aquí se comenta.  No obstante antes de ello, el particular enemigo del protagonista en este relato, ya había sido brevemente vislumbrado en revistas anteriores, como una posibilidad de futuro apocalíptico para Hulk.  Con posterioridad el éxito de esta misma historia, permitiría que dicha línea temporal fuese revisitada en más de una ocasión en otros cómics y no sólo en aquellos del mismísimo Hombre Increíble, si no que también en otros títulos de la Casa de las Ideas; todo esto gracias al particular atractivo de su villano, el cual por supuesto debía ser aprovechado al máximo (es así que dentro de estas obras que le siguieron a Futuro Imperfecto, se puede nombrar la miniserie Abominaciones, centrada en otros mutantes que sobrevivieron a la catástrofe nuclear que provocó los eventos de la historia original).
Peter David.

     Regresando a la labor artística del ya mencionado David, éste antes de realizar el trabajo que en esta ocasión se comenta, tuvo un papel destacado en la misma editorial de Marvel, cuando se encargó de nada menos que de Spiderman.  Fue así que a sus aventuras le insufló un refrescante humor, el cual bien resultaba acorde a la personalidad misma de su protagonista; de este modo en muchos casos envolvió en una que otra situación peculiar al Cabeza de Red, lo que para el lector no dejaba de provocar como mínimo una sonrisa (si bien nunca dejó la acción, la aventura e incluso el drama de lado en sus viñetas).  Aparte de las ya mencionadas colecciones de Hulk y Spidey, donde Peter David les entregó una de sus mejores etapas a cada uno de estos icónicos personajes, el artista realizó para la compañía otros trabajos connotados, como su paso por el Capitán Marvel (al que relanzó, así como lo hizo con Supergirl en DC), lo mismo que con su creación de una nueva serie sobre mutantes y a la que llamó Madrox; también fue de su autoría una miniserie sobre Wolverine, titulada La Joya de Gehenna (y todo esto sin mencionar sus igualmente recomendables contribuciones para DC y otras editoriales).
     Otra leyenda viva del llamado noveno arte tuvo en sus manos la parte gráfica de Futuro Imperfecto, siendo nada menos éste que George Pérez.  Tras un igualmente memorable paso por Los Vengadores y Los 4 Fantásticos en Marvel, al artista de origen puertorriqueño (quien también oficia de guionista en otros títulos) realizó un trabajo soberbio en esta miniserie.  Con dibujos que sin duda hacen escuela, en los que resalta el detallismo y la facilidad para crear cuerpos humanos con gran credibilidad y belleza, Pérez convirtió el sólo hecho de ver cuadro por cuadro de esta obra, en todo un placer para la vista (si hay dudas, basta con echarle un ojo a la viñeta gigante que abarca tanto las páginas 2 y 3 del cómic, y en la cual la inmensa cantidad de personajes que incluyó en diversas actividades, no dejan de ser un ejemplo de su fino arte y especial minuciosidad a la hora de crear paisajes y personajes).  De este modo el preciosismo de su pluma, supo estar a la par del solvente guión de Peter David.  Cabe mencionar que para DC George Pérez fue el responsable nada menos que de reordenar su universo, en la famosa miniserie Crisis en las Tierras Infinitas, junto a su colega Marv Wolfman en 1985; luego se encargó a solas de volver a contar desde cero la historia de la Mujer Maravilla, en lo que sería una verdadera etapa de antología de la famosa amazona.


     Ahora de lleno a la trama de esta historieta, ella transcurre en un futuro más o menos cercano.  Es así que en estos tiempos lo quedó de la civilización humana en la Tierra, apenas sobrevivió al holocausto atómico, siendo los responsables de ello sus gobernantes comunes y corrientes (todo esto como una gran ironía, ya que ni los extraterrestres, ni todos los seres inmensamente poderosos del orbe, fueron los responsables de la catástrofe).  Gran parte del planeta se convirtió en una zona eriaza y los que siguieron en estos lugares, debieron vérselas con la radiación y sus efectos nocivos en los organismos.  Tan sólo existe sobre la superficie un lugar donde se puede vivir más o menos como antes: Distopía.  No obstante como bien dice su nombre, éste lugar es todo lo contrario a lo que se esperaría del último bastión de la humanidad, donde se supondría se mantienen sus viejas tradiciones.  Ello porque es regido con mano dura por quien se hace llamar El Maestro, quien mantiene en el lugar sólo a sus elegidos, viéndose rodeado además de las mujeres más hermosas e imponiendo sus leyes dictatorias para todos sus ciudadanos.  Por ende, la amurallada ciudad corresponde nada menos que a una antiutopía.  ¿Pero quién es este sujeto de enorme poder físico, aspecto colosal e inteligencia sobrehumana, que hace de las suyas entre la gente? Pues es nada menos que el mismísimo Hulk, quien tras años de persecución e incomprensión, como además después de haber visto morir a sus pocos seres queridos, se volvió un individuo maquiavélico, cínico y vengativo (o sea, todo lo que no era el antiguo Hulk, incluso durante sus años más irracionales).  A su vez quien ahora recibe ese nombre, adquirió mayor fuerza y volumen debido a que cuando se desató el hongo nuclear,  visitó los lugares más afectados por la bomba y se llenó de energía radiactiva hasta niveles insospechados.   Como la idea de esta novela gráfica es la de resaltar el heroísmo de Hulk y no la malevolencia de esta versión suya postapocalíptica, el verdadero protagonista de la historia es el Hulk que todos conocemos; en todo caso este Coloso Esmeralda corresponde a aquel que en las revistas mantenía todas sus facultades intelectuales a su disposición (es decir, con la misma inteligencia privilegiada del doctor Bruce Banner, tal y como a Peter David le gustaba desarrollar al personaje en sus guiones).  Pues bien, Hulk es transportado inesperadamente a la época de su “gemelo cronológico” maligno, por parte de un grupo de disidentes de la administración del Maestro, de modo que les ayude a derrotar al dictador.  En este viaje Hulk entre otras cosas, se encuentra con un queridísimo amigo, quien llega a ser el principal responsable de su periplo temporal (siendo además este personaje alguien clave dentro de la misma cronología del superhéroe, así como en muchas de las ficciones del universo Marvel).
   
