martes, 29 de diciembre de 2015

Vicios y peligros de la tecnología.


     El 4 de diciembre de 2011 se estrenó en Gran Bretaña una nueva “serie” televisiva, que rápidamente acaparó la atención del público y la crítica, dejando una vez más claro la alta calidad de las producciones británicas.  Su nombre: Black Mirror (Espejo Negro). Las comillas a la palabra serie, van por la manía británica de llamarlas así cuando se trata de unos pocos episodios por temporada, razón por la cual en realidad corresponde a una miniserie; de este modo, en su primer año contó con solo tres episodios, lo mismo que en su segunda temporada.  Cabe mencionar que pasaron varios meses entre el estreno de un capítulo y otro, algo impensable a los que estamos acostumbrados al formato gringo para la televisión. Posteriormente tuvo un especial de Navidad, un año después.   El programa fue creado por Charlie Brooker, quien escribió el guión de todos sus episodios, salvo de uno, dejando a otros la labor de la dirección. 
    Black Mirror posee un carácter antológico, ya que cada uno de sus capítulos muestra una historia distinta, ambientada en realidades diferentes, si bien compartiendo todas ellas el mismo leiv motiv: Los abusos de la tecnología computacional y afines, al punto de perder la autonomía y contaminar las relaciones interpersonales.  Justamente para llevar a los extremos esta dependencia enfermiza por la tecnología, los guiones hacen uso de la ciencia ficción en sus argumentos, los que transcurren en futuros cercanos (salvo en el primer capítulo, que posee un corte más realista). Se trata a su vez de un programa claramente dirigido a un público adulto, no solo por sus abundantes escenas de sexo, sino por sus guiones bastante elaborados y dramáticos, que bien pueden hacer de sus títulos algo no del gusto de todo el mundo.
     Teniendo en cuenta lo afirmado arriba, el nombre de este programa se presenta como un reflejo del lado más oscuro posible de nuestro mundo actual, de tal modo que el espectador vea en sus capítulos la imagen misma de la deshumanización provocada los males de las redes sociales, la intromisión en la vida privada de la publicidad y la televisión, el exhibicionismo y el morbo que provoca el abuso de estas tecnologías y cualquier otro medio relacionado.  Por otro lado, tal como lo postuló su creador a la hora de justificar el sentido de su obra, el Espejo Negro corresponde a las pantallas mismas de los celulares, televisores, computadores y otros artefactos, que en realidad carecen de emotividad y aun así se  transforman en objetos esclavizadores con los que la gente, por elección propia, se pierde a sí misma.
     Por lo general sus finales son sorprendentes, muy en el estilo de La Dimensión Desconocida, clásica serie de la cual este programa es un reconocido heredero.
     Los capítulos son los siguientes:

Primera temporada:

·         El Himno Nacional: Una querida princesa, toda una figura pública en los medios masivos, ha sido raptada y los responsables exigen para no matarla y liberarla, que el Primer Ministro del país realice ante las cámaras un acto más que indecoroso, para ser exhibido ante toda la población nacional e internacional.  El político ante tal dilema y la presión pública, como de su entorno familiar y jerárquico, se ve ante el dilema de responder o no las absurdas peticiones para salvar la vida de la joven; de este modo, es posible identificar la confrontación entre el querer y el deber, en lo que se encuentra el conflicto provocado por el deseo de autoprotección y satisfacción propia, versus el qué dirán.  El protagonista en todo caso no es retratado como hombre virtuoso, es más, al parecer es alguien preocupado solo de mantenerse en el poder, que del servicio a la comunidad que representa.   En todo caso, todo esto nos puede dar la idea de que las figuras de autoridad en Gran Bretaña, que siguen a una rancia tradición, al parecer han perdido prestigio, en especial aquellas relacionadas más con una carrera política, que las propias de la realeza (esto último debido a la orden que en un momento da la poderosa Reina y que al parecer nadie puede negarse a ello); en todo caso, en la siguiente temporada una vez más los políticos británicos quedan mal parados.
·         15 Millones de Créditos: Según la humilde opinión de quien aquí escribe, el mejor de todos los capítulos de esta “serie”, lo cual bien puede ser por las implicancias de su argumento, que por un lado siguen los parámetros de la antiutopía, de entre cuyos títulos capitales se encuentra una novela también de origen británico: 1984 de George Orwell; asimismo, esta historia más reciente comparte con tal pesadilla ideológica, la idea de que el sujeto pierde sus valores y humanidad por completo, cuando es expuesto a un orden social lo suficientemente represivo como para negarle su derecho a la autenticidad. 
      Todo esto y mucho más se puede reconocer en una trama donde, si bien no queda claro por qué razón, algunos jóvenes son encerrados en una especie de campos de concentración (aunque para nada corresponde a los tenebrosos lugares del régimen nazi o los gulag soviéticos), en los cuales sus acciones son controladas de diversas maneras y según cómo respondan a los estímulos se les castiga o premia con puntaje más o puntaje menos (o en el peor de los casos, se los rebaja a vivir una humillación perpetua).  Aquellos que logren cierta gran cantidad de puntos, pueden comprar su participación en un show de talentos y gracias al cual si salen bien evaluados, pueden subir en el escalafón social. 
     Dentro de todo esto, se encuentra la lucha por la integridad ante la presión del medio, siendo que una vez más son las nuevas generaciones las manejadas por sus mayores, en una especie de control que inhibe toda rebelión al status quo. Lo anterior por el hecho de la manipulación hacia la juventud y la existencia de una especie de reality show, que lleva el morbo a su máxima expresión; ello recuerda a otros textos ya clásicos de este subgénero de la ciencia ficción, como son la Larga Marcha y El Fugitivo de Stephen King, así como la igualmente elogiada trilogía de Los Juegos del Hambre escrita por Suzanne Collins.
·         Tu Historia Completa: Transcurre en mundo donde la gente usa frecuentemente un aparato, en el cual guarda a manera de grabación audiovisual todo lo que ve y oye, para luego proyectarlo en una pantalla y revisar sus recuerdos a solas o en compañía.  Los ojos de los usuarios hacen de cámara, de modo que todo se ve desde el punto de vista de la persona.  En el capítulo se muestra cómo la gente vive pendiente de esta práctica, usándola para todo, al punto de vivir en función de todo ello.  Inmediatamente ello trae a colación lo que sucede con las redes sociales y la absoluta dependencia a las tecnologías afines, que se transforman no solo en una necesidad para ser feliz y sentirse parte de algo, si no que en toda una obsesión para la gente.  Es así como en esta historia el protagonista es un hombre que sospecha de la fidelidad de su esposa y por ello mismo al comenzar a buscar signos al respecto, termina por caer en una vorágine de miserias.

      A la hora de evaluar esta primera temporada, se puede mencionar que en sus tres episodios el tema del sexo toma vital importancia.  Ello, porque en cada uno de sus argumentos las personas, en especial sus protagonistas, ocupan el sexo como una herramienta de poder, para manejar a otros y/o sacar provecho de los demás, denigrando muchas veces a quienes lo practican, ya que al final se transforma en otra forma de deshumanizar a la gente (el verdadero amor nunca está presente al respecto).

Segunda temporada:

·         Vuelvo enseguida: La primera verdadera historia de amor del programa, aunque, claro, no podía ser al más puro estilo “¡Y vivieron felices para siempre!”.  Acá la protagonista es una mujer que adora a su marido, hasta que este muere de manera trágica y ni siquiera tiene la oportunidad de despedirse de él.  Sumida en el dolor y la soledad, acepta hacer uso de una nueva tecnología que clona electrónicamente a las personas, de modo que comienza una relación con esta copia de su esposo, que le permite tener conversaciones con él por teléfono, correos y otros medios.  Es como si nunca hubiese muerto y ante la posibilidad de volver las cosas atrás, aparentemente, decide dar un paso mayor que le permite estar físicamente con este simulacro.
     Interesante resulta ser cómo este capítulo atiende a otro espectro de las relaciones humanas y la comunión actual con la tecnología.  Pues se observa la necesidad humana de compañía y lo que sucede cuando falta ello, además de mostrarnos cómo nos retraemos en nuestra propia pena, si no tenemos a quien queremos con nosotros (cabe mencionar que en una “serie” como Black Mirror la única manera de escapar a la desdicha es evadiéndose en la tecnología). Por un lado se presenta el efecto paliativo que puede tener la computación y afines, pero también se muestra que a la larga, ello no permite una verdadera plenitud en quienes optan en un 100% por sus beneficios.  De este modo, solo la sociabilización permite la realización personal, lo que queda bien demostrado hacia el agridulce final que aquí se proyecta.
·         Oso Blanco: Para un servidor…El segundo mejor episodio del programa, en parte por su desenlace tan impactante (algo nunca imaginado y por completo original), como por su atmósfera opresiva que sin dudas recuerda algunos de los mejores momentos de La Dimensión Desconocida y que viene a ser digno de las pesadillas más kafkianas. Por otro lado, viene a ser lo más cercano que se ha visto en Black Mirror de una historia de terror, claro que del tipo psicológico (ya que lo sobrenatural no tiene cabida aquí).  Asimismo, resulta ser la única entrega de esta ”serie” donde el sexo no es relevante (lo que en todo caso no posee la intensidad en esta segunda temporada, a diferencia de la anterior),
     Su trama gira en torno a una mujer que despierta en una habitación, sin saber quién es, ni dónde está.  Al salir del sitio que supuestamente la cobija, ve con espanto actos de violencia inusitada entre la gente, que terminan con muertes ejecutadas  por personas que cubren su cara; mientras los acontecimientos se desarrollan, el resto se dedica a grabar con sus celulares lo que pasa, sin inmutarse, ni hablar.   Ante todo esto, la protagonista se ve obligada a escapar para salvar su vida, pues se convierte en una potencial víctima de los asesinos y su público pasivo.  Entretanto,  comienza a tener vistazos de lo que podría ser su pasado.
     
