miércoles, 28 de diciembre de 2016

Cómo actualizar y mejorar viejas ideas (primera parte).



I- Los antecedentes.

      Michael Crichton (1942-2008), mucho antes de conseguir su mayor éxito como creador de historias con Jurasick Park (1990), tuvo la ocurrencia de un parque de atracciones sofisticado, que tras írsele de control a sus creadores, se convierte en un verdadero peligro mortal para sus usuarios; idea que por supuesto luego recicló y perfeccionó, con la famosa historia de los dinosaurios recreados por medio de la ingeniería genética (lo que más encima originó cuatro exitosos filmes hollywoodenses). Esto es reconocible en la película de 1973 que él mismo dirigió, Westworld, conocida en español como Almas de Metal o con el nombre traducido casi literalmente del inglés de Oestelandia.
     Casi olvidada hoy en día, aunque para muchos tal vez de culto, en su momento y por años fue toda una novedad esta cinta que salió de un guión original del propio Crichton (pues no usó de base ninguna de sus novelas ya publicadas o inéditas).  Pues estamos hablando de una película de ciencia ficción que tomó el género del western, bastante popular en aquellos años, para llevarlo a un muy especial contexto de ciencia ficción; a su vez armó una trama que no solo mantiene la acostumbrada crítica social de las obras de “anticipación”, sino que además se hizo pensando en un público adulto al incorporar ciertos elementos eróticos, que por esos tiempos era casi impensable verlo en un producto cinematográfico de ciencia ficción gringo.  A todo esto debe sumársele la presencia de un actor bastante cotizado en ese entonces, el “exótico” Yul Brynner, quien aquí interpretó a un muy especial vaquero robótico.
      El argumento de la película trata acerca de DELOS, una empresa que posee la tecnología (y el dinero) suficiente como para recrear tres ambientes diferentes, en un inmenso espacio físico y al que solo pueden llegar aquellos clientes con el poder adquisitivo como para pagar sus exclusividades.  Es así que en sus inmediaciones nos encontramos con la Antigua Roma, la Edad Media y el Lejano (y salvaje) Oeste norteamericano.  En cada uno de estos lugares se ha reproducido hasta el más mínimo detalle de dichas épocas y sociedades, lo que incluye avanzados androides que simulan gente de tales periodos y que solo pueden ser reconocidos por las palmas de sus manos, que no se parecen a las de los humanos.  La gente que visita estos lugares, participa en especie de “juegos de roles”, vistiéndose según corresponda e interactuando con estas máquinas.  Como el parque de atracciones se presta para que sus visitantes puedan dar rienda suelta a buena parte de sus fantasías, por supuesto es que muchos de estos aprovechan de tener sexo con los androides, los que están acondicionados para ello.  
     Debido a las particularidades de la “oferta” que entrega un lugar como este, los clientes no solo logran satisfacer sus impulsos más lúbricos, si no que al encontrarse en medio de una instancia donde ellos mandan y no hay otra ley que la de ellos mismos, en la práctica pueden hacer de todo.  El relajamiento moral, debido a la oportunidad de cumplir cualquier antojo que uno haya reprimido, nos lleva a reconocer una vez más la manera de cómo nuestros propios impulsos nos manejan (de modo que la razón solo es una herramienta de la evolución o de la civilización para ponernos freno).  Por lo tanto… ¿Cuándo somos auténticos realmente? ¿Cuándo damos rienda suelta a nuestra animal interno o cuando aceptamos conducirnos por la moralidad?  Aquí también nos encontramos con el viejo tema de la búsqueda de la felicidad, pues como queda demostrado en este filme, nada despreciable pese al relativo olvido en el que ha caído, muchos buscamos tal preciado tesoro al olvidarnos de nuestras preocupaciones, de nuestra miserias, algo que hacen muchos de los visitantes de DELOS.
       Supuestamente todo está realizado bajo estrictos sellos de seguridad, de modo que los clientes no deberían resultar heridos mientras permanezcan en sus dependencias; por lo tanto, si bien ellos pueden “matar” a estos simulacros a su antojo, los seres mecánicos no podrían siquiera causarles la más mínima de las lesiones.  No obstante durante la última visita a este sitio, una especie de “infección” o desperfecto de origen desconocido comienza a hacer que estas “almas de acero” actúen de manera aberrante y ello, por supuesto, significa que las personas que se encuentran en las inmediaciones peligran su vida.  Es así que las visitas y los mismos especialistas que trabajan en este sitio, no le queda otra que hacerlo posible por salir ilesos de la catástrofe que se está gestando (en verdad resulta impactante cuando aparece un grupo de trabajadores del lugar, muertos y no por la intervención de los robots).
       La dirección de Crichton es correcta, pero adolece de realizar tomas más artísticas, quizás porque para cuando hizo este trabajo aún le quedaba mucho por aprender.  Independientemente de que la sangre que aparece en el filme se ve demasiado falsa, se nota un esfuerzo por innovar desde el punto de vista técnico en la producción, de modo que gracias a este título vimos por primera vez en una obra cinematográfica gráficos computacionales, lo que por supuesto ayuda a dar la atmósfera futurística adecuada que se quiso dar a todo esto.
      En 1976 se estrenó Futureworld, la continuación directa de la película que le antecedió y que inteligentemente no se hizo como algo en la línea de “más de lo mismo”, sino que sus responsables nos contaron otra historia (y tal vez más compleja) en la que el parque de atracciones de DELOS estaba involucrado.  Por temas de derechos ya vendidos, Michael Crichton no mantuvo relación alguna con esta secuela, de modo que tanto la producción, como la dirección y el guión corrió por cuenta de otros, lo que en todo caso no lo hicieron mal que digamos.   En esta ocasión tuvo entre sus artistas a otro actor de renombre, Peter Fonda, en el papel protagónico masculino.  Asimismo el propio Yul Brynner hizo una aparición especial, como el mismo personaje del primer filme, aunque en un matiz por completo distinto y curioso respecto al original.  Se le puede considerar dentro de sus atributos, que si bien el mismo compositor de la cinta anterior, Fred Karlin, se encargó acá también de la banda sonora; pues esta vez realizó un trabajo superior y con un tema central que logró representar la atmósfera viciada de la historia, a diferencia de las poco inspiradas composiciones de Westworld.
      En el argumento de esta secuela (quizás incluso menos conocida que su predecesora), dos periodistas, hombre y mujer, llegan hasta las recientemente reabiertas dependencias del “parque de entretenciones”.  Según les han prometido los responsables del lugar, ya han dado con la manera correcta para evitar nuevas desgracias con los visitantes; es así que además en un afán de borrar todo rastro de mala reputación, han invitado a líderes políticos de todo el mundo, para que luego estos difundan por el planeta las maravillas de DELOS.   Los androides en efecto funcionan bien, lo que no está correcto corresponde a los mismos dueños del lugar, quienes tienen un plan maquiavélico para sacar provecho de sus invitados.  Por supuesto que los “divulgadores de la verdad” (en Gringolandia de vez en cuando les da por ver como héroes a los miembros del llamado “cuarto poder”), se dan cuenta de lo que se cuece tras las bambalinas y aun cuando sus vidas corran peligro, harán lo posible por desenmascarar a los culpables. 
     Se mantiene en esta segunda parte su dosis de violencia  y erotismo que encontramos con anterioridad (incluso Fonda hace un desnudo inesperado), además de un pequeño grado de romance que antes no estaba presente.  Asimismo se vuelve a agregar un pequeño elemento humorístico, el que también estaba en el primer filme.  Debe destacarse, en todo caso, que en cuanto al apartado técnico, en esta ocasión la película mostró todo un adelanto científico real, por vez primera en el séptimo arte: animaciones computacionales en tercera dimensión; este detalle demuestra el interés de los productores, por hacer al menos una película que dentro de lo posible, creara la ilusión de una ambientación futurística tal como ya pasó con la anterior y quizás en su momento ello sí fue conseguido (quizás por esta misma razón, el parque de DELOS ahora tiene un ambiente “espacial”, aunque claro, los efectos especiales hoy en día resultan poco creíbles).
           Si en la primera cinta los mismos científicos y técnicos fueron otras víctimas de la soberbia humana, por querer ser como los dioses y sobrepasar los límites de la naturaleza (viejo tema de la culpa y el castigo presente, ya en los mitos e iniciado en el terreno de la ciencia ficción a través de la célebre novela de Frankenstein), en esta ocasión los hombres de ciencia aparecen como los villanos de la historia (he aquí la clásica figura del mad doctor, de las historias de los pulps y otros clásicos).
          Por lo tanto los invito a ver y disfrutar o revisar si ya antes lo hicieron, estas dos películas que en la actualidad son las responsable de la exitosa serie que dentro de poco (bueno, el próximo año) revisaré con ustedes.

domingo, 25 de diciembre de 2016

Entrada Nº 100 de este 2016 que ya está por terminar.

