viernes, 1 de mayo de 2015

Sueños versus Miseria.


     John Steinbeck fue un importante escritor estadounidense del siglo pasado, quien vivió entre los años de 1902 y 1968,  con un montón de títulos a su haber, entre novelas, cuentos, ensayos, obras de teatro, trabajos periodísticos y hasta guiones para el cine.  Entre sus creaciones más celebradas (y polémicas en su momento) se encuentran textos de referencia hoy en día en la narrativa de su país, tanto como en la internacional: De Ratones y Hombres (1937, también conocido en español como La Fuerza Bruta), Las Uvas de la Ira (1939) y Al Este del Edén (1952).  Todas ellas han conocido prestigiosas adaptaciones cinematográficas, así como otras más de su autoría, con actores y directores de gran calibre como Elia Kazan, James Dean, Gary Sinese y John Malcovich.   Si bien en toda su carrera recibió importantes premios por su labor, destacan los prestigiosos Pulitzer (1940) y Nobel (1962).  Tal como se dijo anteriormente, su escritura no estuvo exenta de escándalos, ya que ante la saña con la cual denunció las injusticias sociales de su país, por parte de los ricos terratenientes hacia los campesinos, obreros, indígenas y emigrantes, lo cual realizó con maestría bajo su prosa, provocó más de una amenaza en su contra y hasta la quema pública de sus libros en la supuesta tierra de la democracia.  Y es que si bien Steinbeck provenía de una familia acomodada, no compartía mucho de los ideales de su gente y por esa razón desde principios de su carrera se puso de parte de los oprimidos.  Por lo tanto si es que no fue el primero entre los suyos, sí fue uno de los precursores entre los autores estadounidenses blancos, en escribir desde el punto de vista de los latinos, negros y demás minorías étnicas y sociales; de este modo al constituirse en la voz de estos, no cejó en mostrar las tristes condiciones de dicha gente al ser considerados con suerte como ciudadanos de segunda clase, viviendo en medio de la pobreza, la ignorancia y la falta de movilidad social.  De este modo tuvieron que surgir en la opinión pública sujetos como Steinbeck, para que mejoraran este tipo de situaciones y en parte los “poderosos Estados Unidos” se acercaran lo más posibles a sus ideales, de ser la nación de la libertad y las oportunidades.  Por lo tanto y resumiendo en parte las características de la mayoría de sus trabajos, su obra trata acerca de la gente común y humilde, enfrentada a las vicisitudes de la vida real.  Empero a esta visión suya que para tal época claramente puede ser considerada como vanguardista y de izquierda, este escritor mantuvo fuertes lazos de amistad y apoyo con algunos de los gobiernos de su país, llegando incluso a expresar a los medios su acuerdo con la intervención armada norteamericana en Vietnam (hecho que le granjeó el desapruebo de los pocos intelectuales, que lo apoyaron cuando provocó el descontento de los sectores más conservadores y capitalistas).  No obstante este tipo de cambios radicales en el pensamiento de muchos artistas, a través de reacciones imperialistas, parece que es habitual entre los literatos, ya que en los mismos Estados Unidos se puede tomar como ejemplo más actual, el caso de Orson Scott Card, quien ha prestado su respaldo a los soldados de su país en Medio Oriente; mientras que en América Latina destacan las figuras del peruano Mario Vargas Llosa y nuestro compatriota Roberto Ampuero, quienes de abrazar el Comunismo en su juventud, orientaron sus intereses luego a la derecha política…Bueno, quizás para disfrutar mejor la obra de un artista en concreto, tal vez en ocasiones sea conveniente separar a la persona de su obra (de modo de no caer luego en decepciones mayores).
     La Perla (1947) corresponde a uno de los libros más famosos de John Steinbeck, si bien desde el punto de vista formal resulta ser más bien una novela corta, ya que no llega a las 200 páginas de extensión, por lo que se lee con facilidad en un par de horas.  No obstante se trata de una obra potente y en la cual sin duda es posible reconocer los elementos caracterizadores de su labor artística.   Asimismo el texto se encuentra lleno de simbolismos y niveles de lectura, tratándose de un texto que usando un lenguaje poético, se convierte tanto en una fábula moral, como en una severa crítica social.
    
