sábado, 26 de septiembre de 2015

Pasión televisiva por los psicópatas.


     Hannibal Lecter es la gran creación del escritor estadounidense Thomas Harris, quien a la fecha ha escrito cuatro novelas en torno a este singular personaje.  Lamentablemente pareciera que se hubiese dormido en sus laureles o sufre de un serio caso de “síndrome de la página en blanco”, puesto que desde el año 2006 que no publicada nada, ni acerca de Lecter, ni nada de nada.  Este apareció por primera vez en la novela Dragón Rojo de 1981 y donde no era el personaje principal, ni el antagonista, sino que más bien le correspondía el papel de secundario, aunque lo suficientemente llamativo como para rescatarlo en su siguiente obra.  Pues así fue como en El Silencio de los Corderos de 1988, el psiquiatra de mente privilegiada y retorcida, volvió a las letras, ahora ocupando el coprotagonismo en dicha obra.  Una vez que este psicópata caníbal logró la fama y encarnarse dentro de la cultura general, regresó en Hannibal (1999), siendo su última incursión literaria la precuela Hannibal: El Origen del Mal (2006), acerca de su infancia y juventud.
    ¿Quién no ubica hoy en día al elegante, culto y aterrador Hannibal Lecter? Incluso aquellos que no han leído los libros en los que aparece, lo pueden reconocer como a uno de los grandes villanos…del cine, gracias a la afortunada interpretación que hizo de este sir Anthonny Hopkins, gracias a la cual este mismo consiguió la consagración como actor.  Ahora bien, antes de Hopkins con su primera cinta encarnándolo en El Silencio de los Corderos en 1991, este monstruo humano estuvo a cargo de otro artista, quien en todo caso realizó un papel sobrio al respecto, en la cinta Cazador de Hombres de 1986, si bien en ella tal como en el libro, dicho criminal tuvo un papel menor respecto a su trama.  No obstante tras el éxito de la película dirigida por Jonathan Deeme, con Hopkins haciendo de Lecter, era de suponer que tras su secuela cinematográfica basada en la ya mencionada Hannibal, se hiciera una nueva versión del texto que vio nacer a este asesino y así por tercera vez tuvo el rostro y la voz de Hopkins.  Por supuesto que la precuela, el último libro de la saga en cuestión, contó con su propia adaptación, no obstante no fue tan prodigiosa como las otras (incluyendo la cinta de Michael Mann con un Hannibal Lecter también maduro, pero distinto) y bien ha sido olvidada con justicia… Hannibal Lecter ha llegado a ser tan popular, que numerosas películas y seriales lo han homenajeado y parodiado, desde las formas más increíbles, graciosas y hasta inesperadas (si incluso en la reciente película animada “familiar” británica Shaun el Cordero, posee su propia versión animal bizarra al respecto).
     ¿Pero quién es Hannibal Lecter? Pues ya se han dado detalles al respecto en los dos párrafos anteriores, no obstante me permitiré hablar un poquito más de él,  antes de ir al tema central que ahora nos convoca.
          Como era de suponer con un personaje tan complejo y retorcido como lo es Lecter, su infancia estuvo marcada por un terrible hecho, que con el tiempo hizo que desarrollara luego su conducta sociópata.  De inclinaciones artísticas y con grandes dotes para el dibujo, entró primero a la carrera de medicina, graduándose de cirujano y después orientó su carrera a la psiquiatría.  Varias muertes violentas y truculentas a su haber, de cuyos cadáveres Hannibal dispuso para comerse algunas de sus partes y en suculentos platos preparados por su experticia culinaria, lo llevaron al final a ser atrapado y condenado a ser residente de un centro para criminales mentales de alta seguridad.  Largo tiempo pasó eso sí como para que este  fuese descubierto, ya que siempre usó su fachada de ciudadano respetable y en especial sus conocimientos médicos para engañar y atrapar a sus víctimas (muchos de ellos pacientes suyos y/o cercanos).   Paradójicamente mientras seguía en su carrera criminal, trabajaba como consultor del FBI, ayudando a sus agentes en el seguimiento de casos sobre asesinos seriales; no obstante tras ser atrapado, en más de una ocasión se requirieron sus servicios con respecto a nuevos homicidios del mismo estilo.  
     La verdad es que en la pantalla chica, hace rato ya que este tipo de personajes ha sido abordado con profusión.  Este hecho ha sido así desde que en la década de los noventa, el elemento gore y los guiones de tono más elevado, con programas dirigidos a un público adulto, aparte de las clásicas soap operas clásicas de la TV gringa, sus policiales de antaño y las producciones históricas de la BBC británica, han acaparado la atención de productores y espectadores.  De este modo la violencia implícita y explícita de sus argumentos, en historias que nada tienen que envidiarles a los mejores thrillers cinematográficos, han visto desfilar a un montón de asesinos seriales, primero como los grandes villanos de sus títulos y después hasta como sus verdaderos protagonistas.  Es al respecto, que  tal vez se puede mencionar como algunas de las primeras experiencias televisivas sobre el tema, las dos grandes series creadas por Chris Carter a finales del siglo pasado, The X-Files y Millenium.  En estas dos sus protagonistas se dedican a “cazar” psicópatas, debido a su labor trabajando para la ley y la justicia.  En la primera de estas dos series los agentes del FBI Dana Scully y Fox Mulder, son miembros de sus huestes; mientras tanto que Frank Black, del segundo título, es un consultor especializado del FBI y quien tanto por sus conocimientos, como por sus inhabituales destrezas, ayuda a esta agencia a ir detrás de tales asesinos (de hecho, Black comparte en cierta medida su capacidad para “entender” la mente criminal y enfermiza de estas aberraciones, tal como bien sucede con uno de los dos coprotagonistas de la serie dedicada al personaje más famoso de Thomas Harris).   Luego se puede mencionar como ejemplo del  interés (¿morboso?) por los psicópatas, las andanzas de la protagonista de Medium, quien en un terreno incluso mucho más sobrenatural que del citado Frank Black, se ve enfrentada a un montón de estos sujetos y a los cuales en su calidad de clarividente, ayuda a atrapar a las fuerzas de la ley.  No obstante sería con la igual de exitosa Dexter, también basada en una novela, que la figura del psicópata dejaría de ser el mero villano de la semana, para a su vez transformarse en el protagonista por antonomasia del show; así es como desde la serie recientemente señalada, los episodios estarían articulados en base a las vivencias del asesino serial principal, quien por supuesto debe demostrar su inteligencia y astucia para eludir la ley, al conseguir mantenerse con sus actos homicidas, mientras quienes lo rodean ignoran esta faceta suya.  De este modo Dexter es el antecedente al programa que inspira esta entrada en el blog, serie que a su vez fue emitida en paralelo a Motel Bates, sobre la novela más famosa del escritor Robert Bloch, Psycho, y su aún más celebrada adaptación cinematográfica Psicosis de Alfred Hitchcock.  De seguro hay muchos otros ejemplos al respecto, que debido a mi ignorancia o mala memoria se me escapan, no obstante ya se evidencia una presencia de este tipo de personajes en la televisión misma y que gracias al programa a continuación abordado, han mostrado una nueva faceta al menos en lo que concierne a la pantalla chica.


     
     La serie de televisión Hannibal, recientemente cancelada tras finalizar su tercera temporada, toma como principal fuente la novela Dragón Rojo, en cuanto a que gira en torno no solo a tan especial personaje, sino que también al analista del FBI Will Graham, un tipo tan singular como el propio Lector y entre quienes se da una relación bastante especial.  En ambos se centra el protagonismo, siendo estos algo así como distintos lados de la misma moneda, debido a ciertos rasgos que comparten, pero que en cada caso se dan de manera distinta (lo que irremediablemente los une, como también los separa).    A su vez el programa se ambienta en la época en la cual Lecter colabora con el FBI, ayudándolos a crear perfiles de los psicópatas que buscan, entre otras labores relacionadas con su especialidad.  No obstante Hannibal transcurre en la época actual, en vez de a principios de los ochenta, como bien sucede con el libro y los dos filmes basados en él. 
     Con respecto al coprotagonista Will Graham, se puede contar que resulta ser un personaje bastante complicado, debido a su personalidad que lo convierte si duda en el antihéroe dramático por excelencia del programa.  Lo anterior expresado así, puesto que posee una capacidad de empatía que roza lo bizarro, en cuanto a cómo le es posible adentrarse en psiquis de los psicópatas; no solamente pudiendo entender sus motivaciones, sino que además llegando a recrear en su cabeza parte por parte las atrocidades cometidos por estos mismos, con lo cual le es posible llegar a identificarlos, una vez realizadas las investigaciones de rigor.  Esta capacidad suya para entender a tal gente, lo hace ser un sujeto no solo extraño e introvertido, puesto que abre en él la oscuridad lo suficientemente como para convertirlo en algo así como un psicópata en potencia o, en el mejor de los casos, en un sujeto propenso al desequilibrio emocional.   Pues bien, en el capítulo piloto durante buena parte de él, la trama gira casi por completo en torno a Will y solo después de un buen rato aparece su contrapartida Hannibal Lecter; este detalle deja claro que si bien la serie se llama Hannibal, es sin duda en Graham en quien debe detenerse el espectador a la hora de identificarse mayormente y sufrir con sus vicisitudes.  Pues en lo que concierne a la primera temporada, Will de manera inesperada llega a entablar una amistad con quien ignora, es el peor de los psicópatas que se cruzan en su camino y el cual siente una especie de afecto fraternal por su persona, pese a los entuertos en los que lo involucra.
     En cuanto al Hannibal Lecter de esta serie, al tenerlo muchos más horas frente a la pantalla y gracias a una trama que le dedica buena parte de su desarrollo, quedan de manifiesto como nunca su personalidad extraordinaria (aún en sus más aberrantes detalles).  No solo su inteligencia sobresaliente es la que queda expuesta, sino que es su faceta como animal de presa y mortal, quien articula sus acciones más mínimas con una eficiencia fría y calculadora, que el televidente no puede dejar de asombrarse.  A su vez la serie saca a relucir una dimensión suya algo inesperada, consistente en cierta capacidad para las relaciones interpersonales y con algún grado de compromiso emocional, que no solo corresponderían a parte de su fachada, sino que serían algún vestigio suyo de la humanidad ya casi extinguida en él.  A su vez acá quedan de manifiesto otros detalles suyos, como su porte atlético que lo convierte más que nunca en un asesino nato, como además su destacable buen gusto para vestir (de hecho, nunca se le ve con tenidas informales, ya que siempre ocupa ropa de “diseño” e incluso cuando mata); a su vez se evidencia su talento para la cocina, convirtiendo en verdaderas obras de arte culinarias y para la vista, los platos que hace para él y sus “ignorantes” invitados, con los miembros de sus víctimas que cocina para degustar.
   