George Pérez.
La confrontación entre los Hulks de ambas eras es sorprendente, pero no sólo en el plano de la lucha cuerpo a cuerpo, lo que implica dos fuerzas imparables devastando todo a su paso; si no que lo genial de todo ello radica en el plano intelectual y valórico, puesto que en la batalla entre ambos contrincantes se presentan dos puntos de vista bastante disímiles entre sí.  Es entonces que casi de una forma mefistofélica, el Maestro trata de tentar con las pasiones más bajas a su yo del pasado, ofreciéndole lujos, mujeres y poder como nunca antes conoció, además de acusarlo de iluso ante la verdadera maldad del mundo; en cambio Hulk, poseedor de ese espíritu noble que mantuvo desde su primera aparición, le recrimina su descenso en la bajeza moral y la pérdida de todo aquello que lo hacía ser un verdadero individuo a quien admirar (es aquí que los diálogos desarrollados por David, no dejan de sorprender ante esta presentación de argumentos y pasiones entre uno y otro).  No obstante como era de esperar en una ficción épica de este tipo, el Hulk del pasado resulta ser mucho más astuto, ya que al no haber pasado aún por la debacle espiritual de su versión futurista, aún mantiene la humanidad que le permite ver de forma más objetiva el mundo y no caer en la ceguera emocional del Maestro. 
    Otro aspecto a considerar en la apreciación estética de esta obra, viene a ser una vez más la labor hecha por Pérez, quien otorga al Maestro un aspecto por completo diferente al de Hulk.  Si bien ambos son en esencia el mismo ser, el Maestro tras haber pasado todos los eventos ya narrados, ha sufrido un cambio físico que lo ha convertido en alguien de verdadero aspecto monstruoso.  En primer lugar la saturación de radiación en su cuerpo, lo ha hecho sufrir una hipertrofia muscular que lo hace verse deforme, en contraposición al Hulk aún armónico bajo los pinceles de George Pérez; a su vez su piel es más de color gris que verde (otra alusión a la primera época del Gigante Esmeralda) y a su vez lo cubren una especie de grandes granos, que le dan una imagen más o menos enfermiza; por otro lado, como este Hulk es mucho más viejo que el otro, lleva unas hirsutas caballeras y barbas canas en su rostro de frente pronunciada y dura.  En cambio el Hulk del “pasado”, se ve como un ser que pese a su naturaleza mutante, no ha perdido su condición humana, siendo que además su rostro es lo suficientemente expresivo y amistoso como para despertar confianza en la gente.
    Tampoco se puede dejar de lado el gusto de Peter David, para aprovechar todo elemento multireferencial en sus guiones y donde hace alusión a los mismísimos cómics e historias que le han precedido en sus trabajos; asimismo es posible identificar en este caso su acostumbrado uso de otros elementos intertextuales, tan propios de la cultura general y popular que tiende a usar en sus obras.  En este sentido es que destaca en Futuro Imperfecto, cierto museo o santuario que con los años ha ido creando y manteniendo quien aquí trae desde el pasado al protagonista; de este modo el conocedor del rico universo Marvel no puede dejar de deleitarse al reconocer uno y otro artefacto perteneciente a su panteón (tanto de superhéroes como de villanos), siendo la maravilla final de todo ello, el particular clímax con el que cierra la trama y que bien responde al famoso mito del eterno retorno, tan caro a las historias clásicas de antaño (el cual además resulta ser un último homenaje al Hulk más primigenio y en particular a sus queridos creadores Stan Lee y Jack Kirby).
    Por último, una de las virtudes de esta novela gráfica es que bien se puede leer y disfrutar sin saber mucho de Hulk mismo; por lo tanto posee un carácter autoconclusivo y se encuentra desarrollada de tal manera que no requiere mayores conocimientos sobre sus personajes (después de todo, hoy en día Hulk ya pertenece al dominio público como personaje arquetípico, al igual que Batman, Superman y muchos más de la historieta).

Una preciosa viñeta de este cómic a tener en consideración. 

domingo, 13 de julio de 2014

Mapas en un Espejo 3: Fábulas y Fantasías.


     Cada tomo que compone esta gran colección de cuentos y/o novelas cortas “primerizas”, que viene a ser Mapas en un Espejo, posee su propio encanto  y todo ello gracias a la división que realizó su autor al agrupar los textos según temática y subgénero.  Es así cómo en esta tercera parte del volumen en cuestión, el lector se encuentra con la faceta correspondiente a la literatura maravillosa y fantástica de Orson Scott Card.  La mayoría de estos relatos son propios de la ficción épica o la narrativa con personajes medianamente arquetípicos y que abundan en la fantasía medievalista; es aquí donde aflora el escritor en su vertiente más emotiva y poética, invitando al destinatario de su obra a reflexionar gracias a su discurso expuesto de forma artística.  El volumen termina de forma “caprichosa” por Card, quien incorpora acá otro tipo de cuento, que pese a la justificación que le da para agregarlo y que podemos leer en su correspondiente apostilla, resulta incongruente al lado del resto de los textos que lo acompañan (y que quizás tenga relación con el carácter algo críptico de la narración, aparte de la clara falta de talento del escritor de aquellos tiempos, para saber contar con más claridad el relato en sí mismo).  Hasta cierto punto esta tercera entrega de la magna colección de literatura “breve” de Card en sus primeros años, resulta mucho más enriquecedora, entretenida y sublime que la anterior, quizás debido a la humanidad con la que se encarga de contarnos sus ficciones, incluso en la obra poco lograda con la que cierra el apartado.

1- Sonata sin Acompañamiento: En un mundo donde todo está regulado, algo así como una de las ya “famosas” antiutopías, cada uno tiene preestablecido su papel en el mundo; es en este lugar donde se encuentra el protagonista, quien es un artista nato.  Su existencia como aprendiz era feliz, hasta que un día osó salirse del esquema de las cosas en su tierra (en otras palabras, cometió el error de poseer su propio pensamiento creativo) y ello se convirtió en su desgracia, lo que convino en numerosos castigos a medida que recaía en la “falta” de ser una persona auténtica.  No obstante como acá estamos frente a un cuento del mejor Orson Scott Card, cada vez que el sujeto es ajusticiado, no se observa en él degradación moral como bien podría suceder con algún colega suyo más cínico, puesto que a la larga lo que nos quiere mostrar su autor es que la fuerza de voluntad y la naturaleza de algunos, que nos hace ser auténticos, es superior a toda desgracia (o al menos eso es lo que se quisiera para cada persona, que bien todos poseemos el derecho a la plenitud).   Puede bien, llama la atención en este relato, el carácter hasta cierto punto bondadoso de quienes corresponden a la autoridad en él y que a su vez deben actuar de forma punitiva contra el protagonista; quizás su lugar no sea el de representar a la justicia ciega y a la opresión dentro del cuento, si no que más bien en el de convertirse en las herramientas para calibrar la voluntad del personaje principal. Tal como en su famosa novela Maestro Cantor, en esta preciosa narración está en el centro la impronta del artista, con el correspondiente papel que cumple dentro de la sociedad humana, es decir, su labor de creador y llegar a través de su trabajo hasta lo más recóndito del corazón humano; asimismo, pese a su título, no deja de enaltecer el valor de la compañía de nuestros congéneres para encontrar la felicidad.

    “—Te educaremos para las tareas que puedes realizar ahora. No pasarás hambre. No morirás de aburrimiento. Pero como has infringido la ley, una cosa te estará prohibida.
    —La música.
   —No toda la música. Hay música de una clase, Christian, que la gente común, los que no son Escuchas, pueden apreciar. La radio, la televisión y la música grabada. Pero la música viva y la música nueva te estarán prohibidas. No puedes cantar. No puedes tocar un instrumento. No puedes ejecutar un ritmo.
   — ¿Por qué no?
   El Observador sacudió la cabeza.
   —El mundo es demasiado perfecto, demasiado apacible, demasiado feliz para que permitamos que un inadaptado que ha violado la ley propague el descontento. La gente normal crea cierta música, y no hace nada mejor porque no tiene aptitud para aprender. Pero si tú… no importa. Es la ley. Y si compones más música, Christian, serás castigado drásticamente. Drásticamente.
    Christian asintió, y cuando el Observador le pidió que lo acompañara, lo acompañó, dejando la casa, los bosques y el Instrumento. Al principio lo tomó con calma, como un castigo inevitable por su infracción; pero no tenía ni idea de lo que significaría el castigo, el abandono de su Instrumento.
    A las cinco horas gritaba y pataleaba, porque sus dedos echaban de menos el contacto de las teclas, palancas, flejes y barras del Instrumento, y no podían tenerlo, y ahora sabía que antes nunca había estado solo.”

