domingo, 29 de mayo de 2016

Un buen ejemplo de cómo reciclar con maestría viejas ideas.


     Entre agosto de 2001 y junio de 2010 se editó en Japón uno de los mangas más populares de la década pasada, Fullmetal Alchemist de Hiromu Harakawa.  Debido a su éxito,  como es costumbre en dicho país consiguió su versión al anime en 2003, cuando le quedaba aún mucho tiempo por acabar de publicarse la historieta; de este modo luego de unos cuantos episodios emitidos (los primeros 25 para ser precisos), la historia tomó su propio rumbo hasta lograr un total de 51 producidos, acabando al año siguiente de su estreno.  Con posterioridad se realizó una película animada para el cine, la cual terminó con las aventuras de sus protagonistas, en lo que a esta continuidad se refiere (a su vez se produjeron dos OVAS, lo que  en todo caso pueden considerarse como fuera del canon oficial del programa, si bien redondean algunos puntos destacados de su trama). 
     La idea central del manga y del anime resulta ser bastante interesante, en especial por la manera de cómo recoge conceptos clásicos para llevarlos a una ficción moderna, entretenida y bastante emotiva en numerosas ocasiones.  Es así que tal como dice parte de su nombre, gira en torno los conceptos de la alquimia y los alquimistas, nombres dados a una pseudociencia y a sus practicantes, que existieron en el mundo real durante la Antigüedad, la Edad Media  y el Renacimiento a lo largo del mundo; cabe mencionarse que sus estudios se constituyeron en la base para varios aspectos de la ciencia actual.  Los alquimistas eran investigadores de carácter místico, quienes buscaban en especial desarrollar la llamada Piedra Filosofal, una sustancia que se suponía podía convertir el plomo en oro; de igual manera trataron de crear la Panacea, que sería el remedio universal para combatir cualquier enfermedad; como también anduvieron detrás del Elixir de la Vida para lograr la inmortalidad.  De igual modo, quienes la practicaban se dedicaron a otras investigaciones relacionadas con el control de la naturaleza.  Por otro lado, resulta importante dentro de esta obra la ambientación en un mundo post industrial, a principios de un siglo XX muy similar al nuestro, en un país de características europeas y donde la ciencia y la tecnología se desarrolló justamente en base a la supremacía de la alquimia por sobre otras disciplinas; asimismo el gobierno y sus fuerzas públicas están formadas por personas dedicadas a ella.  Las pocas máquinas que es posible ver en este mundo, son del estilo steampunk, lo que se refiere a una tecnología alternativa de tipo “retro”, ya que corresponde a avances que nunca existieron, aunque son verosímiles si esta hubiese tomado dicha dirección en el pasado.  Por otro lado, resulta importante el tema político dentro del guión, ya que la nación en la que viven los personajes, participó de un episodio bastante deplorable al llevar casi a la extinción a toda una cultura aparte que vivía dentro de su territorio, quedando muy pocos sobrevivientes de su gente y quienes deben llevar una existencia miserable tras seguir siendo acosados por los vencedores; los ishvalanos al poseer una religión contraria a la alquimia y a raíz de ser considerados parias para el gobierno, cumplen un papel fundamental dentro del argumento y en especial porque al menos el destino de dos de sus integrantes, se cruzará una y otra vez con el de los héroes de esta historia. 

     Regresando al tema de la alquimia en Fullmetal Alchemist, todo lo relacionado con ella resulta ser bastante complejo, tal como sucede con la disciplina que sí existió, lo que otorga a esta producción un sinnúmero de elementos que enriquecen su trama.  Es así como al menos los alquimistas más destacados reciben un nombre o apodo relacionado con sus mayores habilidades o características, de modo que uno de los dos personajes principales es el Alquimista de Acero, debido a sus miembros artificiales mecánicos, como de igual modo nos podemos encontrar con el Alquimista de la Vida (pues puede crear simulacros o criaturas con su talento), el Alquimista Carmesí (quien usa la sangre y otras sustancias para originar explosiones) y el Alquimista de Fuego (su nombre lo dice todo), entre otros.  
     De igual manera resulta primordial para entender cómo funcionan los conocimientos de los personajes, sus capacidades y limitaciones, la existencia de la llamada Ley de la Equivalencia, que significa que la única manera de conseguir algún logro a través de la alquimia es transmutando algo, o sea,  dando una cosa por otra, ya que la única manera de manipular la materia es por medio del intercambio en su justa medida de elementos distintos pero en cantidades similares; este principio otorga al guión una de las premisas fundamentales de la narración, puesto que los personajes se ven sometidos a ella (casi) por completo y ello da pie a varios subargumentos de gran peso dramático.
       Por otro lado, es también destaca la presencia de homúnculos, seres de los que se hablaba en la alquimia tradicional y que son humanoides que en esta ficción son originados a través de la transmutación humana, el mayor tabú alquimista dentro de este mundo, convirtiéndose en algunos de los mayores antagonistas; asimismo estos poseen extraños poderes y albergan parte de los recuerdos de la persona cuyo material genético se usó (los “donantes” murieron, pues se les intentó revivirlos usando alquimia y fue debido a ello que en vez de resucitar aparecieron estas criaturas).  De igual manera no se pueden olvidar a las quimeras, el resultado de la fusión de dos o más especies distintas, la mayor parte de ellas hechas a partir de un ser humano vivo mezclado con un animal.  Existen muchos otros conceptos atractivos e importantes dentro de FMA, no obstante los dejaré de lado, pues la lista es bastante extensa y si me dedicase a ellos, este post saldría mucho más grande de lo que de seguro ya pasará.
      Como solo he visto la primera serie, me referiré a ella por el momento, además de abordar en parte de qué van sus OVAS y el filme ya mencionados más arriba.  El programa tiene un carácter de episodios continuados, con uno que otro que puede considerarse como autoconclusivo, si bien siempre respondiendo a la idea de una trama central relacionada con la búsqueda de los dos hermanos protagonistas, que los lleva a realizar su viaje e intervenir en la vida de un montón de personas.  Fácil de seguir en su desarrollo gracias a la agilidad con la que está articulado todo, está dirigida a un espectador de edad adolescente hacia arriba; ya que por mucho que otorgue entretención y emociones de principio a fin, muchos de los conceptos ya señalados convierten su trama en algo que requiere de parte de uno mucha atención, para apreciar en su cabalidad la historia que se está contando.  Quizás lo que más ayuda a otorgarle esta condición de ser un show, que logra de inmediato acaparar la incondicionalidad del público, sea esa facilidad con la cual los artistas nipones logran diseñar personajes tan diversos y carismáticos (entre héroes y villanos), que en cada una de sus intervenciones otorgan un número impresionante de momentos y diálogos memorables.  
     A su vez el uso del humor consigue aligerar su carácter más dramático, puesto que a lo largo de la serie mueren varios personajes de los cuales uno ha llegado a encariñarse y por lo mismo, se suceden bastantes situaciones impactantes que no vacilan en hacer uso de un gore dosificado, aunque efectivo (por ejemplo, mueren frente a la pantalla niños pequeños o estos se encuentran expuestos a peligros ignominiosos, hay mutilaciones varias y los monstruos que aparecen resultan ser muy grotescos).
    Retomando lo concerniente a los dos OVAS (al menos los que yo he visto, que hay otros más de breve duración y que tienen más bien un sentido humorístico), el primero de ellos trata sobre un alquimista del gobierno renegado, quien ahora lleva una vida delictiva como asesino, luego de haber participado de la masacre hecha a la etnia de Ishval.  Por supuesto que los protagonistas deben enfrentarse a este hombre.  Luego el segundo OVA, mucho más emotivo que el otro, redondea el pasado de los hermanos Elric sobre su intento para devolver a la vida a su fallecida madre; de este modo en él es posible conocer mejor cómo fue que sucedió la tragedia, que cambió la vida de los muchachos para siempre.
   