A FALTA DE “VIENTOS DE INVIERNO” 
BUENAS SON LAS PRECUELAS.

Nota: Destaco el número al que corresponde esta entrada, pues con esta rompo mi récord de cantidad publicadas por año, algo que tal vez tontamente me llena de felicidad, pero que para mí es importante debido al papel que cumple en mi vida este blog (una verdadera oportunidad para explayarme a gusto en los temas que me apasionan).  Por lo tanto gracias a quienes me leen y en especial me siguen y comentan...¡Feliz Navidad para tod@s!


     Mientras el malvado de George R. R. Martin nos tiene esperando desde hace años la publicación del sexto tomo de su famosa saga de fantasía épica Canción de Hielo y Fuego, que bien sabemos se llamará Vientos de Invierno, sus seguidores podemos al menos contentarnos con la publicación del tomo titulado como El Caballero de los Siete Reinos.  Publicada en el transcurso de 2015, se trata de la recopilación de tres novelas cortas que transcurren alrededor de 100 años antes de los eventos de Juego de Tronos, el primer volumen de la saga.  Las obras que comprenden este libro fueron editadas originalmente en 1998, 2003 y 2010 y tienen como protagonistas al caballero ser Duncan el Alto y a su fiel escudero Egg (quien en realidad resulta ser nada menos que un miembro de la dinastía Targaryen y a quien conocimos ya anciano en las novelas del dichoso ciclo).  Leídas de seguido y en el orden en que aparecen, pareciera tratarse de una sola novela más o menos extensa (por sobre las 300 páginas), pues además estas tres historias se encuentran armadas de forma lineal, sin mayores retrocesos en el tiempo, que una que otra mención breve e indirecta al pasado.
     Debe saberse que en parte debemos la existencia de este tomo y en especial de la primera historia que forma parte de ella, al igual destacado y multipremiado escritor Robert Silvenberg (una verdadera leyenda viviente), quien tuvo la genial idea de sacar una antología con narraciones originales basadas en las ficciones de varias sagas de fantasía ya consagradas, titulada justamente Leyendas Negras.  Es así que llamó para su proyecto a gente de la talla de Stephen King, quien contribuyó con la igual maravillosa novela corta de Las Hermanitas de Eluria, precuela a la primera novela de su igualmente célebre saga de La Torre Oscura (de la que pronto escribiré, por fin) y Orson Scott Card, con otra historia de su encantador protagonista del ciclo de Alvin Macker.  De este modo Martin tuvo la ocurrencia de abordar desde este otro punto de vista, la serie que lo hizo famoso en todas partes, incluso entre quienes no lo han leído; y lo mejor es que siguió contándonos más sobre sus protagonistas, como bien quedará demostrado en este escrito.
     Los tres textos mantienen mucho más que los otros libros el carácter medieval de la narración, ya que sus argumentos se centran en describir las andanzas de un caballero andante, ser Duncan, quien tal cual sus antecedentes de los textos tradicionales, sirve a los señores a quienes les ha prestado juramento, manteniendo con ello su honor y de paso convirtiéndose en un defensor de la justicia y de los inocentes.  La personalidad extraordinaria de ser Duncan, quien en todo caso no es el único en su medio que destaca por sus altos valores, se aprecia además por su imponente figura, de ahí a que escoja como apodo la expresión “el Alto”.  En cambio Egg con su aspecto flaco y cabeza rapada, se ve insignificante y sin embargo es mucho más de lo que aparenta; pues posee una inteligencia y cierta sabiduría a tan temprana edad, que lo destaca incluso entre los adultos, además de una lengua afilada que le podría provocar más de un problema (todos ellos aspectos de su personalidad, que lo hacen aún más querible para quienes lo conocimos al final de su larga vida).  Por supuesto que todo transcurre en el mundo ficticio que ya conocemos, haciendo referencia directa e indirecta a los lugares aparecidos en las entregas del arco argumental principal, con sus familias y costumbres ya sabidas por los lectores, si bien con varias sorpresas como es de esperar en la obra de un autor veterano como Martin y quien sabe cómo diseñar de manera convincente una cronología, donde todos sus elementos queden bien cohesionados. 
       Ser Duncan es un hombre de orígenes humildes, lo que contrasta con la verdadera identidad de Egg, la que en un principio desconoce; no obstante ambos mantienen la misma nobleza de corazón que los une desde el principio, llegando a sobrepasar la jerarquía de su relación, al punto de quererse como amigos y hasta como hermanos.  En su camino juntos ambos se encuentran con todo tipo de personas, algunos gente sencilla, común y corriente, de igual manera con sujetos heroicos y admirables, así como otros rastreros y reales villanos.  La creación de un verdadero dramatis personae heterogéneo y creíble, pese a que se trata de historias enmarcadas en la fantasía, recrea sin dudas lo mejor y lo peor de nuestra propia humanidad, tal como lo hace la literatura escrita por autores de talento.
     La oposición entre el mundo llano y el de la corte, como de la nobleza, queda bastante destallada además, puesto que nuestros héroes deben convivir en ambas realidades y manteniéndose siempre correctos con quien sea; de hecho los tres relatos que comprenden el libro, abordan el tema del crecimiento personal y la adquisición de sabiduría por parte de los dos, algo que deben aprender si en realidad quieren convertirse en gente de bien (el primero superando la pobreza que le vio nacer para volverse un hombre destacado, hecho a sí mismo,
 y el segundo sacando lo más excelso de su herencia, para evitar caer en los errores de los privilegiados como él).
     Los textos compilados en este tomo siguen la vieja tradición de los relatos de caballería, en los cuales sus personajes, caballero y escudero, sirve el primero a  su señor a quien le ha prestado juramento y el segundo al hombre bajo cuya tutela se ha puesto (cabe mencionar que relación de dependencia basada en el honor y la valorización de la palabra empeñada, resulta bastante relevante en este tipo de historias y en la época en la que nacieron tales instituciones).  Es así que siguiendo la línea de las obras que le antecedieron, dichas novelas cortas le dan bastante relevancia a los torneos en los que participan estos sujetos, la oportunidad precisa para medirse entre pares demostrar la valía de su corazón; de igual manera nos encontramos acá con duelos, verdaderas proezas mortales, donde más de alguien sale muerto y como mínimo herido.
     Con respecto los libros de la saga en la que se enmarca esta obra, se mantienen varios otros elementos, como la presencia de la intriga y los juegos de poder entre familias, algo que no dejar de otorgarle a este volumen algunos de sus mejores momentos, tal como en las novelas más extensas.  También nos encontramos acá con su dosis de erotismo, aunque dosificada respecto a los otros libros.
     El nombre que engloba a las narraciones aquí reunidas, El Caballero de los Siete Reinos, no se justifica mayormente, pues al cerrar el libro, a ser Duncan todavía le toca pasar por mucho como para llamársele de esa manera.  Sin embargo como bien queda claro en estas historias, está destinado a volverse alguien en verdad sobresaliente y con un papel destacado en los mismos Siete Reinos.  Habrá que esperar, ojalá, futuras entregas de las andanzas de quien antes solo se llamaba Dunk (pato en inglés) y su fiel escudero Egg, para saber qué le depara en el porvenir al caballero errante.
     Martin apela en estos casos por escribir narraciones alejadas de los elementos sobrenaturales y mágicos, que encontramos en los otros títulos de la serie.  Se menciona la magia y se recuerda la existencia de los dragones, que en la cronología en la que se encuentran estas tres obras, se han convertido en una especie en extinción.  No obstante es el mismo autor que nos ha encantado con sus otros libros y a cada momento se mencionan detalles que nos hacen recordar en qué mundo ficticio nos encontramos.  A ver si en próximas entregas sobre estos personajes, nos regala algunos momentos del tipo sobrenatural, que tan bien le salen a este veterano autor.
    
     Debe saberse que los tres primeros relatos que forman parte de esta libro, han sido adaptados al  cómic por la línea de novelas gráficas de Random House, la misma editorial que tiene los derechos de los títulos de Canción de Hielo y Fuego.  El primer título fue sacado a este formato entre 2003 y 2004 (mucho antes de que se pensara llevar a la televisión esta saga) y tal como sucede con el paréntesis entre un tomo y otro, solo entre 2007 y 2008 salió la segunda historieta acerca de la siguiente entrega de las andanzas de Duncan y Egg (igual pocos años en consideración a lo que nos hace esperar el autor con las novelas… ¡El muy hideputa!) y solo el año que viene aparecerá la anunciada tercera parte, que estaría saliendo en 4 de julio de 2017 (un día antes de mi cumpleaños, je).  Las tres versiones han sido bellamente ilustradas por Mike S. Miller y guionizadas por Ben Avery.
    