2- Un Largo Viaje para Matar a Richard Nixon: De todos los textos que componen este segundo “libro”, es el único que transcurre en lo más cercano a nuestro mundo o realidad; es a su vez el único relato lleno de ácido humor negro (el cual abunda en la anterior entrega de esta antología), puesto que no deja de ser un medio de su autor para manifestar su propio pensamiento político acerca del devenir de su país y el actuar de sus conciudadanos.  Por otra parte, el personaje histórico y real que inspira este particular texto, se encuentra en este caso alejado de la demonización o parodia con la cual por lo general se le acostumbra a caracterizar, en un país con tan mala memoria como lo es Estados Unidos; al contrario, el autor no le quita su dignidad al presidente caído en desgracia y que todo ser humano se merece por muy nefasta que sea su figura.  Yendo de lleno a la trama de este título, trata acerca de un hombre al que se le concede el deseo de poder matar a Richard Nixon y a quien culpa de toda la situación negativa en la que se encuentra su nación; de este modo realiza su particular periplo hasta que logra encontrarse frente a frente al objeto de su odio y entonces se da uno de los habituales diálogos memorables de la literatura “cardiana”.  Si bien esta obra transcurre en el mundo cotidiano, no por ello deja de poseer elementos extraordinarios, los que sólo se explican desde la posición de lo sobrenatural y que cumplen la función de permitir la entrada de la crítica social, característica propia de la sátira, como bien era habitual en los primeros tiempos de este tipo de literatura

3- La Salamandra de Porcelana: Si el mundo en el que transcurre la recomendable y preciosa saga de Alvin Macker posee la característica de que cada uno de sus habitantes nace con un don mágico, en el caso de este igualmente conmovedor cuento, lo extraordinario a manera de regla se traduce en que las palabras de sus habitantes deben ser dichas con moderación, porque ellas bien pueden moldear la realidad.  Es así como la protagonista de este relato siendo sólo una recién nacida, cayó bajo el influjo de una maldición hecha por su propio padre, aunque sin ánimo verdadero de perjudicarla; no obstante tras el paso del tiempo el peso de la culpa se aposentó en los hombros del progenitor, quien lo único que deseaba era revertir el mal que le hizo a una niña inocente. Aquí la presencia de la criatura que le da el nombre al cuento, cumple el papel de ser el artífice a través del cual la niña y el padre puedan conseguir la dicha, según sea la necesidad de cada uno de ellos.  Esta historia en particular no ceja en deslumbrar por la naturalidad con la cual su autor introduce lo sobrenatural en ella, siendo que además por mucho que se trate de una ficción por completo imaginativa, no deja de ser una muestra acerca del talante del alma humana.

    “Para Kiren, la desdicha era la vida misma. Aunque vivía en una rica morada con servidumbre y parecía tenerlo todo, era profundamente infeliz. Pues en esas tierras las maldiciones, las bendiciones y la magia surtían efecto. No siempre, y no siempre tal como se planteaba, pero a veces las maldiciones surtían efecto, como en el caso de Kiren.
    No había hecho nada para merecerlo; había sido tan inocente como cualquier recién nacida. Pero su madre era una mujer débil, y el dolor y el terror del alumbramiento la mataron. Y el padre de Kiren amaba tanto a su esposa que cuando se enteró, y cuando vio al bebé que nacía mientras moría la madre, exclamó:
    — ¡La has matado! ¡La has matado! ¡Que nunca muevas un músculo en tu vida hasta que pierdas a alguien a quien ames tanto como yo la amaba a ella!
    Era una maldición terrible, y el aya lloró al oírla, y los médicos le taparon la boca al padre para que no hablara más en su cólera.
    Pero la maldición funcionó, y aunque él se arrepintió un millón de veces durante la infancia de Kiren, nada podía hacer. Claro que la maldición no era tan poderosa. Kiren aprendió a caminar, y podía permanecer en pie dos minutos seguidos. Pero casi siempre estaba sentada o acostada, porque se fatigaba en exceso y sus músculos apenas le obedecían. Podía acercarse una cuchara a la boca, pero pronto se cansaba y otros debían alimentarla. Apenas tenía fuerzas suficientes para masticar.
    Y al verla el padre quería llorar, y a menudo lloraba. A veces pensó en matarse para lavar su culpa. Pero sabía que esto causaría aún más daño a la pobre Kiren, y ella no había hecho nada para merecerlo”.

4- Mujer Media: Otra narración con el viejo, pero siempre agradable sabor de los cuentos de hadas clásicos y del cual son herederos varios de los textos contenidos en este volumen; esto es fabulaciones donde lo mágico abunda y los protagonistas demuestran ser poseedores tanto de virtudes y defectos, que bien reflejan lo que somos en muchas de nuestras facetas; todo lo anterior se encuentra mezclado de tal forma, que termina con un final increíble y no carente de al menos una enseñanza para el lector (siendo autores como Hans Christian Anderson, unos de sus mejores representantes de antaño de este subgénero).  A la hora de leer y apreciar esta obra, arroja gran luz las palabras de su creador, quien al momento de escribirla quiso salir del acostumbrado prototipo del héroe de acción como protagonista y optó por darle dicho papel a un personaje por lo general relegado al cargo de secundario; de este modo la historia gira en torno a una mujer que bien podría pasar desapercibida para cualquiera, pero que en su misma “normalidad” esconde los atributos que no deben ser despreciados, como lo son la templanza, la dulzura y la inteligencia.  Tal como en el caso anterior, se aborda acá el típico tema de estas historias, de los deseos concedidos por entidades mágicas, no obstante radica en la forma original de cómo Card desarrolla todo, que estriba la belleza de este cuento.

5- El Bruto y la Bestia: Correspondiente más bien a una novela corta, viene a ser más o menos la versión en masculino del título anterior.  Todavía más con una atmósfera típicamente medieval y llena de elementos épicos tradicionales, es la historia de un humilde mozo de dimensiones descomunales (el típico gigante de este tipo de narraciones), quien al enamorarse de la habitual princesa o doncella de rancia alcurnia, se encuentra en medio de una serie de eventos inesperados y no exentos de maravilla que harán las delicias del lector.  En esta pequeña joyita no dejan de desfilar los personajes habituales del género: grandes señores respetables y otros no tanto, soldados, gente humilde y del pueblo como labriegos, niños inocentes, por supuesto un gigante, la respectiva beldad femenina y, no podía faltar, un dragón.  El protagonista, si bien no es el prototípico mancebo apuesto (recordemos que estamos frente a una obra “actual” que revisita el género y que más encima pertenece nada menos que a alguien tan “rupturista” como puede ser Orson Scott Card), exuda las virtudes propias de un héroe, no obstante es en su humildad que radica mayormente su nobleza.

6- La Princesa y el Oso: Un cuento más de connotaciones heroicas medievales, siendo que además comparte el mismo tipo de título mínimo y sintetizador del caso anterior.  Por otro lado, esta narración no deja de poseer por igual una interpretación medianamente moralizante, al poseer por un lado personajes de notables valores espirituales y por otro uno cuantos que vienen a ser sus antagonistas, al carecer de tan destacables propiedades (y en cambio ser seres mezquinos y retorcidos);  de este modo la narración aborda el consabido, pero nunca agotado tema de la lucha entre el bien y el mal, aunque más que con ribetes épicos, de una forma mucho más intimista.  En pocas palabras esta fantasía trata de un misterioso y sabio hombre que se transforma en la mano derecha de un rey y que como es habitual en este tipo de historias (como en la vida real) despierta  la envidia y los recelos entre las mentes más estrechas; a su partida las cosas empeoran, pero deben pasar años para que el admirable sujeto vuelva y se haga la justicia.  Como ya nos tiene acostumbrados Card en lo mejor de su producción, acá vuelve a abordar con maestría otros temas valóricos como el perdón, la redención y, en mayor medida, el amor en varias de sus manifestaciones (en especial la de la amistad y el romanticismo).