A su vez varios otros personajes de la novela aparecen en este show, teniendo varios de ellos un rol destacado desde el principio, es decir, desde su primera temporada, destacando entre los que aparecen ya en sus comienzos:
     Jack Crawford: Jefe de la sección del FBI en la que trabajan los protagonistas y quien los enrola en sus filas, de modo que en determinado momento se siente más que responsable acerca de cómo los acontecimientos van dándose con respecto a ellos.  Si bien en dos de las tres películas donde ha aparecido, ha sido interpretado por grandes actores, en esta versión televisiva quien lo encarna resulta ser otro artista de renombre, en quizás su primer papel para la TV: Laurence Fishburne (el mismísimo Morfeo de la saga de Matrix), quien con un gran prontuario fílmica a sus espaldas, realza el programa, siendo que además destaca porque al ser afroamericano, se convierte en el mejor ejemplo de algunos de los cambios que se hicieron respecto a los personajes de la novela y a su adaptación televisiva (ya que en el caso de Crawford, al parecer en su versión original es caucásico, tal como se le pudo ver antes con los tres actores que hicieron de él en el cine).  Pues en esta adaptación es un hombre casado, quien pasa por toda una crisis con su pareja y la cual se encuentra caracterizada por Gina Torres, actriz también afroamericana y en un registro actoral distinto al que brilló anteriormente en otras series como Angel y Firefly, ambas de Josh Wheddon.
    Freddie Lounds: En la novela que inspira el programa y las dos versiones suyas para el cine, corresponde a un oportunista periodista interesado en cubrir de manera escandalosa hechos de sangre, en especial relacionados con psicópatas.  Es así como Freddie se cruza con los demás y ello trae varias consecuencias de interés…No obstante como ya ha quedado demostrado con el personaje de Crawford, los productores de la serie le hicieron su propia renovación, al hacer que ahora fuese mujer y una bastante atractiva por cierto, aunque justamente abusando de su femineidad, alguien más manipuladora que nunca (no obstante igual con su propia cuota de humanidad).
   Dr. Chilton: Quien apareciera en las dos primeras novelas de la tetralogía, es otro detestable personaje, el cual corresponde al director del psiquiátrico de alta seguridad, donde es internado Lecter una vez en que es apresado.  Este lugar es además un sitio icónico dentro de la ficción y en especial debido a todo lo que transcurre en él; pues justamente es recreado de tal manera, que quien haya visto los filmes, no puede dejar de sentir añoranzas con respecto a su primer contacto con Lecter y compañía; todo ello debido al respeto que se tomaron los productores tanto con los filmes, como por supuesto con las novelas.  Pues volviendo a Chilton, se convierte en los libros y en la serie en uno de los antagonistas de Hannibal el Canibal (como más adelante será llamado, una vez que sean descubiertas sus prácticas), siendo que en el programa, primero al estar aún ambos supuestamente en el mismo lado de la ley, se les presenta como colegas con cierto grado de intimidad, aunque por supuesto con resquemores entre ellos; pues en cierta medida Chilton envidia la superioridad intelectual y el éxito de Lecter, quien inicialmente lo trata con condescendencia y luego con evidente desprecio.  Ahora bien, Chilton es un hombre inescrupuloso, cuyas prácticas psiquiátricas dejan mucho que desear, vanidoso, cursi y resentido. 
    En la serie aparecen tres especialistas del FBI sacados del libro, no obstante de estos el único medianamente desarrollado en los guiones (en especial en lo que se refiere a su intervención en la segunda temporada) viene a ser la única dama del trío: Beverly Kats y quien en esta revisión “pluralista” de la obra de Thomas Harris, es de origen asiático (china o coreana para ser más preciso). 
    Dos son los personajes más interesantes que agregaron los guionistas a este show, siendo ambos mujeres y tanto la una como la otra psiquiatras.  De este modo el uso constante en Hannibal de psiquiatras, forenses, médicos y otros dedicados a ramas del conocimiento y la ley dentro de la trama, todos ellos con características como las mencionadas aquí, demuestra que sus protagonistas en general corresponden a individuos de extrema inteligencia, aunque a los que justamente su intelectualidad los muestra como seres frágiles y para nada felices en su cotidianeidad; asimismo tampoco  llegan a ser modelos a seguir por sus conductas, a diferencia de lo que sucede con los personajes de series más optimistas (las de la franquicia de Star Trek por ejemplo, Person of Interest o Fringe, por mencionar solo algunas); por ende, son personas que viven tan ensimismadas en sus trabajos, que estos los afectan sin duda, siendo que además su propia sofisticación esconde a sujetos con tantas o más taras, que los mismos psicópatas que desfilan en los capítulos.  Pues volviendo a estas dos mujeres creadas en especial para el programa, ellas son…
    Alana Bloom: Sexy psiquiatra, quien tiene sentimientos románticos con Will Graham, quien además le corresponde, aunque debido a sus propias circunstancias no se permite concretar una relación más cercana con él.  Es a su vez amiga de Crawford y Lecter, a quienes ve a su manera como referentes y grandes figuras de respeto.
    Bedelia Du Maurier: Es nada menos que la psiquiatra de Lecter, a quien la ve en secreto para supuestamente “desahogarse”.  Comparte con el psicópata un pasado y en el cual se encuentra en medio un hecho violento, el cual a Bedelia la ha convertido en una mujer más o menos reticente, ya que vive retirada de la vida pública y de su profesión (salvo en el caso del tratamiento con su único paciente).  Desde un principio es posible identificar en ella a una mujer marcada por lo que le pasó, pues poco expresiva, casi una autómata.  Su relación algo forzada con Hannibal, al final la hace tomar partido con los acontecimientos que comienzan a gestarse.  Su apellido bien puede ser un guiño literario a la escritora Daphne du Maurier, autora de Rebeca y Los Pájaros, entre otras obras de suspenso y de terror, ambas llevadas al cine por el ya mencionado Alfred Hitchcock. Es interpretada nada menos que por Gillian Anderson, quien regresa a la televisión con este personaje, tras su recordado papel como la agente Dana Scully de The X-Files.
    Por supuesto que varios son los psicópatas que aparecen en el programa, aparte del principal.  Cada uno de ellos con sus propios estilos a la hora de matar y que son mostrados aquí de manera tan gráfica en sus efectos y procedimientos, que resulta entendible que más de un espectador sienta repulsión (y pese a todo no deje de ser un adicto al programa).  Ahora bien, sus matanzas resultan ser tan bien orquestadas, con un ingenio tal que convierte a sus víctimas en “obras maestras” de la truculencia, que son personificados como seres con un grado de sensibilidad artística extremo y morboso (en otras palabras, vez que aparece un cadáver es para impresionarse con tanta “creatividad” gore).  En todo caso, uno se pregunta cómo es posible que todos ellos puedan llegar a efectuar tales actos, con todo el esfuerzo físico y de medios que implica disponer los cuerpos de tal manera.  Dentro de estos desquiciados mentales, destaca el primero al que le toca ajusticiar a los protagonistas y que se convierte en el gatillante de  gran parte de las preocupaciones de Graham; también cabe nombrar a otro con una obsesión impresionante por los hongos, a un hombre ya anciano que edifica un tótem de cadáveres en la orilla de una playa; por igual se puede mencionar a una muchachita que se cree muerta y en especial llama la atención un doctor asesino, quien viene a ser un antecedente para lo que más adelante pasará con Hannibal Lecter.

Algunos de los personajes principales de la primera temporada.  De izquierda a derecha: Will Graham, Alana Bloom, Jack Crawford, Brian Zeller, Freddie Lounds, Beberly Kats, Jimmy Price...¡Y Hannibal Lecter! 

lunes, 21 de septiembre de 2015

Creer en alguien, creer en algo, creer en uno mismo.


     Con El Héroe de las Eras (2008) el escritor estadounidense de fantasía Brandon Sanderson termina su trilogía de Nacidos de la Bruma, comenzada brillantemente con El Imperio Final (2006) y continuada con la aún superior a su predecesora El Pozo de la Ascensión (2007).  Comparada con las novelas que le antecedieron, el cierre de esta saga con la cual ha cosechado elogios y lectores el autor de Elantris y El Aliento de los Dioses, bien puede ser que sus lectores la hayan encontrado menos potente que la otras…De seguro un lector ávido de saber cómo terminaba todo, comienza este tercer volumen con unas expectativas que no pueden ser más grandes; y es que al respecto Sanderson no decepciona, sin embargo en el transcurso de tanto evento dedicado a sus numerosos personajes por separado y en conjunto (puesto que se trata de una novela “río”, centrada en un protagonismo plural, abarcando varios lugares y personajes de manera alternada para llegar por fin al esperado final), uno bien puede llegar a cansarse y considerar que el artista podría haberse ahorrado unas cientos de páginas, para condensar mejor la acción y la intriga.  No obstante se le puede perdonar al escritor su pasión a la hora de expandir la narración, ya que cuando todo llega a su clímax, queda de manifiesto más que nunca su genialidad una vez que anuda cada una de las subtramas del libro y, lo mejor de ello, otorga a nuestros héroes uno de los desenlaces más maravilloso (y por qué no, preciosos) de la literatura del género.   Por supuesto que no voy a hacer spoiler acerca de cómo termina todo esto, no obstante resulta imposible no emocionarse, ni aplaudir la manera de cómo acaba su historia y que en otras palabras no es nada nuevo en su configuración inicial…No obstante, es la manera de cómo el novelista toma una idea clásica para llevarla a cabo en su obra, lo más bello de todo: pues Sanderson recoge, tal vez a propósito, tal vez no, la idea de San Agustín de que para que nazca el Hombre Nuevo, debe morir el Hombre Viejo; siendo que al tratarse de todo un mundo moribundo, aquí nos encontramos con que es este propio Mundo Viejo el que debe dar paso al Mundo Nuevo…en una especie de renovación de la vida.  Por lo tanto los detalles sobre cómo es posible esto en El Héroe de las Eras, quedan a carga de quien desea adentrarse en las cenicientas tierras de su ficción.
     Si uno de los principales temas del primer libro corresponde al de la madurez, es decir, el crecimiento personal (físico, mental y espiritual, como un todo para poder llegar a la plenitud del individuo) a través de las figuras de tres de sus personajes principales: la ex ladrona callejera Vin, el único sobreviviente a los horrores de las minas y ahora líder  revolucionario Kelsier y el noble idealista Elend, permitiendo a su vez abordar el hoy popular concepto de la resiliencia (en cuanto a la capacidad de las personas para superar el medio hostil en el que viven y salir adelante por sí mismas, encumbrándose entre el resto que se queda en la misma vacuidad de siempre), en las siguientes entregas,  Sanderson aborda mayoritariamente otros.  Es así como en el caso de El Pozo de la Ascensión, los que se presentan son los tópicos políticos acerca de cómo gobernar con verdadero liderazgo positivo, además de asumir con responsabilidad las acciones y decisiones de antaño, que no solo repercuten en uno, sino que tienen su efecto en los demás.  En cambio en El Héroe de las Eras la atmósfera religiosa y, por ende, el tema de la fe viene a ser el principal eje que mueve a sus distintos personajes y que además resulta ser el detonante de muchas de las situaciones que aquí se desarrollan.  No obstante cabe mencionarse que la trilogía como un todo, aborda sin duda estos tres aspectos (la resiliencia, la política y la religión), aunque sin duda ellos cobran mayor relevancia para el argumento, según ya ha sido mencionado.
   