La trama aborda por un lado el tema del castigo y la culpa, todo ello de la forma más punitiva posible, casi digna del Antiguo Testamento y el Código de Hamurabi (ojo por ojo).  Luego de todo ello se desprende la idea del mito de Sísifo y su condenación a repetir eternamente (tal cual Prometeo de la misma mitología griega).  Por ende, se encuentra aquí también el tema de la justicia, si bien una que en vez de ser justa y de tipo humanista, se encuentra centrada en infligir un dolor perpetuo y negar toda posibilidad de redención.
·         El Momento Waldo: Waldo es un oso de caricatura hecho con un sofisticado programa computacional, quien tiene un espacio televisivo y donde hace incisivos comentarios sobre el acontecer nacional, como de las figuras públicas; además son abundantes en él las groserías y las alusiones directas de tipo sexual.  Pese a todo lo burdo que implica su figura, resulta ser un personaje popular y sus creadores se encuentran a las puertas de sumar más éxitos.  No obstante lo más inaudito para este personaje que no deja de ser odioso, es cuando lo postulan a un cargo político y se inicia toda una campaña al respecto, que no deja de tener una gran cantidad de partidarios entre los votantes.  Pero detrás de un fenómeno mediático como Waldo, hay una persona y ese es el comediante que le da vida, quien pese a hacer reír a tanta gente con sus (idiotas) intervenciones, tiene sus propios problemas e inseguridades; todo esto los llevará tanto a él como a su personaje a destinos inesperados.
     Desde el origen de la comedia en la antigua Grecia, la existencia de los bufones en las cortes de la Edad Media y los comediantes actuales herederos de toda esta tradición, que existen figuras de este tipo, que poseen la inmunidad de la plebe para burlarse y/o criticar a los poderosos, como de quien se les venga la gana: la risa y el absurdo como un medio de poner en tapete las taras sociales.  Es así como Waldo es uno más entre estos sujetos reales y ficticios, no obstante siguiendo la línea que desde un principio marcó Black Mirror, es además un ejemplo del mal gusto que idiotiza a las muchedumbres, que lo ensalzan en señal de la influencia de los medios de comunicación masivos.   La televisión basura y la falta absoluta de calidad estética de muchos de sus productos (como de otras expresiones supuestamente artísticas) se escenifican en esta historia, que no deja de poseer su lado humano y dramático.

Especial de Navidad:

·         Blanca Navidad: Dos hombres se encuentran solos en medio de una casa, cuyo propósito no queda claro, aislados del resto del mundo y en lo que parece ser el cumplimiento de un trabajo no muy grato.  Cada uno de ellos tiene un pasado que los llevó a estar en esas circunstancias y es durante la “forzada” cena de Navidad de ambos, que se cuentan entre ellos las razones que los llevaron a estar juntos.  La historia de cada uno es dramatizada de manera bastante dura.
     Como se trata de este programa, imposible esperar una típica trama sobre el espíritu navideño, el amor y la esperanza…Al contrario, la vida de sus dos protagonistas no puede ser más desgraciada, en especial porque ambos cargan con la culpa de sus pecados y más encima el sistema social que está sobre ellos, les impide cualquier tipo de redención. 
     Una de las historias trata una vez más de los malos usos de la tecnología, en especial cuando esta se convierte en la razón de la existencia de la gente, quien termina por perder el rumbo en medio de sus artificios.  En tanto que la otra aborda el “mal de amores” y en especial los celos, en un contexto donde la tecnología se transforma en un  tormento más para la gente (a su vez se puede reconocer el insoportable peso que posee la negación social y el ostracismo, hacia los parias de cualquier comunidad, más todavía cuando se les impide formar parte de la sociedad, ya sea en la vida real o de manera virtual).  

viernes, 25 de diciembre de 2015

Una mirada distinta al género superheroico.


      Jessica Jones es un personaje de Marvel Comics que tuvo su debut en noviembre de 2001, en una colección protagonizada por ella misma y titulada Alias.  Desde un principio se la situó como un personaje cuyas historias estuviesen más bien orientadas a un público adulto, ya que su serie regular estaba dentro del sello Max de la llamada Casa de la Ideas, caracterizado por novelas gráficas marcadas por temáticas mucho más violentas, que las correspondientes a sus revistas de tipo tradicional y/o familiar.  Esta mujer con poderes que incluyen fuerza superior, resistencia física y capacidad de sanación mayor a la de los humanos normales, además de la habilidad de volar, en las viñetas ha tenido una carrera irregular como superheroína; esto último por varias razones, que implican unos cuantos conflictos personales en su carrera de justiciera, que la han mantenido alejada de su papel como Safira, Knightress, Power Woman (sus tres alter egos), como también por su vida de casada con uno de los superhéroes clásicos de Marvel: Luke Cage (con quien tuvo una hija). No obstante su labor al servicio de la comunidad, si bien remunerada, ha tenido varios éxitos trabajando de investigadora privada, oficio en la que es una destacada detective.
    Fue creada por Brian Michael Brendis, guionista que es hoy en día uno de los pesos pesados de Marvel, escribiendo para varios de sus personajes emblemáticos como Spiderman (de hecho es el responsable de su famosa versión Ultimate, con la cual se lanzó esta línea alternativa y remozada del universo marvelita), los Vengadores, Daredevil, Guardianes de la Galaxia y muchos más; por otro lado, ha estado detrás de varios eventos de gran magnitud para todo el panteón de esta empresa, como Dinastía de M, Guerra Secreta y La Era de Ultron, entre otras, todas ellas miniseries que contaron con sus propias implicancias en las colecciones de cada uno de los personajes de Marvel (esto es lo conocido como ti-ens).  Mientras tanto en el dibujo el “padre” de Jessica Jones, corrió a cargo de Michael Gaydos, quien a su haber tiene una gran cantidad de títulos que van desde los cómics basados en la popular serie de televisión 24, Witchblade, Batman, El Cuervo y muchos más en varias editoriales (a diferencia de Bendis, quien ha hecho casi toda su carrera en Marvel).
     Pues cuando Netflix comenzó a realizar sus propias producciones de imagen real, caracterizadas por su gran calidad artística y técnica (las que no han dejado de darle grandes retribuciones económicas, así como múltiples premios), sus productores se interesaron en Jessica Jones como una alternativa diferente a la hora de continuar con sus programas basados en los cómics marvelitas.   Luego del éxito de Daredevil (para muchos lo mejor que se ha hecho sobre el género para la pantalla chica, que no fuese dibujos animados), había que seguir armando este corpus televisivo basado en las franquicias comiqueras…No obstante los responsable fueron lo suficientemente inteligentes, como para hacer algo por completo distinto, a lo visto con el llamado Hombre sin Miedo y así fue cómo llevaron a la tele a este especial personaje.
     En primer lugar debería decirse que el programa de Jessica Jones (al menos en lo que se pudo ver durante su primera temporada) es un show basado en cómics de superhéroes… ¡Pero sin superhéroes! Pues en esta adaptación Jessica Jones nunca fue vista con un traje al respecto, ni menos usó alguno de sus otros nombres; tampoco se pudo ver a algunos de sus colegas (para pesar de quienes estábamos esperando al menos un cameo de Daredevil), si bien posee gran importancia quien más adelante tendría que ser su esposo, Luke Cage (el que en todo caso en las viñetas no acostumbra a usar algún tipo de atuendo caracterizador, como acostumbra suceder con sus pares).  Sin embargo, en el último episodio se cuenta indirectamente de “cierto diablillo carmesí” y antes de ello se habla del “Grandote Verde” y su equipo (en clara referencia a Hulk y Los Vengadores), como también aparece un niño pequeño disfrazado del Capitán América, además de mencionarse una tal “invasión alienígena” a Nueva York.  Estos últimos detalles pueden llamar la atención del espectador conocedor de las historietas y otros programas, puesto que resulta toda una sorpresa que hayan optado por relacionar los filmes de Marvel Studios, con sus propias producciones (lo que en un principio solo iba a ser con lo visto en Agentes de S.H.I.E.L.D. y Agente Carter, ambos pertenecientes a otra empresa).  Habrá que ver qué nos depara el futuro al respecto.
     El argumento de esta versión de Alias, titulado nada menos que Jessica Jones, es el siguiente: Su protagonista luego de varios intentos de ganarse la vida, ha decidido abrir una pequeña agencia de investigaciones, en la que solo trabaja ella misma.  Recuerdos que la abruman carga sobre sus hombros, lo que la ha llevado a una vida solitaria, en la cual solo mantiene una amiga y de quien en un principio hace lo posible por alejarse para no dañarla.  Pues Jessica se siente culpable y avergonzada, por lo que realizó durante el tiempo en que fue controlada mentalmente por Killgrave, el Hombre Púrpura, capaz de manejar a la gente a su antojo y con quien estuvo viviendo mientras duró el poder de Killgrave sobre ella.  Pues cuando ya había creído que nunca más lo volvería a ver, su némesis reaparece y esta vez lo hace como todo un acosador sexual, ya que el tipo ha llegado a obsesionarse con su persona.  Por lo tanto, ahora es cuando Jessica Jones debe acabar de una vez con su amenaza y que también implica a quienes la rodean.
      Considerando lo contado de la manera más breve posible, para no caer en los desagradables spoilers, la figura de Jessica Jones humaniza como nunca al prototipo del superhéroe o más bien al sujeto extraordinario, de las historias tradicionales mitológicas y legendarias y que han servido de fuente de inspiración para muchas historietas.   Pues siendo esta mujer alguien que al contar con sus poderes podría tener lo que quisiera, si le sacara real provecho o pudiendo tener algún verdadero ideal de justicia como otros, en la serie (en especial en sus primeros episodios) se la presenta como una persona derrotada y que vive el día a día sin esperanzas; asimismo ahoga sus penurias en el alcohol (lo que al parecer no le hace efecto),  Por otro lado, a diferencia de otros como ella, en realidad teme a su enemigo, hasta que una importante revelación acerca de la naturaleza del hombre que abusó de ella, le da albricias suficientes como para no detenerse en su afán de derrotar de una vez por todas al psicópata. No obstante, pese a los días más oscuros de la independencia de Jessica tras su vida al lado de Killgrave (e incluso mucho antes de ello), su espíritu noble siempre quedó expuesto, de modo que su destino era convertirse en una persona grandiosa.
    Dentro de la misma caracterización que posee Jessica Jones y su alejamiento de las convenciones del género, destaca su presencia física, puesto que a diferencia de otras heroínas, no llama la atención por su belleza y poseer el cuerpo de una diosa (en otras palabras, no es ninguna Viuda Negra, ni una Gatúbela).  No es fea, pero sí tiene un rostro común y corriente, además de ser delgada y para nada musculosa. Por estas mismas razones carece de toda sensualidad, casi siempre anda desaliñada y con un rictus de amargura (en cambio dos personajes masculinos, sí son dueños toda la sensualidad de la que ella carece, viéndoselos en poses bastante provocadoras, aunque sin perder su virilidad).  
     Importantes en el programa resultan ser los numerosos flashbacks dedicados al pasado de la protagonista, aquellos sobre sus “orígenes secretos” (o sea, cuando despertaron sus poderes, en plena adolescencia) y su mayor relación afectiva con quien resulta ser su única amiga; lo mismo sucede con todo lo concerniente a su pasado con el Hombre Púrpura, escenas que muestran sin duda un laborioso trabajo de montaje y por parte de los guionistas, para armar todo el argumento de la manera más óptima posible.
     Desde la época de la clásica serie de televisión setentera de la Mujer Maravilla (con la espectacular Linda Carter, haciendo de nada menos que de Diana de Temiscyra), que no se hacía una serie sobre un personaje de cómics femenino superheroico, que tuviera real éxito (bueno, obviando la única temporada de Witchblade en los noventa y Birds of Prey en la década pasada y ambientada en el universo batmaniano, que lamentablemente fueron canceladas demasiado pronto) y si bien este show sobre la amazona ícono del feminismo, destacaba por razones obvias la figura de la mujer en el mundo moderno, Jessica Jones como serie actual no deja de mostrar el verdadero poder que tienen hoy en día las féminas (bueno, también se encuentra emitiéndose Agente Carter, pero ello podría considerarse como un caso aparte).  Pues la visión que existe de las damas en esta obra más actual, bien se aleja de los rígidos patrones sexistas de antaño, igualando a hombres y mujeres tal como corresponde, pues héroes y villanos en la vida real y la ficción, hay de ambos sexos.  Respecto al tono femenino (ojo, no feminista) de este programa, se puede mencionar el hecho de que haya sido creado por una dama, Melissa Rosenberg, quien escribió el piloto, además del último capítulo, y estuvo supervisando el resto de los episodios.  Por otro lado, los secundarios que realmente destacan en este programa (dejando de lado al antagonista, claro), vienen a ser mujeres, cada una de ellas respondiendo a distintos tipos de féminas y que para bien o para mal cumplen un rol destacado en la vida de la protagonista (entre gente de confianza, aliadas, “clientes” y una que otra relación complicada).   En lo que concierne al papel de la mujer en esta serie, puede llamar la atención el hecho de que en un determinado momento Jessica Jones, no duda en apoyar a otro personaje a abortar (de lo que otra mujer de la serie tampoco se escandaliza ante tal acto); idea compartida por mucha gente y que a la luz de una serie como esta, se convierte en una declaración bastante liberal de la autonomía femenina, que postula que solo quien está embarazada es responsable de llevar a cabo o no la gestación (las implicancias morales de esto ni se mencionan en el episodio respectivo, pero queda de antemano la discusión abierta y en especial por parte de los antiabortistas como quien aquí escribe).  Por otro lado, se puede mencionar la inclusión de personajes gays en la serie, más bien lésbicos, los que son abordados con naturalidad, sin llegar al proselitismo y siempre como muestrario de las complejas relaciones entre mujeres.