7- La Magia de la Arena: Único relato del tomo de ribetes más fantásticos y épicos, ya que su tono escapa a la ambientación de los relatos anteriores, preponderando los elementos de acción e intriga a una máxima expresión.  Es a su vez una historia con la nunca agotada temática de la venganza, la que incluye la pérdida misma de la humanidad de quien cae en sus redes.  Como gusta al escritor, cuenta la historia de su protagonista desde los comienzos de su vida, abarcando largos periodos en ella y con el propósito de ver su evolución (o en este caso concreto su involución); todo gracias el viaje físico e interno por el que pasa éste.  Dentro de la ficción maravillosa que crea acá, destaca la ley con la cual Orson Scott Card define el mundo en el que ambienta esta obra: uno puede aprender la magia proveniente de cualquier elemento, siempre y cuando posea la dedicación suficiente como para aprender sus leyes.  Este carácter profundamente maravilloso y fantástico del cuento, ya fue posible apreciar en La Salamandra de Porcelana y su autor llevaría a dimensiones más sorprendentes en la mencionada saga de Alvin Macker y en su igualmente bella novela Esperanza del Venado.

    “—Pues —decía el jefe de la tribu— el desierto nunca está dispuesto a permitir que nada viva.
    Cer recordó eso. El desierto no quería que nada viviera. Y se preguntó si allí estaría la clave de la magia del desierto. ¿O era sólo una puerta cerrada que él jamás podría abrir? ¿Cómo servir y ser servido por la arena, que sólo desea tu muerte? ¿Cómo obtener venganza si estaba muerto?
     —Aunque moriría con gusto si mi muerte matara a los asesinos de mi padre —dijo un día a su yegua. La yegua agachó la cabeza y anduvo al paso el resto del día, aunque Cer la azuzaba para hacerla galopar.
     Un día, impaciente por no hacer nada para lograr su venganza, Cer fue a ver al jefe de la tribu y le preguntó cómo se aprendía la magia de la arena.
     — ¿La magia de la arena? Estás loco —dijo el jefe de la tribu. Durante días se negó a mirarle y a responder a sus preguntas, y Cer comprendió que en el desierto la magia de la arena era tan odiada como por el mago arbóreo. ¿Por qué? ¿Ese poder no haría grandes a los abadapnur?
     ¿O el jefe de la tribu se negaba a hablar porque los abadapnur no conocían la magia de la arena?
     Pero la conocían.
     Y un día el jefe de la tribu se acercó a Cer y le dijo que montara a caballo y le siguiera.
    Se internaron en el alba, antes de que el sol estuviera alto, y durmieron en la caverna de un monte rocoso durante el calor del día. Al atardecer cabalgaron de nuevo, y por la noche llegaron a la ciudad.
    —Ettuie —susurró el jefe de la tribu, y llevaron los caballos hasta el linde de las ruinas.
    La arena había sepultado los edificios hasta la mitad, por dentro y por fuera, y las brisas del anochecer desplazaban la arena construyendo pequeñas dunas contra las paredes. Eran edificios de piedra que no se elevaban en domos como las grandes ciudades de los greetenses, sino en chapiteles, altas torres que parecían perforar el cielo.
   —Ikikietar —susurró el jefe de la tribu—, Ikikiaiai re dapii. O iki-kiai etetur o abadapnur, ikikiai re dapii.
   — Qué son los «cuchillos»? — Preguntó Cer—. ¿Y cómo puede matarlos la arena?
   —Los cuchillos son estas torres, pero también son las estrellas del poder.
   — ¿Qué poder? —preguntó Cer ávidamente.
   —No poder para ti. Sólo poder para los etetur, pues eran sabios. Tenían la magia humana.
   Magia humana. ¿Era esa magia tan tenebrosa que había mencionado el mago arbóreo?
   — ¿Existe una magia más poderosa que la magia humana? —preguntó Cer.
   —En las montañas, no. En la irrigada llanura, en el bosque, en el mar, no.
   — ¿Y en el desierto?
   —A huu par eiti ununura —murmuró el jefe de la tribu, trazando el signo contra la muerte—. Sólo el poder del desierto. Sólo la magia de la arena”.

8- El Mejor Día: Pese a su título que augura un sentido positivo frente a la vida, éste viene a ser lo contrario, debido a su sentido triste y fatalista.  Siendo que ya dos de los cuentos reseñados de este volumen tratan acerca del poder de los deseos y sus correspondientes consecuencias, esta historia también lo aborda, aunque en su variante más oscura de Ten cuidado con lo que deseas.  En cierto modo corresponde al “lado B” de Mujer Media, ya que mientras el primero terminaba con la victoria de tan admirable dama, éste termina con la desgracia de su protagonista (quien aquí también es una mujer sencilla).  A su vez el relato posee un aire propio de la tragedia griega, al mostrar fuerzas superiores que están por sobre los humanos comunes y corrientes, manejándolos a su antojo para su propia satisfacción; no obstante en esta narración dichas entidades “superiores” corresponden a reflejos de las mismas pasiones que subyacen en nuestros corazones.

9- Plaga de Mariposas: Segundo relato del libro que brilla por su derroche de fantasía, aunque en este caso con cierta atmósfera terrorífica (en especial hacia su sorprendente final).  Como por igual es habitual en este tipo de narraciones, posee como protagonista a un hombre santo que realiza un viaje en busca de la verdadera iluminación; también destaca acá la existencia de una ciudad velada al resto del mundo, ya que tras sus muros se esconden impresionantes secretos.  Entre medio de todo esto, se haya la presencia de un gran poder con sus propios planes, los cuales bien no pueden ser los mejores para el resto de los habitantes de la ciudad amurallada y para el protagonista (a todo esto, este cuento posee varias “imágenes” no aptas para lectores menores de edad y/o quisquillosos).

10- Los Monos creían que todo era Jolgorio: Casi otra novela corta más, corresponde al texto que ya en la introducción se mencionó como el  que para nada tiene que ver con  una fábula o fantasía y que su autor incluyó de forma arbitraria en este apartado.  Todo esto, porque la historia aquí comentada sin lugar a dudas tiene relación con el género de la ciencia ficción, por cuanto debería haber estado incluida en Flujo.  Contada en más de un nivel narrativo (esto es desde varios puntos de vista), comienza con un desgarrador inicio que muestra tanto las crueldades de la guerra fraticida, como el poder de la compasión y del amor; luego la trama se proyecta en varios momentos del futuro a nivel épico, gracias a la introducción de un cuerpo artificial y colosal que aparece de pronto en el espacio y en una cercanía considerable a la Tierra (es entonces que se decide explorarlo y luego habitarlo con gente proveniente de numerosos pueblos y culturas).   Paralelo a esto, la narración se detiene en la presencia de raras entidades que en ningún momento quedan claras sus identidades y que dialogan entre sí haciendo alusiones directas a otros seres de naturaleza diferente, la cual es aún mucho más incierta (si bien pareciera que fuesen los mismos humanos).  Este carácter incomprensible del relato, se debe en parte a la falta de habilidades del escritor en sus comienzos, quien declara sin tapujos en la apostilla, su incapacidad en aquel entonces para ordenar mejor sus ideas; no obstante existen varios momentos bellamente narrados, correspondientes a las historias que se cuentas entre sí los llamados Héctores (clara alusión al siempre inspirador mito de la Guerra de Troya, por cuánto Héctor es el nombre de uno de sus personajes más heroicos, así como el sitio donde viven estos y luego los emigrantes de la Tierra, recibe el nombre de Objeto Troyano).  Esta obra a su vez posee una característica cara a su autor y que corresponde al uso de personajes multirraciales e interculturales, los que tanto le gusta ocupar en sus escritos (siendo el mejor ejemplo, claramente, la saga de Ender).  

