sábado, 27 de diciembre de 2014

Mapas en un Espejo 4: Milagros Crueles. Cuentos sobre la Muerte, la Esperanza y lo Sagrado.



    Tras leer unas cuantas obras de Orson Scott Card, su lector habitual puede reconocer sin lugar a dudas el importante papel que le otorga en su narrativa a la religión.  Como mormón practicante ha dejado en las miles y miles de páginas que ha escrito, huella de su fe, si bien a su vez les ha otorgado un lugar preponderante a otras religiones del “mundo real”, a las que siempre ha tratado con respeto e incluso afecto.  Es así como el presente tomo de Mapas en un Espejo tiene en consideración algunas de sus narraciones breves, cuya inspiración principal es la religión misma y bien pretende representar en tales obras cómo las personas le otorgamos un sitial importante en nuestras vidas.  No obstante los escritos de Card que atienden a ello, no desean ser un muestrario de los dogmas mormones o de otras religiones (menos su intención es la de hacer proselitismo), sino que usan el tema de la fe como un recurso que permite ahondar una vez más en nuestra propia humanidad; de este modo los distintos temas ligados a la teología, abordan diferentes aspectos de la naturaleza humana.
    ¿Y por qué razón el título genérico de Milagros Crueles? Pues tal como lo demuestran varios de los relatos que componen el tomo, la fe puede originar no solo belleza, sino que por igual puede motivar lo peor del corazón de los hombres y mujeres; como bien quedará demostrado a lo largo de este libro.

1- Dioses Mortales: Un cuento de ciencia ficción que trata sobre la relación de la humanidad con inteligencias extraterrestres y que se vienen a vivir a nuestro planeta.  Los alienígenas comparten sus avances con los humanos, si bien su mayor contribución para quienes les dan asilo resulta ser más sutil; pues a lo largo del orbe han edificado construcciones que siguen la misma estructura de iglesias y centros de adoración, de cada una de las religiones existentes en la Tierra. Estos lugares son visitados por hombres y mujeres.  Un anciano, quien ha perdido la esperanza de la vida, entra a uno de estos sitios no con las mejores intenciones y es entonces que se entera acerca del verdadero propósito de los viajeros para quedarse en el planeta.
    Una preciosa historia acerca de lo que nos hace ser personas, es decir, sobre la naturaleza de nuestra humanidad y donde justamente la presencia de los extraterrestres permite considerar todos estos aspectos que nos definen.  Asimismo este es un cuento sobre lo mejor de nosotros mismos, entre ello nuestra capacidad para crear,  lo que se refiere específicamente al arte mismo y al talento para plasmar la belleza.
     Teniendo en cuenta el título del cuento, que queda más que explicado a lo largo de su desarrollo, más que del papel que cumple cualquier teología dada  y con la creencia en la existencia de una divinidad, este narración trata sobre otra cosa: la trascendencia.  No obstante lo que concierne a la posibilidad de superar los límites de la mortalidad, se presenta acá desde otra arista y ello bien se refiere a la ya mencionada habilidad para crear; de este modo nuestro legado lo dejamos en la medida que nos sobreviven nuestras buena acciones.

     “No se invitaba a ninguna congregación, aunque las personas que acudían eran bien acogidas por los alienígenas presentes, quienes entablaban una encantadora charla totalmente relacionada con los intereses de esa persona. Los granjeros hablaban de granjas, los ingenieros de ingeniería, las amas de casa de problemas maternales, los soñadores de sueños, los viajeros de viajes, los astrónomos de los astros. Los que iban a hablar se sentían bien al salir. Sentían que alguien daba importancia a sus vidas: esas criaturas habían recorrido billones de kilómetros de increíble aburrimiento (¡quinientos años en el espacio, según decían!) tan sólo para verlos a ellos”.