Viñetas del cómic.
      A diferencia de Daredevil se trata de un programa mucho más intimista, puesto que no posee la acción, ni las grandes confrontaciones cuerpo a cuerpo de la serie dedicada a Matt Murdock (si bien igual tiene sus cuantas peleas en las que interviene su protagonista).  De hecho, en esta serie la protagonista no vuela, solo da saltos que cualquier mortal normal no podría dar (sin embargo, nunca se muestra ello en su totalidad, puesto que en escena por lo general se ve a Jessica cuando ya ha vuelto a pisar tierra).  Con el personaje del Hombre Púrpura también ahorraron dinero u optaron por un tono más realista, ya que salvo unas pocas veces en las que se le hacer usar en sus trajes el color que lo identifica, su pigmentación la hicieron normal, a diferencia de su versión de los cómics. Tampoco es tan violenta y/o sangrienta, careciendo casi por completo de la leve cuota de humor que se agradecía en la serie que le antecedió.  Pues es un show que mantiene un tono grave mucho mayor al anterior, con un personaje principal que a diferencia del Hombre sin Miedo, aún no tiene claro cuál es su papel en el mundo y que no está cómoda con sus poderes (los que le parecen más una maldición que una bendición); en este sentido a Jessica Jones lo que le falta como sujeto es la convicción religiosa y moral, que hace a Matt Murdock alguien tan admirable; no obstante justamente es en dicha dimensión más frágil de la Jones, que esta se convierte en alguien de carne y hueso, por no decir más verosímil.  Por todo esto (y más) su programa resulta ser 100% novedoso y original.
     Si Daredevil contó con un actor de la talla de Vincent D`Onofrio, haciendo del gran villano, este nuevo show de Netflix marvelita tuvo a dos actores veteranos y de prestigio.  Por un lado gracias a este nuevo programa fue posible reencontrarse con Carrie-Anne Moss, quien se hiciera famosa por su papel de Trinity en la trilogía de Matrix.  Pues en esta serie, es posible verla en un papel por completo diferente al recién mencionado, por no mencionar otros que ha hecho para el cine.  Y en cuento al principal enemigo de Jessica Jones, Killgrave, fue alguien como David Tennant, el encargado de interpretarlo, labor que realizó creando a un malvado con matices por completo distintos al del Kingpin, del programa sobre Matt Murdock; a su vez, Tennant fue capaz de hacernos olvidar al papel que le dio celebridad, el del décimo Doctor Who, desde que se relanzó al personaje en el año 2005, siendo sin duda el más querido de todas las versiones que ha tenido desde su relanzamiento.
     Aparte de los dos personajes principales, heroína y villano respectivos, en la serie destacan los siguientes dentro de los secundarios:

·             Luke Cage: Posee una piel que lo hace en la práctica indestructible y una fuerza incluso superior a la de Jessica.  Es un atractivo hombre afroamericano, que no deja de llamar la atención por su enorme físico, quien para cuando es introducido en la serie, hace lo posible por mantenerse al margen de la vida pública, regentando su bar, hasta que la protagonista se cruza en su camino y a partir de entonces su existencia se complica.  Su intervención en la serie, antecede a su propio programa que vendrá después en Netflix y se estaría estrenando en el transcurso del año que viene.
·                Patricia “Trish” Walker: La única amiga de Jessica en la serie y la única persona en la que confía en un 100%, es sin dudas la mujer más hermosa y sexy de todo el programa, por no mencionar uno de sus personajes más carismáticos.  De niña fue una actriz muy popular que tenía un show a su nombre, siendo manejada por su abusiva madre, de quien al final se alejó tras tantas penurias junto a ella.  En la actualidad, trabaja como exitosa conductora de un programa radial de conversación.  Su historia con Jessica resulta muy interesante en su génesis, puesto que la relación entre ambas comenzó como algo forzado, justamente debido a la intervención manipuladora de la madre de Trish, hasta que el dolor mismo las llegó a unir.
·         Jeryn Hogarth: Corresponde a una poderosa abogada con contratos millonarios, quien acostumbra trabajar con Jessica y con la cual mantiene más bien una relación utilitaria, ya que solo se ayudan para sacar provecho de las habilidades de la otra.  Es una mujer dura y sin escrúpulos, hasta cierto punto un estereotipo usado a conciencia en el programa del “chupasangre leguleyo”. 
·                 Malcolm: Vecino de Jessica Jones, se convierte en otra víctima de Killgrave, hasta que Jessica descubre el nexo entre estos dos y se decide a rescatarlo de sus garras.  Es un hombre joven compasivo, cuya existencia estaba colapsando hasta que fue salvado; en agradecimiento y como muestra de su enorme corazón, se convierte en un importante aliado de la protagonista y en un seguro buen amigo.
·            Will Simpson: Guapísimo oficial de policía que en una primera instancia, también es controlado por el villano de la historia.  Era de suponer que debido a esto su camino se uniera al de Jessica y en especial con el de Trish.  Este hombre esconde más de un secreto, pues es mucho más de lo que aparenta, lo que lo convierte en uno de los personajes más complejos del show.

martes, 22 de diciembre de 2015

La primera gran colección de cuentos de Ursula K. Le Guin (segunda parte).

     
     Pues el resto del libro se compone de los siguientes títulos:

9- Nueve vidas.

      Uno de los cuentos más extensos del libro, que aborda tópicos caros a la ciencia ficción, como lo son la clonación, las catástrofes ambientales, el viaje espacial y el descubrimiento de mundos extraterrestres.
     Trata sobre dos científicos que deben realizar una serie de investigaciones en un planeta recientemente descubierto, a quienes se les unen un grupo de diez expertos, cinco mujeres y cinco hombres… ¡Los que resultan ser clones de la misma persona! Para los dos varones nacidos de forma “natural”, resulta complicado laburar con sus nuevos compañeros, ya que estos desde un principio demuestran cierta incapacidad para comunicarse con quienes no sean sus pares, o sea, sus “hermanos”.  Un incidente logra lo que por ningún otro medio fue posible: la posibilidad de la verdadera integración entre ambos equipos, aunque ello signifique ciertos sacrificios.
     El relato resulta bastante interesante a la hora de analizar varios puntos en él.  En primer lugar por la manera que tiene de trabajar el tema de la otredad, en cuanto al encuentro entre los seres humanos que representan el viejo mundo (de aspecto poco saludable, ya que son hijos de los sobrevivientes de una Tierra devastada) y los clones representativos de la nueva humanidad (bastante mejorada por cierto); de este modo los primeros se hayan antes sus prejuicios, incomodidad y miedos hacia lo distinto, mientras que los otros en su especial naturaleza ignoran a quienes no son como ellos (no por despreciarlos, claro, sino por otra razón tal como queda detallado en el texto).  Tras esto y una vez llegados al clímax de la historia, se presenta el tema de la aceptación y el trabajo en equipo, con la valoración hacia los demás que ello implica, como también la necesidad humana de compañía.
     Ursula K. Le Guin se adelanta por casi quince años a la narrativa multirracial de gente como Orson Scott Card, al hacer que sus personajes (sin ser extraterrestres) pertenezcan a distintas etnias y no solo caucásicos, otorgando protagonismo a latinos y a asiáticos; además de escapar a los trillados estereotipos raciales y racistas.

     “— ¡Dios, qué equipo! Hay algo que no comprendo. ¿Hasta qué punto sabe cada uno de ustedes lo que los otros están pensando?
      —Ninguno sabe lo que piensan los otros, estrictamente hablando —respondió una de las muchachas, Zayin; los otros la contemplaron con una mirada de aprobación—. Entre nosotros no existe telepatía ni nada por el estilo. Pero pensamos igual. Tenemos exactamente el mismo equipo. Sometidos al mismo estímulo, al mismo problema, lo más probable es que experimentemos las mismas reacciones y encontremos las mismas soluciones al mismo tiempo. Las explicaciones resultan fáciles: normalmente, no necesitamos recurrir a ellas. Rara vez hay disensiones entre nosotros. Esto facilita nuestro trabajo de equipo”.