     El filme titulado como Fullmetal Alchemist: Conquistador de Shamballa tuvo su lanzamiento en 2005 y permite enterarse sobrequé pasó con los dos hermanos Elric tras tener que separarse en tristes circunstancias, luego del desenlace del programa que sin dudas viene a dar cátedras de cómo terminar una larga historia de manera potente e inesperada.  Pues en los últimos dos episodios de esta serie se introduce el tema de los universos paralelos y como bien sucede con estos argumentos épicos, tiene que haber más de un autosacrificio personal para conseguir acercarse lo mejor posible a un “final feliz”.  En la trama de esta genial cinta, aparecen la mayoría de los personajes que quedaron vivos, luego del final de la serie y entran en escena algunos de sus “gemelos” del otro mundo, en el que se desarrolla parte de su metraje; a su vez este otro sitio recuerda mucho más al nuestro, ya que en él los lugares se llaman igual que acá, como Alemania y Japón, siendo que además  en este sitio la amenaza nazi está en los albores de su gestación.  Como han pasado dos años desde la conclusión del programa, los menores de edad han crecido considerablemente y los adultos se hayan en circunstancias algo distintas, puesto que todo había acabado con una gran revolución en el otro lado.  Los momentos intensos se suceden en demasía en esta película, que permite reencontrarse por última vez con esta querida versión del manga de Harakawa.

      Los personajes principales del animé, que en todo caso se encuentra lleno de secundarios muy bien caracterizados, corresponden a los siguientes:

      Edward Elric: El mayor de los hermanos Elric es un chico de baja estatura, quien se molesta más de la cuenta cada vez que hacen alusión directa o indirecta a su tamaño; no obstante es un connotado alquimista a su corta edad, a tal punto de que se convierte en el alquimista estatal más joven que haya habido jamás y que no necesita usar y/o dibujar un círculo de transmutación para desempeñarse como tal.  Debido a su temprana intervención como principiante autodidacta, siendo un niño en lo respectivo a su intento por resucitar a su madre, perdió una mano y un brazo, de modo que lleva consigo unos repuestos mecánicos bastante sofisticados, que le permiten seguir con su vida de lo más “normal”.  Un aspecto que puede ser interesante a la hora de abordar a este personaje, es que siendo un “inválido” que lleva sus extensiones artificiales, demuestra a la gente que basta con tener voluntad para salir adelante, aun cuando se tenga discapacidades como la suya.
     Alphonse Elric: El menor de los dos hermanos, cuando sucedió el incidente en el cual ambos trataron de regresar a la vida a su progenitora, murió, no obstante su alma fue contenida en una inmensa armadura de metal gracias a su hermano y quien usó un sello hecho con su propia sangre para contenerlo dentro.  También es alquimista, pero no quiso hacer el examen para convertirse en uno estatal.  Juntos andan buscando la Piedra Filosofal, que supuestamente les podría devolver a la normalidad; no obstante en el transcurso de su periplo, descubren que esta requiere demasiado como para conseguirla de una manera fácil y que trae con ello demasiadas tribulaciones. 
    Winry Rockbell: La mejor amiga de nuestros protagonistas desde que eran infantes, es una destacada especialista en automails, consistente en prótesis para personas y animales que han perdido algún miembro. Acompaña a los Elric en varias de sus aventuras, siendo un gran apoyo emocional y estratégico para estos.
      Roy Mustang: Joven oficial de las Fuerzas Armadas que es el primero de los suyos en reconocer toda la potencialidad de los Elric, convirtiéndose en el jefe de Edward y en una especie de maestro para este.  De personalidad grave y alguien que supuestamente solo quiere conseguir el cargo más importante de su nación, es un hombre recto que solo quiere justicia, más por sentirse culpable por haber participado de la matanza de Ishval.  Es a su vez un valioso aliado para los hermanos protagonistas.
     Cicatriz: Fugitivo ishvalano que en contra de la ideología de su pueblo practica la alquimia y quien se la tiene jurada a los alquimistas del gobierno.  Es un imponente hombre que nunca sonríe, puesto que carga sobre sus hombros con un gran peso y que se cruza en el camino en numerosas ocasiones con el resto de los protagonistas.  Pese a sus acciones violentas y criticables, en el fondo no es una persona malvada.

El atractivo y atormentado Cicatriz.