     Las tres novelas cortas que comprenden el tomo corresponden a:

1- El Caballero Errante: Relata el encuentro entre Dunk y Egg.  Todo comienza cuando el primero se haya en una encrucijada, tras haber muerto recién el caballero errante al que servía.  Los hechos fortuitos o el destino une a ambos, siendo toda una sorpresa la revelación de la verdadera procedencia del chiquillo.  Mientras el primero es alguien de temperamento más serio y poco dado a explayarse, el muchacho no duda en ser expresivo, lo que lo hace verse como alguien contestador e irreverente; no obstante demuestra poseer importantes conocimientos del mundo de la realeza.  Ambos se complementan desde estas primeras aventuras y en las que la familia misma de Egg, se transforma en el principal obstáculo para que los dos protagonistas puedan seguir su camino juntos.  Por otro lado, se aprovecha de explicar qué diferencia a un caballero errante, de los otros que pertenecen a una familia importante y/o adinerada.
       En determinado momento de la trama, un incidente involucra sobremanera a los Targaryen, que luego en el tercer apartado de este libro también cobran vital importancia.   Cuando sucede todo esto, llegamos al momento más álgido de la trama y a partir de todo ello, la narración se pone cada vez mejor, hasta su impresionante clímax…y es entonces que el destino de ambos protagonistas queda sellado para siempre, lo que ocurre mucho después de que sus caminos se han cruzado.

     “Al salir de la posada descubrió que era de noche. Tenía la barriga llena y el monedero un poco más liviano, aunque se dirigió al establo con una sensación de bienestar. Escuchó un relincho.
      —Tranquilo —dijo una voz de niño.
      Dunk apretó el paso con el entrecejo fruncido.
Encontró al mozo a lomos de Trueno, con la armadura del viejo puesta. La cota de malla le llegaba por debajo de los pies y había tenido que inclinar el yelmo hacia atrás para que no le tapara los ojos. Estaba muy concentrado. Y muy ridículo. Dunk se quedó riendo a la puerta del establo.
       El niño levantó la cabeza, se ruborizó y saltó a tierra.
       — ¡Ser, y o no quería…!
       —Ladrón —dijo Dunk, intentando poner voz seria—. Quítate la armadura y da gracias de que Trueno no te hay a pegado una coz en esa cabeza de chorlito. Es un caballo de batalla, no un poni para niños.
       El mozo se quitó el yelmo y lo tiró por la paja.
      —Yo sabría montarlo tan bien como tú —dijo en el colmo del atrevimiento.
      —Cierra la boca, que no quiero insolencias. Y quítate también la cota de malla. ¿Qué te proponías?
      — ¿Cómo quieres que lo diga con la boca cerrada?
      El niño se quitó la cota con cierta dificultad y la dejó caer.
      —Ábrela, pero sólo para contestar —dijo Dunk—. Ahora recoge la cota, quítale el polvo y devuélvela al lugar de donde la tomaste. Lo mismo para el morrión. ¿Cumpliste mis instrucciones? ¿Les diste de comer a los caballos y cepillaste a Paso Quedo?
      —Sí —contestó el muchacho, sacudiendo la cota para desprender la paja—. Te diriges a Vado Ceniza, ¿verdad? Llévame contigo.
      Ya se lo había advertido la posadera.
      — ¿Y qué diría tu madre?
      — ¿Mi madre? —el niño arrugó la cara—. Nada, porque está muerta”.

Portadas de las adaptaciones de las dos primera novelas gráficas en formato libro.
2- La Espada Leal: Dos años han pasado más o menos desde que nuestros héroes iniciaron su camino juntos y ahora les toca servir a un viejo señor que resulta ser el último de su familia que está ya por extinguirse (lo que significa además el mismo olvido en este mundo, donde la permanencia de la consanguineidad a través de los herederos y de la heráldica familiar es algo sagrado).  Mientras sucede esto, una espantosa sequía tiene a su merced a buena parte del territorio y cuando la vecina de ser Eustace, el señor a quien ha prestado juramento ser Duncan, les quita la poca agua que tienen para subsistir a través de una represa que ha mandado a poner a sus vasallos, el caballero errante debe viajar hasta su castillo para tratar de arreglar este problema de la mejor manera posible.  La mujer es famosa por su crueldad y se le considera una hechicera, así que la labor de Dunk de seguro no es nada fácil.
      Aparte del instante en el que la vida de ser Duncan pendía de un hilo, cuando se cruzó por primera vez con lo más curtido de la nobleza, en el texto anterior, se podría decir que esta novela corta sin dudas es superior a la que le antecede (sin menosprecio de El Caballero Errante, claro).  Esto se debe en parte a la creación de tres nuevos personajes, bastante diferentes entre sí y que sin dudas hacen su aporte para que el argumento esté lleno de emociones y en especial de intrigas.   A ello se le suma además la especial ambientación que le da el artista, en un paisaje devastado por la sequía, lleno de miserias.  De igual manera se debe mencionar el relevante tema de que nada es lo que parece, algo que ya había trabajado Martin en las novelas principales de la saga, de modo que el engaño y los secretos aquí vuelven a darle un cariz más adulto a los acontecimientos (bueno, ya antes a través de la figura de Egg estaban presente todo estos, pero esta vez el leiv motiv se potencia).  De igual manera resulta valiosa la reflexión a la que nos llevan tales detalles, de que nada es blanco y negro y todo depende desde dónde se mire; por ende, no hay malvados y buenos en un 100% y hasta aquellos que podemos identificar como nuestros enemigos u opuestos, albergan verdadera nobleza en su corazón, pues muchas veces creen con firmeza en que están en lo correcto, tal como nosotros mismos.

     “Bajo el sol abrasador, Trueno iba despacio pero sin desfallecer. El cielo era de un azul inmisericorde, sin rastro de nubes. El sinuoso curso del arroy o rodeaba montículos rocosos y sauces solitarios, entre áridas y pardas lomas y campos de cereales muertos o agonizantes. A una hora del puente, río arriba, se encontraron al borde del pequeño bosque de Osgrey, que recibía el nombre de bosque Cerradón. Visto de lejos, su color verde resultaba acogedor, y llenó la cabeza de Dunk con visiones de valles umbríos y riachuelos rumorosos. No obstante, al llegar a los primeros árboles vieron que eran finos y esmirriados, con las ramas caídas. Algunos de los grandes robles estaban perdiendo sus hojas y la mitad de los pinos se había vuelto tan parda como ser Bennis, con los troncos rodeados por anillos de pinaza seca. "Cada vez peor", pensó Dunk. "Bastaría una chispa para que todo ardiera como yesca."

      Ser Eustace es el anciano señor bajo cuyo techo ahora viven ambos protagonistas.  Se trata de un hombre que vive recordando las glorias del pasado y honrando la memoria de los hijos perdidos.  Trata con respeto a los que están por debajo de él y en general es una buena persona, justa y amable. 
      Luego nos encontramos con la viuda lady Webber, cuyo estandarte tal como dice su apellido en inglés, tiene a una araña como figura central, lo que representa la mala imagen pública que posee.  Cuando Dunk la llega a conocer (y nosotros también), da más de una sorpresa a este.
      Y el tercer gran personaje que aquí aparece, viene a ser el amargado, burlesco y de aspecto desagradable en general ser Bennis.  Pues este viene a ser quizás el sujeto más odioso de todos los que aparecen en El Caballero de los Siete Reinos.
      El nombre de esta obra, hace por supuesto mención a la honorable actitud de ser Duncan, quien en contra de todos los entuertos con los que se cruza, nunca deja de rendirle tributo a su palabra y a su condición de caballero errante (pues en todo momento no olvida los principios bajo los que ha prometido vivir).