2- Gracia Salvadora: Un niño pequeño de gran fe religiosa se provoca una severa lesión física, solo para poder ser testimonio de los supuestos milagros realizados por un predicador televisivo.  Cuando logra llegar hasta el hombre en quien cree, en contra de sus esperanzas se da cuenta de que el milagro se ha realizado, aunque en una dirección por completo diferente e inesperada.  La experiencia lo marca para el resto de su vida.
    Otro estremecedor cuento de Orson Scott Card y donde en esta ocasión el título que engloba a todos los textos de este tomo, no puede calzar mejor; no obstante si bien en este caso el portento del cual es protagonista el personaje principal, pareciera esconder cierta ironía, a la larga se transforma en un medio para su propio crecimiento espiritual y, luego, en el medio para obtener la verdadera felicidad.   De este modo esta obra de lo que trata es acerca del poder de la fe misma y de cómo ella le otorga sentido a nuestras vidas.  Con respecto a esto último, es abordado todo esto desde la posición de varios personajes, contrastándolos y oponiendo este sentimiento en su más pura expresión, con la hipocresía de quienes “adoran a falsos ídolos” (entiéndase con esto, tomando en cuenta la trama del relato, a aquellos que más aman el poder y el materialismo, que a su propio prójimo). 
    Siendo Card un hombre piadoso, posee como mormón sus propias orientaciones sobre cómo sobrellevar sus creencias, lo que ha demostrado a lo largo de varias de sus obras…Pues bien, en esta historia aprovecha de denunciar el “mercado de la fe” que abunda en su país, en la figura de los predicadores televisivos; todos ellos personajes nefastos que hacen de la credulidad de los humildes un medio para hacerse ricos.  Así es como el cuento se transforma además en una crítica a este (otro) aspecto negativo de su nación.

     “Billy asintió al reconocer a la ayudante de Bucky Fay, que siempre decía «Oh, dulce Jesús, eres todo bondad» cuando la gente se curaba, y lo decía de un modo que te hacía cosquillear la espalda. Usaba mucho maquillaje, y Billy notó que el maquillaje le disimulaba un bigote. Se preguntó si sería un hombre mientras ella lo llevaba hacia el frente. ¿Pero por qué un hombre usaría vestido? Se preguntaba eso cuando ella lo puso en su sitio, junto con las otras personas que aguardaban en sillas de ruedas.
    Un hombre se arrodilló frente a él. Billy se dispuso a rezar, pero el hombre hablaba normalmente, así que Billy abrió los ojos.
    —Esto saldrá en televisión —dijo el hombre—, y en televisión tienes que andarte con cuidado, hijo. No digas nada a menos que Bucky te haga una pregunta directa, y entonces responde deprisa. Digamos que te pregunta cómo fuiste a parar a una silla de ruedas, ¿qué le dirás?
     —Diré… diré…
     —No te intimides, o quedará muy mal. Es televisión, recuerda. Ahora dime cómo llegaste a esta silla de ruedas.
     —Para ser curado por el poder de Jesús.
     El hombre lo miró un instante.
     —Claro. Supongo que lo harás bien. Y cuando haya concluido y estés curado, yo estaré aquí, cogiéndote el brazo. Pero no des gracias al Señor de inmediato. Espera a que te estruje el brazo, y entonces lo dices. ¿De acuerdo?
     —De acuerdo.
     —Para la televisión, ¿entiendes?
     —Entiendo”.

3- Ojo por Ojo: En lo que va del tomo, que comenzó con dos historias bastante emotivas y recomendables,  este cuento que bien podría considerarse como una novela corta debido a su extensión, le otorga una nueva dimensión a su temática religiosa.  Esto, porque la obra se encuentra llena de acción, aventuras, intriga y hasta violencia, elementos que no se esperaban en el apartado de esta antología dedicado a las narraciones más “espirituales” de Orson Scott Card.  Y es que para ser sinceros, este entretenidísimo texto más bien lo que hace, es extrapolar una serie de elementos propios del Antiguo Testamento (dentro de lo que se encuentra la cita bíblica que le da su título), en vez de abordar de forma directa o indirecta el tema de la fe desde el punto de vista teológico; no obstante sí se puede decir que en cierta manera su trama se afirma en la idea del fanatismo, a partir de los llamados fundamentalismos  religiosos, para promover ideas enfermizas con las cuales crear grupos sectarios y hasta terroristas (de este modo el relato viene a ser una metáfora en tono de la ciencia ficción más fantaseosa, de las llamadas “guerras santas” y de las prácticas violentas de ciertos grupos extremistas).

