viernes, 8 de agosto de 2014

Maestros del Horror 24: “The Black Cat” de Stuart Gordon.


     El famoso cuento de terror del gran Edgar Allan Poe fue adaptado de forma magistral en Maestros del Horror.  El director a cargo de esta versión fílmica fue nada menos que Stuart Gordon, director de culto que ya en la primera temporada de la serie, había homenajeado la obra literaria de otro genio del género en su vertiente literaria, por medio de su obra Los Sueños en la Casa de la Bruja
    No fue la primera vez  que este relato tuvo una versión audiovisual, ya que en los comienzos del cine fue llevado a la pantalla grande con nada menos que Bela Lugosi y Boris Karloff de protagonistas en 1934 (siendo estos los clásicos Drácula y criatura de Frankenstein de las cintas en blanco y negro de la Universal).  Luego en 1962 Roger Corman, quien sería considerado el mejor director a la hora de adaptar audiovisualmente la obra de Poe, gracias a sus numerosas cintas dedicadas al artista, realizó Historias de Terror y en la cual a manera de la tradicional antología cinematográfica, dedicó un segmento de su cinta a este título; éste compartió metraje junto a otras 3 dramatizaciones de la obra del maestro romántico del terror.    A su vez Lucio Fulci, recordado cineasta italiano de cintas de zombies bastante gores, hizo su propia adaptación de este relato en 1981.  Y no podía faltar alguien como Dario Argento, otro artesano latino del terror y del suspenso, también colaborador de Maestros del Horror, quien realizó una igualmente recomendable adaptación en su cinta filmada a cuatro manos con George Romero, Los Ojos del Diablo de 1990.  Por supuesto que una obra clásica como El Gato Negro posee otras adaptaciones al celuloide, no obstante su calidad es dispar y no es la intención de este texto dedicarle espacio a todas ellas.
    ¿Y de qué trata una historia tan famosa como ésta? Pues bien, en ella se abordan algunos de los temas predilectos de su autor: la locura y la culpa.  Su protagonista es un hombre sensible (fiel ejemplo de los rasgos caracterizadores del Romanticismo, periodo al que pertenecía Poe), un sujeto con gran talento para la pintura y la labia de un poeta.  Desde pequeño una de sus mayores pasiones han sido los animales, a los que ama y cuida con devoción.  Ya mayor, una de sus mascotas resulta ser un gato negro bastante avispado, no obstante en un arrebato de ira se ensaña con él y lo deja horriblemente mutilado; es entonces que este acto se convierte en uno de los momentos álgidos de su propia degradación espiritual, hasta que tiempo después termina matando a la criatura.  La muerte del felino trae serias repercusiones para el protagonista y entre éstas la manifestación de un nuevo horror, aunque esta vez de carácter sobrenatural.  Ante la eminencia de la catástrofe, el hombre decide cambiar su actitud autodestructiva y cuando todo comienza a ir bien de nuevo, aparece en su vida un nuevo felino, el cual le recuerda demasiado a su anterior mascota.  Un día el patético hombre entra en seria discusión con su señora, lo que lo lleva a otro arranque de bestialidad y  lo sume más en la desgracia.  Es entonces que decide encubrir sus nuevas acciones, pero cuando ya se encuentra lo suficientemente tranquilo como para creer que saldrá indemne de todo ello, su propia mente enferma lo traiciona.  Sin dudas el desenlace de este cuento es lejos uno de los más sorpresivos y espantosos de la literatura del género; ello ha hecho que aún cuando han pasado casi dos siglos desde su escritura, El Gato Negro siga manteniéndose como uno de los mejores cuentos de terror y aún siga impactando a las generaciones de lectores de toda época.
    Esta narración en primera persona, corresponde a la habitual confesión del sujeto desquiciado, recurrente personaje del autor, quien resulta ser además la proyección literaria del mismo Poe; éste como sus entes ficcionales sufría de alucinaciones, debido a la vida disipada que llevaba (puesto que era alcohólico).   Por otro lado, tal como gustaban crear a sus hijos literarios a los románticos, el protagonista no deja de ser un individuo  sentimental, claro prisionero de sus pasiones y emociones a flor de piel; es así que en obras fatalistas como ésta, el personaje principal llega a ser incapaz de controlarse y termina perdiéndose en sus propias miserias.   Al respecto y para hacerle justicia al atormentado narrador de este cuento, no puede olvidarse que pese a sus flaquezas dicho hombre no es un ser malvado, ni alguien masoquista que se regocije en el dolor que acaba por provocar, si no que su infortunio es el propio de alguien que en sí mismo simboliza la fragilidad del corazón y la mente humana (expuestos a los vaivenes del devenir).

    “Desde la infancia me destaqué por la docilidad y bondad de mi carácter. La ternura que abrigaba mi corazón era tan grande que llegaba a convertirme en objeto de burla para mis compañeros. Me gustaban especialmente los animales, y mis padres me permitían tener una gran variedad. Pasaba a su lado la mayor parte del tiempo, y jamás me sentía más feliz que cuando les daba de comer y los acariciaba. Este rasgo de mi carácter creció conmigo y, cuando llegué a la virilidad, se convirtió en una de mis principales fuentes de placer. Aquellos que alguna vez han experimentado cariño hacia un perro fiel y sagaz no necesitan que me moleste en explicarles la naturaleza o la intensidad de la retribución que recibía. Hay algo en el generoso y abnegado amor de un animal que llega directamente al corazón de aquel que con frecuencia ha probado la falsa amistad y la frágil fidelidad del hombre.