3- El Caballero Misterioso:   Dunk y Egg llegan a un gran evento que corresponde a un matrimonio concertado entre dos familias muy poderosas, al que también acuden personas de todo el mundo y entre ellos gente tanto o más importante que los anfitriones; de igual manera se hayan otros de lo más curiosos y que como es habitual en las narraciones de Canción de Hielo y Fuego, guardan más de un secreto acerca de sus verdaderas intenciones.  El evento a su vez permite que se den los típicos torneos en los que caballeros como ser Duncan pueden probar suerte y de paso conseguir fama y fortuna, si bien lo único que busca un hombre sencillo como nuestro héroe es que un gran señor desee sus servicios.
     Hay gente de toda calaña en el lugar, que en realidad alberga más de una traición, pues como luego queda revelado, una rebelión se está gestando, bajo la cual el destino de los Siete Reinos se está jugando.  Por mucho que ambos protagonistas busquen no involucrarse más de la cuenta, al final les toca tomar un papel preponderante en los asuntos de relevancia del gobierno. 
      En el desenlace, hace por fin su aparición el supuestamente siniestro personaje de  Cuervo de Sangre, quien fue mencionado en varias ocasiones en el texto anterior y que además guarda una incómoda familiaridad con nada menos que Egg.
      El nombre que da título a esta obra, se entiende por partida triple, pues por un lado Dunk llega hasta el lugar donde se desarrolla todo como alguien apenas conocido, no obstante en su viaje conoce a otros dos caballeros, cada uno de ellos con un pasado en realidad más que intrigante.

     “Sólo entonces la mano del rey se giró hacia Dunk.
     Era más viejo de como lo recordaba Dunk, con facciones duras y arrugadas, aunque seguía teniendo la piel blanca como el hueso, y en su mejilla y cuello la fea mancha de nacimiento que a algunos les recordaba un cuervo. Sus botas eran negras y su túnica, escarlata. Llevaba por encima de ella una capa de color humo ceñida con un broche en forma de mano de hierro. Llevaba el pelo hasta los hombros, largo, blanco y lacio, peinado hacia delante para disimular la falta de un ojo, aquél que le había sacado Aceroamargo en el campo de Hierba Roja. El ojo restante era muy rojo. "¿Cuántos ojos tiene Cuervo de Sangre? Mil, y uno más."  
      —Sin duda el príncipe Maekar tendría sus motivos para permitir que su hijo sirviera como escudero a un caballero errante —dijo—, aunque me resulta inconcebible que incluy eran entregarlo en un castillo lleno de traidores que urdían una rebelión. ¿A qué se debe que haya encontrado a mi primo en este nido de víboras, ser? Lord Butterwell pretende convencerme de que el príncipe Maekar lo envió para destapar la rebelión al hacerse pasar por un caballero misterioso. ¿Es cierto?
      Dunk apoyó una rodilla en el suelo.
      —No, mi señor. Bueno… sí, mi señor. Fue lo que le dijo Egg. Perdón, Aegon. El príncipe Aegon. Es decir que esa parte es verdad, pero no lo que llamaríamos verdad.
      —Comprendo. De modo que usted y el príncipe se enteraron de la conjura contra la corona y decidieron frustrarla por sus propios medios. ¿Es así?
     —No, tampoco. Supongo que podría decirse que nos… tropezamos con ella”.

Preciosas viñetas de la adaptación al cómic de El Caballero Errante.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Hayao Miyasaki y el Estudio Ghibli. Parte 10: El Viento se levanta


     La última cinta dirigida a la fecha por el sensei Hayao Miyasaki (y que al parecer sería su despedida, pues ya tiene 75 años de edad), data de 2013 y se llama justamente El Viento se levanta, la cual tal como El Castillo Ambulante se basa en una novela, aunque en este caso de un compatriota suyo (Tatsuo Hori); no obstante a diferencia del filme sobre el mago y ambientado en un país ficticio de características europeas, nos encontramos en este caso con otra historia suya transcurrida en Japón.  De hecho, la cinta viene a ser quizás su obra más comprometida a la hora de reflejar el espíritu de su nación, en especial por estar enmarcada dentro de un periodo concreto de su pasado y poseer además una severa crítica social a cierto pensamiento de su país, algo que solo había abordado de manera menos tajante en El Viaje de Chihiro.  Cabe mencionarse que antes de llevarla a la animación, Miyasaki probó primero suerte con una adaptación al cómic de la narración original.
     Esta cinta no se escapa de los temas que le interesan a su creador, como lo son el del crecimiento personal, la búsqueda de nuestro lugar en el mundo (con la correspondiente idea de la vocación, tal como en Kiki) y el romance.  No obstante se trata de un filme que en muchos aspectos se diferencia de su filmografía anterior y lo que se puede apreciar en un detalle tan significativo, como el hecho de que su argumento fue orquestado pensando en un público mayor de edad, o sea, de criterio formado.  Por lo tanto, por primera vez en sus trabajos hayamos una película que apenas posee humor, cuyo nivel de fantasía se escapa al que nos tiene acostumbrados, trabajando más bien lo onírico a lo anterior y otorgando pese a este detalle un carácter más bien realista al argumento. 
      Lo último tiene que ver además con su ambientación, que abarca varios años en la vida de su protagonista, desde su infancia tiempo antes de la Segunda Guerra Mundial y su adultez como ingeniero aeronáutico mientras Japón es aliado de Alemania, durante esta confrontación bélica; de este modo la sociedad nipona es reflejada con la minuciosidad y el lirismo propio de un artista como Miyasaki, quien acá desentraña las costumbres de su gente, su relación con el gobierno nazi y el verdadero impacto que significó para su pueblo la participación en un hecho tan importante como esta poco feliz confrontación (y que no solo otorgó malestares al país del Sol Naciente, sino que también ayudó a su modernización y desarrollo de una industria que antes no existía, tal como queda demostrado en su metraje). 
       Empero se trata de un trabajo de poca acción, lo mismo que escaso de aventura, desarrollándose todo de manera bastante lenta, de modo que para más de alguien puede ser un filme difícil de digerir y hasta aburrido; no obstante una cosa es que para muchos pueda ser no de su gusto (como en mi caso, si me permito ser sincero) y otra negarle sus muchas virtudes, que en todo caso estamos hablando un obra multipremiada, alabada por expertos y que más encima proviene de alguien de la talla del viejo maestro…
       La presencia de los aviones y su importancia para el argumento, como también la elección de contarnos a su manera esta historia por parte de su responsable, refleja una vez más su pasión por estos artefactos (tal como en Porco Rosso, si bien maquinarias de estas han salido en gran parte de su filmografía); pues ellos independientemente de su papel en la conflagración, son representados con gran belleza y al igual que sus constructores y pilotos, se les otorga una naturaleza que los encumbra por sobre el resto.
       Cabe mencionarse que su protagonista es un personaje real de la historia del Japón, Jirō Horikoshi, quien diseñó el más importante avión de la armada japonesa hasta aquellos años y con el cual esta participó en la Segunda Guerra Mundial en sus combates contra el enemigo, incluyendo el ataque a Pearl Harbor.   Pues tal como al menos es retratado en esta cinta, inspirado por el italiano Giovanni Caproni y sus aviones, siendo un niño se enamoró de estos aparatos y ello termina por llevarlo a convertirse en tan destacado hombre para su patria.  El italiano y Horikoshi nunca llegan a conocerse, no obstante en el mayor tono mágico de esta película, ambos logran conectarse a través de sus sueños y entablando a lo largo de los años, una amistad en la cual Caproni se convierte en uno de los maestros del protagonista; la mayor enseñanza que le deja el europeo al asiático, es que su talento no es algo para la guerra, sino que va más allá: la oportunidad para crear otro tipo de belleza, con máquinas que pueden otorgar al ser humano la oportunidad de volar (de este modo Miyasaki incorpora una vez más su discurso antibelicista, tal como antes lo pudimos ver en Nausicaä y La Princesa Mononoke y donde la guerra queda representada como algo atroz, que destruye tanto la naturaleza, como a nuestra humanidad).
         Siguiendo con la trama de esta obra, vemos además los problemas que tiene el joven ingeniero a la hora de llevar cabo su proyecto, ya sea en su propio país y con el estado militarista que había en aquel entonces, como en Alemania cuando se va a estudiar los avances en dicho campo por parte de los germanos.  Esta situación permite adentrarnos en lo que estaba pasando en aquel tiempo con ambos países, la crisis social, ideológica y espiritual de estas dos naciones que optaron en esa época por el belicismo y el imperialismo. Es así que en el caso de Japón, se muestra cómo al gobierno solo le interesa sacar provecho militar de los logros de Horikoshi y su equipo, algo que por supuesto para este no era de su gusto; en cambio con los alemanes se muestra su racismo incluso para con sus aliados, la paranoia que los embargaba y la oposición al régimen de Hitler, representada en la figura de un personaje bastante llamativo y de connotaciones casi sobrenaturales (destacables son los ojos con los que es dibujado, por completo distintos a los de los demás, con lo cual se acentúa su naturaleza especial).
        Pero no solo abarca  la vida profesional del protagonista este filme, sino que también la preciosa relación con su hermana pequeña, bastante estrecha y en particular su vida sentimental con la mujer a la que conoce en muy particulares circunstancias.  Tal como su fraternidad onírica con Caproni, el romance entre estos dos se extiende por años, en algo así como la idea del destino por cuanto ambos (ingeniero y amante), debían estar en la existencia de este para que se convirtiera en un hombre integral.  El amorío entre ambos comienza como algo casi idílico, aunque luego toma ribetes trágicos y que no obstante reafirma la nobleza de este y su calidad como persona extraordinaria.  Justamente algunos de los momentos más emotivos de la película, tienen que ver con la historia de amor entre Jirō y Naoko.
         La crítica que hace Miyasaki más que referirse de mala manera a sus conciudadanos y cómo se comportaron durante la Segunda Guerra Mundial (en especial el gobierno), es una invitación a la reflexión acerca de las oportunidades que tenemos para aprender de nuestros errores.  Pues queda patente el amor que tiene el director hacia su gente, lo que se puede observar cuando de manea tan visual se escenifica el terremoto de Kanto de 1923 y que pese al realismo con el que se representa, viene a dársele cierto cariz sobrenatural (dejaré a quienes no han visto el filme o no se hayan dado cuenta de ello, que reconozcan este detalle).   Teniendo en cuenta lo mencionado con anterioridad, luego de la catástrofe y sus devastadoras consecuencias, se presenta al pueblo japonés superando todo esto no solo con optimismo, sino que dando el ejemplo a la hora de seguir adelante.   Los japoneses en su mayoría son caracterizados como personas alegres, acostumbradas a apoyarse (a través del trabajo en equipo), respetuosas de los demás y laboriosos, todas ellas virtudes identificables a lo largo de esta película.