    “—El Señor te ha escogido como servidor, Mick, tal como nos ha escogido a nosotros. El resto del mundo no lo entiende. Pero el abuelo Jake lo comprendió hace mucho, en mil ochocientos veinte. Notó que todas las personas a quienes odiaba morían sin que él moviera un dedo. Y por un tiempo pensó que era como una de esas antiguas brujas que con sus maldiciones logran que la gente se marchite y se muera por el poder del diablo. Pero era un hombre temeroso de Dios y no mantenía tratos con Satanás. Vivía en tiempos difíciles, cuando muchos hombres mataban en una pelea, pero el abuelo Jake nunca mató. Nunca usó los puños. Era un hombre de paz y contuvo su furia, como el Señor ordena en el Nuevo Testamento. ¡Así que no era un siervo de Satanás!
     La potente voz de papá Lem resonó en ese villorrio, y advertí que había un grupo de gente alrededor. Ahora no había niños, sólo adultos, quizá para oír a Lem, pero sin duda para verme a mí. Porque era como decía esa muchacha de Roanoke, no había ninguno que chisporroteara tanto como yo. No sabía si ellos podían verlo, pero yo sí. Comparados con la gente normal eran bastante polvorientos, pero comparados conmigo, o incluso con mamá y papá, eran bastante opacos.
     —Estudió las escrituras para averiguar por qué sus enemigos sufrían tumores, hemorragias, toses y podredumbre, y tropezó con ese versículo del Génesis donde el señor dice a Abraham: «Bendeciré a quienes te bendigan, y maldeciré a quienes te maldigan». Y supo en su corazón que el Señor lo había escogido, tal como había escogido a Abraham. Y cuando Isaac dio la bendición de Dios a Jacob, dijo: «Que la gente te sirva, y que las naciones se inclinen ante ti: maldito sea quien te maldiga, y bendito sea quien te bendiga». Las promesas hechas a los patriarcas se cumplieron nuevamente en el abuelo Jake, pues quien lo maldecía era maldecido por Dios.
     Al citar esas palabras de la Biblia, papá Lem hablaba con la voz del mismísimo Dios, os lo aseguro. Me sentí exaltado al saber que era Dios quien había otorgado semejante poder a mi familia. A toda la familia, tal como decía papá Lem, pues el Señor prometió a Abraham que sus hijos se multiplicarían como astros en el cielo, lo cual significaba mucho más de lo que suponía Abraham, quien no tenía telescopio. Y ahora esa promesa se aplicaba al abuelo Jake, como aquella de que «en ti serán bendecidas todas las familias de la Tierra». Así que el abuelo Jake se puso a estudiar el libro del Génesis para cumplir esas promesas igual que los patriarcas. Vio que se tomaban muchas molestias para casarse con su parentela. Ustedes saben que Abraham se casó con Sara, hija de su hermano, y que Isaac se casó con su prima Rebeca, y que Jacob se casó con sus primas Lea y Raquel. Así que el abuelo Jake abandonó a su primera esposa porque la consideró indigna, tal vez porque no irradiaba muchas chispas, y se prendó de la hija de su hermano, y cuando el hermano amenazó con matarlo si la tocaba, el abuelo Jake huyó con ella y su hermano murió de una maldición, tal como le sucedió al padre de Sara en la Biblia. El abuelo Jake sabía hacer las cosas. Y se aseguró de que todos sus hijos se casaran con sus primas carnales, y así todos tuvieron el doble de chispa, como cuando se aparean perdigueros con perdigueros sin mezclarlos, para mantener pura la raza”.