     Alex Louis Amstrong: Valioso oficial amigo de Roy, los Elric y varios otros, conocido como Alquimista Brazo Fuerte, debido a su técnica en la que usa la fuerza de sus puños  y de la que es heredero de una larga tradición familiar aristocrática.  De dimensiones impresionantes que implican gran altura y un cuerpo de físico culturista, aporta buena parte de la cuota humorística, pues a su imagen varonil se agrega su rostro que recuerda al de un bebé (por lo calvo y su único mechón de pelo ensortijado) y su personalidad grandilocuente, con uso de monólogos heroicos, gusto por mostrar su enorme musculatura ante cualquier excusa y gran corazón que lo hace emocionarse hasta las lágrimas.  Es un formidable oponente y protege con todo su ser a Edward y Alphonse a quiénes adora.
   Maes Hugues: El mejor amigo de Roy es otro militar que hace amistad con los hermanos protagonistas, a quienes de inmediato invita a conocer a su familia, ya que es tanto o más amistoso que Alex.  Adora con todo su corazón a su única hija y no deja de aprovechar la mínima oportunidad de mostrar las fotos de su pequeña.
     Izumi Curtis: Guapísima mujer de personalidad adusta debido a su pasado trágico, es la maestra de los hermanos Elric, para quienes es lo más cercano que poseen a una figura maternal, ya que los acogió siendo muy niños, luego de lo que pasó con su madre; no obstante los sometió a un duro entrenamiento.  En contra de sus propósitos, es la responsable de uno de los homúnculos más peligrosos a los que se enfrentan los protagonistas.
    Fuhrer King Bradley: Líder del país en el que viven los personajes, es un hombre de aspecto recio y actitud amable, como patriarcal.  Pese a su conducta de líder irreprochable, guarda con celo un secreto espantoso.
     Envidia: Homúnculo con aspecto andrógino que posee la capacidad de cambiar su apariencia.  De carácter extrovertido y violento, odia a todo el mundo.  Hacia el final de la serie se hace una gran revelación sobre su origen.
     Lujuria: Con aspecto de mujer sexy, lleva consigo recuerdos de la mujer a partir de quien fue creada, lo que la lleva a tener una conducta algo más humanizada que sus compañeros.  Es un personaje complejo, quien puede convertir sus dedos en mortales lanzas.
      Gula: De todos los homúnculos es el menos perfeccionado, ya que posee muy poco raciocinio y su capacidad para hablar es mínima.  Su apariencia es la de un hombre obeso y calvo de poca estatura, con rostro entre infantil y caricaturesco.  Tal como dice su nombre, su mayor pasión es comer, a tal punto de que practica sin culpa el canibalismo.  Adora por sobre todo a Lujuria, a quien sigue como un perrito faldero.
     Pereza: Se hace pasar por una oficinista de las Fuerzas Armadas, de modo que trabaja como infiltrada.  Cerca del final se descubre su espantosa relación con los hermanos Elric.
      Ira: Ligado a Izumi, tiene la apariencia de un niño, el cual primero ignora quién es y luego se convierte en un fiero oponente para los héroes. 
     Dante: Anciana de origen aristocrático que fue la vieja maestra de Izumi, quien tras años de conocerla la rechaza.  En primera instancia se vio como una buena persona, no obstante luego es posible conocer sus verdaderas intenciones, que dejan mucho que desear.
    Hohenheim de la Luz: El ausente padre de los hermanos Elric, es un guapo hombre de conocimientos alquímicos como pocos y que hace su primera aparición pasada la primera mitad del anime.  Con varios esqueletos en el armario, en realidad ama a sus hijos y hacia el final de la serie y en la película, deja claro sus sentimientos por ellos.

Homúnculos.  De izquierda a derecha: Lujuria, Gula, Envidia, Orgullo, Ira, Pereza y Codicia.

jueves, 26 de mayo de 2016

Un Capitán América Comiquero de Lujo.


     En el año de 2002 se lanzó la nueva colección de Marvel dedicada a uno de sus personajes más clásicos, nada menos que Steve Rogers, más conocido como Capitán América, llamado con mucho cariño por sus seguidores como “El Capi”.  Considerando que este superhéroe viene a ser todo un ícono dentro de la historieta y en especial en la dedicada a los superhéroes, ya que es tan antiguo como Batman y Superman por ser creado al comienzo de la Edad de Oro de los cómics (en 1941), ha pasado por numerosas etapas que evidencian los tiempos en los cuales fueron realizadas sus distintas historias; de tal modo un personaje como este, aparecido en plena Segunda Guerra Mundial, sin duda que tuvo un carácter chovinista y panfletario, para luego en el renacer de la Era Marvel (en los primeros años de los sesenta), tras su regreso, convertirse sin dudas en todo un paradigma de los viejos ideales gringos en contraposición a la nueva mentalidad de dicha década.  Es así cómo llegó a convertirse en el alma y la inspiración absoluta del superequipo de Los Vengadores y del resto de sus pares (si bien no fue uno de sus fundadores, ya que en la ficción fue “resucitado” de su sueño helado tiempo después de crearse este grupo).  Lo anterior se debe justamente a su personalidad, que sin duda representa lo mejor de los ideales de su nación, ya que siempre el viejo Capi mantuvo esa imagen de ser vestigio de un mundo “demasiado inocente”, tras estar inmerso en los vaivenes del devenir (luego bastante desfasado respecto a sus congéneres); de igual modo corresponde a un símbolo de esperanza frente al cinismo de los tiempos actuales.  Luego con el correr de los años, tanto en la ficción como en el mundo real, se hizo necesario que este veterano de mil batallas se actualizara para mantener la atención de los suyos y, en especial, de los lectores; por lo tanto con el inicio del volumen 4 de sus revistas, se quiso utilizar a una dupla de artistas que le devolvieran al viejo soldado el brillo y que según algunos había perdido tras las modas de personajes más “modernos”(violentos, erotizados y sufridos como nunca).
     Esta etapa corrió a manos de dos grandes artistas (si bien debo reconocer que del primero de ellos nada sabía, hasta que me leí este precioso tomo que hoy me inspira a escribir).  Pues a cargo del guion estuvo John Ney Rieber, escritor cuyos comienzos en el noveno arte fueron al amparo de nada menos que de gente de la talla de Ray Bradbury y Karl Edward Wagner, adaptando relatos de estos dos a la novela gráfica. Para el prestigioso sello Vértigo de DC, dedicado a obras dirigidas a un público de criterio formado y muy exigente en materia de calidad artística, suyos son un montón de títulos sobre la longeva serie de Los Libros de la Magia y que en el caso suyo incluyen nada menos que un par de crossovers con John Constantine/Hellblazer.  Para Marvel antes de dedicarse de lleno al Capi, firmó una aventura de otro de sus grandes, Wolverine. Algo más conocido en Chile resulta ser su compañero en esta empresa, encargado de la parte visual, John Cassaday y de quien en este blog se revisó su maravilloso trabajo para Astonishing X-Men, junto al hoy más famoso que nunca Josh Wheddon.  Pues mientras Rieber sacó provecho de su experiencia en cómics militares, gracias a su paso por G.I.Joe, Cassaday le otorgó un carácter entre realista y utópico a sus viñetas; por otro lado, en sus preciosas portadas copió el estilo de los afiches propagandísticos gringos de la Segunda Guerra Mundial, homenajeándolos sin duda.  De este modo debido a la química entre ambos, el lector se encuentra con una magnífica labor llena de elementos políticos, crítica social y un heroísmo que si bien a simple vista pareciera caer en el nacionalismo, en realidad pretende remover la conciencia de un pueblo marcado por su pasado y presente no muy luminoso (tal como quedará muy bien detallado en el transcurso de los seis primeros números, compilados por Panini y que tengo el gusto de poseer y haber gozado).  Por otro lado, los responsables realizaron su labor de tal manera, que gran parte de la trama es “contada” más bien a través de un dibujo fluido, de modo que son las imágenes las encargadas de narrar su historia, habiendo poco texto escrito entre las viñetas, sus diálogos y los cuadros de apoyo (de igual manera hay varias viñetas exentas de todo texto); de esta manera la experiencia de tener frente a los ojos sus páginas, resulta ser algo de rápida lectura.  No obstante, que quede claro que no se trata de una obra simplona y de solo divertimento, sino que es posible hallar en ella el propósito de hacer arte de verdad, aun cuando como cómic viene a ser una manifestación popular y de aparente escapismo.