Una de las feísimas portadas de la edición de bolsillo españolas.

jueves, 10 de julio de 2014

No Somos Islas.


     About a boy (Un Gran Chico en Latinoamérica y Un Niño Grande en la Madre Patria) es un filme inglés de 2002 que cabe recomendar.  Con las actuaciones principales de Hugh Grant e introduciendo al niño actor Nicholas Hoult y con quien comparte el protagonismo, es una obra que posee más de una lectura.   La película parte con un genial monólogo en off de parte de Grant, quien dice no estar de acuerdo con el famoso dicho de que no somos islas, puesto que está acostumbrado a vivir su soltería sin depender de nadie, lo que significa no aferrarse emocionalmente a otros.  Es así cómo éste apuesto hombre que está a solo años de llegar a los cuarenta, que además ni trabaja porque es heredero de una pequeña fortuna familiar, vive una existencia llena de lujos y flirteando de vez en cuando con muchachas que al final llegan a encontrarlo alguien vacío y que sólo piensa en sí mismo.  Paralelo a la historia de este hombre, se encuentra la del otro personaje principal: un niño de unos doce años que a su corta edad tiene una vida desgraciada, que incluyen una madre con una severa depresión, aunque cariñosa, y problemas de bullying en su colegio; debido al problema de su madre y a que no tiene amigos, el pequeño debe lidiar con su soledad (que a diferencia de su coprotagonista no es por opción) y aún así lo hace de la forma más positiva. Era de esperar que en algún momento las historias de ambos se cruzaran.
    El largometraje en una primera instancia se presenta como una comedia romántica, al verse desde el punto de vista del adulto, no obstante al abordarse el drama del más pequeño, es posible apreciar (aunque con buen humor, tan inglés y tan sarcástico) una trama lo suficientemente compleja y que atiende más bien al concepto del viaje interior por cuanto hombre y niño (asimismo como la misma madre de éste) a lo largo de la cinta inician un proceso de encuentro consigo mismos y que al final se traduce en la verdadera obtención de la plenitud.  Cuando los dos personajes principales se llegan a conocer, el encuentro resulta algo incómodo para ambos: el adulto toda su vida madura ha vivido desapegado a los menores de edad, mientras que el chico recela del otro, pues intuye en él su falsedad…Todo hasta que en este primer encuentro sucede un curioso incidente, que lo hace darse cuenta que el adulto en realidad es más de lo que aparenta; a partir de entonces hará lo posible por atrapar su atención y lograr que nazca algo entre el hombre y su mamá, ya que tal y como él mismo se ha dado cuenta: se necesita compañía para superar las penas.
      Una vez que el muchacho comienza su plan para devolverle la alegría a su madre, la vida de todos ellos comienza a cambiar, si bien de una forma que llega a superar el propósito original del aspirante a celestino.  En primer lugar adulto y niño llegan a hacerse amigos y en segundo lugar la madre comienza a darse cuenta que ha descuidado a su hijo y que debe superar de una vez el pozo en el que se encuentra.   Por otro lado la persistente compañía del chico poco a poco ha ido “humanizando” al inalcanzable adulto, hasta ganarse su corazón y hacerlo ver su alrededor con ojos menos cínicos; de este modo llega incluso a enamorarse, quizás por primera vez en su vida, de una bellísima e inteligente mujer que llega a romperle todos sus esquemas.  En cuanto al niño, su propia vida comienza a cambiar cuando el hombre mayor empieza a convertirse para él en su referente masculino, en especial porque éste se da cuenta por sí solo de que en el colegio es infeliz y comienza su propio plan para convertirlo en alguien más dichoso.
    La cinta posee varios momentos inolvidables, algunos con un humor fino que a diferencia del gringo, no caen en la grosería, si no en situaciones donde la comicidad radica en detalles cotidianos y realistas; también se encuentran uno que otro momento con una carga dramática tal que resulta difícil no estremecerse (y en un caso particular, bastante duro, por cierto); por último, abundan las escenas emotivas, cálidas de verdad, que muestran lo mejor de nuestra propia naturaleza y que ejemplifican que siempre es posible acercarse a la idea que cada uno tiene de la felicidad, cuando hay voluntad y compañía.
     En el caso del personaje interpretado por Hugh Grant, a través de todo el periplo espiritual por el que pasa, se identifica sin lugar a dudas la idea de que nunca terminamos de crecer, o sea, que en todo momento podemos convertirnos en alguien mejor de lo que alguna vez fuimos.  Por otro lado, el hecho de por qué el niño fue capaz de interesarse en realidad en este sujeto, fue porque aún en su mundo “sofisticado”, seguía siendo un infante de corazón; de este modo el título de la película atiende a ambos coprotagonistas.
     En cuanto al papel a cargo del entonces principiante Nicholas Hoult, quien hace su trabajo de una manera realmente sorprendente y capaz de sacar lágrimas y risas sin dificultad, es posible identificar el tema de la resiliencia.  Ello se observa en la capacidad que exhibe el singular héroe de esta historia, para identificar aún a su corta edad las cuitas de su existencia, como en encontrar la llave para solucionar el problema de su propia madre; es así que gracias a esto es capaz de construir un mejor futuro tanto para él, como para su madre y también para con la figura masculina que llega a serle el personaje de Grant.
    Las mujeres también brillan en este más que destacable título, partiendo por la madre del chico, quien es personificada por una actriz de talento admirable como lo es Toni Collette; ésta da vida a su personaje con una maestría tal, que la hace más que creíble y nos hace pensar en tantas madres admirables, como sensibles, que uno en su propia experiencia ha llegado a conocer.  Pasada la mitad del metraje, hace su aparición Rachel Weisz, como la dama que conquista al personaje de Grant, quien acá se ve más hermosa que nunca y que tal como la Collette, demuestra su versatilidad para interpretar tanto personaje diferente sin problemas.
     En About a boy cumple un rol fundamental la música, como elemento fundamental en la vida de los seres, puesto que nos acompaña y conforta; así es como para varios de  sus personajes, ella les permite conseguir sin lugar a dudas esos instantes de felicidad que hacen de la vida algo formidable.
     Siguiendo la “moda” de los últimos años, el filme es dirigido por dos personas que vienen a ser hermanos.  De este modo siguiendo la tradición de gente como los Cohen, los Pang, los Wachowski, los Hughes y muchos más, los hermanos Paul y Chris Weitz logran crear una obra memorable, que en todo caso se encuentra basada en la novela homónima de Nick Hornby y cuyo guión adaptado corrió también a cuentas de ellos mismos.


miércoles, 9 de julio de 2014

Un Recorrido a través de la carrera de Orson Scott Card: Mapas en un Espejo (primera parte).