10- Cosas.

     Sin dudas uno de los mejores y más bellos cuentos de esta colección, por no mencionar el lirismo con el que Ursula K. Le Guin lo cuenta.  Aquí un hombre decide quedarse en su hogar, tras el exilio forzado de su pueblo, debido a una (otra) catástrofe que no queda clara en la narración (aunque tampoco ello tiene mayor importancia para lo que acá nos quiere contar la autora).  En su empecinamiento a no abandonar su vieja vida y encontrar otra manera de enfrentar la crisis, el protagonista encuentra una compañera con quien pasa sus últimos días antes del supuesto final.
     Se trata de una obra que gira en torno al tema de la esperanza, más todavía si se trata de creer en los sueños de uno mismo.
     El simbolismo del oficio al que se dedica el personaje principal, quien elabora ladrillos, resulta evidente, puesto que este hombre acostumbra crear con sus manos (casas) y en especial el camino hecho por él mismo y que más adelante cruzará para su propia huida.  Luego es posible identificar el tópico del viaje, en este caso en dirección a un futuro que queda más o menos incierto, pues la escritora lo muestra, por un lado, como la ruta hacia un mejor futuro y, por otro, como el simbólico paso a la otra vida (la muerte).
    El mar una vez más toma un rol preponderante en una obra de ficción, representando tanto las fuerzas de la naturaleza (superiores al ser humano), como la esperanza misma, al ser la posibilidad de llegar a otros lugares y alcanzar la felicidad (aparte de ser la fuente de la existencia en la Tierra).
    En cuanto al título de este texto, su elección no da lugar a dudas tras conocer su argumento, pues hace referencia a aquello que nos es importante y que forma parte de nuestra existencia (lo que nos negamos a abandonar, ya sea de tipo material, como de corte espiritual).

11- Un viaje a la cabeza.

     Puede que sea lejos el texto más bizarro e inentendible de toda esta selección (al más puro estilo de ciertas narraciones cortas y alucinógenas de Neil Gaiman).  En sus páginas se aborda el encuentro entre dos personas, cuya verdadera identidad nunca queda en completa evidencia y que conversan entre sí, buscando respuestas a sus interrogantes sobre quiénes son.  En determinado momento el relato salta a la descripción de un encuentro sexual, al más puro estilo del blando porno, pero ello convierte aún más el resto del relato en toda una curiosidad. Para un servidor si esta obra no hubiese salido de la pluma de tan consagrada autora, lo más probable que no lo habría terminado por su falta de coherencia (lo leí dos veces, pues tras mi primer encuentro con el texto lo olvidé por completo y ahora tras releerlo no le pude encontrar pies, ni cabeza).

12- Más vasto que los imperios y más lento.

     Otro cuento de ciencia ficción acerca de viajes interplanetarios y la posibilidad de vida extraterrestre (si bien como es habitual en este tipo de obras, bastante distinta a como es conocida en la Tierra).  Asimismo los científicos vuelven a tomar un papel preponderante, ya que al parecer resultan ser los sujetos ideales para enfrentarse a lo desconocido y representar ante sus distintas personalidades la complejidad del alma humana.
     Enmarcado dentro del ya mencionado universo del Ekumen, gira en torno a un grupo de hombres y mujeres provenientes de varios planetas y culturas, pertenecientes a esta mancomunidad.  Las relaciones entre ellos resultan complicadas, ya que en general poseen rasgos que los hacen difíciles de llevar, más todavía si se consideran los rasgos culturales que los diferencian a los unos de los otros.  No obstante uno de ellos resulta en particular extraño a los demás, ya sea por apariencia como por su conducta, lo que entorpece aún más la posibilidad de un armonioso trabajo en equipo.  Todos ellos deben realizar una serie de investigaciones en un mundo aparentemente apacible, sin formas de vida animal, no obstante un incidente los hace darse cuenta de que no se encuentran solos y ello a su vez permitirá cambiar en parte las rígidas relaciones sociales.
     Resalta dentro de todo esto la caracterización del verdadero paria entre los científicos, un personaje atormentado e irascible, quien contrasta en parte con los rasgos más amables de la jefa de la expedición (de modo que se resaltan acá los valores de la tolerancia y la compasión).
    En el cuento vuelven a tomar gran relevancia los árboles (figuras que seguirán repitiéndose en lo que queda del libro), entidades destacadas en la literatura de la Le Guin, para quien esta vida vegetal envuelve un sinnúmero de ideas positivas, como ejemplo la belleza de la naturaleza y la paz (lo que sin vacilaciones queda de manifiesto hacia el final del cuento).

     “Daba la impresión de un hombre a quien le hubieran arrancado la piel. Su tez, de una blancura y una transparencia morbosas, mostraba los vasos sanguíneos como un desteñido mapa de carreteras trazado en rojo y azul. La manzana de Adán, los músculos que le rodeaban la boca, los huesos y ligamentos de las muñecas y las manos, todo se veía nítidamente como exhibiéndose para una clase de anatomía. El pelo era de un claro color herrumbre, como sangre reseca. Tenía cejas y pestañas, pero sólo eran visibles bajo ciertas luces; lo que uno veía eran los huesos de las órbitas, la red de las venillas de los párpados y los ojos incoloros. No eran rojos, porque Osden no era realmente albino, pero tampoco eran azules ni grises; los colores se habían borrado de los ojos de Osden, dejando una fría claridad acuosa, infinitamente penetrable. Nunca miraba a nadie de frente. Tenía un rostro inexpresivo, semejante a un dibujo anatómico, o a un rostro desollado.
     - Concuerdo -dijo en una alta y áspera voz de tenor- que incluso el retraimiento autístico sería preferible al smog de las baratas emociones de segunda mano con que me rodean todos ustedes. ¿Por qué exudas odio ahora, Porlock? ¿No puedes soportar mi vista? Ve a practicar un poco de autoerotismo como lo hacías anoche, eso mejora tus vibraciones. ¿Quién demonios tocó mis cintas? Que nadie, ninguno de vosotros, toque mis cosas. No lo permitiré”.

13- Las estrellas en la roca.

     
     Un relato muy en la línea de Los Maestros, por cuanto se trata de otro ejemplo de la capacidad de la ciencia ficción de llevar a escenarios imaginarios, las grandes problemáticas para poder analizarlas mejor.  Por otro lado, este cuento recuerda bastante al recién mencionado, ya que en este segundo caso una vez más la escritora muestra a la figura del científico, como a sujetos que pueden representar tanto lo mejor de nuestra humanidad, como a lo peor de ella misma.  No obstante, en esta obra el protagonista es un hombre de ciencias que se asemeja más a los artistas, debido a su capacidad de mirar con otros ojos la realidad, descubrir la belleza escondida de las cosas y con ello sobresalir entre sus congéneres; asimismo en su humildad y amor al conocimiento, como también a la verdad, presenta rasgos religiosos, propios del sacerdocio, ya que su actuar es el de alguien deseoso de compartir con otros la alegría de su saber, capaz de elevar a quienes lo oyen de los límites de su naturaleza (la llamada revelación de los profetas).  Por otro lado, no deja de verse en esta lectura la represión de los que se empecinan en defender su ignorancia, a tal punto de negar a otros su propia felicidad.
     Pues esta es la historia de un hombre que debido a sus estudios y descubrimientos, debe escapar de la multitud bárbara, teniendo que llegar a esconderse.  Sin embargo, no todos quienes lo rodean quieren quedarse en la oscuridad de lo que dicta la mayoría y  por esa misma razón el protagonista experimenta la buena voluntad del prójimo e incluso el poder del amor.  Quienes lo acogen son representantes tanto del mundo sofisticado de la opulencia, como del pueblo sencillo de los obreros, puesto que la verdad y la belleza resultan ser certezas disponibles para todos (solo hay que aprender a reconocerlas).
     Ursula K.  Le Guin nos regala nuevas metáforas y/o alegorías, al hacer que su hombre de ciencias, sea alguien que haya llegado a su epifanía a través de la observación de las estrellas (descubriendo con ello el verdadero rostro de Dios); teniendo luego que adentrarse en las entrañas de la tierra (sin dudas una representación del vientre materno, que cuida del indefenso).  Por lo tanto la supuesta oscuridad de las cavernas en las que ahora vive, son solo un paso al descubrimiento de otra luz, tras la ceguera inicial; puesto que lo que hay en las profundidades, resulta ser un reflejo de lo que arriba existe.
     El cuento bien podría ser una historia realista de corte histórica, por cuanto  a diferencia de Los Maestros, no resulta tan artificioso como la mayoría de este tipo de textos; no obstante tras acercarse al emotivo final, una última invención de su personaje principal lo acerca más al género respectivo.

    “Hablaba con esa autoridad que los mineros sabían que pertenecía por derecho a los sacerdotes, a las grandes palabras que pronunciaban los sacerdotes en las iglesias resonantes. No era lógico que estuviese allí, en aquel agujero en el que ellos se ganaban penosamente la vida, en las palabras de un fugitivo loco. Más tarde, al hablar entre ellos, movían la cabeza, o se llevaban un dedo a la frente.
    Su locura va en aumento —dijo Per.
    ¡ Pobrecillo! —exclamó Hanno.
      Pero, al mismo tiempo, no había entre ellos ninguno que no creyese lo que el astrónomo les había dicho.
     (…)
     Bran se interrumpió. Hacía poco, había caído en la cuenta de quién era Guennar. El hecho de que fuese un hereje no le importaba, pero el saber que era un sabio le hacía difícil llamarle «compañero» o «amigo». Y tampoco podía llamarle «maestro». Había ocasiones en que, a pesar de toda su mansedumbre, el fugitivo hablaba con grandes palabras, palabras que cautivaban el alma, y en aquellas ocasiones habría sido fácil llamarle «maestro». Pero ello le habría asustado”.

14- El Campo de visión.

     Una historia que aborda de manera muy especial el tema de la religión, si bien no desde el punto de vista del oscurantismo, tal como se vio en el cuento anterior y Los Maestros; por otro lado, se conecta a estos dos en cuanto a que por igual gira en torno al significado que posee el conocimiento “real” de las cosas, aunque en este último caso ello más bien significa una supuesta maldición, que una bendición. De este modo y considerando los elementos que componen este texto, su argumento atiende a ideas antiguas, como el hecho de que existen ciertas verdades superiores a las capacidades de los mortales, quienes deben asumir su (insignificante) papel en el universo.  También se encuentra la noción de que no estamos solos en medio de esta vastedad.
      Trata acerca de unos astronautas que viajan a Marte y allí se encuentran con una rara formación, que al parecer viene a ser el vestigio de una antigua y desaparecida civilización.  Al llegar a la Tierra solo dos del equipo enviado allá sobreviven a tal experiencia, sin embargo lo hacen con secuelas de tipo físico y psicológico.  Poco a poco se va descubriendo lo que en realidad les pasó a estos dos individuos.