No es una fotografía, si no que una imagen de este filme en los momentos del terremoto.

        El papel del dolor (como una instancia para definir el carácter de las personas) y de la muerte, teniendo en cuenta la atmósfera más dramática de este título, toma también en este caso un papel destacado, algo que en otras cintas de Miyasaki apenas había sido esbozado.  En todo caso ello se representa de manera sutil, pues nunca se aleja del preciosismo propio de su autor, y dejando de lado lo melodramático, para contarnos una historia que si bien no es “infantil”, no pierde la estilización de los filmes del estudio Ghibli, que en general pretenden ser obras de corte familiar.
        Volviendo a los sueños de Horikoshi, tal como se mencionó más arriba, es durante sus escenas que podemos reconocer al Hayao Miyasaki maravilloso y que tantas imágenes hermosas nos ha regalado con sus otros trabajos.  Los simbolismos detrás de estos momentos, sus diálogos tan significativos y en especial el círculo que se abre con el primer sueño del protagonista y el último, nos devuelven a ese autor que pese a todo se echa de menos en el resto de esta obra.
         Jao Hisaishi, el colaborador musical habitual del director, vuelve a crear composiciones para su cine.  No obstante en esta ocasión pareciera no estar tan inspirado e incluso la canción de los créditos finales, tampoco resulta tan memorable como otros temas vocales para el cine de Miyasaki (bueno, quizás tendría que volver a ver la película o escuchar la banda sonora aparte, como para hacerme una idea más cabal al respecto). 

Una de las tantas preciosas escenas oníricas de este filme. 

domingo, 18 de diciembre de 2016

¡Hasta pronto, “Person of Interest”!


     Luego de 5 exitosas temporadas y 103 episodios llenos de emoción, este año terminó una de las series más originales de la televisión gringa de la presente década: Person of Interest.  Se trata de un título que se mueve entre la ciencia ficción y el policial, donde un grupo de sujetos con un pasado oscuro, buscan su redención mientras salvan la vida de todo tipo de personas ayudados por La Máquina, una inteligencia artificial que las avisa quiénes están en peligro.  La verdad es que su argumento es mucho más complejo que lo dicho en este escueto resumen, siendo además que su gran fuerza de radica en la carismática caracterización de sus protagonistas, entre héroes y villanos, que tras finalizado el programa a más de un espectador lo mantuvo involucrado en el destino final de todos estos (y de seguro con una que otra lágrima sacada a su auditorio).
     La última temporada fue breve para quienes estábamos acostumbrados a más capítulos por año, pues de tener más de 20 en las cuatro anteriores, en este caso solo tuvo 13.  En todo caso al menos se mantuvo la calidad argumental que no hizo mella en lo conseguido hasta ahora, pues en sus guiones se nota que fueron escritos con esmero y que no se terminó todo de manera apresurada como sí pasó con otros casos como Fringe y Medium, cuyas últimas temporadas respectivamente también fueron breves y desearon mucho que desear al compararlas con las otras.  Por lo tanto se puede decir que la finalización del show creado por J. J. Abrams y John Nolan viene a ser redondito y desde su primer episodio, el cual siguió la tendencia de una larga trama desarrollada de manera progresiva (dejando casi de lado los capítulos unitarios que había tenido en el pasado), se llegó a contar con éxito el fin de la guerra contra su mayor enemigo: la otra IA Samaritan y sus secuaces humanos, en la lucha por el libre albedrío defendido por Harold y sus amigos, para evitar el control de los otros que deseaban una especie de totalitarismo cibernético.
Precioso fan-art basado en este programa.
     Tras los acontecimientos finales de la cuarta temporada, que separaron a uno de los integrantes del equipo de Finch del resto y luego los obligaron a tomar medidas desesperadas para salvarse del acoso de sus enemigos, como también a arriesgar a la misma Máquina para evitar que cayera en manos equivocadas, el comienzo del fin muestra a nuestros justicieros haciendo lo posible por adaptarse al nuevo status quo; por lo tanto, ahora deben devolver a su IA al funcionamiento normal, rescatar de las garras de Samaritan a Shaw y encontrar la manera de conseguir la victoria, aun cuando todas las proyecciones dicen que tienen las de perder.  No obstante la esperanza es lo último que se pierde, más todavía cuando estamos hablando de gente tan capaz y noble como Harold, John, Lionel y Root, quienes además continúan contando con la preciosa ayuda de uno sus antiguos rivales, hace rato convertido en aliado y amigo, más otros que inesperadamente les tienden la mano. 
     Sameen Shaw solo reaparece en escena en el cuarto capítulo (ya se le echaba bastante de menos) y lo hace demostrando de inmediato la valía de su corazón.  Por otro lado, acá queda de manifiesto más que nunca sus sentimientos por Sam “Root”, relación lésbica que antes se tomó con cierto humor y que ahora toma ribetes serios y hasta heroicos.  El cambio positivo por el que ha pasado quien fuera considerada una verdadera sociópata, nos da señales acerca de lo que puede hacer el amor, llegar a conocer a la gente indicada para remecernos, tener buenos amigos a nuestro lado y encontrar su sentido a nuestra vida, que pueda otorgarnos la plenitud que en realidad todo el mundo desea.
      Respecto al párrafo anterior, no puede ser más cierto el valor de la amistad que tan primordial se hace en Person of Interest; pues cabe recordar que antes de que todos estos justicieros (¿o vigilantes?) llegaran a formar esta particular familia, cada uno de ellos era alguien solitario (bueno, quizás no tanto Harold Finch) y se encontraba sumido en su propia miseria.  De este modo la escena final del segundo episodio, con la mayoría del grupo tomándose un descanso en medio de un picnic, viene a ser lo que uno quisiera para quienes bien deseáramos felices tras tantas acciones loables.
      Aparte del genialmente creado e interpretado villano de John Greer, el hombre detrás del ascenso de Samaritan, se introduce a un nuevo enemigo y quien sin embargo se trata de un peón más en los juegos maquiavélicos del primero, para conseguir sus objetivos: Jeff Blackwell, un ex presidiario que en el episodio número 1 de la temporada fue una de las “personas de interés” de nuestros héroes y que luego fue tentado por Samaritan y su gente, hasta que poco a poco fue cayendo en la vorágine de sus manipulaciones.
      Llama la atención de que Amy Acker, la sin par Root, le vuelve a tocar interpretar dos papeles diferentes hacia el final de un programa, pues en la última temporada de Angel (donde la conocimos) también tuvo que encarnar a dos personajes y demostrando con ello su versatilidad para hacer roles tan distintos ¿Será acaso coincidencia o se trata de un guiño a la serie sobre el vampiro con alma?
      Ya se ha hablado con anterioridad en los posteos de las otras temporadas, acerca de la naturaleza propia del cómic superheroico de este programa, por lo que ahora no me detendré en mencionar los aspectos respectivos; no obstante sí destacaré los temas del autosacrificio y la existencia de mártires en la guerra contra el mal, que acá vuelve con más fuerza desde la recordada muerte de uno de los protagonistas en la tercera temporada; pues teniendo en cuenta lo complicado que tienen los protagonistas para ganar la contienda, resultaría poco creíble que no hubiera al menos una baja entre los buenos.  Es entonces que llegamos al emblemático capítulo nº 100, para toda serie que se precie de haber llegado a este número: Pues acá fallecen con gran impacto dos de los personajes más queridos.  Luego en el último capítulo, nos vuelven a golpear con las ideas de la fragilidad humana y la pérdida de los seres humanos; no obstante todo esto recalca como nunca el valor de quienes luchan por sus ideales.
       Antes de que todo acabe, habría sido maravilloso reencontrarse con gente como Carter y Zoe, carismáticas féminas que tantos buenos momentos le dieron a la serie y al público.  Sin embargo reaparecen otros recordados personajes, ya sea a través del recuerdo, el presente e incluso por medio de las realidades alternativas.  En todo caso debe decirse que el final mismo no puede ser más sensible, lleno de sorpresas y sin dudas que a la mayoría de los seguidores de Person of Interest dejó satisfechos. 
      No me queda más que dar las gracias por tantas horas de entretención y los bellos recuerdos de sus historias y protagonistas.
Un precioso regalo para esta Navidad que se avecina: la serie completa en blu-ray