La novela comienza una idílica mañana en la que una joven pareja de indígenas mexicanos, inicia su día en medio del gran amor que se tienen, pese a la pobreza en la que viven.  La gran felicidad de sus vidas resulta ser su único hijo, apenas un bebé.  Todo parece que será igual que siempre, hasta que la armonía de esta pequeña familia se ve invadida, cuando el pequeño es picado por un mortal escorpión.  Los momentos previos al incidente no pueden ser más dramáticos y adelantan el tono grave que irá tomando el libro de forma paulatina hasta su terrible desenlace.

    Kino se despertó casi a oscuras. Las estrellas lucían aún y el día solamente había tendido un lienzo de luz en la parte baja del cielo, al este. Los gallos llevaban un rato cantando y los madrugadores cerdos ya empezaban su incesante búsqueda entre los leños y matojos para ver si algo comestible les había pasado hasta entonces inadvertido. Fuera de la casa edificada con haces de ramas, en el plantío de tunas, una bandada de pajarillos temblaban estremeciendo las alas.
    Los ojos de Kino se abrieron, mirando primero al rectángulo de luz de la puerta, y luego a la cuna portátil donde dormía Coyotito. Por último volvió su cabeza hacia Juana, su mujer, que yacía a su lado en el jergón, cubriéndose con el chal azul la cara hasta la nariz, el pecho y parte de la espalda. Los ojos de Juana también estaban abiertos. Kino no recordaba haberlos visto nunca cerrados al despertar. Las estrellas se reflejaban muy pequeñas en aquellos ojos oscuros. Estaba mirándolo como lo miraba siempre al despertarse.
    Kino escuchaba el suave romper de las olas mañaneras sobre la playa. Era muy agradable, y cerró, los ojos para escuchar su música. Tal vez sólo él hacía esto o puede que toda su gente lo hiciera. Su pueblo había tenido grandes hacedores de canciones capaces de convertir en canto cuanto veían, pensaban, hacían u oían. Esto era mucho tiempo atrás. Las canciones perduraban; Kino las conocía, pero sabía que no habían seguido otras nuevas. Esto no quiere decir que no hubiese canciones personales”.

    Acompañados por sus vecinos y familiares, los protagonistas acuden hasta donde el único médico de la zona, uno de los hombres que representan en esta historia la ausencia total de todo código moral y que encarnan por ello mismo el materialismo propio, de quiénes han renunciado a sentirse parte de la sociedad.  Incluso su aspecto físico es detestable y no deja de reflejar (en especial en el aspecto de sus ojos) sus carencias humanitarias.  Que a diferencia del resto de los personajes sea alguien supuestamente instruido, deja de manifiesto los abusos de la clase dominante por los que pasa esta gente; a su vez demuestra que la calidad del corazón del hombre no radica ni en su poder adquisitivo, ni en su preparación formal, si no que en la dignidad con la que lleva su vida (así es como la pareja protagonista, demuestra en esta obra mayor talante moral que muchos otros de lo que aquí aparecen, pese a que en su desarrollo no dejan de cometer los errores típicos de toda persona).  Obligado a tener que costear el servicio del médico, el hombre, que oficia de pescador, se decide a buscar una perla con la cual pagar sus atenciones.  En contra de las expectativas, encuentra la perla más grande y hermosa que se haya visto en la zona, lo que provoca toda una revolución, tanto de parte del resto de los lugareños, como en especial de aquellos que profitan con la ignorancia de los pobres.  Lo que tendría que transformarse en la verdadera posibilidad de alcanzar una mejor vida para este matrimonio, se transforma en toda una pesadilla y un descenso a los Infiernos, ya que la envidia de sus congéneres les impedirá hacer uso cabal del trofeo que han obtenido.
     Para ejemplificar mejor que nunca la miseria de los personajes del libro, en especial aquella en la cual se ve involucrada gente de condición humilde como este grupo de pescadores, Steinbeck introduce en la narración varios comentarios acerca de cómo se comportan los grupos de personas, de modo de invitar a la reflexión sobre los males sociales que llevan a individuo a acabar de forma estrepitosa.  Por un lado se observan los aspectos más benignos de la vida en comunidad, pero luego poco a poco se va diluyendo todo lo bueno que hay en el aparentemente idílico lugar, donde transcurre esta obra, para dar paso a la tragedia… Y la tragedia que aquí se cuenta es la del ser humano enfrentado a las propias debilidades de su condición mortal y finalmente derrotado tras una lucha que muchas veces no puede ganar.  Es en este sentido que a la luz de los sucesos del libro, queda justificado el famoso dicho “Pueblo chico, infierno grande”. No es que se trate de una novela que niega el valor del espíritu humano, al contrario, lo enaltece al mostrarnos cómo hacia el final de su periplo, los protagonistas luchan por defender lo que es suyo; no obstante el agrio final sirve en su justa medida, para llamarnos a tener plena conciencia del mal que nos acecha y por ello estar atentos para no dejarnos tentar y a no rechazar todo lo virtuoso que puede haber en nosotros mismos.  Por esta misma razón la novela al utilizar a personajes de origen indígena (conquistados por el hombre blanco), muestra cómo a través de este proceso de subyugación, el hombre se convierte en dueño de otros hombres o al menos llega a usufructuar con una esclavitud encubierta la libertad de sus congéneres.  