    Narrado en primera persona por su protagonista, quien aquí realiza una confesión a un grupo de personas de los que solo hacia su desenlace se descubre su identidad, trata acerca de una familia que por siglos vive apartada del resto de la comunidad estadounidense y que posee el don para matar usando la energía de sus cuerpos.  El personaje principal es un muchacho de diecisiete años, quien descubre la verdadera naturaleza de su mala suerte (pues a lo largo de su breve existencia, ha sido testigo de cómo ha sido el causante, sin proponérselo, de la muerte por cáncer de un montón de gente, incluso de sus seres queridos).  Es entonces que realiza un viaje de escape, una vez que se entera de que es perseguido por quienes desean hacer uso de su habilidad y en medio de su periplo llega a conocer a sus verdaderos padres, quienes estaban por completo involucrados en todo lo que le había pasado hasta entonces.  Cuando se entera de que además existen dos bandos entre quienes poseen estas capacidades, lo que ha dado pie a una especie de guerra clandestina, se ve obligado a tomar partido por una de sus facciones.
    La naturaleza de los personajes recuerda sin duda a la idea de los mutantes, estereotipo desarrollado en el género desde sus comienzos y a partir de las primeras décadas del siglo pasado, con obras como Slan de A. E. van Vogt; concepto que luego tendría su cenit con el desarrollo de los cómics tipo X-Men y todas sus variantes.
   Cabe destacar que el pueblo al que llega el protagonista y donde entra en contacto con sus raíces, se haya en medio de las montañas; además su gente practica la endogamia, es decir, se casan entre familiares…Es respecto a todo esto que el autor hace uso de una leyenda urbana muy popular entre los norteamericanos, la cual atiende a la creencia de poblados aislados de personas con estas características, a los que además se les adjudica la costumbre del canibalismo.  Todo esto ha inspirado una serie de obras de ficción como esta, si bien en este caso Card ha prescindido de la antropofagia, aunque sí manteniendo el gusto por la violencia de sus habitantes (entre otros aspectos).
    Este cuento le valió al escritor al menos dos importantes premios especializados y llama la atención que como ya lo ha hecho antes, no haya aprovechado sus virtudes convirtiéndolo en una novela (y hasta en el comienzo de una saga).  A ver si más adelante se anima a ello.

4- El Cuento de Santa Amy: Otro relato de ciencia ficción con un potente trasfondo religioso, en este caso donde la existencia de la teología judeocristiana se ve como un pilar fundamental para sostener el nacimiento y desarrollo de una sociedad y de su cultura.  No obstante como se trata de una obra propia de la también llamada literatura anticipativa, el dogma religioso se muestra teñido por unos que otros cambios en su doctrina, más por el hecho de tratarse de un relato con ciertas características postapocalípticas; por ende, el mundo ha cambiado lo suficiente como para que las creencias hayan evolucionado, aun cuando se encuentren basadas en los textos bíblicos.  Además como ya es habitual en otros títulos de su autor, el ecumenismo se encuentra presente en la configuración de esta nueva comunidad, ya que los responsables de su origen resultan provenir de distintos credos judeocristianos (y como ya se ha visto en otras narraciones de Card, dispuestos a trabajar juntos por el bien común).
    Con dos niveles narrativos, los que corresponden a los dos enfoques desde los cuales se cuenta esta historia, con un narrador testigo y con otro omnisciente, trata acerca del fin del mundo tal y como lo conocemos y del surgimiento desde sus cenizas de uno nuevo.  Lo más interesante resulta ser que los mismos protagonistas de este cuento, resultan ser los responsables de que el viejo sistema haya desaparecido, ya que tienen en su poder una máquina capaz de deshacerse de cualquier tecnología; asimismo luego se convierten en los líderes de la renovada humanidad.  El típico miedo y desprecio a la tecnificación (por lo cual supuestamente se originó la guerra, que los llevó a tomar la decisión de acabar con el antiguo orden de las cosas), motiva a los sobrevivientes a optar por un estilo de vida más ecológico y sin utilizar máquinas sofisticadas.  En cierto sentido estos precursores de la nueva sociedad, podrían considerarse como extremistas religiosos, ya que para promover sus ideas llegan a destruir sin tapujos todo lo que les parece “diabólico”, o sea, todo aquello relacionado con los avances tecnológicos (modo de ver la realidad propio de estos grupos fundamentalistas).  Sin embargo el autor no los demoniza en su trabajo, si no que elabora todo como un ejemplo de autosacrificio, para encontrar la supuesta verdadera felicidad y la supervivencia de la especie.