jueves, 15 de diciembre de 2016

Marvel para toda la familia.


     Todo un caso aparte dentro de las múltiples adaptaciones animadas para la televisión de cómics Marvel, viene  a ser The Super Hero Squad Show (2009-2011), conocida en Hispanoamérica como El Escuadrón de Superhéreos, ya que viene a ser la única de estas producciones actuales dirigidas a un público infantil de menor edad que otras del mismo estilo (pues por lo general están pensadas para un auditorio cercano a los diez años de edad, preadolescente y adolescente).  Al respecto se debe tener en cuenta que estamos hablando de un programa infantil tal y como se entiende hoy en día, el cual resulta en muchos sentidos más sofisticado que títulos del pasado como los shows de La Mujer Araña (1979) y Spiderman y sus Sorprendentes Amigos (1981), que como varios de estos casos caían en infantilismos tales como guiones de escasa calidad y personajes unidimensionales, con los típicos mensajes moralistas, entre otros “defectos” habituales de aquellos años.  Puesto que una vez que gracias a la influencia del animé, los gringos por fin asumieron que los cartoon no son algo hecho en exclusiva para los menores de edad, comenzaron a surgir ya a mediados de los ochenta una gama de títulos más complejos, con varias lecturas e intertextualidades que pudiesen ser apreciadas además por gente con criterio formado (desde los recordados Thundercats ochenteros a Gargoyles a principios de los noventa, hasta que luego ya fue habitual mantener en muchas producciones estos patrones de complejidad).
      El programa que hoy nos detiene a su análisis y recomendación, viene a estar dirigido en una primera instancia a pequeños de edad preescolar o un poco mayores, debido a su estética que entra a la vista apenas se está frente a sus personajes: pues estos aparecen dibujados con cuerpo más pequeño que de lo normal y cabeza más grande, más o menos en la misma línea de lo que los japoneses llaman Super Deformed (abreviado como SD); no obstante todo esto no llega a la exageración nipona y además se agregan varios detalles a sus trajes que en muchos casos son calcados a las versiones originales y además tampoco se les quita su aspecto musculoso (incluso los personajes femeninos salen bastante voluptuosas, por cierto). Sin embargo los rasgos de sus rostros se ven suavizados y mantienen cierta “ternura”, que hace que, por ejemplo Wolverine y Hulk (dentro de los más duros del panteón marvelita) inspiren esa misma candidez que en los cómics resulta imposible.
      Luego nos encontramos con la personalidad que se les otorga a todos estos, entre buenos y malos, los que aparecen en muchos casos caricaturizados, aunque sin caer en la ridiculez y el absurdo de antaño.  Pues cada protagonista posee su propia personalidad, sacada obviamente de sus referentes comiqueros, lo cual claramente los diferencia a unos de otros.  De este modo, por nombrar algunos casos, en el bando de los superhéroes Thor mantiene el uso de un lenguaje relativamente arcaico y/o culto, lo que crea una que otra situación hilarante gracias a sus diálogos; mientras que entre los villanos, el Doctor Doom es tan artificioso y resentido como el que ya conocemos, no obstante acá le agregan un muy cómico mal humor, una madre posesiva que le complica la vida y una relación bastante especial con sus dos primeros al mando (Abominación y M.O.D.O.K., quienes en su ineptitud no pueden ser más graciosos y hasta simpáticos).
       Por otro lado, se mantiene un grado de violencia que antes difícilmente hubiésemos visto en series del pasado de este tipo; no obstante acá todo termina en chichones y lamentos, pues sangre no hay y por supuesto, no hay muertos; algo muy en la línea de los clásicos golpes que se daban los Tres Chiflados, si bien todo actualizado y llevado al contexto de las historietas superheroicas, pues los mismos poderes de todos estos dan pie a numerosas batallas cuerpo a cuerpo que terminan con hilarantes efectos.  
        Como ya habrá quedado de manifiesto en las líneas de arriba, el humor es un elemento vital dentro de los guiones de este programa; no obstante este no es usado de manera exagerada, si bien en ocasiones se hace uso de los recursos de tipo escatológico (flatulencias y mocos) y que si bien es algo tan antiguo como el teatro griego, es del gusto de los gringos, como bien puede verse en muchas de sus producciones adultas.
      Con respecto al aspecto argumental, en Escuadrón de Superhéroes resulta bastante valorable el esfuerzo de sus guionistas por crear historias sólidas, que si bien no poseen el melodrama propio de este subgénero, acaparan no solo la atención de los niños, sino que de los adultos fanáticos y que además pueden apreciar en ellas las múltiples referencias que en ellas encontramos (en especial a la cultura popular y a la relacionada con el mismo universo marvelita); de igual manera hay chistes bastantes complejos, como cuando se compara a los político con los villanos. 
       Por otro lado, la dosificación de los aspectos argumentales en la serie, se puede apreciar en la mayoría de sus capítulos (un total de 52) y que resultan ser autoconclusivos, siempre con el enfrentamiento contra algún malhechor; no obstante los guiones, dan también paso a profundizar en la relaciones interpersonales entre los integrantes de este escuadrón y que está compuesto por personas tan variopintas.  
      Con posterioridad al terminar la primera temporada, nos encontramos con una mini saga trabajada en base a dos capítulos seguidos y la cual además terminó con la despedida de uno de sus protagonistas (que no murió, aunque por razones de peso tuvo que abandonar al supergrupo).  Luego este autoexilio dio paso a un inesperado giro en la trama, con este mismo personaje y que originó una trama que se fue desarrollando hasta su clímax al final del programa.   Es así que se puede afirmar que la segunda temporada es mucho más compleja que la anterior y hasta superior en calidad argumental.
     La primera temporada tiene como gran villano a nada menos que el Doctor Doom, quien junto a sus compinches que trabajan para él, vive en su propia ciudad que está al lado de la que habitan los superhéroes. Doom busca reunir unos minerales valiosos llamados fractales, para armar la llamada Espada del Infinito, un objeto de poder inconmensurable que podría llegar a concederle sus más grandes deseos de dominación.  La muy divertida presentación de esta temporada, comienza con la amenaza de Doom, con un posterior despliegue de un montón de otros supercriminales y, por supuesto, de los miembros del Escuadrón y otros más que luego saldrán como invitados en los episodios; siguiendo la línea de la serie, todo esto se encuentra hecho con bastante humor.

Algunos villanos en una escena inolvidable.