    “(…) Este doctor no era compatriota suyo. Este doctor era de una raza que casi durante cuatrocientos años había despreciado a raza de Kino, llenándola de terror, de modo que indígena se acercó a la puerta lleno de humildad y como siempre que se acercaba a un miembro de aquella casta, Kino se sentía débil, asustado y furioso a la vez. La ira y el terror se mezclaban en él. Le sería más fácil matar al doctor que hablarle, pues los de la estirpe del doctor hablaban a los compatriotas de Kino como si fueran simples bestias de carga. Cuando levantó su mano derecha para coger el aldabón (le la verja la rabia se había apoderado de él, en sus oídos sonaba intensamente la música del enemigo y sus labios se contraían fuertemente sobre sus dientes; pero con la mano izquierda se quitaba el sombrero. El metálico aldabón resonó contra la verja. Kino acabó de destocarse y esperó. Coyotito gemía en brazos de Juana, que le hablaba dulcemente. La procesión se apiñó más para ver y oír más de cerca.”


     Siendo sujetos analfabetos los protagonistas del libro, en su argumento toma un papel significativo el aprecio por la educación y en especial por el “poder” de saber qué dice la palabra escrita.   De este modo la pareja en la que recae el peso de la historia, desea que su bebé cuando crezca vaya al colegio, para que aprenda a leer y escribir, porque bien saben que al poseer tales conocimientos tendrá la oportunidad de no estar sometido a la mentira de los poderosos,  Por lo tanto en esta faceta del libro, es posible identificar dos aspectos acerca de  la educación misma: por un lado nos libera de las ataduras de la ignorancia, permitiéndonos convertirnos en sujetos autónomos; y por otro, permite que aquellos de corazón estrecho puedan abusar de los demás, con sus palabras llenas de mentira, tal como bien sucede con el ya mencionado doctor y los compradores de perlas.
    En un momento de la novela aparece un sacerdote católico, quien visita a los padres del bebé cuando se entera de que estos poseen la fabulosa joya.  En un principio se podría ver su intervención en la trama, como una manifestación más del trato engañoso de las autoridades para con los pobres, puesto que bien pareciera que el “hombre de Dios” también desea sacar provecho de la suerte de sus feligreses.  No obstante lo que hace el religioso una vez frente a los protagonistas, no es otra cosa que aconsejarlos y advertirlos respecto a la tentación y condenación que pueden significar la posesión de la perla, además de invitarlos a decidir con sabiduría que hacer con el “don” que se les ha concedido.   Por lo tanto el sacerdote ante esta acción, bien se constituye en la conciencia moral en medio de un pueblo donde hasta los más nobles, a lo largo de libro caen en la desgracia de dejarse llevar por sus pasiones.
     Muchas de las descripciones del libro parecieran enmarcarse dentro de la literatura maravillosa y/o de fantasía, debido justamente a que el narrador caracteriza al lugar donde transcurren los acontecimientos y a su gente, como otro mundo, con sus propias reglas y costumbres y donde las personas viven en armonía con la naturaleza.  De este modo la llegada violenta del hombre blanco, quien termina por dominar a los lugareños, bien puede ser vista como la invasión de un pueblo más “avanzado” hacia otro más primitivo.  Así es que si se dejaran de lado los datos que dejan claro que todo ocurre en nuestra realidad, bien pareciera estar hablándose de la conquista del Paraíso por parte de manifestaciones de tipo demoniaca o de al menos tratarse de la historia sobre la decadencia de un mundo otrora puro y sumido en la devastación de los males modernos.  A su vez la perla misma toma atributos casi mágicos para los indígenas, quienes la ven tanto como una bendición, como a una maldición.
     Siendo un texto complejo, pero ameno, emotivo y bastante dramático, que da pie a tantas interpretaciones y a la reflexión por parte del lector maduro, no deja de llamar la atención el carácter aventurero y lleno de acción que toma una vez que los protagonistas deben huir de sus enemigos.  La confrontación en plenas montañas resulta ser bastante física y violenta, otorgando al padre rasgos heroicos de corte épico y convirtiendo como nunca esta obra, en un título lleno de aristas que nunca terminan de sorprender.