     “Antes, Sazed había examinado las doctrinas en sí mismas. Esta vez, se encontró estudiando a la gente que creía, o lo que pudo encontrar de ellas. Mientras leía de nuevo sus palabras, empezó a ver algo. Las creencias que había estudiado no podían separarse de la gente que las seguía. En abstracto, estas religiones eran rancias. Sin embargo, mientras leía las palabras de la gente, las leía de verdad, empezó a ver pautas.
    ¿Por qué creían? Porque veían milagros. Cosas que un hombre interpretaba como casualidad, eran una señal para un hombre de fe. Un ser querido que se recuperaba de una enfermedad, un afortunado acuerdo de negocios, una oportunidad de reunirse con un amigo perdido. No eran las grandes doctrinas ni los arrebatadores ideales lo que parecía convertir a los hombres en creyentes. Era la simple magia en el mundo que los rodeaba.
    ¿Qué fue lo que dijo Fantasma?, pensó Sazed, sentado en la oscura cueva kandra. Que la fe trataba de la confianza. Confiar en que había alguien vigilando. En que alguien haría que todo saliera bien al final, aunque las cosas parecieran terribles en el momento.
    Parecía que, para creer, había que querer creer. Era un acertijo con el que Sazed ya se había enfrentado. Quería que alguien, algo, lo obligara a tener fe. Quería tener que creer por las pruebas que se le mostraran.
    (…)
    Pero así eran las cosas, según parecía. Algunas decisiones importantes se tomaban en el campo de batalla o en la sala de reuniones. Pero otras se tomaban en silencio, sin que los demás las vieran. Eso no hacía que la decisión fuera menos importante para Sazed. Creería. No porque se le hubiera demostrado algo más allá de su capacidad para negar. Sino porque había decidido hacerlo”.

     El título del libro, así como el concepto de Héroe de las Eras, atiende a la de una figura religiosa que dentro de las tantas creencias que existen en el Imperio Final, corresponde a la figura de una persona con el poder de reestablecer la paz y el orden que se ha perdido en el mundo.  Pues bien, este Héroe de las Eras cuando ya va avanzada la saga, se supone quién es, siendo a su vez que este individuo a su manera ha aceptado el papel que se le ha adjudicado, de modo que el bien prevalezca y aún durante la crisis en la que se encuentra todo. 
    Varias revelaciones importantes son detalladas en este tercer libro.  En primer lugar es posible conocer el origen de los monstruosos koloss y asimismo de los siniestros inquisidores, el cual no puede ser más impresionante, encontrándose ambas especies originadas a partir de una violencia salvaje, que bien explica la naturaleza inaudita que estas criaturas poseen; sin embargo ambas razas se encuentran emparentadas con los igualmente fabulosos kandras, si bien estos últimos mucho más benignos y también más atractivos para los lectores. No obstante en el caso de los dos primeros linajes, su génesis bien toma características aterradoras y sádicas. Si gracias a las anteriores entregas de la trilogía se introdujeron los ingeniosos conceptos de la alumancia y la ferruquimia, como recursos para adquirir poderes impresionantes, cada una de estas “artes” con sus propias reglas y características, en esta última novela se entra en conocimiento de una tercera fuente y forma de poder: la hemalurgia.  Asimismo esta “nueva” forma de poder, tiene estrecha relación con los tres seres mencionados.  Volviendo a los kandras, la novela esta vez les otorga un protagonismo como especie, dedicando bastante espacio a la descripción de sus costumbres e ideología, creando de este modo a una de las razas más interesantes de la literatura de fantasía. 
     Otros datos espectaculares en cuanto a lo que aquí se narra, tienen que ver con nada menos que el gran villano del primer libro de Nacidos de la Bruma: el supuesto dios encarnado Lord Legislador.  Pues deja de ser un tirano más en este tipo de historias, ya que termina humanizándosele, al descubrirse facetas suyas  inesperadas, que terminan por otorgarle algo de respeto a su figura.  Si ya se había mencionado de forma más o menos implícita, que el planeta antes era diferente a su actual forma, en esta ocasión se descubre cómo fue que el Lord Legislador intervino para que ello sucediera,  teniendo motivos de peso para este provocar este “mal necesario”.
    También se expone la verdadera razón detrás de tanta desgracia en el Imperio Final, donde la presencia de dos entidades cuasi divinas, vienen a ser las responsables de todo lo que ha pasado.  De este modo la eterna lucha entre Orden y Caos, que aquí poseen sus nombres propios, deja claro que para que todo funcione correctamente, es necesario el equilibrio entre las distintas partes (lucha cósmica en la que para mala suerte de los protagonistas, se vieron envueltos en ella incluso desde antes de nacer).
    Otro aspecto a considerar en El Héroe de las Eras, es su marcada narración mucho más gore en los libros 1 y 2 de la trilogía, que si bien no llega a los niveles de truculencia de otros escritos, otorga a la narración una mayor verosimilitud en cuanto a ejemplificar la dureza del campo de batalla y el horror de la guerra; por otro lado, en la descripción de las peleas entre contrincantes, se vuelve a dotar de agilidad sus movimientos, pareciendo que todo ocurre demasiado rápido y por esta razón con efectos mortales para el derrotado:

     “El cielo giró en una tempestad propia mientras ella atacaba, moviéndose en un trepidante frenesí. Las brumas giraban alrededor de su brazo en un vórtice mientras golpeaba a un inquisidor en la cara, lanzándolo hacia atrás. Las brumas danzaban ante ella cuando cogió el hacha del inquisidor caído y cercenó el brazo de otra de las criaturas. A continuación le cortó la cabeza, y dejó a las demás aturdidas por la velocidad de su movimiento.
   Ya van dos muertos.
   Volvieron al ataque. Vin saltó hacia atrás, empujándose hacia las torres. La bandada de cuervos saltó tras ella, las túnicas chasqueando en la húmeda oscuridad. Golpeó una aguja con los pies, y luego se lanzó hacia arriba y tiró de los clavos de un inquisidor, algo que resultaba fácil hacer con su nuevo poder. Su presa elegida se abalanzó hacia arriba por delante de sus compañeros.
    Vin se lanzó hacia abajo, encontrándose con el inquisidor en el aire. Lo agarró por los clavos de los ojos y tiró, arrancándolos con fuerza renovada. Entonces descargó una patada contra la criatura y empujó contra los clavos de su pecho.
    Se lanzó hacia arriba en el aire, dejando un cadáver dando tumbos en la lluvia bajo ella, con enormes agujeros en la cabeza donde antes tenía los clavos. Sabía que los inquisidores podían perder algunos clavos y vivir, pero la eliminación de otros era letal. Perder ambos clavos de los ojos parecía suficiente para matarlos.
    Tres.
    Los inquisidores golpearon la aguja donde ella se había empujado y saltaron para seguirla. Vin sonrió, y lanzó los clavos que aún llevaba, alcanzando con ellos a uno de los inquisidores en el pecho. Entonces empujó. El desgraciado inquisidor fue lanzado hacia abajo, y golpeó un tejado plano tan violentamente que sacó varios clavos de su cuerpo. Chispearon y giraron en el aire, y luego cayeron junto a su cadáver inmóvil”.
    