      El afamado escritor estadounidense Orson Scott Card, el mismo autor de una las novelas más celebradas de la ciencia ficción de casi los últimos treinta años, El Juego de Ender, comenzó como muchos de sus colegas escribiendo numerosos cuentos; estos los fue publicando en revistas varias; con el paso del tiempo, ya convertido en un verdadero profesional de las letras, se dedicó a las novelas, sin dejar de lado el relato corto que le vio nacer como artista del género (puesto que antes escribía obras para su comunidad mormona, como obras de teatro).  En 1992 salió a la luz un inmenso volumen en el que recogió gran parte de su literatura de corta extensión, con nada menos que 45 cuentos y un poema épico; el tomo recibió el lírico y algo críptico nombre de Mapas en un Espejo, libro a través del cual reunió todos aquellos textos de cierta extensión que consideraba “aceptables” (ya que algunos optó por dejar fuera de esta gran recopilación, al no considerarlos lo suficientemente valiosos como para sentirse orgulloso de ellos).  Estas historias corresponden a un verdadero documento histórico, al convertirse en un fiel testimonio de la evolución literaria de su creador; ello en especial, porque en algunos casos (al menos con 3 de sus textos contenidos en la antología) estos escritos se transformaron en sendas novelas, de modo que Card fue capaz de superarse a si mismo al mejorar y madurar sus ideas.  Ahora bien, esta antología la dividió en 5 partes, considerando temáticas y/o subgéneros; luego cada uno de esos segmentos recibió un nombre o subtítulo genérico, que una vez que salieron las ediciones de bolsillo, se publicaron en respectivos tomos separados.   Por otro lado, cada subdivisión contó con su propia introducción y en la cual el escritor hizo referencia a las cualidades generales que compartían los textos reunidos en dichos libros; a su vez no dejó de obsequiarnos con unas cuantas reflexiones y claves para apreciar mejor estas subdivisiones de su obra corta.  Los libros terminan con una apostilla en la cual dedicó líneas a cada cuento, hablando algo de su génesis y significancia que poseían dentro de su labor profesional y vida personal.
     A partir de esta primera entrada, comienzo a reseñar y comentar esta recomendable recopilación de cuentos, de quien me es mi segundo escritor favorito (¡Adivinen quién es el primero!).  En todo caso antes de dar forma a Mapas en un Espejo, ya había sacado al menos una compilación de su narrativa breve, no obstante al final optó por hacer algo más grande y demostrativo de su odisea como fabulador; de este modo incorporó esos relatos iniciales a un libro mayor, para así otorgarle un sentido testimonial en una colección definitiva de aquellos primeros años.   Lamentablemente no me fue posible conseguirme los libros 1 y 4 de la serie, así que mientras tanto tendré que conformarme con criticar los 3 que por momento ya tengo y leí.
     Acá vamos:

Mapas en un Espejo 2: Flujo, Cuentos sobre Futuros Humanos.

     Tal como dice su subtítulo, este tomo corresponde a varios relatos centrados en el futuro de la humanidad, en algunas ocasiones algunos bastante cercanos al nuestro y en otro orientados hacia una extensión de años más que considerable.  Acá hay todo tipo de subtemas de la ciencia ficción, los que en los apartados a los cuentos mismos, serán abordados como bien corresponde.

1- Mil Muertes: Para quien está acostumbrado al Card más sensible y poético, esta historia puede resultar algo chocante, puesto que trata sobre un disidente de una antiutopía que es condenado a un espantoso castigo: a morir una y otra vez de las formas más horrendas y luego ser resucitado para recordar su sufrimiento a la espera de que reniegue de sus convicciones; por supuesto el protagonista es un idealista y no accede a los deseos de sus tiranos, por lo que pasa una y otra vez por diferentes tormentos (que el escritor describe de una forma sanguinaria no conocida en él, lo que bien se demostrará en la cita que más adelante se agrega).  En esta temprana obra del escritor, es posible evidenciar en el personaje principal el carácter heroico tan típico de los protagonistas de sus novelas posteriores, que luego le darían la gloria, ya que en todo momento el sentenciado no deja de mantener su postura opositora a un sistema cruel; con ello se da el tema valórico del autosacrificio, algo que luego sería evidenciado en personajes tan memorables como Ender, Bean y Alvin de posteriores sagas de Orson Scott Card.  Destaca también que los métodos del sistema político en el que se desarrolla esta obra, recuerdan bastante a los descritos en la magna novela de George Orwell 1984 y donde en esta famosa antiutopía, lo único que desean las autoridades es anular la libertad de pensamiento de sus ciudadanos.  El nombre de este cuento y parte de su trama, remite también a un clásico texto de Jack London titulado Un Millón de Muertes.  Estas dos relaciones con trabajos anteriores del género pueden bien ser motivo de homenaje, intertextualidad o simplemente uso conciente/inconciente de tópicos recurrentes en la ciencia ficción y que no dejan de atender a una crítica social habitual de este tipo de literatura a las llamadas dictaduras.

     “Desde el principio fue peor de lo que había supuesto. La soga le apretaba el cuello con fuerza, y no había modo de resistirse. La asfixia no fue nada al principio. Como estar bajo el agua conteniendo el aliento. Pero la soga le dolía en el cuello; Jerry quería gritar pero no podía emitir ningún sonido.
     No al principio.
     Manipularon la cuerda, que subió y bajó mientras los guardias la sujetaban al gancho de la pared. Una vez los pies de Jerry llegaron a tocar el suelo.
     Cuando la soga se tensó, sin embargo, los efectos del estrangulamiento se impusieron y el dolor cesó. Jerry sentía los martillazos de la sangre en la cabeza, la hinchazón de la lengua. No podía abrir los ojos. Y ahora quería respirar. Tenía que respirar. Su cuerpo exigía respirar.
     Pero no dominaba su cuerpo. Intelectualmente sabía que no podía llegar al suelo, sabía que esta muerte era transitoria, pero su mente no influía sobre su cuerpo. Pataleaba y forcejeaba para llegar al suelo. Tensaba las manos contra las cuerdas. Y con el esfuerzo sólo conseguía que los ojos se le hincharan más, pues la presión sanguínea no podía pasar de la cuerda, y que la necesidad de aire fuera más angustiante.
     No había auxilio posible, pero trató de gritar pidiendo socorro. Logró emitir un sonido, pero eso le costó aire. Parecía que le metían la lengua en la nariz. Pateó con más violencia, aunque cada pataleo era un desgarrón. Giró sobre la cuerda, se vio en el espejo. Su cara estaba enrojeciendo.
     ¿Cuánto faltará? ¡No puede faltar mucho más!
     Pero faltaba mucho más.
     Si hubiera estado bajo el agua, conteniendo el aliento, habría desistido y se habría ahogado. Si hubiera tenido una pistola y una mano libre, se habría descerrajado un tiro para poner fin a ese dolor y el puro terror físico de no poder respirar. Pero no tenía pistola, no podía inhalar, y la sangre le palpitaba en la cabeza y le hacía ver todo en tonos de rojo, hasta que al fin no vio nada.
     No vio nada excepto lo que le pasaba por la cabeza, que era un desvarío, como si su conciencia tratara frenéticamente de organizar algo para cancelar el estrangulamiento. Se veía en el barranco del fondo de su casa, donde se había caído cuando niño, y alguien le arrojaba una cuerda, pero él no podía cogerla, y de pronto le ceñía el cuello y lo arrastraba hacia abajo.
     Manchas negras le apuñalaban los ojos. El cuerpo se le hinchó y de pronto hizo erupción. Tripas, vejiga y estómago lanzaron todo lo que contenían, pero el vómito se le atascó en la garganta: una sensación ardiente.
     Los temblores se transformaron en convulsiones y espasmos, y por un momento Jerry creyó alcanzar la ansiada inconsciencia. Pero de pronto descubrió que la muerte no era tan amable.
     No había deslizamiento gradual en el sueño. No había «muerte inmediata» ni piadosa cesación del dolor.
     La muerte lo despertó de su inconsciencia durante una décima de segundo. Pero en esa infinita décima de segundo experimentó la infinita agonía de la inminente inexistencia. Su vida no desfiló ante sus ojos. En cambio estalló la falta de vida, y su mente experimentó un dolor y un temor mucho mayor del que había provocado el mero ahorcamiento.
     Y luego murió”.