     El llamado volumen 4 del Capitán América comienza con un evento histórico trágico y reciente para los Estados Unidos: el ataque a las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001. Es así como la primera aparición de nuestro protagonista, no es usando uno de sus trajes característicos, sino que llevando una prenda “común y corriente”, que lo iguala al hombre cotidiano; por lo tanto lo vemos llevando el atuendo correcto para realizar acciones de rescate, en medio de la devastación que impera en dicho lugar.  Por otro lado, la impotencia frente a la tragedia (y los mismos muertos que se reconocen en el dibujo) son una segura señal de que pese a la ostentación de tanto poder (ya sea como país y como superhéroe), todos estamos expuestos a las fuerzas del destino y del infortunio.  Estas primeras viñetas le dan su sentido al resto de lo que vendrá a continuación, ya que el resto de la trama no puede ser más político: la amenaza terrorista islámica a los Estados Unidos y en su propio territorio.  En contra de lo que pareciera en un vistazo rápido a esta trama, para nada se trata de la típica demonización barata del enemigo extranjero, pues no hay demagogia, ni proselitismo yanqui en los actos heroicos del Capi; sino que este mismo se llega a transformar en la conciencia de un país, que por culpa de sus gobernantes e ideología se ha ganado sus propios demonios. De tal modo lo que sucede en las páginas de esta recomendable obra, es la consecuencia de los propios pecados del pueblo estadounidense.  Por supuesto que lo cometido por los extremistas es reprochable y no obstante Rieber no vacila en humanizar a estos “monstruos humanos”, demostrando que a la larga muchos de ellos son víctimas de circunstancias que los superan (inolvidable resulta ser el encuentro de Capi con los más jóvenes de la célula terrorista a la que combate).  Gente cuyo odio y deseos de poder aún a costa de la vida de los demás hay en todas partes y eso lo sabe muy bien este gran superhéroe, quien descubre y repudia dicho mal tanto entre los invasores como entre sus compatriotas.  De igual modo se nos deja claro que tener sangre árabe y ser musulmán no es sinónimo de desprecio, tal como queda en evidencia cuando el Capi interviene a favor de un ciudadano estadounidense, al que los típicos racistas gringos lo acosan y en cambio reciben estos una dura lección del verdadero patriota.  Las imágenes que ilustran todo esto son potentes y hermosas gracias al perfeccionismo de Cassaday; de igual modo los diálogos que aquí hayamos son sobrecogedores. 
    Como se trata de una historieta de ese subgénero que tanto amamos, independientemente del trasfondo realista en el que se desenvuelve todo, hay igual varios elementos caros a ello: como la ciencia ficción, experimentos de modificación genética, armas ultrasofisticadas y la intervención especial de otro querido personaje marvelita, ligado profundamente a Steve Rogers.
     Tras leer este más que prometedor comienzo de las “nuevas” aventuras en solitario del Capitán América, uno bien quisiera tener acceso al resto de la colección, puesto que sin duda esta primera historia resulta ser una de las más satisfactorias, que he tenido la oportunidad de conocer.  

domingo, 22 de mayo de 2016

¡X-Men, X-Men, X-Men!