15- Dirección de la carretera.

      Una obra bastante distinta a las contenidas en este libro, debido a las singularidades que posee e implican tanto su estilo de narración (pues está escrito en primera persona, o sea, desde el punto de vista de su protagonista, que resulta bastante inesperado en su condición, por cierto), como su temática, que si bien comparte algunos de los intereses habituales de su autora, la hace ser una ave raris entre el resto (si bien mucho más efectivo y poético que el ya reseñado cuento El Viaje).
      La trama es sencilla en primera instancia, puesto que trata acerca de nada  menos que de… ¡Un árbol! Este vive a un costado de la carretera y va contando acerca de aquello de lo que es testigo en sus más de cien años de vida (en especial del avance de la tecnología, que implica el uso de la carretera misma y con ello se refiere a parte de la historia de la propia humanidad), en lo cual por muy increíble que parezca, mantiene un papel activo; ello, puesto que este ser vivo hace referencia a un nivel de conciencia desconocido para los humanos, por cuanto los hombres ignoran lo que en verdad hay a su alrededor.  Esta última idea ya fue expuesta en el relato más arriba señalado.  También podemos identificar el pensamiento ecológico y “arbóreo” tan de la Le Guin, al otorgarle este protagonismo a un árbol, criatura que en sus páginas posee sentimientos y hasta se permite dar opiniones sobre la gente.

    “La primera vez que vi un automóvil, lo recuerdo aún, lo tomé, como la mayor parte de nosotros, por un ser mortal una especie de criatura sin raíces a la que no conocía. Sentí un cierto sobrecogimiento ya que, con ciento treinta y dos años de edad, creía conocer a toda la fauna local. Pero una novedad, por fútil que sea, siempre es algo interesante, así que lo observé con atención. Me acerqué a buena marcha, la de un galope corto, pero adoptando un ritmo distinto, adaptado al aspecto falto dé gracia de aquella cosa: un ritmo inconfortable, el de un ser rodante, sofocante, trepidante, agitado por sobresaltos. Pero no, no se trataba de ningún ser mortal, libre o cautivo, con o sin raíces, y me di cuenta de ello en menos de dos minutos, antes de haber alcanzado el tamaño de treinta centímetros. Era un objeto fabricado, como aquellas carretas a las que se ataban los caballos. Lo hallé tan mal hecho que estimé imposible que regresara cuando lo vi desaparecer tras la cima de West Hill, y esperé de todo corazón no volver a verlo nunca más, pues no podía soportar su marcha dura y contrastada”.

16- Los que se marcharon de Omelas.

     De seguro uno de los mejores y más sentidos cuentos de esta colección.   En cierto sentido nos muestra una antiutopía, ya que narra la vida de la gente de Omelas, un sitio en el cual sus habitantes han conseguido la plenitud, pero ello es a costa de un significativo sacrificio, que en su revelación puede resultar impactante para muchos lectores. 
    Esta obra trata acerca del significado de la felicidad en nuestras vidas y sobre lo que estamos dispuestos a hacer, muchas veces sin importar el costo que puede acarrear para cada uno. Por ende, es una historia sobre la dignidad humana, los sueños y las pesadillas que nos rondan; a su vez encontramos acá los temas de la culpa y de la vergüenza, sentimientos que pueden tanto denigrarnos, como elevarnos tras cambiar el camino torcido que hasta el momento hemos tomado. 
     Si bien una vez llegados a su clímax la verdad sobre Omelas se hace amarga, la escritora abre una puerta a la esperanza, que señala justamente el poder que posee el deseo de ser mejores personas.

     “No eran personas simples, aunque si felices. Pero no pronunciaremos más palabras de alabanza. Todas las sonrisas se han vuelto arcaicas. Al proceder a una descripción como ésta, uno tiende a hacer ciertas suposiciones, a dar la impresión de que busca un rey montado en un espléndido corcel y rodeado de nobles caballeros, o quizás en una litera dorada conducida por altos y musculosos esclavos. Pero no había rey. No usaban espadas ni poseían esclavos. No eran bárbaros. Desconozco las reglas y leyes de su sociedad pero sospecho que eran singularmente escasas. Al igual que se regían sin monarquía ni esclavitud, tampoco necesitaban la bolsa de valores, la publicidad, la policía secreta y la bomba. Sin embargo, repito que no era un pueblo simple; nada de dulces pastores, nobles salvajes ni blandos utópicos, ni menos complejos que nosotros. El mal estriba en que nosotros poseemos malos hábitos, animados por pedantes y sofisticados empeñados en considerar la felicidad como algo estúpido. Sólo el dolor es intelectual. Sólo el mal es interesante. Es la traición del artista: la negativa a admitir la banalidad del mal y el terrible fastidio del dolor. Si no puedes morder no enseñes los dientes. Si duele, vuelve a dar. Pero alabar el desespero es condenar el deleite; aceptar la violencia es perder la libertad para todo lo demás. Nosotros casi la hemos perdido; ya no podemos describir la felicidad de un hombre ni manifestar una alegría”.

17. El día anterior a la revolución.

    Tal como otros textos reunidos en el libro, es un relato que sirvió como fuente para una de sus posteriores novelas, en este caso una de sus más alabadas: Los Desposeídos
    Es la historia de una mujer anciana, fundadora de un movimiento anarquista y que pretende derrocar el gobierno (al parecer opresivo) de su planeta.  La protagonista, quien ha tenido una vida intensa y ha marcado con su existencia la de muchas personas, recuerda con nostalgia y cierto sentido de amargura su pasado.  Quien otrora fue de alguna manera una persona poderosa, hoy en día es alguien que se siente débil y se autocompadece.   Se podría afirmar entonces que aborda los temas de la soledad y la futilidad, que pueden llegar a tener las acciones humanas.  Por tanto, resulta ser un cuento bastante pesimista para cerrar un tomo lleno de tanta maravilla y belleza.

sábado, 19 de diciembre de 2015

Más “literaria” que nunca: Tercera temporada de “Hannibal”.


       Al parecer el programa de televisión basado en las novelas de Thomas Harris, sobre su personaje más famoso, el psicópata Hannibal  “El Caníbal” Lecter, llegó a su fin en la tercera temporada, luego de que sus productores decidieran cancelarla.  Mientras los seguidores de la serie nos quedamos con un final de lo más sorprendente, y aún esperamos se decidan a hacer una nueva temporada, igual su final nos deja con la incertidumbre sobre el destino de sus dos protagonistas (desenlace que no dejaba de homenajear al final que Conan Doyle, le había dado a su célebre Sherlock Holmes, cuando quiso matarlo, ya aburrido de escribir historias sobre él).  Ante dicha escena  bien uno puede preguntarse… ¿Es posible sobrevivir a tanta violencia para el cuerpo humano? Bueno, si Holmes y Moriarty lo pudieron hacer gracias al ingenio de su creador, demás que Lecter y Graham son capaces de lograrlo.     Por otro lado, no deja de maravillar que los protagonistas logren soportar tanta violencia en sus cuerpos, puesto que la mayoría de ellos regresa a escena luego de sufrir una y otra vez los atropellos más atroces a su salud (caídas a gran altura, más de un balazo, cortes de todo tipo, fracturas, quemaduras, etc.).
       Si la segunda temporada ya deparó varias sorpresas para el espectador, la tercera fue aún más al límite.  Al respecto cabe destacar que esta se encuentra claramente dividida en dos partes, las cuales a su vez se nutren cada una de un libro distinto de la saga escrita por Harris (no se debe olvidar que en un principio, y tal como aparece en sus créditos, esta se encuentra basada en el libro estreno de la saga, Dragón Rojo).   Pues la primera parte juega con algunas de las líneas argumentales del tercer libro, Hannibal, específicamente en lo que concierne a la vida de fugitivo de la ley de Lecter, trabajando como especialista en un museo en Florencia; además de girar en torno a la maquinaria de la venganza perpetrada por Mason Verger a su ex psiquiatra.  Es así como los guionistas juegan con la cronología de los libros, haciendo que todo esto suceda antes de lo previsto, mientras Lecter aún es joven (bueno, relativamente hablando) y cuando de Clarice Starling nada se sabe (la heroína de El Silencio de los Corderos y de Hannibal).   Tal como queda detallado en la última escena de la tercera temporada, el gourmet de la carne humana no se fue solo en su viaje de escape, de modo que su particular compañera de viaje tiene un rol preponderante en lo que se refiere a su estadía en Italia: ser una testigo enfermiza de las atrocidades cometidas por quien supuestamente es su marido.  A su vez debido a su estadía encubierta en este lugar, también se retrata todo lo concerniente al agente de la policía italiana, que descubre su verdadera identidad, lo que luego tendrá un desenlace bastante triste para este.  Mientras ello sucede, hasta donde Verger llega el personaje de la doctora Bloom, con quien inicia una relación “profesional”, aunque fundada en el odio de ambos por quiénes los utilizó con desfachatez (acá mismo la Bloom demuestra sin dudas su faceta más oscura, lo que no deja lugar a dudas acerca de la pobreza espiritual de los psiquiatras que aparecen en este show). Por otro lado, Will Graham realiza un viaje para reencontrarse con Hannibal, el cual por un lado le permite conocer algo de los orígenes de quien fuera su amigo; asimismo, el especialista cada vez más va adentrándose en el ser oscuro que en realidad es, con lo cual queda de manifiesto su naturaleza que refleja al propio Lecter (así que adiós de una vez por todas, al Will Graham que inspiraba algo de lástima en la primera temporada).
     Redondeando en el análisis de esta primera parte de la temporada final, se puede traer a colación cómo se aborda el tema de que cada uno de los personajes, en especial los principales, se encuentran marcados y mancillados por Hannibal; el cual ha pasado por sus vidas convirtiéndose a su manera en alguien importante, una persona a quien llegaron a amar y que por esa misma razón ha llegado a lastimarlos tanto, puesto que al conocerlos íntimamente conoce bien sus debilidades.  Quizás del grupo que se cruzó con Lecter, sea Jack Crawford quien salió más indemne, en cuanto a lo que se refiere a su dignidad y valores sin mácula; debido a que a diferencia del resto, no se regocija en la venganza como los demás.
     La segunda parte de la temporada está sacada en gran parte de Dragón Rojo, puesto que en su transcurso Lecter ya se encuentra tras las rejas; es así como en estos últimos episodios se desarrolla todo lo concerniente al caso del llamado “Hada de los Dientes”, que en este programa logran recrearlo, haciendo sus propios aportes que lo alejan de las dos anteriores versiones de este libro.  Si bien hay unos cuantos cambios bastante interesantes, respecto a la obra literaria que inspira todo esto, el programa no deja de rendirle honor al texto, como también a las mismas películas que le antecedieron: es así como si ya el guapo actor que interpreta a Will Graham, se parece bastante a William Petersen, quien realizara este papel en la película de los ochenta; en cuanto al actor a cargo de Francis Dolarhyde, acá recuerda mucho a Ralph Fiennes, quien lo encarnó en la versión de los noventa ( asimismo el Dolarhyde interpretado por Fiennes y el de la TV, es un sujeto que en apariencia es un dios, con un rostro hermoso pese a su defecto físico y con un cuerpo perfecto, lo que contrasta más todavía con su personalidad errática).   En cuanto a las variaciones hechas en el argumento, detalles que dejan de lado el calco de los filmes precedentes, llama la atención el hecho de que uno de los personajes se presenta acá como alguien de raza negra (tal cual como ya se hizo en la misma serie con otros, que pasaron de ser hombre a mujer o también cambiaron su etnia), siguiendo la “moda” de los casting multirraciales en Gringolandia; por otro lado, sobresale el destino que se le otorga a otro personaje importante (uno cuya participación estuvo en el programa desde su debut) y que se llega a convertir sin dudas en el personaje con peor mala suerte de todos, siendo que además su último tormento originalmente correspondía a otro.
      Esta tercera temporada permite una vez más reencontrarse con personajes del pasado, ya sea a través de recuerdos y/o flashbacks, como también gracias a las “alucinaciones” de gente como Will, quien llega a conversar con estos.  De este modo, por ejemplo, es posible conocer los últimos días de uno de los tantos psicópatas que aparecieron en la serie (lo que es retratado de manera bastante truculenta).  No faltan aquellos otros secundarios que tienen acá sus momentos, en “tiempo presente” y quienes hacen su propio aporte para convertir esta serie en todo un clásico contemporáneo (inolvidable la “despedida” de uno de los pocos personajes realmente admirables del show).
       Por cierto, la doctora Du Maurier en esta temporada toma un rol principal y acá por fin es posible conocer (en parte eso sí), lo que la llevó a su extraña relación con Hannibal Lecter.  El trabajo hecho por Gillian Anderson haciendo de ella, no deja de sorprender por todo lo distinta que viene a ser la psiquiatra, si se le compara con la heroica Dana Scully de Los Expedientes-X, que la hizo famosa.  Al respecto es que la Du Maurier resulta ser uno de los personajes más bizarros e intrigantes de todo el programa.
      Esta temporada resulta bastante “artística”, aún mucho más que las anteriores; ello por el constante uso de efectos de cámara y especiales, a lo que se le agrega una dirección de arte hecha a la medida de las oníricas imágenes que aquí se muestran (puesto que muchas escenas ocurren dentro de la cabeza de los personajes o se proyectan al espectador desde su punto de vista).  Asimismo las salvajadas sangrientas de Hannibal y compañía, no dejan de verse lo suficientemente sofisticadas como para llegar a ser obras de arte en sí (después de todo, Lecter no deja de ser un hombre talentoso en todo, tal como sucede con otros sujetos anómalos como él a lo largo de toda la serie).
      Por último, la idea planteada en el post anterior dedicado a este programa, acerca de un probable homoerotismo entre Will Graham y Hannibal Lecter, resultó no ser tan rebuscada, ya que ello quedó manifestado en un diálogo entre dos personajes y el explosivo momento final de la serie.