     Yendo de lleno al mediometraje que titula esta entrada, tal fue estrenado el 19 de enero de 2007 en su país de origen.  El comienzo de la obra ya está marcado de forma sublime, a manera de todo un homenaje a Edgar Allan Poe, ya que luego de la característica presentación del programa, se da inicio a los propios créditos de este capítulo; es así que en ellos sobresalen nada menos que hermosas y macabras ilustraciones de antaño, basadas en la obra de Poe y de seguro propias de su época. 
    El mayor aporte que realiza la adaptación de Stuart Gordon para su segundo autor favorito (luego del mismísimo Lovecraft), radica en el hecho de que cuenta este clásico relato de tal manera, que hace que sea el propio Poe quien viva los acontecimientos de su cuento.  Es así como en esta versión televisiva (de una calidad cinematográfica tal como el resto de los capítulos del show) se respeta bastante la biografía del escritor, de modo que gran parte de su metraje logra ilustrar su particular circunstancia vital (entre ello sus desdichas como escritor mal pagado, dependencia en el alcohol y su vida matrimonial).   Por supuesto que paralelo a esto, se presentan al espectador los eventos propios del cuento, logrando compatibilizar de la mejor manera ambas líneas argumentales.  El aprecio hacia la figura de Poe y su trabajo, no dejan de hacerse ver al otorgarle una humanidad tal a Poe y al personaje de su joven y bella esposa, que especialmente el conocedor de su literatura (por lo general admirador de ésta) llega a ser incapaz de estremecerse ante este sentido tributo al maestro de Baltimore.   A su vez el guión se encuentra lleno de referencias al resto de la prosa y lírica del artista, de modo que un ojo atento y culto logra regodearse aún más con el aprecio de esta perla televisiva (entre ellas, inolvidable resulta la escena que muestra cómo el escritor llegó a inspirarse para su célebre relato  El Corazón Delator).
     Otro punto destacado en esta adaptación viene a ser la labor histriónica del actor encargado de interpretar a Edgar Allan Poe, siendo éste nada menos que el actor fetiche del director: Jeffrey Combs, con quien ha llegado a realizar Stuart Gordon al menos 5 cintas diferentes, todas ellas formidables.  Combs es un actor de carácter con una filmografía envidiable, habiendo participado innumerables veces tanto en la pantalla grande como en la pantalla chica y realizando un sinnúmero de papeles diferentes gracias a su enorme capacidad camaleónica.  En el caso de El Gato Negro, llegó a tener tal transformación gracias al maquillaje de primera y a su talento, puesto que además su fisonomía cambió por completo como para parecer un verdadero símil del escritor. 
     Como gusta al director, en las escenas que exhibe en este caso no vacila en impactar a la audiencia con sus imágenes truculentas y sangrientas (las que para nada llegan a ser tan explícitas en la pluma del cuentista), así como en hacer uso del sofisticado erotismo de sus títulos anteriores; de este modo no sólo el horror visual destaca en el capítulo, gracias a los aportes originales de la trama y al uso de la materia prima original que lo inspira (llevado todo ello a su máxima expresión, en especial hacia su impactante clímax), si no que resaltando también  la belleza del cuerpo femenino, algo tan honrado en la filmografía de Gordon.
    Por último, teniendo en cuenta que esta “nueva” versión de la obra viene a ser sin dudas un sentido homenaje a Edgar Allan Poe, luego del ya mencionado desenlace memorable de esta historia, el guión regala al admirador de su persona un bello epílogo: éste viene a representar el deseo de muchos de nosotros de que alguien como Poe, pudiese en realidad haber conocido la dicha plena en vida y todo ello antes de morir de forma tan triste, tal como bien le sucedió (tirado en la calle y solo).

La  increíble caracterización de Jeffrey Combs como el gran Edgar Allan Poe.

2 comentarios:

  1. Tiene muy buena pinta. Le guardo mucho cariño a la versión de Roger Corman, con Peter Lorre y Vincent Price si mal no recuerdo. Eran una serie de varios episodios, los emitieron en la Televisión de Galicia, en VO subtitulados en gallego. Era curioso, porque mezclaban varios relatos de Poe, como "El gato negro"; "El corazón delator" o "El barril de amontillado"; tomando elementos de uno y otro y haciendo una historia nueva, con un resultado muy curioso, y con el oficio de ese artesano del serie B digno que es Roger Corman, capaz de exprimir cada centavo al máximo.

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  2. Qué grato tenerte de nuevo por acá, amigo Tomás. El filme del que hablas yo también lo vi....¡Hace muchos años cuando era un niño en los ochenta! (así que apenas tengo memoria de ello). Me encantaría tenerlo, porque Corman como director no defrauda (en cambio como productor sí). Ojalá pronto puedas disfrutar de esta increíble versión y le des tiempo también al resto de la serie, que por algo le he dedicado más de un año en criticar cada uno de sus episodio (ya sólo me faltan dos, je, je, je).

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