    “Kino bordeó la cornisa de piedra como lo haría una lenta oruga. Había dado la vuelta a su collar para que el cuchillo pendiera a su espalda y no pudiera tintinear contra la pared de piedra. Sus dedo extendidos tanteaban las montañas, sus pies hallaban apoyo en los salientes de la roca y su pecho re balaba sobre el muro en lento avance.
    Cualquier ruido, un guijarro que rodase, un suspiro, una involuntaria palmada sobre la roca, despertaría a los tramperos dormidos. Todo lo que fuera insólito en la noche los pondría sobre aviso. Pero la noche no era silenciosa: las ranas arbóreas que vivían cerca del arroyo charlaban como pájaros, el desfiladero se llenaba con el chirriar incesante las cigarras. En la cabeza de Kino había otra música, la del enemigo, palpitante, al acecho, y sobre ella la Canción Familiar se había hecho intensa aguda como el maullido de un puma hembra. La canción de la familia vivía con intensidad y lo impulsaba hacia el enemigo. Las cigarras parecían haberse apropiado la melodía y las ruidosas ranas repetían de vez en cuando fragmentos de su música.”

5 comentarios:

  1. Hola!!! Que tal?
    Qué bueno que te haya gustado el libro. Stenibeck sufrió bastante, y se dice incluso que se mudó para no tener que soportar a sus conciudadanos y que llegó a desarrollar manía contra los críticos.
    Lo de la Guerra de Vietnam no habrá caído bien, pero él tampoco profesaba excesivo amor por la izquierda y un gran sector lo consideraba tibio por esto :/
    Su hijo también es escritor y parece que no lo hace mal.
    Saludos!

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    1. Muchas gracias, Damablanca, por tu comentario, mira que lo valoro en especial porque gracias a ti en buena parte descubrí a este autor. Te cuento que hace años me compré dos bellas ediciones de otros libros suyos y lo había olvidado, de modo que mientras preparaba este texto lo recordé y ahora los tengo a mano para leerlos sin falta este mismo año.

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  2. Elwin: me interesó enseguida tu artículo pues leí a Steinbeck de adolescente, cuando tenía una tremenda biblioteca para mí sola y todo el campo para sentarme a leer.
    Me llamaba la atención este hombre que describía tan bien la problemática de los humildes.
    Besos

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  3. PD me olvidé de firmar: Vale

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    1. ¡Qué alegría tenerte de nuevo por acá, Vale, que del grupo eres la única en demostrar verdadero interés en lo que hago! (por eso mismo me he alejado de ellos). Respecto a este autor, hace años tuve el gusto de regalarte otras dos de sus novelas ¿Recuerdas? Aún no leo esos libros, que también los tengo; como me gustó mucho esta obra, pretendo leérmelos a la brevedad y sin duda los comentaré sin falta. Gracias una vez más por compartir conmigo todo esto.

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