      
     Tras una seguidilla de siete películas dedicadas a los famosos mutantes de Marvel en poco más de quince años (no considero dentro de estos filmes el reciente estreno de Deadpool, puesto que si bien en ella aparecen Coloso y otro de estos homo superior, ambos no son sus protagonistas), el espectador conocedor de sus cómics bien puede defraudarse ante tanto usar a Magneto como el único gran villano en dichas cintas.  Es cierto que en los dos largometrajes dedicados a Wolverine en exclusiva aparecieron otros como Dientes de Sable (en una versión por completo diferente a la de su primera aparición), William Strycker (de igual modo en una segunda versión respecto a cómo lo vimos en X2) y Samurái Plateado…pero todos ellos bien pueden ser considerados como personajes “menores” dentro de este tipo de roles.  Tan solo recién en X-Men:Días del Pasado Futuro aparecieron por fin los famosos centinelas, unos de los grandes rivales a los que se han enfrentado nuestros queridos superhéroes; no obstante ante su falta de conciencia, por solo ser máquinas asesinas, estos androides no permiten el desarrollo de una trama en torno a una verdadera personalidad maquiavélica (como bien sucede con los enemigos de Spiderman, que hemos visto en todas sus versiones, quienes pese a su conducta errática no dejan de ser carismáticos).  Pues la más reciente producción hollywoodense sobre los estudiantes del Profesor X, por fin nos da en el gusto al usar en su trama a uno de esos magníficos villanos que acostumbramos encontrar en las viñetas marvelitas: al inmortal Apocalipsis.
      Habiendo debutado a mediados de los ochenta en las historietas gracias al talento unido del matrimonio Walter Simonson (en el dibujo) y Louise Simonson (en el guión), ha sido lo suficientemente popular como para haber aparecido en las tres series animadas que se han hecho a la fecha sobre este equipo de superhéroes.  Considerado como el primer mutante de la historia, de miles de años de antigüedad y tan poderoso como para ser un verdadero peligro para la humanidad (en los cómics, claro), era sin dudas el personaje que los fanáticos esperábamos fuese llevado a la pantalla grande para enfrentarse a los heroicos X-Men.  Por otro lado sus características por completo diferentes a las del humanizado Amo del Magnetismo (caracterización desarrollada bastante en las adaptaciones audiovisuales), permite llevar a otros niveles la acción de estas mismas películas.  Pues mientras Erick Lehnsherr es personificado como un hombre sensible marcado por su dolor que lo lleva a cometer actos reprobables, el también conocido como En Sabah Nur es un sujeto por completo distinto de características mesiánicas y cuyos poderes extraordinarios lo convierten en alguien alejado por completo de la humanidad; por ende en su deseo de poder y control resulta ser impredecible, como por completo nefasto (en otras palabras, viene a ser un verdadero demonio).
      Filmada y coescrita una vez más por Brian Synger, el director que supuestamente ha sabido llevar mejor que nadie a estos personajes a la magia del cine, vuelve a utilizar al mismo casting reunido en la recordada X-Men Orígenes: Primera Generación, con sus miembros más jóvenes a como salieron en las tres primeras entregas de la saga.  Si la mencionada cinta se encuentra ambientada en plenos sesenta y la que le siguió transcurre una década después, esta otra se desarrolla en los añorados ochenta; de este modo los encargados del apartado artístico una vez más se esmeraron en darnos la ilusión de regresar a dicha época, en especial al usar la moda de aquellos años y utilizar algunos de sus temas musicales populares, tal como ya lo hicieron con los filmes que le precedieron (imperdible resulta ver a Rondador Nocturno, vistiendo una chaqueta al más puro estilo del videoclip Thriller de Michael Jackson y a Quicksilver usando sus polarizados anteojos), en este pasado alternativo donde los mutantes son algo ya cotidiano.
      El guión una vez más se centra en los potentes personajes de Magneto y Charles Xavier, fieles representantes de ese ya clásico tema de los cómics del género y que verso aquello de “Mi mejor amigo es mi peor enemigo”, puesto que las visiones opuestas de ambos hombres excepcionales sobre cómo convivir mutantes y humanos, los lleva a enfrentarse una y otra vez, pese al enorme afecto que existe entre los dos.  En cuanto a Eric, al principio de la película se le ve pleno en una nueva vida, por fin feliz gracias al anonimato, ya que ha vuelto a conocer el amor de una familia… hasta que llega la desgracia que lo hacer transformarse de nuevo en el resentido asesino que reconocemos en él; este elemento trágico en el personaje, pese a su faceta criminal, no deja de hacer que uno sienta compasión o empatía por su persona, puesto que quién no ha realizado en su vida actos que luego lo avergüenzan tras ser herido por el dolor.  Por otro lado, en Magneto se presenta siempre en esta serie de filmes la posibilidad de la redención, ya que al menos como se le personifica en estas obras, no se trata de alguien que se regodee en el mal, sino que es alguien que solo ha tomado (varias) pésimas decisiones (lo que lo hace sin dudas contrastar con el gran villano de este nuevo estreno).  De igual modo toman un rol destacado Bestia y en especial Mística, siendo que esta última tras los incidentes de X-Men: Días del Pasado Futuro, ha terminado por convertirse en alguien por completo diferente, llegando a adquirir ribetes heroicos que al menos en los cómics nunca se les vio desarrollar (y lo que sin duda en el caso de su versión cinematográfica, la hace más entrañable que nunca).  Asimismo se recuperan acá a los personajes de Moira MacTaggert, el primer amor del Profesor X y Havok, el hermano mayor de Cíclope y de quienes no sabíamos desde la primera aventura de este grupo centrado en el pasado mutante.
      El filme que además retoma la nueva continuidad originada tras el “efecto mariposa” del viaje temporal hecho por Wolverine, para destruir la amenaza centinela, presenta versiones juveniles de viejos conocidos por los espectadores, como lo vienen a ser Cíclope, Jean Gray, Rondador Nocturno, Tormenta y Ángel.  Los tres primeros como alumnos principiantes de Charles Xavier, el tercero como un inesperado nuevo miembro del equipo y la cuarta mezclando elementos de las antiguas historias, tales como su relación con Mística, su pasado de ladrona, su recordado corte de pelo punky y la idea de los Cuatro Jinetes de Apocalipsis; en cuanto al cuarto, en esta ocasión se le ve transformado en Arcángel, debido a la intervención del maligno inmortal.  Cabe mencionarse que en el papel de Jean Gray, quien una vez más queda declarado que se convertirá en la casi todopoderosa fuerza Fénix, es interpretada en esta ocasión por una de las estrellas de la serie de televisión Juego de Tronos, específicamente por Sophie Turner, Sansa Stark en el programa, siendo la segunda vez en que tuvimos a uno de sus protagonistas compartiendo escena junto a nuestros superhéroes (antes tuvimos a Peter Dinklage, el admirable Tyrion Lannister, haciendo de villano).
      No hay película de los X-Men donde no salga el popular Wolverine, interpretado por un siempre regio Hugh Jackman…Pues justo cuando creíamos que no gozaríamos con su presencia, hace una memorable entrada que en los pocos minutos que aparece, nos otorga uno de los mejores momentos de la película, impactante y sobrecogedor (reconozco sin tapujos que dicha escena me emocionó hasta las lágrimas); todo ello inspirado nada menos que en la clásica noventera novela gráfica Arma X de Barry Windsor-Smith. Muy relacionado con Logan, vuelve a salir el ruin William Stryker, en la misma versión joven y guapa de la anterior cinta (de este modo se retoma la concepción de utilizar en el argumento varios villanos secundarios, que permitan plasmar las múltiples manifestaciones del mal).