     “Dios ha destruido el mundo antes. Una vez con un diluvio, cuando Noé afrontó la tormenta en el Arca. Y una vez la torre del orgullo del mundo fue destruida en la confusión de lenguas. Las otras veces, si las hubo, han sido olvidadas.
     Es probable que el mundo sea destruido de nuevo, si no nos arrepentimos. Y no penséis que podéis esconderos de los ángeles. Comienzan como personas normales, y nunca se sabe quiénes son. De pronto Dios les confiere el poder de destruir, y destruyen. De pronto, cuando termina la destrucción, el ángel las abandona y se vuelven personas normales. Como mi madre y mi padre.
     No recuerdo el rostro de Padre Charlie. Yo era demasiado pequeña.
     Luego Madre Elouise me hablaría a menudo de Padre Charlie. Nació al oeste, en una tierra donde el agua llegaba hasta las parcelas a través de zanjas, casi nunca del cielo. Era una tierra dejada de la mano de Dios. Allá los hombres creían vivir sólo por la fuerza de sus manos. Los hombres cavaron sus zanjas y se olvidaron de Dios y se volvieron científicos. Padre Charlie se volvió científico. Trabajaba con animales diminutos, rompiendo el núcleo del núcleo y combinándolos de nuevas maneras. Había muchos núcleos rotos donde él trabajaba, y uno de los animalillos escapó y mató gente hasta que yacieron en grandes pilas como peces en la bodega del barco.
    Pero esto no fue la destrucción del mundo.
    Oh, eran gigantes en esos tiempos, y se olvidaron del Señor, pero cuando sus gentes yacían en pilas de carnes putrefactas y huesos quebradizos, recordaron que eran débiles”.

5- Carne de Rey: Cuando un lector habitual de la literatura de Orson Scott Card se encuentra con este relato, bien le podría sorprender que alguien capaz de crear obras tan sensibles y emotivas como su ya ultracitada saga de Ender, su ciclo de Alvin Macker y sus novelas independientes de Esperanza del Venado y Maestro Cantor, entre muchas obras más, sea capaz de escribir también una historia tan perturbadora como esta.  Con un título engañoso que hace creer que se refiere al cuerpo de un mismísimo rey, en realidad hace referencia a los gustos culinarios poco gratos a ojos humanos, de un rey que para nada corresponde a un hombre…
     En una alejada colonia de un planeta sus habitantes viven dominados por una entidad alienígena invasora, que acostumbra comer parte de los cuerpos de sus “súbditos”. La ingrata tarea de cosechar miembros humanos, sin matar a las víctimas, corre a manos de un hombre, quien prácticamente sin ápice de crueldad lleva esta carne hasta el tirano y su esposa (ambos criaturas horrendas, salidas de la fantasía propia de un texto de la más rancia ciencia ficción pulp).  De este modo la comunidad se encuentra llena de tullidos de las formas menos esperadas.  Cuando el pueblo es liberado de su yugo, su gente exige justicia, en especial entre los pocos humanos que servían a los monstruos y entre ellos a quien llamaban el Pastor.  Pero cuando se efectúa el juicio, gracias a sofisticados aparatos descubren la verdad sobre este sujeto.

    “Y el Pastor entró en la aldea enfilando hacia una casa que recordaba de la última vez. Fue hasta la puerta y oyó suspiros en las casas, y silencio en la que había escogido.
    Alzó la mano ante la puerta y ésta se abrió, pues para eso estaba programada: pues todas las cosas que se abrían cumplían la voluntad del Pastor, o al menos servían a la esfera de metal brillante que el rey le había implantado en la mano. Dentro de la casa reinaba la penumbra, pero la penumbra no le impidió ver los ojos blancos de un viejo tendido en una hamaca, las piernas colgando blandamente. El hombre creyó ver su futuro en los ojos del Pastor, hasta que el Pastor entró en la cocina.
     Había una muchacha de quince años frente a un armario, las manos cerradas con furia. Pero el Pastor sacudió la cabeza y alzó la mano, y el armario respondió y se abrió a pesar de que ella lo empujaba, y allí apareció un bebé envuelto en mantas destinadas a sofocar sus murmullos. El Pastor sonrió y sacudió la cabeza. Era una sonrisa benévola y bella, y la mujer deseó morir.
    El Pastor le acarició la mejilla y ella suspiró y gimió. Él metió la mano en el talego, extrajo el cayado, le apoyó el disco en la sien y le sonrió. Los ojos de ella murieron pero los labios quedaron con vida y mostraron los dientes. El Pastor la depositó en el piso, le entreabrió la blusa y sacó el hacha del talego.
    Acarició el cilindro largo y delgado y una luz diminuta brilló en un extremo. Apoyó la punta reluciente del hacha en la parte inferior del pecho y trazó un ancho círculo. Una delgada línea roja siguió al hacha, y el Pastor cogió el pecho con la mano. Después de dejarlo al lado, acarició el hacha y la luz se puso azul. Pasó el hacha por el rojo tajo, y la sangre se cristalizó y secó al cauterizarse la herida.
    Puso el pecho en su talego y repitió el procedimiento en el otro lado. La mujer observaba con divertido desinterés, sonriendo. Sonreiría así durante días, hasta que la paz se disipara”.