    Como ya se dijo con anterioridad, esta obra otorga protagonismo a varios personajes, cada uno de ellos con sus propias motivaciones, aunque siempre teniendo en mente el mismo objetivo: la felicidad para su gente.  A continuación un repaso por cada uno de estos, deteniéndose en la manera de cómo el tema de la fe, se haya presente según sea el caso:
    Vin: Tras su participación en la caída del gobierno del Lord Legislador y en los primeros años de la nueva forma de hacer las cosas (en cuanto a política se refiere), el personaje femenino más importante de la trilogía debe aprender a llevar su rol como figura sagrada y donde ella es primordial para la nueva religión que se ha creado.  Es durante toda esta travesía espiritual, que implica más incursiones contra sus enemigos que nunca, que la joven descubre su verdadero papel dentro del destino del mundo.
    Elend: Quien ahora es emperador, se da cuenta de que nada es fácil a la hora de llevar a cabo sus sueños de mejora social, que debe ser tanto un guerrero como un sabio, si en verdad quiere que todo resulte bien.  Tras la gran “transformación” por la que pasó hacia la última parte de El Pozo de la Ascensión, su labor se vuelve más activa que nunca, no obstante debe vivir bajo la sombra de su esposa Vin, quien en muchos aspectos lo supera.  Por lo tanto en lo que más debe creer Elen es en sí mismo, en cuanto a si es en realidad capaz de conseguir sus objetivos y lograr ser el líder que la gente espera de él.
    Sazed: Debido a una pérdida emocional que durante buena parte del libro, lo ha tenido al borde de una depresión, Sazed pasa por una crisis de fe; empero continua dándole su apoyo incondicional a la gente con la que trabaja, luchando por conseguir un lugar mejor en el que vivir todos. 
    Fantasma: A este personaje se le conoció siendo aún un niño, unos años más joven que Vin en sus inicios, durante los acontecimientos de El Imperio Final y es así como en este tercer libro cumple un rol destacado, al alcanzar la madurez.  Su evolución lo hace convertirse en el nuevo centro de inspiración para el resto, por ende, se vuelve en el depositario de la fe de los demás (como Vin y Elend), aunque de una manera distinta.  También aprende a creer en él mismo, si bien primero entrega su fe en los demás.
    TenSoon: El Kandra que por medio de la influencia benigna de Vin, terminó convirtiéndose en una mejor persona, está decidido en hacer cambiar a su pueblo también, de modo que deje de una vez su estilo de vida alejado del resto del mundo y acabe con su desprecio hacia los humanos.  Por lo tanto accede a aceptar el juicio de sus superiores y sus pares, lo que bien podría ser mortal para él, a cambio de la oportunidad de convencerlos de sus nuevas ideas.  Entre medio le toca hacer más de lo que en un principio se proponía.
    Cabe destacar que al evaluar la trilogía por completo de Nacidos de la Bruma y en especial gracias a los personajes que elige Sanderson, para convertirlos en sus particulares héroes, este escoge a individuos que en su complejidad poseen un mismo aspecto: son personas que debido a las decisiones que han tomado y a las acciones que han cometido por esto mismo, en un principio bien resultan ser parias entre los demás miembros de su comunidad, pero que luego demuestran sin vacilaciones ser ejemplos positivos para el resto, que al final siguen su liderazgo.  Por lo tanto personajes como Vin, una ex ladronzuela, Sazed, quien decidiera no tomar el lugar que su sociedad le había otorgado cuando más lo necesitaba, TenSoon, el cual opta por desligarse de los prejuicios de su pueblo en pro de un beneficio mayor, Fantasma, quien no hasta hace mucho era un insignificante peón en el juego de poderes y que ahora decide ser mucho más de lo que antes fue y Elend Venture, ya decidido a romper con las divisiones sociales de su mundo, comparten esta personalidad  extraordinaria.  Son los reflejos literarios de todos aquellos que en el mundo real, se han convertido en los avatares de la vanguardia, en contraposición a la tradición pacata y a la pereza intelectual.  Por lo tanto, un mensaje que bien nos puede dejar este libro para la reflexión personal, es que no importa que tan distintos podamos ser respecto a los otros;  si esa diferencia que tenemos nos permite hacer algo que valga la pena, luchamos por ella y aportamos tanto a nuestra felicidad como incluso a la de los demás, ser auténticos y fieles a nuestros ideales, es la receta para obtener la verdadera felicidad.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Es el momento de la ciencia ficción: cuarta temporada de “Person of Interest”.


      La tercera temporada de Person of Interest no podía haber terminado mejor: nuestros héroes se ven obligados a esconderse de sus mayores enemigos, dejando de lado sus antiguas vidas y llevando identidades falsas para mantenerse a salvo.  Todo esto significó para lo que vendría, que al cambiar en parte las reglas del juego, Harold, John, Root y compañía pudieron demostrar como nunca su inteligencia sobresaliente al adaptarse a estas circunstancias; de este modo el actual status quo, permite que exista una verdadera renovación con las historias de cada semana (ya que mayormente se conserva el viejo formato de historias autoconclusivas) y entre medio se vaya desarrollando la trama central relacionada con la gran amenaza, de la que solo unos pocos tienen conocimiento.  Si antes nuestros héroes llevaron a cabo su cruzada justiciera de manera anónima para salvar las vidas de tantos inocentes, ahora su labor se  dificulta más que nunca al hacerlo desde cierta ilegalidad,  puesto que son perseguidos por unos rivales que aprovechan el poder que han conseguido tras engañar al gobierno, para eliminarlos sin vacilaciones; no obstante es en esta lucha por defender su libertad, en contra del dominio que está surgiendo, que se dignifica más que nunca el afán de los protagonistas por hacer el bien, pese a las complicaciones que les trae su trabajo.
    Luego de su “despertar”, la inteligencia artificial conocida como Samaritan ha llegado a consolidarse lo suficiente como para ser el peor rival del equipo de Finch, contrastando por completo con la propia IA de estos, La Máquina y que en esta ocasión demostrará de forma increíble ser mucho más que un ser de pura lógica fría (sin duda algunas de las revelaciones más emotivas de esta temporada).   Samaritan supuestamente trabaja para Estados Unidos, en reemplazo de la “obsoleta” Máquina, si bien todo ha sido un ardid del siniestro hombre que se haya detrás de ello y que a medida que se va desarrollando la trama, se observa que sí cree que lo que está haciendo posee un carácter mesiánico.  Samaritan y La Máquina quedan sin dudas definidas como seres vivos, “dioses” según algunos de sus “profetas”, los cuales se ven enfrascados en una guerra en la cual se está jugando el futuro de la humanidad y donde cada una de ellas posee su propio ejército y métodos.  Imposible olvidar el momento en el cual las dos entidades llegan a dialogar de manera directa entre sí (en verdad una escena de antología no solo para el programa, sino que para la historia de las series de TV) y donde queda expresado mejor que nunca cuáles son los propósitos de cada una de ellas.  Quizás lo más extraordinario de todo esto, es que debido a la manera de cómo se fue desarrollando el programa desde sus inicios, el resto de los mortales ignora lo que está sucediendo a su alrededor, salvo los partidarios de ambas IAs, los únicos sacrificados a conciencia en todo esto.  Si bien la gente alrededor de Samaritan cuenta con recursos ilimitados, siendo además sus cabeceras personajes oscuros y retorcidos, los que creen en la Máquina no pueden llegar a ser más opuestos a estos: pues son sujetos, que si bien poseen su propia carga de conciencia por tanto error pasado, cada vez se van haciendo más entrañables para el espectador, gracias a su lucha por ser mejores individuos que lo que alguna vez fueron.  Una vez que estos últimos se convierten en fugitivos  y que pese a todo continúan con sus ideales, considerando los elementos propios del cómic de superhéroes usados en Person of Interest, es posible recordar a los clásicos X-Men de las historietas de Marvel; pues no importa cuánto sean despreciados, incomprendidos y martirizados, Harold Finch, John Resse, Lionel Fusco, Sameen Shaw y Samanta Groves son respectivamente las versiones “realistas” del Profesor X, Wolverine, Gambito, Rouge y de Emma Frost (guardando las proporciones según cada caso, claro).

John Greer, el hombre detrás de los horrores de Samaritan.

    Asimismo la disputa entre las dos IAs, en cada una de las posiciones ideológicas que estas defienden por su parte, atiende a dos ideas por completo diferentes: Por un lado la Máquina acepta la noción de libre albedrío para los seres humanos, porque en parte ha llegado a recoger los propios ideales de su creador, Harold Finch, a quien incluso luego termina por reconocer como a su propio padre; por esta misma razón la Máquina evoluciona y desarrolla emociones que la hacen darse cuenta del valor del autosacrificio y el derecho de toda vida autoconsciente a asumir la autonomía.  Por otro, Samaritan con su engañoso nombre que atiende a la parábola bíblica del Buen Samaritano (quien desinteresadamente vela por el desposeído), opta por los recursos maquiavélicos para conseguir cierto orden social y aún a costa de sacrificar tanto inocentes como culpables.  Este enfrentamiento es llevado a cabo tanto entre las propias entidades cibernéticas, como a través de sus huestes y, en el campo de batalla más grande, entre los civiles que usa Samaritan para sus despóticos fines.   Incluso si ante era posible ver cómo La Máquina vigilaba a la gente a través de los medios electrónicos y digitales, ahora que debe ocultarse más que nunca, se centra esta vigilancia desde la perspectiva de Samaritan, de modo que cambia la estética para diferenciar la “mirada” entre una de la otra.
   