      Tampoco se puede olvidar el debut en este largometraje de una de las mutantes más famosas del universo Marvel, la sexy Psylocke, que usando su traje casi calcado de las viñetas se ve sin dudas espectacular y que de seguro a más de alguien le sacó uno que otro suspiro.  Por otro lado, fue reintroducido el juvenil personaje de Júbilo, teniendo esta vez mayor participación que en sus apariciones de la década pasada (aunque siempre con un bajo perfil y nada de impacto dramático dentro de la trama).
     En cuanto al mismo Apocalipsis, si bien no se ve tan imponente como en los cómics y las series animadas, en el filme durante una de las batallas en las que interviene hay un destacable guiño, hecho a propósito para los fanáticos marvelitas y que lo presenta con su habitual imagen gigantesca de las revistas. No obstante destaca el maquillaje usado para otorgarle un rostro lo más parecido al de las historietas, acentuándose su inhumanidad y que además convierte al atractivo actor que lo encarna, Oscar Isaac, en un ser monstruoso.   Interesante resulta ser la explicación que le dan a la calvicie de Charles Xavier, quien en sus años mozos es representado con una frondosa cabellera y ahora en el clímax por fin toma su característica imagen (lo que acá tiene que ver con la presencia misma de Apocalipsis).
     La película comienza con una formidable introducción ambientada en el Egipto de los faraones, justamente para introducir al villano principal.  Luego se dedica a mostrarnos en qué están los distintos protagonistas ahora, abarcando varios países del mundo y con el propósito de que los nuevos integrantes del elenco y otros antiguos aparezcan.  Tras quedar claro cuál será el conflicto de esta cinta, su desarrollo durante un tiempo bien puede ponerse lento para más de un espectador, no obstante una vez llegados al largo clímax de la historia se recupera la atención de todos y ello se debe en parte a la enorme destrucción que se puede observar en su metraje (puesto que en otras palabras, nos encontramos en la antesala del supuesto final del planeta o de la sociedad tal y como la conocemos).
      Antes de terminar un detalle freak: En X-Men: Días del Pasado Futuro en una escena en particular es posible reconocer en la pantalla de un televisor el clásico programa de Viaje a las Estrellas…Pues en X-Men: Apocalipsis sucede lo mismo, aunque con otro episodio.  Considerando que ambos filmes tienen al mismo director, uno muy bien podría preguntarse ¿Acaso Brian Synger es un consumado trekkie, o sea, seguidor incondicional de este programa?
      El humor no es tan utilizado a diferencia de otras entregas mutantes fílmicas y tampoco estamos hablando de la mejor película de la saga, sin embargo no se trata de una mala obra y de seguro logra dejar contento a la mayor parte del público. Luego de su prometedora escena posterior a los créditos finales (bastante misteriosa, por cierto, aunque tampoco al nivel de expectación de Wolverine: Inmortal), habrá que esperar a lo que en un futuro cercano nos deparan los mutantes de la Fox/Marvel en el cine.

¡Yo también soy un X-Men!

jueves, 19 de mayo de 2016

La humanización del vampiro.


     En 1976 salió por primera vez publicada la que sería una de las novelas seminales sobre el tema del vampirismo, debido a la forma novedosa de cómo en aquellos años abordó a sus personajes.  Desde el siglo pasado estos seres habían acaparado la atención de varios escritores, no obstante siempre fue mostrándolos como seres por completo malignos.  En cambio Entrevista con el Vampiro de Anne Rice fue el primer libro de ficción en retratarlos como seres que tal como el ser humano, poseían sentimientos, hecho que los podía llevar a tener tanto virtudes como defectos.  Por lo tanto los chupasangre de la Rice vienen a ser, por primera vez en el mundo de la narrativa, no una manifestación unidimensional del mal que habita en nosotros y del temor a lo desconocido; por lo tanto más bien son un símbolo de nuestra propia humanidad, en cuanto al dilema sobre la eterna lucha del ser humano por sobrellevar su existencia y enfrentado a sus pasiones.  Es así que este libro que abrió una larga saga de novelas en torno a sus protagonistas inmortales (llamadas genéricamente como Crónicas Vampíricas), presenta la idea de que sus protagonistas son capaces tanto de amar, como de reír, de demostrar compasión y de sentirse tristes, al igual que padecer la soledad; no obstante también debido a su propia naturaleza son impulsados a matar a sus víctimas y a tener impulsos de gran violencia.  En cuanto a su relación con los actos más viles, es tan propia de estas criaturas como de los simples mortales.
    La obra en sí se encuentra considerada una de las mejores novelas sobre vampiros y de entre las más influyentes en esta narrativa, así como en la cultura popular, a tal punto de ubicarse en la lista de los diez libros más destacados de este subgénero (el vampirismo), según la prestigiosa revista especializada Fangoria (puesto compartido por el clásico Drácula de Bram Stoker, Soy Leyenda de Richard Matheson, El Misterio de Salem`s Lot de Stephen King y El Ansia de Whitley Strieber).
    Teniendo en cuenta lo explicado en el párrafo anterior, Entrevista con el Vampiro (que en un principio fue traducido a nuestra lengua como Confesiones de un Vampiro y solo años después en nuevas ediciones apareció con el título correcto) se encuentra contado desde el punto de vista de uno de estos seres, Louis, quien justamente al ser entrevistado por un joven periodista humano nos revela su historia y que abarca más de doscientos años de su deambular por este mundo.  La autora nos cautiva con su prosa llena de momentos de gran belleza estilística, con diálogos y monólogos de honda profundidad filosófica  y poética, que no le deben envidiar a los clásicos de la llamada “literatura culta”; es así como en sus más de cuatrocientas páginas nos da los detalles de lo que significa ser un vampiro y deja claro cuál es el peso que significa llevar sobre los hombros la bendición o maldición (dependiendo del punto de vista de donde se aborde todo esto) de vivir tanto tiempo.