    El clímax y su desenlace no pueden ser más chocantes y ante todo el desarrollo del argumento, uno llega a preguntarse en qué radica su aspecto religioso.  A menos que se sea muy sagaz de pensamiento, como para encontrar la alegoría por sí solo en este espeluznante relato, es gracias a la apostilla de su autor que se puede entender mejor su trasfondo teológico.

6- Sagrado: Un cuento largo tanto o más que Ojo por Ojo y que también se haya dentro del terreno de la ciencia ficción.  Un xenoarqueólogo (esto es un estudioso de las culturas alienígenas) debido a su misión que consiste en abrir rutas comerciales para la empresa en que trabaja, se haya en medio de una guerra entre dos pueblos que al parecer comparten el mismo planeta.  En contra de su voluntad se ve obligado a participar de un rito funerario religioso, que en un principio le parece execrable, aparte de hallarse en peligro de ser muerto por los enemigos de la comunidad con la cual ha entrado en contacto.  Su mortal periplo lo lleva a hacerse una idea mucho más integral acerca de las costumbres indígenas, lo que luego lo hace cuestionarse sus propios principios “civilizados”.
    El texto permite abordar la validez de un sistema ideológico y social por completo diferente al de una sociedad de tipo occidental, de modo que pese a las diferencias culturales, es posible identificar valores que comparten pueblos diferentes y con ello conseguir respetarlos.  Asimismo todo esto permite reconocer la magnitud que cumplen los ritos religiosos para la gente, por lo que la religión misma se constituye en un medio para otorgarle su propia identidad.

    “Por alguna razón también a mí me acongojaba la muerte de Crofe. La corporación, desde luego, continuaría avanzando en sus tratos con los ylymyny, e incluso tendría menos dificultades. Pero Crofe era un negociador digno. A ambos nos complacía el juego del regateo, al margen de las barreras que interpusiera nuestra mutua extrañeza.
   Los soldados desnudaron el cadáver. Enterraron la ropa bajo las piedras. Luego lo apuñalaron con sus cuchillos para abrirle las entrañas y cortar los intestinos de punta a punta. El hedor era insoportable, y apenas contuve el vómito. Trabajaban con ahínco, extrayendo cada fragmento de materia que hubiera pasado por las tripas para guardarlo en un pequeño saco de cuero. Cuando el intestino quedó tan limpio como podían dejarlo esos cuchillos de piedra, cerraron el saco, y Da se lo colgó del cuello con una cuerda. Se volvió hacia los demás con lágrimas en los ojos, mirándolos uno por uno.
    —Iré a la montaña —susurró.
    Los demás asintieron; algunos lloraron aún más.
  —Entregaré su alma al cielo —susurró Da, y los demás se adelantaron, tocaron el saco y susurraron: «Yo también, también yo, juro»”.

2 comentarios:

  1. No conocía esta faceta de Orson Scott Card; es un autor al que debo prestar más atención. Los relatos tienen un aspecto muy interesante. Aprovecho para desearte un feliz año 2015, Elwin. Un abrazo desde España.

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    1. En realidad, Tomás, te recomiendo a mi segundo autor favorito de corazón; yo mantengo guardaditos unas cuantas novelas suyas para leer este año (de hecho la saga de "El Regreso a la Tierra" la tengo hace años sin leer y ya es hora de que le dedique tiempo); además hace rato que pretendo comprar otros libros suyos. Te agradezco tu saludo de fin de año y también te deseo lo mejor para ti, los tuyos y el genial blog que posee (por cierto, te menciono en mi primer texto de este año).

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