      Debe saberse que Ciudad Superhéroe, donde viven los justicieros y también muchos ciudadanos comunes, posee su propio alcalde y el que en su singularidad viene a ser uno de los personajes más carismáticos de todos (de quien nunca llegamos a saber su nombre, pero que usa un traje que oculta su identidad secreta, si bien no posee poderes y además no es muy inteligente que digamos). 
      En la segunda temporada  el relevo del villano máximo pasa ahora al plano cósmico, al centrarse en Thanos y su búsqueda de las Gemas del Infinito para armar su Guantelete del Infinito.  Pues tal como en los cómics, este no tiene secuaces, ya que es lo suficientemente poderoso como para ser el solo un gran peligro para todos; no obstante como se trata de un programa más ligero, el titán da para varias situaciones jocosas inolvidables.  Por supuesto que aparecen otros como él, incluso Doom, quien tiene rencillas personales con Thanos, porque no desea que le quiten su papel como el más malo de todos.   Los créditos de apertura cambian en esta temporada, aunque no solo Thanos sale en ellos, sino que otros ya conocidos malhechores aparte de nuestros queridos superhéroes.
      En lo que viene a ser esta potenciada segunda temporada, se debe destacar una serie de seis episodios seguidos y en los cuales siete personajes son mandados en contra de su voluntad a seis universos paralelos diferentes (en el segundo capítulo de este subarco argumental, dos de ellos son enviados al mismo lugar).  De seguro para muchos estos vienen a estar entre los mejores capítulos de todo el programa. Lo magnífico de todo ello, es que cada capítulo trata acerca de cómics marvelitas y/o personajes, que no habían sido abordados antes en la serie.  Es así que dentro de estas pequeñas perlas, nos encontramos con una muy particular versión del origen del superhéroe alienígena Beta Rayos Bill (entre las grandes creaciones de Walter Simonson para Thor); una versión de otro clásico como puede ser Días del Pasado Futuro de los X-Men; un homenaje a los clásicos del terror marvelitas con el Hombre-Cosa, Drácula y el Hombre-Lobo; la aparición del Chico Luna y su Dinosaurio Diabólico; una adaptación de la saga Planeta Hulk; y una revisión muy singular a la novela gráfica 1602, de la dupla de lujo de Neil Gaiman y Andy Kubert.
    Volviendo a los muy atractivos créditos de apertura de sus dos únicas temporadas (¡¿Por qué no hicieron más si era tan buena?!), estas poseen una canción bastante pegajosa y que calza bastante bien con las imágenes en movimiento que presenta.  Luego de esto, viene el título del capítulo, que siempre está dentro de un recuadro tipo portada de un cómic clásico, homenajeando la mayoría de las veces alguna famosa revista de la Casa de las Ideas.
     Otro detalle a revisar de este show, viene a ser que en ningún momento vemos a los personajes en su identidad civil, llevando siempre sus máscaras, antifaces y/o trajes habituales.  Por otro lado, justo cuando los superhéroes del Escuadrón deben enfrentarse al criminal de turno, sale en pantalla una mini presentación de estos en poses heroicas (algo muy de las animaciones japonesas), con un fragmento de la canción de entrada; lamentablemente esto puede aburrir a un espectador adulto, puesto que ocupa mucho tiempo y se hace repetitivo.
      Si bien aparece un número de superhéroes increíble en el programa, algo que quizás solo ahora gracias a Ultimate Spider-Man ha sido superado (aún emitiéndose en la pantalla chica), el protagonismo recae en un equipo de diez personajes en especial: el Capitán América, Iron Man, Thor, Hulk, Miss Marvel, Silver Surfer, la Bruja Escarlata, Reptil, Wolverine y Falcon (en realidad una mezcla bastante rara de las distintas series marvelitas).  Papeles destacados como personajes invitados tienen el Doctor Extraño y los 4 Fantásticos (en especial la Mole).  En todo caso se pueden nombrar dentro los numerosos superhéroes que aquí salieron, a Pantera Negra, varios X-Men como Tormenta, Cíclope, Jane Gray y el Hombre de Hielo, Hércules y She- Hulk.  En la segunda temporada, sin ser un superhéroe, aunque sí un personaje icónico de las viejas historias infantiles de los 4 Fantásticos, se une el robot H.E.R.B.I.E. al Escuadrón y quien rápidamente se gana acá la simpatía del público, así como el cariño de sus compañeros. 
      No obstante, se echa de menos acá al gran Spider-Man y ni siquiera salen sus famosos villanos, por un problemas de derechos, lo que impidió que pudieran usarlos en el programa; de igual manera habría sido genial, haber contado al menos con otros íconos como Daredevil y Namor.

Uno de los momentos más cómicos de esta gran serie.

domingo, 11 de diciembre de 2016

Un cuento de hadas para adultos.


I- La novela.

       Todo un caso atípico dentro de la narrativa de fantasía actual, viene a ser la segunda novela en solitario del multipremiado escritor y guionista británico de cómics Neil Gaiman, titulada Stardust (en nuestra lengua Polvo de Estrellas, si bien en sus traducciones al español se ha optado por conservar la palabra inglesa), ya que en realidad esta tuvo primero su versión en novela gráfica antes de pasar al formato literario.  Es así que la historieta bellamente ilustrada por Charles Vess, apareció bajo el sello Vertigo de la línea adulta de DC en 1997 y solo recién en 1999 su autor la publicó en formato libro.  No obstante tal como ha quedado claro para quienes hemos leído a Gaiman en ambos tipos de expresiones artísticas, su talento es lo suficientemente versátil como para apreciarse en todo su esplendor en cualquiera de estas dos modalidades: pues nos entrega una historia en apariencia sencilla, con personajes atractivos y momentos de gran humor, como otros sublimes, tal como ya nos tiene acostumbrados.
      Escrita como un homenaje a escritores compatriotas suyos tales como Lord Dunsany y C. S. Lewis, retrata la existencia de un mundo sobrenatural poblado de todo tipo de criaturas mágicas (entre brujas, duendes, gnomos, hadas y otros propios de la rica tradición folclórica europea), que está a la vuelta de la esquina de la sociedad humana y la que en este caso concreto sabe de su existencia, aceptándola como algo normal.  No obstante ambos mundos viven separados en una especie de armonía donde hay reglas para su convivencia, cada una desde el lugar que le corresponde, salvo un significativo evento que se da cada nueve años y donde ambos grupos de personas se permiten el intercambio cultural: nada menos que una feria en la cual gente proveniente del “otro lado”, llega hasta el bucólico pueblo de El Muro (que marca el límite entre seres mágicos y humanos) para ofrecer sus más increíbles maravillas.
      El texto parte con un capítulo inicial a manera de introducción, donde se nos aclara cómo funciona todo dentro de esta ficción, contándonos de una manera exquisita la historia del padre del protagonista y de su verdadera madre, acerca de los sucesos que llevaron a concebirlo.   Este capítulo y los siguientes están titulados a manera de las viejas narraciones, donde en unas pocas líneas se resume el contenido de sus páginas.  Ejemplo:

     “Donde se narran principalmente los eventos acaecidos en la zanja de Diggory”.

      Con posterioridad buena parte del libro se centra en el verdadero protagonista, Tristan Thorn (cuyos nombre y apellidos no pueden ser más simbólicos, ya que por un lado Tristan es como se llamaba uno de los valerosos caballeros de la Mesa Redonda del Rey Arturo, lo que acentúa el carácter épico del personaje, mientras que Thorn en inglés es espina, término vegetal que bien puede aludir a su naturaleza más especial y que a medida que va avanzando la trama es descubierta con placer para el lector; por otro lado, como quienes conocemos los trabajos de Gaiman en el mundo de los cómics y en especial los relacionados con superhéroes, la misma letra con la que comienzan ambas palabras, es algo propio de estos personajes más emblemáticos: tal cual Guy Gardner- Linterna Verde-, Peter Parker- Spider-Man- y Bruce Banner-Hulk- por no mencionar otros ).   Es así que este muchacho que aún no llega a la mayoría de edad, para cumplir una promesa de amor hecha a la muchacha de la que cree estar enamorado, cruza cual los héroes del mito y las leyendas el umbral que separa ambos mundos para adentrarse en las desconocidas tierras de lo sobrenatural.  Y allí lo esperan un montón de aventuras que ponen en jaque su inteligencia, integridad y constancia, a la par de que hace nuevos amigos (que le prestan su valioso apoyo) y también se encuentra con uno que otro villano (en realidad villana) que le dificulta en parte el cumplimiento de su misión.
       Mientras se sucede el periplo de Tristán, van apareciendo una serie de curiosos personajes que aun cuando su intervención no ocupa gran parte de la narración en la mayoría de los casos, pues la novela tiene poco más de 250 páginas de extensión, se hacen atractivos al lector en su particularidad (por ejemplo un “hombrecillo peludo”, tal como es mencionado en el libro y del cual nunca llegamos a saber su nombre, un árbol parlante, el capitán de un barco volador que caza rayos entre las nubes, un unicornio, etc.).  En general se trata de individuos amables y de buen corazón, tal como los habitantes del pueblo de El Muro y que viven su existencia sin mayores complicaciones.  No obstante es en el caso de los llamados “malvados”, que el escritor se esmera para crear y describirnos sujetos más complejos, ya que su supuesta villanía posee cierto rasgo de humanidad que aún al cometer estos actos detestables (tales como asesinatos), poseen uno que otro rasgo que no los convierte en desalmados por completo; es así que el propio ingenuo e inexperto Tristán confraterniza con uno de estos, pues se gana sus respetos.
      El precioso nombre que da título a esta obra, tiene relación con el hecho de que lo que va a buscar al otro lado su protagonista, es nada menos que una estrella que ha caído en tal lugar.  Pues grande es su sorpresa, cuando se entera que dicho astro tiene forma de mujer, una muy bella por cierto y la cual lo desprecia con todo su corazón por ser el responsable de su infortunio (pues tiene un pie quebrado y debe seguirlo en contra de su voluntad, para que este pueda conseguir el sí de la chica de sus ojos).  No obstante a medida que todo va transcurriendo, ambos viajeros se van conociendo y es posible que ahora el diálogo entre ambos vaya siendo mejor desde ambas partes, naciendo el verdadero amor en vez de la ilusión del enamoramiento que tuvo antes el chiquillo.   En este sentido,  importante vienen a ser los temas del crecimiento personal y del perdón, que se dan acá tanto en la figura de Tristán como de la estrella, cuyo verdadero nombre viene a ser Yvaine; al respecto, el autor nos regala algunos de los pasajes más hermosos de toda la novela, como cuando Yvaine termina perdonando a la Reina Bruja que durante buena parte de su odisea la estuvo atormentando.
      Como en los escritos clásicos de este tipo de literatura, también nos encontramos con una serie de elementos habituales que Gaiman recoge con gran amor hacia los libros y las historias de sus precursores y los que deseó homenajear a través de Stardust.  Es así que nos encontramos en esta ocasión con una serie de objetos mágicos que regalados a Tristán, le permiten cumplir su objetivo, tales como una flor de cristal y una vela muy singular.  De igual manera el uso de la palabra empeñada, relacionada con el concepto del honor tan valioso para los antiguos y que también está presente en estas obras, se haya aquí, en especial cuando se ha contraído un tipo de deuda con quien le ha hecho un importante favor a uno (tal como salvarle la vida o darle cobijo).  Lo sobrenatural abunda en las páginas de esta joyita.