   “»—Soy un demonio —contesté—, tan demonio como cualquier otro vampiro. He matado una y otra vez y lo haré nuevamente. Acepté a ese chico, Denis, cuando me lo ofreciste, aunque no pude saber si iba a sobrevivir o no.
    »— ¿Por qué crees que eso te hace tan demonio como cualquier otro vampiro? ¿Acaso no hay categorías del mal? ¿Es acaso el mal una gran sima peligrosa en la que uno cae con el primer pecado y se desploma a las profundidades?
    »—Sí, creo que sí —le dije—. No es lógico, tal como tú lo enuncias. Es oscuro, es vacío. Y no tiene ningún consuelo.
    »—Pero tú no estás siendo justo —dijo con una primera señal de expresión en la voz—. Sin duda alguna, atribuyes muchos niveles y gradaciones al bien. Existe el bien de la inocencia de un niño y está el bien del monje que ha abandonado todo a los demás y vive una vida de privaciones y servicio. El bien de los santos, el bien de las amas de casa. ¿Es todo lo mismo?
     »—No, pero se iguala en que es infinitamente diferente del mal —le contesté”.

     Louis es alguien con una personalidad melancólica y de gran sensibilidad, quien comienza su relato desde antes de su conversión, cuando era el heredero de una rica plantación en Nueva Orleans en Estados Unidos, zona marcada por su cultura mestiza francesa, africana y, por supuesto, gringa (de este modo el texto permite al tomar elementos de la narrativa histórica conocer en parte su sociedad, como más adelante lo hará con otras épocas y lugares donde se traslada el curso de sus acontecimientos).  El dolor marca al protagonista desde el inicio de esta obra, ya que carga con la culpa de la muerte de un familiar muy querido, pues se siente responsable de lo sucedido; es así como pierde la razón de ser y comienza un descenso por su propio infierno personal que lo lleva a cruzarse con un vampiro, quien termina por convertirlo en uno de ellos.  Lestat es el nombre de quien cambia su destino para siempre y para ello tiene sus propias razones, que tienen que ver con su personalidad por completo distinta a la de quien será su forzado compañero por más de un siglo; puesto que el rubio “hijo de la noche”, al menos como es descrito por el narrador, es un sujeto manipulador y ruin, el cual solo posee razones egoístas para tenerlo a su lado.  No obstante pese a la malevolencia que supura Lestat, es un sujeto lo suficientemente complejo como para demostrar a lo largo de la narración que también posee un alma.  La confrontación de estas dos voluntades que sin dudas representan la ambivalencia del ser humano, entre espiritualidad y materialismo, viene a ser uno de los pilares fundamentales para entender el sentido que posee este texto y el desarrollo de sus acontecimientos.  Pero no solo se trata de una relación entre dos personajes tan dispares, sino que en realidad el mayor peso dramático radica en la presencia de un tercer personaje, quien complementa y permite enriquecer mejor esta novela gracias a la fuerte presencia de su figura y el papel que juega dentro de toda la historia: Claudia, la niña vampiro que primero se convierte en la “hija” de Louis y Lestat, para terminar siendo una especie de amante maldita del primero.  Esto último porque en la fémina debido a su calidad de paria, como luego quedará detallado en el libro, quedará mejor expresado el drama de la infelicidad por la que pasan quienes se supone son entes privilegiados; Claudia es un ser marcado en otro nivel por la desgracia, pues su apariencia eterna de niña pequeña encierra a una mujer que tras vivir decenios, ha madurado encerrada en un cuerpo que le niega dar rienda suelta a su feminidad de persona mayor; de este modo la frustración se va depositando en ella de manera peligrosa.  El papel de Claudia en la ya complicada relación entre los vampiros “adultos”, agrega nuevos conflictos que enriquecen el argumento al punto de que el clímax de todo (bastante impresionante, por cierto), se debe justamente al juego de pasiones entre estos tres.
    Si los tres personajes principales mantienen dentro de sí un vacío que nunca llegan a llenar por completo, el caso de Louis resulta ser significativo por cuanto solo después de “morir” y convertirse en otra cosa, llega a apreciar lo que significa ser un humano. Esto debido a la depresión en la que cayó cuando sufrió la muerte de su hermano, de modo que ya no le queda aprecio por su propia vida; luego es así que una vez que pierde su humanidad, comienza a lamentarse de lo que ahora en verdad sí le falta.  La culpa que le significa todo, lo convierte en un verdadero personaje existencialista, ya que se cuestiona cada cosa posible; solo cuando llega Claudia a su vida recupera algo de la dicha que le faltaba y ello gracias al sentimiento de pertenencia que su presencia le otorga.  Para sopesar mejor la psicología de este personaje, resulta interesante saber que cuando Anne Rice escribió su libro, lo hizo influenciada por el dolor reciente de la muerte prematura de su hijita de unos cinco años.  De este modo la pérdida del hermano de Louis y lo mal que la pasa a raíz de ello, no es otra cosa que el reflejo del pesar de la escritora; igualmente el deseo de tener una hija pequeña que no muera nunca (sentimiento que en el libro comparte otro personaje, además de los mencionados), también significa el anhelo de no ver partir a un ser querido a esa edad.   Considerando todo el drama por el que pasan nuestros vampiros, pese a su naturaleza superior, estos mismos vienen a ser una actualización más de los seres divinos de la mitología griega y otras tradiciones antiguas; todas ellas historias que los caracterizan como sujetos, que pese a su condición sobrenatural, están expuestos a los vaivenes de fuerzas aún superiores a ellos (tales como el destino, el azar y sus propias pasiones).
      Un tema que destaca bastante en esta novela viene a ser el de la búsqueda de las raíces, debido a que Louis y Claudia investigan en el Viejo Mundo cuál es el origen del vampirismo, ya que tras décadas junto a Lestat nada han logrado saber sobre sus orígenes como especie.  Esta ignorancia los hace sentirse aún más incompletos, ya que al no tener conciencia de quiénes son en verdad, su identidad misma como sujetos y miembros de una comunidad de la que nada saben, los hace sentirse aún más sin sentido.   Su viaje a lo largo de un montón de países para encontrar a los suyos y responder a todas sus interrogantes, es similar a la duda existencial y al deseo de conocer a Dios y el autoconocimiento ante las interrogantes sobre quiénes somos, por qué estamos acá y a dónde vamos.  Cuando la pareja logra contactar a su gente, las dos veces que consiguen hallar a sus semejantes, el encuentro resulta ser cualquier cosa menos lo que ambos esperaban; por lo tanto el sentido de la fatalidad se hace más evidente, puesto que lo que consiguen en vez de otorgarles paz, los hace más desgraciados que nunca.