La aterradora "patriota" Control.
Uno de los puntos fuertes de esta cuarta temporada, consiste en la aparición regular de varios personajes “secundarios” dentro de su trama, algunos de ellos antiguos y otros nuevos, o sea, que debutaron durante su transcurso; no obstante no se debe olvidar que este aspecto es habitual en la serie, lo que permite desarrollar varias subtramas y enriquecer las relaciones interpersonales.  De este modo son dos los personajes antiguos más potenciados en esta ocasión: En un sitio destacado en los guiones se encuentra el carismático jefe de la mafia italiana Carl Elias, cuya relación con sus ex contrincantes y ahora aliados, por los que siente verdadero respeto (sentimiento mutuo entre el equipo de Finch y este elegante criminal con rígido código de honor), va creciendo para convertirse en una lealtad ejemplar, hasta convertirlo en uno de los personajes más emblemáticos y atractivos de la serie; incluso llegan a expresar verbalmente el aprecio que se llegan a tener entre sí, lo que va muy de la mano con la evolución de los protagonistas y quienes en la medida que van compartiendo con sus pares, van sensibilizándose hasta convertirse sin duda en mejores individuos de lo que eran en sus comienzos.  Mientras que en el terreno de los malvados se encuentra el misterioso John Greer, principal responsable de que el proyecto de Samaritan haya sido un éxito y quien lidera/maneja el grupo de sujetos que trabaja consciente o inconscientemente para la IA.  Respecto a John Greer, este se trata de un villano a la altura de los (super) héroes, pues como mente maestra, resulta ser un individuo complejo en su psicología, sagaz, elegante y muy calculador en cada uno de los pasos que realiza.  La importancia de su papel dentro de la crisis que se está gestando, como también en su rol del enemigo humano número 1 de los protagonistas, queda claro más que nunca al tener su propio episodio de “orígenes secretos” y donde es posible conocerlo en su juventud, de modo de comprender en parte la razón de sus actuales motivaciones.   Entre la gente que trabaja para este anciano de ruines métodos, se encuentra una bella y mortal agente, quien en su frialdad recuerda a la propia Sameen, aunque en una versión para nada amigable.  Otro personaje antiguo que cobra gran relevancia, si bien solo aparece acá tres veces, es Control, la dura mujer que originalmente estaba al mando de los trabajos del gobierno de USA, para evitar los atentados terroristas contra su país; en esta ocasión pese a su dureza y frialdad para evaluar el supuesto bien para su nación, se le da la oportunidad en el programa de conocérsele una arista algo más humanizada que lo que se vio de ella, cuando debutó de tan impactante manera en la temporada anterior (¿alguien recuerda la tramposa y dulce imagen que dio cuando conoció a Finch y a los demás, hasta que sacó sus afiladas garras?).  A su vez vuelve a aparecer la agradable Zoe Morgan, “amiga” de John y gran aliada de su grupo, pero lamentablemente solo se le pudo ver en dos episodios y en los cuales en todo caso siguió demostrando su grandes dotes, que la ponen al mismo nivel de sus ocasionales compañeros.   Dos personajes nuevos femeninos, que en más de una ocasión se repiten durante esta año, corresponden a dos sexys damas pertenecientes a distintos lados de la ley; por parte de los “buenos” se encuentra una talentosa agente policial de origen latino y que como muchos de los personajes recurrentes de la serie, pasó de ser “persona de interés”(o sea en peligro y a quien deben salvar nuestros héroes”), a otro apoyo con el cual contar cuando la ocasión lo amerita; luego entre los “criminales”, si bien no malvada, se encuentra una artificiosa ladrona afroamericana, quien como otros de los suyos que se han cruzado con los protagonistas, llega a simpatizar con ellos.  También cobra gran relevancia otra dama, esta vez apenas una muchacha, quien tras ser de igual modo salvada por el grupo de Finch, toma un camino inesperado en su devenir y que en sus futuras acciones acompleja más que nunca la lucha entre los partidarios de La Máquina y los de Samaritan.
Dominic, un villano a considerar.
    Mención aparte merece, quien viene a ser el mejor agregado de toda la cuarta temporada, en cuanto a lo que a nuevos personajes se refiere y que corresponde  al líder de la banda criminal conocida como La Hermandad.  Esta se encuentra compuesta en su mayoría por miembros de raza negra y latinos, siendo así unidos diferentes grupos del bajo mundo, quiénes antes trabajaban por separado y hasta eran enemigos; ahora agrupados todos por la presencia de Dominic.  Como ya es habitual en el programa, la introducción de este fue a través del engaño, pues solo al final del capítulo donde aparece por primera vez, se llega a saber su verdadera identidad (lo mismo que pasó en su momento con Root, también con Elias y luego, tal como ya se mencionó, con Control).  Lo más interesante de este criminal, es que se convierte por un lado en un nuevo enemigo de Finch y los demás, quien mantiene sus propios negocios y que para nada tiene que ver con el asunto de Samaritan; de este modo Harold y los suyos se ven involucrados en una lucha en dos frentes, debido a la presencia de este segundo villano.  A su vez Dominic desea acaparar los tratos ilegales de Nueva York, tras la caída de los anteriores grandes malvados de la serie, la gente corrupta de H.R., como del propio Elias y a quien considera como un vestigio del pasado delictual que hace rato debía dar paso a la nueva sangre (y con ello a un nuevo estilo de hacer las cosas en el bando de los “malos”).  Siendo Dominic afroamericano, tal como su mayor contrincante Elias, es un hombre muy culto e inteligente, destacando en él las sentencias suyas llenas de referencias históricas y hasta literarias; en cierta medida le hace el peso al gánster italiano, con quien se toma de manera personal la guerra por el poder “en las sombras”.
     Como ya ha sucedido con anterioridad en Person of Interest, en este cuarto año de producción hay un montón de momentos memorables y desarrollos argumentales que, quizás, en este caso concreto lo conviertan en lo mejor de lo que va la serie.   Al respecto se puede mencionar, aparte de todo lo abordado más arriba, que esta vez la atracción y/o sentimientos lésbicos de Root por Sameen, ya no son solo una insinuación.  Continuando con Root, también destaca la amistad que queda de manifiesto entre esta ex mercenaria y superdotada mujer, de personalidad “algo” errática, y Harold Finch, siendo que este mismo llega a expresarle su afecto al respecto.  En cuanto a Sameen, tras tantas vivencias junto a los demás, esta llega a encontrar en parte el equilibrio y el sentido de pertenencia que por años se le negó, en otro de los desarrollos más impactantes de los personajes de todo el programa.   A su vez no se puede dejar de lado, la especial relación que llega a tener John con una psiquiatra (otro personaje nuevo recurrente), la que le otorga novedosas aristas de interés a la serie y que de seguro más adelante tendrá consecuencias inesperadas en las siguientes temporadas.  De este modo, considerando que ya van emitidos casi 100 capítulos del programa, es posible encontrarse sin dudas con un grupo lo suficientemente cohesionado, como para convertirse en una verdadera familia y donde cada uno de sus integrantes agrega su propio granito de arena (desde sus propias particularidades), para lograr acercarse al deseo de ser felices que en general perseguimos los seres humanos.   Por último, uno de los instantes más emocionantes de toda la temporada, viene a ser cuando reaparece de una manera muy especial el compañero “caído” de la temporada anterior, quien dejara la serie en uno de sus giros de mayor dramatismo y que con su visita, en un solo episodio, de seguro sobrecogió el corazón de uno que otro espectador.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Recordando las dulces pesadillas de Wes Craven.


Uno, dos, ya viene por ti.
Tres, cuatro, cierra bien la puerta.
Cinco, seis, toma el crucifijo.
Siete, ocho, no duermas aún.
Nueve, diez, nunca dormirás.

Canción infantil para advertir la presencia de Freddy Krueger
en la película “Pesadilla”

     Desde pequeño que me gustan las historias de terror…y por ello mismo que me cautivan sus monstruos, todos aquellos seres diferentes que representan nuestro temor a lo desconocido y a todo aquello que nos puede hacer daño.   ¿Es morbosa y/o enfermiza esta fascinación que siento? No lo sé la verdad, pero sí me doy cuenta de que millones de personas me acompañan en el sentimiento y que yo como ellos, no soy propenso al mal, ni tengo intenciones de endiosar a estas criaturas que simbolizan sin lugar a dudas lo peor de nosotros mismos; después de todo, desde tiempos inmemoriales la humanidad ha contado historias sobre estos seres para dejarnos una que otra reflexión, una que otra advertencia (como esa cita que parece tan infantil de “Ten cuidado con el lobo” de los cuentos de hadas), que nos ayudan a no cruzar el límite y a mantenernos cuerdos, para permanecer en el camino del bien. 
     En un principio quienes reinaron esas fantasías de pavor de mi infancia y de los primeros años de mi adolescencia, fueron los monstruos de la mitología (en especial de la grecolatina), como también los demonios de la tradición cristiana, seguidos de tantos vampiros, hombres lobos, fantasmas malignos, zombies y muchos más…Hasta que llegó Freddy, sí señoras y señores, estoy hablando de Freddy Krueger, el infame (y famoso) asesino sobrenatural que mata en las pesadillas a los descendientes de la calle Elm, en venganza a quienes lo quemaron vivo.
    
     Freddy Krueger es el antagonista de la saga de películas conocidas por estos lares como Pesadilla en Elm Street, de la cual se han hecho siete filmes (cada uno de ellos valioso por sí mismo) y hasta un remake, bastante digno que digamos.  Traigo a colación a este “monstruo” del cine actual, que junto a otros como Jason Vorhess de la saga de Martes 13 y Michael Myers del ciclo fílmico de Halloween, forma parte del gran triunvirato del cine de terror de las últimas cuatro décadas aproximadamente, puesto que el pasado 30 de agosto falleció su creador Wes Craven.  Freddy fue sin duda la mayor creación de este destacado director, guionista y productor de cine de terror, no obstante Craven fue capaz de dejarnos un legado de muchas otras obras del género, incluso algunas de ellas superiores en cuanto a calidad artística a la de su trabajo más importante.
    Como muchos de sus colegas dedicados al “noble espectáculo” del horror, comenzó haciendo filmes de bajo presupuesto, sorteando la escasez de medios con su inventiva, un talento nato y mucha, mucha truculencia.  Es así como su filmografía comienza en los setenta, con filmes que en su momento impactaron por la crudeza de sus imágenes y su propuesta argumental visceral, a la hora de reflejar la oscuridad del corazón de los seres humanos.  Su labor en el séptimo arte luego fue decantándose en los años ochenta, década prodigiosa de un cine de terror que los de mi generación recordamos con cariño, pues fue con el cual fuimos creciendo ante su espectáculo de sangre, tripas y bellezas semidesnudas gritando por su vida. Ya en los noventa, conseguida la consagración, vinieron otros más de sus aportes al repertorio de horrores hollywoodenses, consiguiendo incluso el respeto de quienes solo buscaban un “cine más culto”, de modo que entrando al siglo XXI, su marca ya era sin vacilaciones sinónimo de “arte”; no obstante quienes lo conocíamos de antes de conseguir la venia de estos intelectualoides del celuloide, hace rato ya que gozábamos con sus películas, que lo primero que hacían eran entretenernos, darnos uno que otro salto y, por último, regocijarnos por el simple gusto de compartir con él (y nuestra gente) el amor por estas historias de violencia. 
      A continuación un repaso personal por algunos de sus filmes más destacados, si bien Wes también incursionó en la televisión, en lo que no se puede olvidar su paso por la versión ochentera del mítico programa La Dimensión Desconocida.
    
    La Última Casa a la Izquierda (1972): Su debut en el cine de terror con esta obra tan potente en su violencia explícita y de fuerte carga política, enfureció a más de un censor de mente estrecha en su momento, de modo que el filme en varias partes del mundo estuvo prohibido o cortado en sus escenas más fuertes.  No obstante esta película que pese a haber sido rodada con ínfimo presupuesto y que consiguió aún así éxito y ser considerada como una obra de culto, con toda su dureza corresponde a un alegato en contra de la deshumanización de las pasiones más bajas y en un discurso que bien se puede prestar como una justificación de la venganza y/o la pena de muerte.  Su argumento trata sobre dos adolescentes que deseando tener una aventura, alejadas de la mirada de sus adultos, tienen la mala suerte de encontrarse con un grupo de psicópatas que abusan de ellas y luego las matan con verdadera falta de compasión.  No obstante las vueltas de la vida hacen que los asesinos lleguen a la casa de los padres de una de sus dos víctimas, quienes de la manera más inaudita descubren lo que sus visitantes han hecho.  Es entonces cuando esta pareja decide cobrar revancha contra los criminales y para ello no vacilan en hacerlo con todo el peso de su dolor y odio.  Esta fue la segunda cinta de Craven en conseguir un remake, el cual sin duda le hizo honor a su fuente de inspiración, siendo estrenada en el año de 2009.





