2- Aplaudid y Cantad: Una ácida narración acerca de viajes en el tiempo, la que se encuentra llena de humor negro y además posee un protagonista bastante patético.  Éste último corresponde a un anciano, que en su soledad recuerda a su amor de juventud, relación que nunca pudo concretar; como ahora tiene los medios suficientes, pretende visitarla saltando hacia el pasado y usando el cuerpo de su yo más joven, a ver si por fin logra encauzar su triste vida.  El cuento muestra cómo una cosa es pretender hacer algo y otra que su llevado a cabo termine tal y como uno lo espera.  Esta es la primera historia del tomo, en el que el lector se encuentra con un Card que use palabras malsonantes en su narrador y personajes, lo que no deja de sorprender y que en todo caso se justifica en la bajeza de sus protagonistas, como en el mundo descrito aquí.
Orson Scott Card.
3- Paseaperros: El Ciberpunk es un subgénero de la ciencia ficción nacido en los setenta en Inglaterra, de la mano de gente como William Gibson y Bruce Sterling; su popularidad llegó a tal que traspasó como pocas expresiones del género las barreras de la literatura y originó un montón de cómics, videojuegos, series de TV y películas, siendo los japoneses quienes con toda su pasión y creatividad lo adaptaron a sus mangas y animés.   En pocas palabras el Ciberpunk consiste en un futuro más o menos catastrófico, en el cual hay una fuerte división entre ricos y pobres, siendo que estos últimos viven en pésima condiciones, pero con acceso a tecnología del más alto nivel.  De este modo Paseaperros corresponde a la única incursión de su creador en el subgénero y que escribió con el propósito de darle su propio punto de vista.  Es así que en el relato se apropia del lenguaje soez con una coprolalia inesperada en un mormón como Card y unos personajes detestables hasta cierto punto, partiendo por el protagonista, quien sólo hacia finales del cuento muestra unas cuantas virtudes morales.  Éste es un sujeto que por extrañas razones dejó de crecer y se quedó con la apariencia de un niño; pasa su existencia traficando de manera ilegal información computacional, hasta que un día entra en contacto con otro delincuente quien requiere de sus servicios.  Entre todo lo transcurrido en este cuento, destaca la manera singular con la cual el autor desarrolla los temas de la soledad, la necesidad de pertenencia y la amistad, lo que le otorga a su protagonista una humanidad que lo acerca a la de personajes más admirables del escritor.  Por cierto, Orson Scott Card no deja en este caso de ocupar la tecnojerga tan habitual en el ciberpunk y que en parte hace a veces difícil la “digestión” para un lector más habituado a una prosa de tipo poética.
    La siguiente cita textual evidencia el lenguaje presente en este relato:

    “No, no trato de arrancarte lágrimas. Ya estoy acostumbrado. Aunque la reina de la fiesta nunca me haya revelado el Amor Verdadero sobre una colcha tejida, tengo un talento que a algunos les resulta útil, así que siempre me las he apañado. Visto bien, ando por el barrio residencial y no pago muchos impuestos. Pues soy experto en códigos. Dame cinco minutos con el currículum de cualquiera, es decir, su autopsicocospía, y nueve veces de cada diez acierto con su código de acceso y entro en sus archivos más secretos, jugosos y pegajosos. Para ser franco, son tres veces de cada diez, pero aun así es más conveniente que tener un ordenador trabajando un año para que emita los quince caracteres que den con el código justo, sobre todo porque después del tercer intento fallido te intervienen el teléfono, protegen los archivos y llaman a la pasma.
      ¿Te revuelve las tripas? ¿Un tierno chiquillo como yo enredado en gravísimas conductas dispopulares? Tendré medio vaso y un metro de altura, pero puedo simular a cualquiera mejor que su propia madre, y cuanto más le conozca, más profundo es mi gancho. No sólo soy capaz de conocer tu código ahora, sino que puedo anotar una palabra en un papel, sellarlo, y si vas a casa y modificas el código y abres lo qué escribí, encontrarás tu código nuevo, tres veces de cada diez. Soy vertical, y Paseaperros lo sabía. Un diez por ciento más de superyó y ni siquiera sería legalmente humano, pero aún estoy por debajo de esa cota, cosa que no puedo decir de muchos tíos cuya cabeza es ciento por ciento zoológico”.

4- Tratamos de actuar como si no fuera así: Entretenidísimo y sarcástico cuento de humor negro, que no deja de poseer una fuerte crítica al impacto de la televisión en la vida hogareña de la gente; por lo tanto acá es posible ver llevada a su máxima expresión la intromisión de la llamada “cajita tonta” en la cotidianeidad, a través de programas de escaso nivel intelectual y cultural (anticipándose con ello a los morbosos reality shows, como ya lo hizo décadas atrás Ray Bradbury en Fahrenheit 451).  En esta ocasión se nos narra las vicisitudes de un sujeto que se ve obligado a ver el mismo tipo de televisión basura de siempre, mientras que lo que él desea es un tipo de diversión más “sana” (de hecho, es un gran amante de la literatura).  Mientras tanto el mundo en el que vive lleva un rígido control de sus conciudadanos, categorizándolos en grupos para darles sólo un tipo de divertimento y con ello inhibiendo su derecho a la libre elección (por ende el futuro de este cuento también corresponde a una antiutopía).   El relato rescata el valor de la autodeterminación por sobre los rigidos patrones sociales, así como las virtudes de la buena literatura.

5- Planeta Inhabitable: Un cuento más de crítica social y en el cual Card quizás por primera vez en su narrativa, introduce su visión cosmopolita e integradora del mundo, al punto de ocupar a personajes de distintas culturas y naciones en el argumento; la crítica social va de la mano al crear un futuro en el cual la típica guerra entre naciones e ideas contrarias, llevan al planeta a su devastación total, pero prolongando el conflicto armado a un estado que cae en el absurdo.   De todo esto se dan cuenta un grupo de astronautas, quiénes desde una colonia humana que logró escapar del genocidio, realizan un viaje hasta el planeta madre para ver qué ha sucedido después de tanto tiempo con la Tierra.  El relato no deja de poseer el habitual humor negro ya visto en los textos anteriores.