martes, 15 de diciembre de 2015

La primera gran colección de cuentos de Ursula K. Le Guin (primera parte).


I- La autora.

      Ursula Kroeber Le Guin (nacida el 21 de octubre de 1929 en USA) es considerada desde hace décadas ya, como una de las grandes damas de la ciencia ficción y la fantasía literarias.  En una época en la cual las mujeres que se dedicaban a estos géneros eran escasas (plena década de los sesenta) y cuando tan solo unas pocas habían conseguido cosechar éxitos y respeto, como James Tiptree Jr. (más encima usando pseudónimo masculino ante los prejuicios del medio), la Le Guin consiguió abrirles las puertas a su sexo, para demostrar su enorme capacidad para crear ficciones de gran peso estético.
      En un periodo convulsionado por la revolución cultural, donde las nuevas generaciones promovedoras de paradigmas más vanguardistas (con el llamado amor libre, el feminismo, el orientalismo y la cultura hippie en general), en contra del rígido sistema tradicionalista de derecha imperante en el “gran país del Norte”, esta autora promovió directa e indirectamente con sus obras otras ideas, que por lo general apenas habían sido tratadas en este tipo de narrativa.  Es así como desde los comienzos de su carrera en aquel tiempo, enmarcado dentro de la new wave surgida al otro lado del océano en Inglaterra, sus narraciones breves y extensas desarrollaron historias dedicadas a la antropología (por medio de la creación de diversas culturas alienígenas, representando distintos aspectos de nuestra humanidad) y la promoción de estilos de vidas más relacionados con la ecología y la vida en armonía con el ecosistema.   Con numerosos cuentos, muchos de ellos recopilados en varios tomos, novelas, ensayos y poesía, esta escritora ha conseguido algunos de los premios más destacados del ambiente, llegando incluso a ser considerada entre los grandes de la literatura general de su nación en las últimas décadas.
      Sus obras poseen nombres evocadores y líricos, bastante simbólicos por cierto, los cuales en una primera instancia poco tienen que ver con el contenido de ellas.  Como se verá en la mayoría de los libros que a continuación se mencionarán.   En su escritura acostumbra usar la prosa poética, ya sea en las descripciones, como en los diálogos.
Ursula K. Le Guin,
      Dentro de sus trabajos en narrativa destacan dos grandes sagas, una de ciencia ficción y otra de fantasía, que incluyen relatos y obras más extensas, las que en todo caso tienen la particularidad de poder leerse independientemente, si bien ligadas entre sí por compartir uno que otro personaje en común.  En el primer apartado se encuentra su ciclo Ekumen (de la palabra ecuménico, que hace referencia a la reunión inclusiva de distintas comunidades y/o ideologías, término bastante usado desde el punto de vista religioso), sobre un buen número de planetas con distintas razas humanoides, surgidas de una más antigua que colonizó hace mucho tiempo sus tierras.   Todos estos pueblos han querido ser unidos por la civilización terráquea, que hace más o menos de Imperio Romano entre todos estos pueblos.  Justamente su novela debut, El Mundo de Rocannon (1966) inicia lo que también es llamado Universo Hainish.  A este título le siguen varios textos, algunos de ellos hoy en día considerados verdaderos clásicos de la ciencia ficción, como resultan ser Planeta de Exilio (1966), La Mano Izquierda de la Oscuridad (1969), El Nombre del Mundo es Bosque (1972) y Los Desposeídos (1974).  Cabe decir que para muchos de sus lectores y especialistas, estos tres últimos trabajos se encuentran considerados entre los mejores de su producción.   A su vez existe un libro titulado Cuatro Caminos hacia el Perdón (1995), formado por cuatro narraciones breves ambientadas en el universo del Ekumen.
     En cuanto a su celebrada saga de fantasía Terramar, a la fecha van publicadas cinco novelas y una colección de cuentos: Un Mago de Terramar (1968), Las Tumbas de Atuan y La Costa más Lejana (ambas de 1971), Tehanu (1990) y En el Otro Viento (2001).  La mayoría de los textos breves ambientados en este mundo se encuentran recopilados en Cuentos de Terramar (1999).   Bien se podría decir que para muchos, esta serie de libros son los más conocidos de la escritora.
     Siguiendo la “moda” de realizar sagas de tipo juvenil, Ursula K. Le Guin se sumó a ello por medio de la trilogía titulada como Anales de la Costa Occidental, comenzada en 2004 con Los Dones y luego continuada con Voces (2006) y Poderes (2008).  El éxito de esta “última” saga le concedió un nuevo galardón a esta artista, puesto que el mismo año en que se publicó Poderes, recibió otro premio Nébula y en este caso fue a la mejor novela por dicha obra.
     Libros independientes de sus sagas, son La Rueda Celeste (1971), El Lugar del Comienzo (1980) y El Eterno Regreso a Casa (1985), entre otros.
     Algunas colecciones suyas de cuentos son La Rosa de los Vientos (1982),  Las Llaves del Aire (1996), El Cumpleaños del Mundo y otros Relatos (2002) y Planos Paralelos (2003).
      Cabe considerar que es una de los pocos autores (entre hombres y mujeres) considerados en dos prestigiosos libros escritos por David Pringle, experto en el tipo de literatura que escribe Le Guin, en poseer más de uno de sus títulos en Las 100 Mejores Novelas de la Ciencia Ficción (con La Mano Izquierda de la Oscuridad y Los Desposeídos) y en Las 100 Mejores Novelas de Fantasía (gracias a Un Mago de Terramar).  Debe saberse a su vez que ambos estudios de Pringle son considerados verdaderos textos de consulta y guías para quienes desean adentrarse en lo mejor de estos géneros,
     Pese a la popularidad de esta escritora y a la calidad de sus trabajos, apenas ha sido considerada por Hollywood, la televisión y el mundo de los cómics, por lo que las adaptaciones de sus escritos son escasas.  En 1980 se hizo para la pantalla chica una versión de La Rueda Celeste, hoy olvidada por la mayoría.  En el año de 2005 se realizó la miniserie Leyendas de Terramar, que se lanzó con muchas promesas y expectativas de los fanáticos, en especial por contar entre sus actores a talentos ya veteranos como Isabella Rossellini y Danny Glover; no obstante el resultado fue bastante malo y la producción llega a ser hasta aburrida, además de contar con algunos verdaderos “defectos” especiales.  Quizás lo mejor de esta miniserie sea su bellísima banda sonora hecha por Jeff Rona.  Por otro lado, para la historia se tomaron en cuenta los dos primeros libros del ciclo.  Posteriormente en 2006 el prestigioso estudio japonés de animación Ghibli, el mismo creado por el multipremiado y valorado Hayao Miyasaki, lanzó Cuentos de Terramar, que en esta ocasión se basó en las entregas tres y cuatros.   La Le Guin estaba bastante entusiasmada cuando se le propuso hacer esta versión, más tratándose de que iba a ser dirigida por Miyasaki, con quien compartía varios puntos en común, tales como el estilo de vida ecologista…Y fue Miyasaki quien la filmó, pero no  Hayao, sino Goro, su hijo, a quien salvo su padre nadie conocía, lo que molestó en gran medida a la escritora y más todavía cuando se dio cuenta de la poca justicia que se hizo a sus escritos (otra vez).  El filme de los estudios Ghibli es considerado, tal vez, su peor producción.
    Por cierto, Ursula K. Le Guin está ligada de alguna manera al pueblo chileno, ya que realizó traducciones al inglés de varios poemas de Gabriela Mistral, la poetisa más importante de las letras del país y el primer premio Nobel de Literatura de Latinoamérica.
     Las Doce Moradas del Viento corresponde a la primera recopilación de sus obras breves, publicadas originalmente en varias revistas, tal como muchos de sus cuentos posteriores.  Editado en 1975, en contra de lo que pudiera parecer por su título, cuenta con diecisiete textos y no doce; el nombre escogido por la autora para su libro proviene de un verso de un poema de A. E. Housman, texto que antecede en el libro a los relatos.  Este libro se encuentra conformado por:

1- El Collar de Semley.