     Las Colinas tienen Ojos (1977): Sin duda uno de sus trabajos más emblemáticos, siendo que además en 1984 tuvo una secuela dirigida por el propio Craven.  Aborda una leyenda urbana cara a la cultura popular estadounidense, la existencia de tribus caníbales y endogámicas en las zonas apartadas del país.  En esta historia una familia tiene la mala suerte de quedar en medio del desierto de Nevada, tras un viaje de vacaciones, lo que los lleva a convertirse en la presa de estos monstruos humanos.  Si bien tuvo una segunda secuela en 1995 (al parecer olvidable), resulta memorable considerar su remake de 2006 y a cargo de uno de los mejores directores jóvenes de cine de terror en la actualidad, Alexander Aja; esta versión actualizada de la obra corresponde al primer remake de una película de Wes Craven, siendo que además contó con su propia secuela un año después de su estreno. 
    La Cosa del Pantano (1982): Corresponde a la única incursión de Craven en la adaptación fílmica de cómics, tomando en este caso al clásico personaje de historias de horror de DC, la Cosa del Pantano.  Creado en los setenta por el guionista Len Wein y el dibujante Berni Wrightson, este particular héroe (¿o bien se le podría llamar superhéroe?) contó con el protagonismo de Ray Wise (el mismo padre atormentado de la serie Twin Peaks de David Lynch) y de Adrianne Barbeau, actriz fetiche de los primeros filmes de John Carpenter, ambos histriones destacados en el cine fantástico.  Pese al talento del director y al atractivo del personaje, todavía faltaban muchos años como para que las versiones cinematográficas de este tipo de obras fuesen en realidad verdaderos éxitos de crítica y de taquilla (siendo una excepción a la regla las primeras películas de Superman con Cristopher Reeve), de modo que bien se puede considerar este título como una de sus obras menores; si solo se menciona acá es debido a la curiosidad que resulta ser dentro de su filmografía.

    
     Pesadilla en Elm Street (conocida en la Madre Patria como Pesadilla en la Calle del Infierno y en Chilito simplemente como Pesadilla) (1984): La cinta a la que ya se ha referido acá, corresponde a una obra de carácter sobrenatural y en la cual un asesino regresa desde la muerte, para cobrarse contra los descendientes de quienes lo ajusticiaron por sus pasados crímenes; estos actos a su vez involucraron a niños pequeños, a los que abusó y luego mató.  Hoy en día incluso quienes no hayan visto su serie de películas, reconocen sin duda a este psicópata capaz de meterse en los sueños de sus víctimas, para provocarles horribles pesadillas y de ese modo llevar a cabo algunas de las más “originales” y sangrientas muertes en la historia del cine gore.  En esta película tuvo su primer papel nada menos que Johnny Deep, el cual luego le “devolvería el favor” a quien lo descubrió, haciendo un cameo (o pequeño papel no acreditado) en la sexta película de la serie.  Este ser de rostro quemado, sombrero, camisa a rayas y garra con afilados cuchillos a modo de garras, caló tan hondo en la cultura popular, que luego se diversificó a los cómics, la narrativa (de hecho varios autores destacados han escrito relatos al respecto), un cross-over cinematográfico con Jason Vorhees de la saga Martes 13 en 2003 y hasta un respetable paso en la televisión, con su propia serie que tuvo dos temporadas.  10 años después del filme original, el propio Craven tuvo la genialidad de hacer una nueva entrega del personaje, aunque esta vez jugando como nunca con la realidad, abordando la idea de un espíritu del mal real en el que se habría basado él mismo y que ahora deseaba salir al mundo material para hacer de las suyas; en esta producción Robert Englund, quien cobrara fama interpretando a Freddy Krueger, Heather Lagemkap, la protagonista de la primera película y coprotagonista de la tercera (una de las mejores del ciclo), como también John Saxon, quien estuvo en estos dos largometrajes mencionados, se interpretan a sí mismos y deben habérselas con el “verdadero” Freddy.  Para el año 2010 tuvo su esperado remake, que sin duda le hizo honores a la labor de Craven, gracias a un producto serio y muy oscuro, tal como lo fue en su momento la obra original. 


    Amiga Mortal (1986): Pese a no ser una de sus mejores labores detrás de las cámaras, sin duda viene a ser una de las más bizarras y divertidas de su carrera.  Trata sobre un genio adolescente que se enamora de su vecinita, quien sufre de maltrato en su hogar.  Cuando la muchacha muere a raíz de la incompetencia de su alcoholizado padre, el chico se niega a perderla y “rescata” su cadáver para devolverla a la vida, adaptando la tecnología avanzada de su pequeño robot inteligente.  Su amor regresa, aunque con las secuelas esperadas en esta historia que claramente se inspira en el dilema de Frankenstein.  La escena de la muerte de la desagradable vecina de los niños, es uno de los momentos más recordados de todos los amantes del cine de terror de los ochenta.
    La Serpiente y el Arcoiris (1988): De entre sus filmes más adultos, está este caso inspirado en un libro “serio” y escrito por un antropólogo, quien visitó Haití para investigar el tema de los zombies.  De este modo Craven convirtió un texto de carácter científico, en la herramienta perfecta para contarnos una historia de terror acerca de los muertos vivientes de origen mágico, en medio de un país sumergido en la pobreza y la corrupción política.  Como muchas de sus obras, esta película que a Chile llegó con el “creativo” nombre de La Maldición de los Muertos Vivientes, cuenta con varios momentos inolvidables de verdadero pavor, puesto que a la larga posee todo un discurso acerca del miedo a la muerte y los efectos de una sociedad sumida en la violencia, donde el valor a la vida humana se ha perdido o apenas se respeta.
    Shocker, 100.00 voltios de terror (1989): Craven volvió  a darle forma a un asesino sobrenatural, en este caso a Horace Pinker, quien es condenado a la silla eléctrica y que en vez de matarlo le da superpoderes.  Como bien le gusta a su director, se trata de una cinta muy gore y donde además introduce el elemento del humor negro, algo no tan característico en su filmografía de corte más dramática.  En el papel del diabólico antagonista estuvo Mitch Pillegi, en su primer trabajo ante las cámaras y que pocos años después alcanzaría el estrellato a cargo del personaje de Walter Skinner, en la serie de televisión de culto Los Expedientes- X.
    La Gente detrás de las Paredes (1991): Otra de sus obras maestras, poseedora además de una atmósfera tan viciada como las de sus ya mencionadas Pesadilla y La Serpiente y el Arcoíris.  Su argumento una vez más aborda el tema de los niños maltratados por adultos desquiciados, llevándolo esta vez a las situaciones más extremas y/o delirantes.  Un chico en los primeros años de su adolescencia se ve atrapado en una inmensa casa, cuyos dueños son un matrimonio de lo más raro y que esconde más de un horrible secreto.  La construcción es prácticamente un fuerte del cual es casi imposible entrar y salir, siendo que entre medio de sus paredes habitan unos espantosos seres a los cuales el protagonista primero llega a temer (como era de suponer) y luego convierte en sus aliados, para poder salir de la pesadilla viviente en la que se ve sumergido.   La insana pareja de este filme, tal como Ray Wise de La Cosa del Pantano, también fue protagonista del memorable programa de televisión Twin Peaks.
     Scream (1996): Primera entrega de su tetralogía de terror, donde se dedica a hacerle un homenaje y en parte parodia al cine y en especial al del género al que se dedicaba el propio Craven.  Una serie de asesinatos violentos (para nada sobrenaturales) involucra a un grupo de jóvenes, siendo que los homicidios y varias de las situaciones y diálogos relacionados con sus personajes, se encuentran llenos de referencias a películas clásicas de horror.  A lo largo de las cuatro cintas que comprenden esta saga, un montón de actores destacados del cine y la televisión ligados  a este tipo de historias intervinieron, algunos de ellos en más de una entrega.  De 1997, 2000 y 2011 datan el resto de los largometrajes de la saga, siendo la última de ellas la despedida de Wes Craven como longevo director de tantas recordadas obras.  Gracias a la película que abrió este ciclo, Craven consiguió los elogios que antes le fueron negados en el llamado cine arte y de corte “serio”.  Cabe mencionar que estos filmes no fueron escritos por Craven, tal como acostumbraba hacerlo con el resto de su filmografía, sino por Kevin Williamson y quien para cuando hizo el guión de las dos primeras partes, era uno de los guionistas más cotizados del mercado; luego poco a poco fue perdiendo notoriedad, hasta que gracias a su serie de televisión Los Diarios Vampiros, recobró la fama perdida.
    La Maldción (2005): Otra colaboración entre Williamson y Craven, esta vez en el terreno de la licantropía. Como es habitual en estas tramas dedicadas a los hombres lobos, es posible identificar en la película el tema de la sexualidad desbordante, tan propia de estas criaturas y que son un reflejo de cómo nuestros instintos más básicos llegan a dominarnos.  Como es costumbre en el cine de este director, actores destacados participaron en esta obra, pudiéndose mencionar a Cristina Ricci y en especial a Joshua Jackson, quien años después sería protagonista de la ya mítica serie de televisión Fringe y Michael Rosenbaum, el recordado Lex Luthor joven de Smalville.