6- Vida de Perros: Escrito en colaboración con Jay A. Parry (Card luego ha firmado a cuatro manos al menos dos novelas con otros colegas), podría decirse que junto con el texto que abre el volumen y el que lo termina, vendría a ser de lo mejorcito del tomo y ello sin desmedro del resto que les acompañan.  Con mucho humor y de una forma por completo original, cuenta sobre una singular invasión alienígena y que al final se ve frustrada por las mismas particulares condiciones en las que sus sofisticados implicados se ven envueltos.  El título posee al menos dos sentidos: Uno, porque los alienígenas han decido ocupar los cuerpos de estos cánidos, de modo de depositar en ellos su conciencia y así engañar a los humanos; dos, debido a la mala suerte de los candidatos a conquistadores una vez fracasado su plan.  Cabe destacar el gusto del escritor por describir razas alienígenas por completo extrañas y que en este caso más bien pareciera inspirarse en la ciencia ficción de la época de los pulps (años 30), debido a su “exótica” apariencia.  Por último, acá subyace el tema del “otro” y la otredad, gracias a cómo se narra el encuentro entre razas tan distintas entre sí y cómo cada una enfrenta dicha experiencia (no habiendo además verdadera comprensión acerca de la naturaleza de la una y la otra).

7- El Originista: Para ser sinceros, esta verdadera joya de la narrativa breve de Orson Scott Card, corresponde más bien a una novela corta y todo ello gracias a sus más de 100 páginas que abarcan casi la mitad de todo Flujo.  Asimismo viene a ser un claro homenaje del escritor hacia el “Buen Doctor”, o sea Isaac Asimov, ya que redactó esta historia ambientándola nada menos que en el famoso universo de su saga de Fundación.  De este modo El Originista transcurre en el ya “mítico” planeta de Trantor (que también otros artistas revisitarían) y tiene entre sus numerosos personajes al emblemático personaje de la ciencia ficción conocido como el psicohistoriador Hari Seldon (artífice dentro de la ficción asimoviana, de las llamadas Primera y Segunda Fundación, poderosas instituciones que se suponen protegerían a la humanidad tras el declive del Imperio Galáctico).  Ya en esta última historia del tomo, el lector frecuente del autor puede notar sin lugar a dudas la presencia del Card al que ha llegado a apreciar: un artista capaz de crear personajes entrañables y narrar con lirismo y emotividad varios de los momentos más álgidos de su obra.   En esta ocasión el protagonista es un científico perteneciente a una familia de rancio abolengo y poder económico, quien despierta el recelo del emperador con sus estudios.  A su vez es amigo íntimo de nada menos que Hari Seldon y cuando se entera de su proyecto (del cual en todo caso apenas sabe sus verdaderas dimensiones) le pide que lo incorpore a él; no obstante es rechazado por éste, aunque ignora que el sabio Seldon tiene mayores planes para con él.  En esta novela corta destaca la bella relación entre el protagonista y su esposa, de modo que a través de ella es posible apreciar la idea de que el amor en una pareja puede llegar a convertirse en algo verdaderamente sublime (y que cuando hay respeto por la individualidad del otro, ésta con el tiempo se fortalece para sobrepasar cualquier prueba).  Tampoco se puede olvidar la relevancia que le otorga el autor al papel de las historias dentro de la sociedad humana y su poder para configurar cada cultura; ello viene a ser otro motor narrativo que le otorga una complejidad exquisita a este bello tributo a Asimov.

    “Ése era el dilema. El papel de Deet en la biblioteca había comenzado como investigación aplicada: unirse al personal con el propósito de confirmar su teoría de la formación comunitaria. Pero esa tarea era imposible de cumplir sin transformarse en parte activa de la comunidad bibliotecaria. La vocación científica de Deet los había unido. Ahora esa misma vocación los separaba. Le dolería más abandonar la biblioteca que perder a Leyel. No, no era así, se reprochó. La autocompasión lleva al autoengaño. Es exactamente al revés: le dolería más perder a Leyel que abandonar su comunidad de bibliotecarias. Por eso había aceptado ir a Términus. ¿Pero podía culparla por sentirse feliz de no tener que escoger? ¿Feliz de conservar ambas cosas?
    Pero incluso mientras reprimía los pensamientos malévolos que surgían de su decepción, no pudo contener su tono hiriente.
    — ¿Cómo sabrás que el experimento ha terminado?
    Ella frunció el ceño.
    —Nunca terminará, Leyel. Son bibliotecarias. No las cojo de la cola como ratones para guardarlas en la caja cuando ha terminado el experimento. En algún momento tendré que parar y escribir el libro.
    — ¿Lo harás?
    — ¿Escribir el libro? Ya he escrito libros, creo que puedo hacerlo de nuevo.
    — Quiero decir si pararás.
    — Cuándo, ¿ahora? ¿Estás poniendo a prueba mi amor por ti, Leyel? ¿Estás celoso de mi amistad con Rinjy, Animet, Fin y Urik?
    ¡No! No me acuses de esos sentimientos pueriles y egoístas.
Pero supo que su negativa sería falsa aun antes de replicar.
    —A veces sí, Deet. A veces creo que eres más feliz con ellas.
    Y como había hablado con franqueza, lo que pudo desembocar en una discusión siguió los cauces de una tranquila conversación.
   —Y lo soy, Leyel —respondió ella con igual franqueza—. Cuando estoy con ellas, estoy creando algo nuevo, estoy creando algo con ellas. Es estimulante, vigorizante. Descubro cosas nuevas todos los días, en cada palabra, cada sonrisa, cada lágrima, cada señal de que ser una de nosotras es lo más importante de la vida.
   —No puedo competir con eso.
   —No, no puedes, Leyel. Pero tú lo completas. Porque no significaría nada, sería más frustrante que estimulante si no pudiera regresar a ti todos los días para contarte qué ha sucedido. Tú siempre entiendes qué significa, siempre te entusiasmas, convalidas mi experiencia.
   —Soy tu público. Como un padre.
   —Sí, anciano. Como un esposo. Como un niño. Como la persona que más amo en el mundo. Eres mi raíz. Allá hago alarde de valentía, ramas y hojas brillantes al sol, pero vengo aquí para sorber el agua de tu suelo.
   —Leyel Forska, fuente de capilaridad. Tú eres el árbol, yo soy la tierra.
   —Que resulta estar llena de fertilizante. —Ella le besó. Un beso que evocaba días más jóvenes. Él aceptó de buen grado.
    Una sección más blanda del suelo les sirvió de lecho improvisado. Al final él se tendió junto a ella, apoyándole el brazo en la cintura, la cabeza en el hombro, rozándole el pecho con los labios. Recordaba cuando sus senos eran pequeños y firmes, erguidos en el pecho como pequeños monumentos a su potencial. Ahora, mientras ella yacía de espaldas, eran una ruina erosionada por la edad, de modo que caían a ambos lados, descansando fatigosamente en los brazos.
    —Eres una mujer magnífica —susurró Leyel, haciéndole cosquillas con los labios.
    Sus cuerpos fláccidos ahora eran capaces de mayor pasión que cuando eran tersos y fuertes. Antes eran puro potencial. Es lo que amamos en los cuerpos jóvenes, el potencial. Ahora ella tiene un cuerpo de logros. Tres buenos hijos fueron los capullos, luego los frutos de este árbol, que se han ido a echar raíces en otra parte. La tensión de la juventud ahora cedía ante el relajamiento de la carne. Ya no había promesas cuando hacían el amor. Sólo cumplimiento.
    —De paso —murmuró ella—, eso fue un ritual. Conservación comunitaria.
    — ¿Soy sólo otro experimento?
    —Y bastante logrado. Estoy comprobando si esta pequeña comunidad puede durar hasta que uno de nosotros caiga”.
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