      Bellísimo cuento que es la antesala a uno de sus libros más famosos, El Mundo de Rocannon, de modo que en esta pequeña pieza es posible ver la gestación de algunos de sus personajes, así como la configuración que posee este mismo mundo (con distintas especies inteligentes, culturas y tradiciones).  Además se introduce ya en este relato el concepto del Ekumen, si bien acá aún no lleva su nombre; esto último debido a la alternancia entre el relato de corte más “científico” y que corresponde a los investigadores interplanetarios que estudian este lugar y a sus gentes, a la par de la narración principal que le da título al texto, la cual se cuenta desde el punto de vista de una de las autóctonas del planeta.
      Tras una partida más propia de la ciencia ficción, que de la fantasía y que cubre mayormente el resto del relato, trata acerca de la bellísima Semley y su búsqueda de una valiosa joya familiar perdida hace mucho tiempo.  La joven mujer es una digna hija de su tierra, pues se encuentra sometida a las costumbres de su gente y por ello para cumplir con sus deberes, realiza el viaje que la hará conocer a las personas más inauditas, de modo de lograr su objetivo. 
     El viaje es contado dándoles características místicas, pues la protagonista va en pro de lo desconocido, siguiendo patrones antiguos de la literatura clásica épica sobre travesías heroicas (como el tema del hospedaje del viajero entre gentes “extrañas”, aunque amables, la solicitud misma de ayuda y/o conocimientos a estos mismos); además cabe destacar que Semley posee un ideal o quizás una obsesión, que es la de no volver a su hogar hasta lograr su cometido, lo que la convierte en alguien de gran peso dramático, pese a la corta extensión de este título: es una mujer orgullosa, con determinación, aunque nunca pierde la compostura (en especial en su entrevista con los distintos hombres claves que conoce, tan distintos a ella y a su pueblo), salvo en el inesperado final.
      Los diálogos con quiénes llega a conocer Semley, son maravillosos y considerando que esta obra fue hecha por su autora al inicio de su carrera, muestran que ya en aquellos años su talento era nato.

     “Allí los gredosos cubrían sus rollizos cuerpos con prendas similares a las de los Señores de las Estrellas amplios pantalones, botas flexibles, túnicas con capucha, aunque las pocas mujeres que se dejaban ver, serviles enanas siempre apresuradas, estaban desnudas. La mayoría de los hombres eran soldados que portaban armas parecidas a los terribles lanzarrayos de los Señores de las Estrellas, si bien Semley pudo advertir que se trataba de simples garrotes de metal. Lo que vio, lo vio sin observar; avanzó por donde la conducían, sin volver la cabeza ni a derecha ni a izquierda. Cuando hubieron llegado frente a un grupo de gredosos que lucían diademas de acero sobre sus cabellos, el guía se detuvo y con voz profunda anunció:
     – ¡Los excelsos Señores de Gdemiar!
    Eran siete y todos le habían clavado los ojos con tal arrogancia pintada en sus grises rostros terrosos que ella sintió deseos de reír.
    – He venido hasta vosotros para buscar el tesoro perdido de mi familia, Señores del Reino de las Tinieblas –dijo en tono solemne–. Busco el botín de Leynen, el Ojo del Mar –su voz sonaba débil en medio del estrépito.
    – Así nos lo han dicho nuestros mensajeros, Semley, señora de Hallan –esta vez logró determinar quién le había hablado: un individuo más bajo que los otros, que apenas si le llegaría al pecho y lucía un resto fiero en el rostro–. No poseemos lo que buscas.
    – En otro tiempo lo tuvisteis, se dice.
    – Mucho es lo que se dice allí donde el Sol centellea.
    – Y las palabras son llevadas por el viento, allí donde el viento sopla. No pregunto cómo se ha perdido el collar ni cómo ha vuelto a vosotros, sus artífices de antaño. Esas son viejas historias, antiguas habladurías. Sólo intento encontrarlo ahora. Vosotros no lo poseéis, pero quizá sepáis dónde está.
    – No está aquí.
    – Estará, pues, en otro lugar.
   – Está donde tú no puedes llegar; no, a menos que cuentes con nuestra ayuda.
   – Ayudadme, pues; os lo pido en mí condición de huésped vuestra.
   – Se ha dicho: los Angyar toman; los Fiia dan; los Gdemiar dan y toman. Si hiciéramos esto por ti, ¿qué nos darías?
   – Mi gratitud, Señores de la Noche”.

      La búsqueda del collar no puede dejar de ser más simbólica, ya que por un lado lo que hace la mujer es rescatar su pasado (uniendo su lamentable presente con el pasado glorioso) y así conseguir la dignidad que siente ha perdido, más todavía en un mundo donde los extranjeros que llegaron desde el cielo (viajeros alienígenas), les han quitado a su comunidad el orgullo que alguna vez tuvieron.   Al respecto Semley sobresale entre los demás, por su capacidad de ir más allá de lo esperado, por lo menos hasta la gran revelación de las últimas líneas.  Asimismo Semley es una persona valiente, locuaz y femenina, características que se harán habituales en las posteriores heroínas de Le Guin.

2- Abril en París:

     Un particular cuento sobre viajes en el tiempo, que se mueve entre la fantasía y la ciencia ficción (siendo la autora alguien que escribe la variante blanda de este último género, o sea, aquella no caracterizada por datos científicos verosímiles, bien sus textos muchas veces se mueven en esta ambigüedad de estilo) y con un aire de humor, sazonado con cierto romanticismo (por no mencionar su propio título).  Es la historia de un aburrido profesor universitario de literatura, quien es transportado para su sorpresa a plena Edad Media, en la ciudad mencionada en el nombre del cuento.  Quien lo ha traído a dicho periodo, resulta ser otro estudioso, un alquimista igual de cansado con su vida.  Cuando ambos se encuentran, descubren entre ellos almas afines y comienzan una amistad que además les permite compartir sus inquietudes intelectuales.  La posterior presencia femenina en el cuento, le agrega otro aspecto interesante a la narración.
    Destaca en esta historia la descripción de la época en la que mayormente se ambienta y que atiende a un propósito de hacer “realista” la narración, cuando se trata de hacernos sentir inmersos en esta particular época.  No obstante, por mucho que en un principio al hombre del siglo XX le desagrade algo este mundo, descubre que el hogar siempre va con uno, en la medida que se es feliz donde se encuentre.  Asimismo resulta destacable el planteamiento de que “no somos islas” y que almas solitarias pueden llegar a compartir con otros su interioridad, de modo de llegar a conseguir su idea de felicidad y plenitud.

    “Barry Pennywither no era un hombre muy valiente, pero era  racional. Pensó que había enloquecido, y por lo tanto dijo con bastante firmeza:
     -¿Es usted el diablo?
     La criatura se estremeció y traqueteó.
     A modo de experimento, dando un vistazo hacia la invisible Notre Dame, el profesor hizo la señal de la Cruz.
     Ante esto la criatura se crispó; no retrocedió, se crispó. Después dijo algo con voz débil, pero en un inglés perfecto -no, en un francés perfecto- no, en un francés bastante extraño:
     -Mais vous estes de Dieu -dijo.
     Barry se irguió y la escrutó.
     -¿Quién es usted? -preguntó, y la criatura alzó un rostro muy humano y contestó con voz humilde:
     -Jehan Lenoir.
     -¿Qué está haciendo usted en mi cuarto?
     Hubo una pausa. Lenoir dejó de estar de rodillas y se irguió, en toda su estatura de un metro sesenta.
     -Este es mi cuarto -dijo al fin, aunque con gran cortesía.
     Barry paseó la mirada por los libros y alambiques que lo rodeaban. Hubo otra pausa.
     -¿Entonces cómo llegué aquí?
     -Yo lo traje
     -¿Usted es doctor?
     Lenoir asintió, con orgullo. Toda su actitud había cambiado.
    -Sí, soy doctor -dijo-. Sí, yo lo traje aquí. ¡Si la naturaleza no quiere cederme el conocimiento, entonces puedo conquistar a la propia naturaleza, puedo obrar un milagro! Al diablo con la ciencia entonces. Yo era científico... -miró a Barry con los ojos ardientes-. ¡Ya no! Me llaman idiota, hereje. ¡Por Dios, soy algo peor que eso! ¡Soy un hechicero, un mago negro, Jehan el negro! La magia funciona, ¿verdad? Entonces la ciencia es una pérdida de tiempo. ¡Ja! -dijo, pero en realidad no parecía triunfante-. Me gustaría que no hubiese funcionado -dijo con más calma, paseándose de aquí para allá entre los infolios”.