Un libro para atesorar.
    Vuelo Nocturno (2005): Un filme muy entretenido y que junto a su película dramática de 1999 Música del Corazón (seguramente un trabajo “por encargo” de los productores), corresponde a toda una rareza dentro de su filmografía, si bien a diferencia de su filme en el que actuaba nada menos que Meryl Streep, en este caso se mantiene su preferencia por las tramas donde el suspenso y la monstruosidad humana se pueden apreciar.  Uno de los puntos más altos de esta verdadera joyita que en menos de una hora y media mantiene atento al espectador, es que comienza como una obra romántica, bastante livianita y luego se transforma en otro tipo de terror a manos del veterano Craven, cuando se descubre que el simpático galán de turno en realidad es un inescrupuloso criminal; de este modo la “jovencita” de la historia debe sacar fuerzas de flaqueza, convertirse en una inesperada heroína y salvar el día, además de darle su merecido a quien con tanto descaro la engañó.  En el papel del villano se encuentra Cillian Murphy, quien hizo de un muy psicótico Espantapájaros en la trilogía fílmica de Batman hecha por Cristopher Nolan.




                   
La colección de las 7 películas originales en blu-ray, remasterizadas como si las hubiesen hecho recién...¡Y llena de un montón de material adicional de primera!

sábado, 5 de septiembre de 2015

Un Chile distinto y que pudo ser.



I- Sobre quién lo imaginó:

     Jorge Baradit es un autor chileno en la cuarentena de su vida (11 de junio de 1969), cuya carrera literaria se ha orientado hacia los caminos de la ciencia ficción, la fantasía y el terror (muchas veces mezclando estos tres subgéneros).  Siendo que en Chile solo ahora recién está surgiendo una horneada de escritores dedicados en exclusiva a estos temas, por años Baradit y los suyos estuvieron relegados a los talleres literarios y la publicación casera en fanzines (revistas autopublicadas, por lo general en papel fotocopiado o impreso desde las casas de sus colaboradores, si bien también existen ahora las versiones en digital).  Cuando antes el único artista nacional del área que fue capaz de salir de nuestras fronteras y conseguir cierto reconocimiento internacional fue Hugo Correa (creador de esa fabulosa novela que es Los Altísimos y las recomendables colecciones de cuentos Cuando Pilatos se opuso y Los Títeres, lo que le consiguió elogios de nada menos que del gran Ray Bradbury; como también conseguir un número dedicado en exclusiva a sus escritos, en la ya mítica revista especializada española Nueva Dimensión), Baradit ha logrado hacerse conocido en otras partes del mundo; ganar premios de prestigio como el especializado UPC de la Universidad Politécnica de Cataluña en España y ser editado por el maestro Miguel Barceló en la colección que dirige para ediciones B llamada Nova, cuyo listado incluye a solo consagrados como Isaac Asimov, Orson Scott Card y Brandon Sanderson.  Cabe decir que Baradit forma parte de una generación que se crió en Chile con el impacto de las animaciones japonesas, los videojuegos y la cultura  de masas mediática, lo cual se refleja claramente en su literatura heredera de todo esto; tampoco se puede dejar lado el hecho de que como muchos de sus pares, este miembro del Freak Power (grupo intelectual de escritores al que pertenece Baradit, con quienes comparte los mismos intereses como ñoño o nerd), se han nutrido de un buen número de escritos, novelas, cómics, películas y series de estos géneros, lo que se evidencia en su literatura que mezcla todos sus elementos para crear un producto híbrido o mestizo.  Lamentablemente el propio Baradit en parte reniega de ser un lector y un escritor de género, siendo que sin duda su literatura es parte de todo esto; es así como algunos (y entre ellos quienes lo han conocido), lo acusan de divo y posero, pues incluso en la breve biografía suya que aparece en la contratapa de Synco (editada por Ediciones B) para nada hay mención a sus lecturas de ciencia ficción y como haciéndose el intelectual nombra entre sus escritores predilectos a Borges, Blake, Swedenboerg (¿Quién diablos es este tipo?) y Artaud.  No obstante independientemente de si Jorge Baradit es un apóstata postmodernista de las lecturas que lo llevaron a escribir lo que hoy en día lo ha hecho famoso, negar su talento resulta ser tanto o más absurdo que esta imagen suya de “estrella de rock literaria” y/o autor que nada le debe a sus precursores en la ciencia ficción, respecto a la fuente de inspiración de sus más delirantes narraciones. 
     Desde que Baradit acaparó la atención del citado Miguel Barceló, ha llegado a publicar unas cuantas novelas (la mayoría en la colección Nova), varios cuentos junto a su grupo de amigos del Freak Power en Norma, como en otras editoriales, y la versión en novela gráfica de uno de sus primeros cuentos, Policía del Karma.  Respecto a las características de buena parte de su ficción, como ya se dijo arriba, su obra posee un interesante corte mestizo, al incluir en sus historias elementos de tecnología al más puros estilo ciberpunk (con referencia a la realidad virtual y tecnología computacional de punta), elementos del llamado steampunk (ciencia ficción retro, en la cual se ven avances científicos de un supuesto pasado, de modo que pese a ser adelantados para nuestra realidad se describen como algo “antiguo” a nuestros ojos) y una fuerte dosis de conceptos metafísicos de varias culturas indígenas, orientales y occidentales (uso de drogas alucinógenas para provocar estados alterados de la conciencia, presencia de curanderos aborígenes con poderes, esoterismo nazi, reencarnación, cábala, etc.).  Al fruto de todo esto Miguel Barceló lo llamó en su momento ciberchamanismo, término que curiosamente no le gustó al propio autor, pero que sin duda calza muy bien con lo que hace.

Jorge Baradit.
   El primer libro de Baradit en aparecer en la colección Nova, corresponde a Ygdrasil (2005).  Su lanzamiento fue avalado en Chile por la visita del mismísimo Miguel Barceló, quien asistió como conferencista a la FILSA (Feria Internacional del Libro de Santiago), quien alabó sin complicaciones a Baradit durante la charla que dio para promover esta publicación; en 2009 apareció una versión corregida y de lujo de su debut en formato profesional.  Para el año 2007, Jorge consiguió el Premio a la Novela Corta de los UPC, con Trinidad, una precuela a su ópera prima y que es posible leerla en Premio UPC 2007, en la misma colección Nova, junto a otros autores y a una más que interesante conferencia que dio el afamado escritor de fantasía Brandon Sanderson.  En 2008 aparece Synco nuevamente al alero de Ediciones B y de su longeva colección de ciencia ficción y fantasía, libro al cual se le dedicará un espacio mayor dentro de este texto, por ser el motivo por el cual hoy día me encuentro escribiendo; esta novela tuvo hasta su propio tráiler y banda sonora, como si de una película se tratara, así como también se ha hablado de hacer una serie de televisión sobre ella (lo que al menos en el caso de Chile resulta ser toda una utopía, si se considera que en nuestro país la ciencia ficción nacional no tiene cabida en la pantalla grande y menos en la chica). En 2009 aparece su novela de corte juvenil Kalkufura y a la que le sigue el cómic ya referido acá, Policía del Karma, con dibujos de Martín Cáceres.  En el transcurso del año de 2012 en un importante diario santiaguino, Baradit se avocó a la publicación por entregas de una nueva novela suya, titulada Lluscuma, en la cual volvió a contar con la colaboración de Cáceres en la parte gráfica; un año después, de nuevo bajo ediciones B, lo sacó en formato de libro y con una que otra revisión por parte de su autor.  Este año, tan solo hace unas pocas semanas, apareció el más reciente de sus títulos, Historia Secreta de Chile, esta vez al alero de Editorial Sudamericana y el cual ha sido todo un éxito en el país (a tal punto que es la primera obra de este tipo nacional en ser “pirateada” y vendida en las calles en el comercio informal de nuestro país); a ver cómo le va con ella en el resto del mundo.

II- De lo que se imaginó:

     Synco parte tan engañosa para el lector como para su protagonista, pues poco a poco va descubriendo que el Chile alternativo de sus páginas es mucho más que la supuesta utopía tecnológica que aparenta ser…Pues esta novela corresponde al atractivo subgénero de la ucronía, consistente en la elaboración de una ficción donde los grandes sucesos de la historia, ocurrieron de manera distinta a la realidad (tal como la típica idea de que la Segunda Guerra Mundial la ganó el EJE y no los Aliados, lo que bien aborda la celebrada novela El Hombre en el Castillo de Phillip K. Dick y que tiene su propio homenaje en esta obra).
    Jorge Baradit con valentía y creatividad, “recrea” el Chile de principios de los setenta, cuando en aquel entonces la nación estaba en los primeros años de la dictadura militar derechista de Augusto Pinochet; tema que por su cercanía cronológica, aún crea bastantes conflictos en el pueblo chileno, ya que todavía varios de los personajes de ambos bandos relacionados con este gobierno, siguen vivos y aún en la mirada pública, sin olvidarse de todos aquellos inocentes que sufrieron el yugo de las atrocidades fascistas.  Para quienes no conocen nuestra historia, el 11 de septiembre de 1973 el gobierno socialista del Presidente Salvador Allende (primer gobierno de este tipo elegido democráticamente en todo el mundo), terminó de manera abrupta cuando grupos de derecha, alentados por el respaldo de Estados Unidos, se unieron a las fuerzas militares y llevaron a cabo el llamado “Golpe Militar”; en el cual se bombardeó la sede del gobierno, la colonial Casa de la Moneda y Allende murió heroicamente defendiendo sus ideales a mano armada.  Hay que ser sinceros para descubrir a los amigos extranjeros y a las nuevas generaciones de compatriotas este triste episodio de Chile, pues en realidad no fue la peor de las dictaduras latinoamericanas que por aquellos años abundaron; no obstante los miles de detenidos desaparecidos, torturados y sus demás víctimas, han quedado como huellas imborrables de la inhumanidad de sus responsables (muchos de ellos menores de edad, mujeres embarazadas e incluso que ni siquiera eran miembros de los partidos socialista y comunista, siendo sus integrantes los más perseguidos por los seguidores de Pinochet).  Pues bien, en Synco el proyecto de instaurar la dictadura es frustrado desde sus propias filas, puesto que en este otro lado del espejo Pinochet terminó por apoyar a Allende, ayudándolo a acabar con la amenaza que se les venía encima.  O al menos esa resulta ser la versión oficial en este Chile ficticio, hasta que se revela la verdad de todo.
Uno de los diarios "intervenidos"
en esta ficción.
     Tras una impresionante introducción, centrada en una figura histórica muy relacionada con los eventos reales de Chile y con la de su reflejo distorsionado, el libro pate con la llegada al país de su personaje principal.  Este primer capítulo resulta además el encuentro entre Martina Aguablanca, con el que fuera su país de origen, por años nacionalizada venezolana, como también con el lector (idealmente chileno), quiénes se ven frente a la maravilla de un país glorioso y que supuestamente ha superado con creces la prueba tras estar a punto de verse sumergido en lo más cercano a una guerra civil; de este modo tanto protagonista, como uno mismo, apenas pueden reconocer a esta patria metamorfoseada en un nación avanzada tecnológicamente a tal punto, que se ha convertido en toda una potencia mundial.  Solo seis años han pasado desde que el Golpe Militar fue abortado y en Chile sigue gobernando Allende, quien ha sido reelegido en su puesto.  Es en la víspera de las celebraciones del nuevo triunfo del gobernante, que llega Martina, quien siendo muy niña se fue con su padre militar derechista al exilio, para escapar de las “garras bolcheviques” y es así como ahora regresa a estas tierras en calidad de representante diplomática venezolana, ´puesto que su país de acogida desea conocer los métodos de Chile para conseguir su mismo éxito.  Resulta significativo que esta mujer siempre se haya sentido extrajera en las dos naciones en las que ha vivido, puesto que cuando salió del país con su padre apenas había llegado tener identidad con su patria, mientras que en Venezuela por mucho que haya conseguido la nacionalidad, siempre se sintió como la “chilena”; esta ambigüedad de no pertenecer por completo a parte alguna, llega a hacer que desde un principio comience a sentir recelo ante este Chile magnificente.  Poco a  poco Martina se va involucrando en una serie de eventos, en los que se encuentran con algunos de los personajes más curiosos (muchos de ellos “reales”) y que le demuestran la verdad detrás de la faz amistosa de todo, pues en realidad lo que ha conseguido Chile ha sido a costa de demasiado sudor y lágrimas.  Así es como la supuesta utopía de izquierda se convierte en realidad en una antiutopía, en la cual la libertad de los chilenos se haya oprimida por un peor tirano de lo que incluso fuera Pinochet.
        En un principio se muestra a Chile como un paraíso tecnológico y social, que al parecer resultaría ser la única nación de su época en contar con una especie de Internet, que regula, maneja, ordena y controla todo en sus dominios.  El sistema que permite todo esto se llama Synco, un proyecto preparado por Allende y un equipo de especialistas, anterior a los eventos del 11 de septiembre de 1973; el cual una vez consagrado el poder del gobierno socialista, de manera rápida fue instaurado al punto que para la fecha en que llega Martina, ya nada funciona en el país sin que Synco esté presente.  Baradit describe de forma bastante verosímil una sofisticada tecnología retrofuturista, en la que se ocupan artefactos intervenidos a propósito para hacer uso de la maraña de cables y botones que significa todo esto.  Asimismo el sueño socialista ha llegado a tal punto, que en una especie de parodia, el narrador describe (en especial en el lenguaje de los personajes chilenos) una caricatura en la cual todos se llaman compañeros, en las radios se toca casi pura música folclórica latinoamericana y los gringos son mirados con recelo por la gente, aparte de que un gran número de países extranjeros (en especial europeos) ha donado algunos de sus propios avances para la completación de este sueño político de izquierda. 
     A medida que Martina va escarbando en los vericuetos de la verdad oculta, descubre (descubrimos) lo que tanto se sugirió con respecto al peso de la conciencia de su propio padre y que lo llevó al suicidio, como al del Pinochet de esta versión y que muchos individuos (tanto de la izquierda como de la derecha) no quieren que se sepa.  De este modo la protagonista se ve convertida en la enemiga pública número 1, por lo que su vida peligra y lo único que le toca ahora es escapar, una vez que se entera de qué pasó (y pasa) en realidad.  Por otro lado, llega a conocer la existencia de un caudillo que lleva años preparando un atentado contra el gobierno de Allende, siendo este quizás el personaje más extraño y mejor acabado de toda esta alucinante novela; de este modo la dama también se cruza en su camino y de ahora en adelante se convierte en el centro de atención de más de uno de los poderes que subyacen en las tierras chilenas.  Cuando el grado de las revelaciones ha llegado a su cenit, es posible identificar para el lector culto la referencia directa a nada menos que los propios mitos de Cthulhu, la existencia de universos paralelos y la convivencia de lo claramente sobrenatural y mágico, en una especie de enfermiza simbiosis con la tecnología de punta. 
    Uno de los mayores aciertos del escritor con esta novela suya, resulta ser sin duda la incorporación de personajes reales en sus páginas, muchos de ellos aún entre nosotros en la actualidad.  Aparte del mencionado Pinochet (la entrevista que tiene Martina con él resulta ser uno de sus mejores momentos, así como la antesala a todo el misterio y/o complot de las sombras), por supuesto que aparece Allende, si bien para darle mayores aires de suspenso, Baradit hace que este salga solo mencionado por boca del resto de los personajes y cuando ya es posible que surja su figura, lo hace de la manera más curiosa.  También son ficcionados Ricardo Lagos (quien fuera el tercer Presidente de la República, tras el regreso a la democracia), el escritor nazi chileno Miguel Serrano, el senador derechista Sergio Onofre Jarpa y el agente de la CIA Michael Townley, el cual en esta versión posee una personalidad mucho más benevolente que la de su referente real…Entre muchos otros más, que en algunos casos son apenas mencionados.  Por lo tanto este juego con la realidad, convierte a Synco en todo un rompecabezas multireferencial y que a más de una persona lo llega a cautivar.

Cuarto de control de Synco.

    “Ricardo Lagos se paró en el centro de la sala y exclamó melodramáticamanente.
      -El corazón de SYNCO
      Martina miró en derredor sin alcanzar a distinguir nada extraordinario ¿Este montón de cachureos era SYNCO?  Lagos pareció darse cuenta y sonrió.
      -El crecimiento de SYNCO ha sido exponencial. La verdad es que además de ésto que has visto, nos hemos tomado casi 300 kilómetros cuadrados de terrenos subterráneos en bunkers y túneles en el centro de la capital, blindados por capas y capas de concreto y aleaciones de metal especiales. Expropiamos edificios privados para demolerlos por dentro y convertirlos en enfriadores, bodegas de acopio de materiales, contenedores de cintas magnéticas en archivo, etc. Los edificios fiscales contienen terraplenes con miles y miles de bombillas al vacío en cientos de pequeños pisos donde operarios con trajes térmicos se deben arrastrar durante días por laberintos candentes, para hacer mantención y vigilancia básica. Usted sabe, matar las hordas de ratones que se comen los cables, por ejemplo. Antiguos edificios administrativos contienen miles de transistores del tamaño de automóviles. Hay embajadas convertidas en gigantescos radiotransmisores. El antiguo edificio del Banco del Estado, por ejemplo, hoy es un gran acumulador de energía eléctrica, con pisos y pisos de dínamos movidos por animales. Convertimos el casco antiguo de Santiago de Chile en una inmensa placa madre de computador, gigantesca, destilando gases y vapores condensados por tuberías que silban cada minuto, evacuando la respiración de un monstruo dormido bajo tierra, nuestro propio dragón protector, Martina. Un computador a escala de una ciudad, con personas moviéndose entre sus resistencias y transistores sin saberlo.
     Martina lo observa en silencio. Y además se sentían orgullosos.
     -Por cierto, Martina. El funcionamiento de SYNCO es en tiempo real. Todo el país está conectado a través de teletipos y mensajes telefónicos que ingresan información a los ejércitos de operarios que las reciben y las convierten en tarjetas perforadas en estas instalaciones. Luego se ingresan a través de las cientos de ranuras que tiene a lo largo de su vástago y los procesadores de la base. El “hipotálamo” como a Salvador le gusta llamarlo, reordena y distribuye los datos que salen en la forma de mensajes en lenguaje de programación para ser leídos, interpretados y aplicados en empresas, plantas e industrias a lo largo de todo el país. Pero ésta es sólo una de las muchas funciones de SYNCO, no te engañes, coordinar la producción es sólo un aspecto de muchos más que irás conociendo de a poco en esta visita, Martina.
     La mujer titubeó, miraba de reojo la sala, que parecía un garage abandonado y no el corazón del constructo tecnológico descrito por Lagos”.

    Siguiendo con esta creación artificiosa de un Chile alternativo, Baradit incorpora a su texto fragmentos de diarios de la época y documentos oficiales que avalan la existencia de lo narrado en sus páginas, con fotos trucadas que, por ejemplo, muestran a un Pinochet con cicatrices en el rostro y junto a Allende.
     También se suman a la novela pequeños episodios correspondientes a diálogos de misteriosos personajes, que queda de manifiesto saben mucho más que el resto acerca de lo que ha pasado en Chile y el mundo.  Estos agregados dejan constancia de la existencia de algo así como una suprarealidad, en la cual gran parte de lo mencionado más arriba (en atención al nivel espiritual y psíquico del universo) se evidencia, hasta que todo llega a su pesadillezco clímax.
     Volviendo al personaje de Martina, destaca en su nombre y apellido (Aguablanca) el simbolismo detrás de todo ello, gracias al cual Baradit se suma a una larga tradición literaria, de otorgar a los personajes nombres de fuerte carga semántica.  Así es como esta mujer que en realidad en el libro no demuestra mucha femineidad que digamos, pese a su belleza, lleva consigo esta versión femenina del nombre Martín, derivado del dios romano Marte y que, por ende, significa “Guerrero”.  He ahí la esencia de la protagonista, quien a lo largo de todo el libro lucha por descubrir la verdad detrás de la apariencia y donde su apellido Aguablanca, hace referencia a la pureza del necesario líquido que permite limpiar la suciedad (en este caso de la mentira).  No obstante el autor convierte a su protagonista más en una antiheroína, que en una heroína, puesto que le entrega una personalidad errática hasta cierto punto, en especial por su complejo de Electra hacia su padre y al hacerla en cierta medida una persona infeliz, cuya mayor pasión llegará una vez que se decida a descubrir la verdad detrás de Synco.
    Tras su apocalíptico desenlace,  se agrega un anexo que se presenta en una primera instancia, como un glosario de varios de los conceptos más significativos del libro.  No obstante en estas últimas páginas el demiurgo Baradit, vuelve a trastocar la realidad y convierte otra vez lo que fue en lo que bien pudo ser.

Portada del más reciente libro de Baradit.
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