      “— ¡Ojos, ojos! ¡Ojos nuevos a cambio de viejos! —gritaba una mujer menuda ante una mesa cubierta de botes y jarras llenas de ojos de todo tipo y color.
      — ¡Instrumentos de música de cien tierras distintas!
      — ¡Tonadas de penique! ¡Canciones de dos peniques! ¡Himnos corales de tres peniques!
     — ¡Prueba tu suerte! ¡Adelante! ¡Responde a un simple enigma y gana una flor de viento!
     — ¡Lavanda eterna! ¡Tela de campanillas!
     — ¡Sueños embotellados, un chelín la botella!
     — ¡Capas de noche! ¡Capas de crepúsculo! ¡Capas de tarde en tarde!
     — ¡Espadas de fortuna! ¡Cetros de poder! ¡Anillos de eternidad! ¡Cartas de gracia! ¡Por aquí, por aquí, adelante!
     — ¡Salvias y ungüentos, filtros y remedios!
     Dunstan se detuvo ante un tenderete cubierto de ornamentos de cristal; examinó los animales en miniatura, preguntándose si comprar uno para Daisy Hempstock. Cogió un gato de cristal, no más grande que su pulgar. Con un gesto de sabiduría, el gato le guiñó un ojo y, sobresaltado, Dunstan lo soltó; se retorció en el aire como un gato de verdad y cayó sobre sus cuatro patas. Luego se dirigió hacia un rincón del tenderete y empezó a lamerse”.

      Hay una pequeña cuota de erotismo, lo mismo que de descripciones más o menos sangrientas y que no hacen de este título algo para recomendárselo a un pequeño (por esa misma razón en primera instancia, apareció como cómic en Vertigo, línea famosa por sus obras de más subido tono y sofisticación que las más masivas publicaciones de DC); no obstante salvo esos detalles, todo está escrito pensando en el niño que tenemos dentro y que gusta de aventuras como estas, cargadas de aventuras, romance, risas y un final feliz en el cual además el héroe consigue su premio (en realidad más de uno).  Tampoco se puede olvidar el leiv motiv del supuesto amor imposible, entre sujetos que en apariencia no pueden estar juntos, porque son de mundos distintos.  En todo caso debe afirmarse que un artista como Neil Gaiman otorga al precioso desenlace,  un lirismo que solo las grandes narraciones pueden tener y con una importante reflexión: obtener la felicidad depende de nosotros mismos.
      Cabe mencionar que el libro transcurre en una época histórica precisa, en el siglo XIX, durante el reinado de la reina Victoria de Gran Bretaña, años ricos en lo que viene a ser el desarrollo de muchas de las grandes historias escritas por sus narradores.  De este modo los guiños hechos por el autor a tales tiempos, viene a ser otro recurso que otorga a su novela el carácter de heredera de la narrativa en la que quiso enmarcarla.

     “Charles Dickens publicaba por entregas su novela Oliver Twist; Draper acababa de tomar la primera fotografía de la luna y congelaba su pálido rostro, por primera vez, sobre frío papel; Morse había anunciado un sistema para transmitir mensajes a través de cables de alambre”.

II- La película.

      Tal como muchos de sus colegas actuales de gran fama gracias a sus relatos, Gaiman apenas ha sido considerado por Hollywood y el cine en general a la hora de hacer adaptaciones fílmicas de tales escritos; incluso la televisión también ha desaprovechado esta rica fuente de historias inolvidables y solo recién el año que viene por fin HBO estrenará en formato serie o miniserie la versión audiovisual de Dioses Americanos (bueno, hay una versión para a pantalla chica de Neverwhere hecha por la BBC, la que por supuesto no llegó a estos lares).   En cuanto al séptimo arte, salvo la preciosa Coraline y la fallida Máscara de los Sueños que contó con un guión original suyo no hay más al respecto…Además de, por supuesto, la cinta basada en Stardust.
      Fue estrenada en 2007 y tuvo un elenco de primera que tuvo entre sus filas a verdaderos consagrados, que ya habían incursionado en el cine de género como Peter O` Toole, Michelle Pfeiffer, Robert de Niro y Rupert Everett.  En ella también aparecen jóvenes promesas tales como la ya por entonces veterana Claire Danes (en el papel de Yvaine) y como su coprotagonista Tristan al guapo Charlie Cox, en un registro histriónico tan distinto al que en verdad le dio la fama como Daredevil/Matt Murdock, en la serie de Netflix sobre el llamado Hombre sin Miedo; de igual manera aparece en un papel menor e irreconocible nada menos que Henry Cavill, mucho antes de que se convirtiera en el actual rostro y cuerpo de Superman desde que filmó El Hombre de Acero.  A este genial cuadro se agrega otra estrella, nada menos que Sir Ian McKellen (el recordado Magneto anciano de X-Men:Días del Pasado Futuro y las tres primeras cintas de la saga de los mutantes) como el narrador, personaje exclusivo de la película.
      En lo que concierne al apartado artístico de este filme, no es insignificante el detalle de que su director y coguionista resulta ser un nombre que en la actualidad está entre los grandes de los cineastas, especializado además por llevar con maestría varios títulos del cómic a la pantalla grande: Matthew Vaughn, quien nos regaló entre otras joyas Kick-Ass y X-Men: Primera Generación.
     Y ahora yendo de lleno a la película misma, pues quien espera una adaptación calcada al libro, mejor que no la vea, si es de los que se niegan a aceptar que una cosa es la literatura como expresión artística y otra el cine.  Pues la cinta se permite ser una obra autónoma que de la mano de Vaughn, cambia varias cosas de la narración, entre ellas eliminando personajes (como la madrastra de Tristán y su media hermana), además de potenciar otros otorgándole hasta nombre (tal como sucede con el simpático capitán Shakespeare, a cargo del barco volador que recoge en las nubes a los protagonistas),
     Llena de efectos especiales y un muy cuidado diseño de arte que implica preciosos escenarios hechos para transportarnos a este mágico mundo, además de bellos paisajes reales, fue realizada como un largometraje de corte familiar, gracias a que se dosificó el nivel de violencia (si bien se mantuvo cierta picardía en el guión).  No obstante se mantuvo el tono humorístico, agregándose varios otros que no estaban en las páginas de la novela; sin embargo se extrañan los aspectos más poéticos de la narración, tales como la conversación reveladora de Tristan con Victoria apenas regresa a su hogar.
     En general esta adaptación es recomendable, entretiene y hasta puede ser considerada como una digna película, sobre una novela que como historia supera con creces el esfuerzo de sus realizadores (tal vez por la genialidad con la que cuenta todo el propio Neil Gaiman, algo difícil de llevar al plano audiovisual).

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