3- Los Maestros:

    La ciencia ficción es mucho más que inventos fabulosos, viajes espaciales con batallas colosales, monstruos de todo tipo y en especial extraterrestres.  Pues resulta ser un género tanto o más extrapolativo, que otros de más rancia antigüedad, tal como la fábula y la utopía.  Es así como el género también llamado fantasía científica, lo que hace es “disfrazar” la realidad, llevando las grandes problemáticas humanas a otro escenario, para tratarlas desde la distancia y de ese modo evaluar lo que está sucediendo al respecto.  Por su misma calidad de metamorfosear la verdad (no para ignorarla, sino justamente para analizarla y/o criticarla, exponiendo nuevos puntos de vista al respecto, que en otras condiciones sería imposible surgieran), estos lazos con la realidad solo son revelados a los ojos más atentos y, por qué no, más sensibles, como además cultos.  Es lo que bien sucedió en su momento con la ciencia ficción rusa, en una época en la cual la única manera de criticar el sistema, escapando a la censura y otros tipos de represión, era escribiendo este tipo de obras; lo mismo sucede con clásicos antiutópicos como 1984 de George Orwell y Fahrenheit 451 de Ray Bradbury.  Y en los sesenta a través de la naciente televisión gringa, en medio de una época tumultuosa para el poderoso país del norte, programas como La Dimensión Desconocida y Star Trek, se encargaron de desnudar el alma humana y denunciar con sus aparentes “inofensivas” historias de ciencia ficción los males de la sociedad de aquellos años…
    Pues a través de este poético relato, la Le Guin sigue con esta tendencia arriba señalada, ya que su argumento no deja de ser una parábola acerca del poder que posee el conocimiento y quiénes lo manejan (los llamados “maestros” del título), representados acá por los científicos.  No obstante los eruditos del cuento, que se hayan caracterizados como miembros de un grupo hermético, que controla el saber en un mundo plagado de ignorancia, se prestan como símbolos del dogma ciego y que en vez de liberar con la verdad, encadena a la gente a través de sus mentiras e ignorancia.  De este modo, científicos y religiosos a la larga vienen a ser lo mismo en el relato y en la vida real, en especial cuando se trata de egoísmos y de negar la posibilidad del error como algo propio de nuestra humanidad.  Por tanto el cuento sin dudas recuerda a personajes reales como Galileo Galilei y Giordano Bruno, quienes sufrieron de la persecución por sus ideas avanzadas para su época, así como a tanto sujeto que a lo largo de la historia ha experimentado el repudio por defender su derecho a pensar distinto y a defender su propio punto de vista.


4- La Caja de la Oscuridad.

     Un “nuevo” cuento de fantasía con príncipes, reyes, guerreros, criaturas fabulosas y brujas, que en este caso puede ser que a la luz de los tres textos anteriores, quede en desmedro ante su efecto final para el lector (en otras palabras, a gusto de algunos, como para quien aquí escribe, sería el menos efectivo de los que van agregados a esta recopilación). 
     Trata de un joven aspirante al trono de su nación, que recibe un extraño regalo y el cual guarda en su interior algo inesperado.  El contenido del objeto bien demuestra que no importa cuánto poder puede llegar a tener un ser humano, existen fuerzas superiores en el mundo que fácilmente pueden doblegar incluso a los más soberbios; por lo tanto, una moraleja de la narración puede ser que hay que aprender a ser humildes a toda costa.

5- La Palabra que desliga.

    El primero de los dos cuentos que vienen a ser los antecedentes a su famoso ciclo de de Terramar, no es el mejor de ambos.  En este caso se trata de un mago que sufre el acoso de su enemigo, quien al parecer resulta ser mucho más poderoso que él y por lo tanto la narración trata acerca de su viaje como vía de escape (viejo tema dentro de la literatura oral y escrita), así como de su búsqueda para lograr derrotarlo.  En el relato el protagonista demuestra la capacidad de transformarse en muchas cosas, habilidades luego desarrolladas en algunos de los personajes de la saga mencionada; lo mismo sucede con la importancia que le otorga la autora en esta ficción y la que le sigue, al poder de la palabra y en especial al conseguido por medio del conocimiento del nombre “verdadero” de la gente y de lo que lo rodea (este último concepto algo proveniente de las creencias de muchas culturas antiguas, que otorgan a las palabras un poder mágico, como sucede con la cábala judía).

6- El Poder de los Nombres.

    Uno de los dos personajes principales resulta ser un insignificante hombre, que posee unas cuantas habilidades mágicas y que sabe usar de manera poco efectiva,  cuando se trata de ayudar a la gente que lo ha acogido tras asentarse en sus tierras.  Este sujeto que parece la caricatura de un mago, guarda tal vez más de un secreto y hacia el final del relato, la gran revelación de su identidad demuestra la clásica ley de los cuentos tradicionales de fantasía: de que nada es lo que parece.  Por otro lado, llega al lugar donde vive este supuesto hombrecito insignificante, un sujeto que desde el principio se ve como todo lo contrario al único mago del lugar: apuesto, gallardo y talentoso.  El destino de estos dos se une y ello otorga al lector un desenlace inesperado y lleno de acción.

     “El señor Bajocolina salió de debajo de su colina, sonriendo y respirando con dificultad. Cada resoplido salía disparado por las ventanas de su nariz como una doble bocanada de vapor, blanca nieve bajo el sol matinal. El señor Bajocolina contempló el cielo brillante de diciembre y sonrió más ampliamente que nunca, mostrando unos dientes blancos como la nieve. Luego se dirigió al pueblo.

      – Día, señor Bajocolina – le decían los aldeanos cuando se cruzaban con él por la calle angosta, entre casas de tejados cónicos y sobresalientes como los sombreretes rojos y gruesos de las setas venenosas.
     – ¡Día, día! – respondía él a todos. (Por supuesto que desear a cualquiera un buen día traía mala suerte; en un lugar tan afectado por Influencias como Sattins Island, donde un adjetivo descuidado puede cambiar el tiempo por una semana, era suficiente con decir sólo el momento del día.) Todos le hablaban, algunos con cariño, otros con cariñoso desdén. Era todo lo que la pequeña isla poseía a modo de mago, y por lo tanto merecía respeto… ¿pero cómo se podía respetar a un hombrecillo regordete y cincuentón que se tambaleaba con los pies hacia adentro, sonriendo y exhalando vapor? En el trabajo tampoco era gran cosa. Se esmeraba medianamente en los fuegos artificiales, pero sus elixires eran ineficaces con frecuencia. Las verrugas que hechizaba reaparecían a los tres días; los tomates que encantaba no llegaban a ser más grandes que los melones; y durante los contados días en que alguna nave extraña se detenía en el puerto de Sattins, el señor Bajocolina permanecía siempre debajo de su colina; por temor, explicaba, al mal de ojo. En otras palabras, era un mago por la misma razón por la que el zarco Gan era un carpintero: por negligencia. Por esta generación los aldeanos se las apañaban con puertas mal colocadas y hechizos inútiles, y descargaban su irritación tratando al señor Bajocolina con bastante familiaridad, como un simple aldeano más. Hasta lo invitaban a cenar. Una vez él invitó a cenar a algunos de ellos, y sirvió una colación espléndida, con plata, cristal, albaricoque, ganso asado, un chispeante Andrades 639, y budín inglés con salsa fermentada; pero estuvo tan nervioso que quitó toda alegría a la comida, y además, todos volvieron a estar hambrientos media hora después. No le gustaba que nadie visitara su cueva, ni siquiera la antecámara, más allá de la cual en realidad no había llegado nadie. Cuando veía que se acercaba gente a la colina, salía trotando a recibirla. «¡Sentémonos aquí, bajo los pinos!», decía sonriendo y señalando hacia el bosquecillo de abetos; o si llovía: «Vayamos a tomar un trago a la taberna, ¿eh?», aunque todos sabían que él no bebía nada más fuerte que agua de pozo”.

7- El Rey de Invierno.

    
     Este cuento que sirvió de inspiración a su autora para la posterior creación de una de sus obras cumbre, la novela La Mano Izquierda de la Oscuridad, en lo que va del libro es el texto más largo.  Su argumento permite conocer a una raza muy especial, de entre los pueblos recientemente anexados por el llamado Ekumen, los ghetenitas, seres andróginos que en ciertos periodos de su vida pasan a ser machos o hembras por un tiempo.   Estos mismos a su vez viven en el planeta conocido en el exterior como Invierno, debido a las bajísimas temperaturas que lo hacen mantenerse cubierto de blanca nieve.
     El relato trata acerca del joven heredero de la monarquía de este mundo, quien pasa por una crisis que lo obliga a dejar su hogar y vivir durante una temporada entre extranjeros en otro planeta.  De este modo, una vez más es posible identificar en la literatura de Le Guin el tema del encuentro entre sociedades diferentes, centrándose en especial en uno de sus integrantes y quien debe enfrentar la otredad de aquellos que lo rodean.  Por otro lado, se puede reconocer en esta obra el peso de las costumbres ancestrales, en especial los llamados tabús, que marcan para bien o para mal la vida cotidiana de los seres humanos.
     Narrado de una manera muy especial en varios momentos de sus páginas, describiendo una imagen estática a manera de apreciación artística, este cuento también trata acerca del peso del paso del tiempo y las responsabilidades.

    “Cuando en el transcurso del tiempo surgen torbellinos, y la historia parece arremolinarse en torno a un tronco que se hunde, entonces las fotografías vienen al pelo: instantáneas, que pueden ser equipadas para comparar al padre con el hijo, al joven rey con el viejo, y que también pueden barajarse y volver a ordenarse hasta que los años corran incesantemente. Porque a pesar de los trucos de la comunicación interestelar instantánea y de los viajes interestelares casi tan veloces como la luz, el tiempo (como lo advierte el Axt Plenipotenciario) no se invierte; ni la muerte puede ser burlada.
     En consecuencia, aunque la fotografía más conocida sea aquella imagen oscura de un rey joven que contempla a un rey viejo, muerto en un corredor iluminado solamente por espejos en los que se refleja una ciudad incendiada, apártala por un momento. Mira primero al joven rey, el orgullo de una nación, el más luminoso y afortunado ser de veintidós años que haya existido. Cuando se tomó esta fotografía, apoyaba la espalda contra una pared. Estaba roñosa, temblaba, y su rostro aparecía vacío y demente, pues había perdido esa confianza mínima en el mundo que se llama cordura. Repetía dentro de su cabeza lo que había repetido durante horas o años: "Abdicaré. Abdicaré. Abdicaré." Con los ojos cerrados vio las habitaciones de rojas paredes del Palacio, las torres y calles de Erhenrang bajo la nieve que caía, las hermosas planicies de las Tierras Bajas del oeste, las cumbres blancas del Kargav, y renunció a todo, a su reino”.

8- El Viaje.

      Una historia que no se enmarca dentro de los géneros habituales de la autora, si bien posee rasgos oníricos, debido a su particular argumento, que lo acercan en parte a los intereses de la Le Guin.
      Siendo sinceros, bien podría ser el texto menos logrado (por no decir el más aburrido) de los hasta el momento leídos en este volumen.  Quizás porque pese a tratar acerca del viaje interior hecho (nada menos) a través de las drogas, las motivaciones que mueven a su protagonista no resultan atractivas.  O bien quizás puede ser que el tema abordado y la manera de cómo lo enfrenta la escritora, sea más del gusto de quienes se encuentran cercanos a las vicisitudes de su personaje, que de alguien que no haya vivido tales tipos de experiencias. 

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