     Los vampiros según Anne Rice, son seres que pese a su enorme sensualidad y belleza en el mayor de los casos, poseen una sexualidad que va más allá del contacto físico, puesto que han perdido la capacidad de expresar físicamente en pleno su deseo y erotismo (ya que no copulan, ni menos pueden llegar al orgasmo).  No obstante su necesidad de amor y compañía de un igual, tiene mucho que ver con su interés en la belleza, sin importar si es femenina o masculina, puesto que se encuentran más allá de las diferencias de género y orientación sexual.  Además de alimentarse solo de sangre, pueden morir producto de la luz del sol, la incineración, el desmembramiento y la decapitación, pero hasta ahí llega su parecido con los vampiros clásicos.  En casos de necesidad pueden subsistir consumiendo sangre animal, si bien es la humana la que buscan con todo su ser.  A partir de esta novela con la que comienzan las llamadas Crónicas Vampíricas, el lector se encuentra con seres para quiénes los métodos “mágicos” tales como las estacas, las cruces y el agua bendita no funcionan; esto debido a que no se trata de demonios, como bien sucede con la tradición más rancia sobre tales criaturas.  Pero sí pueden ser aniquilados si ingieren sangre “muerta” o una vez que los corazones de sus víctimas hayan parado de latir.  A su vez poseen reflejo en los espejos y otras superficies que permitan este efecto.  Pueden sudar y llorar (en el siguiente libro de la saga se nos informa que sus lágrimas son de sangre); tal como los seres vivos se pueden sofocar y/o agitar por la falta de aire, así como les incomodan los olores desagradables.  De igual modo su fuerza y agilidad en general, que implica la velocidad, es superior a la de los seres humanos.  Pueden leer el pensamiento e influir en la conducta de las personas y otros vampiros, sugiriéndoles solo con su voluntad lo que desean, pudiendo comunicarse con sus pares por medio de una especie de telepatía. Perciben la realidad de una manera mucho más sensible que los mortales, al punto de que pueden apreciar los detalles de lo que los rodea (sonidos, olores, formas, colores y texturas), de tal manera que cualquier esteta quisiera dicho poder; por esta razón vampiros como Louis y hasta Lestat son unos verdaderos apasionados por el arte.  La mayoría de ellos son criaturas hermosas, mezcla de ángeles caídos que al ojo humano resultan irresistibles.
    Relacionado con el carácter de los vampiros de esta novela y las que le siguen, así como volviendo al tema de la búsqueda de los orígenes y el viaje que realizan Louis y Claudia para encontrar respuestas a sus existencialistas interrogantes, destaca un pasaje muy especial de este libro.  Puesto que en determinado momento del periplo de los proragonistas, llegan a Europa oriental y allí se encuentran con una rama degenerada de su especie.  La descripción del lugar y de estos vampiros, la ambientación que le otorga la autora, además del estilo narrativo que aquí utiliza, recuerda (y homenajea) al de clásicos como Drácula, que bien se sabe es muy de su gusto.  El elemento terrorífico, aún desde el punto de vista de un ser como el narrador, deja claro que pese a todo Louis y compañía mantienen su grado de humanidad, al oponérseles con los monstruos que en este punto de la narración aparecen.

     “»—Pues mire, el cementerio estaba lleno de nuevas tumbas; me percaté de ello al momento; algunas de ellas tenían nuevas cruces de madera y otras no eran más que montones de tierra con flores aún con vida; y allí los campesinos tenían flores en las manos, unos pocos  de ellos, como si tuvieran la intención de arreglar esas tumbas; pero todos ellos seguían de pie e inmóviles, con los ojos fijos en dos hombres que tenían a un caballo blanco de la rienda. ¡Y qué animal! Cabriolaba y se alzaba o se apartaba como si no quisiera formar parte del grupo; era hermoso, un animal espléndido, un potro completamente blanco. Pero, en un momento —y no le podría decir cómo se pusieron de acuerdo, porque nadie dijo una palabra—, un hombre, el jefe, según creo, le dio al caballo un golpe tremendo con el mango de su pala y el animal salió disparado a la colina, enardecido. Se puede imaginar que pensé que ésa sería la última vez que veríamos al animal. Pero estaba equivocado. En un momento aminoró el galope, se dio vuelta y volvió lentamente a las nuevas tumbas. Y toda la gente se quedó allí mirándolo. Nadie hizo el menor ruido. Volvió trotando sobre las nuevas tumbas, encima de las flores y nadie se movió para hacerse con las riendas. Y entonces, súbitamente, se detuvo ante una de las tumbas.
      »Se limpió los ojos, pero ya casi se le habían ido las lágrimas. Parecía fascinado con su historia. Yo también.
      »—Y esto es lo que sucedió —continuó diciendo—: El animal se quedó allí. Y, de repente, la multitud pegó un alarido. No, no fue un alarido; fue como si todos suspirasen y gimiesen. Y todo quedó en silencio. El caballo permanecía allí moviendo la cabeza. Por último, ese tipo que parecía ser el jefe se adelantó y pegó un grito a varios de los otros; y una de las mujeres gritó y se arrojó a la tumba casi bajo las patas del caballo. Entonces me acerqué lo más posible. Pude ver la lápida con el nombre de la difunta; era una mujer joven, fallecida sólo unos seis meses antes, según las fechas allí mismo marcadas. Y allí estaba esa mujer miserable de rodillas en la tierra, abrazada ahora a la piedra como si quisiera arrancarla de la tierra. Los hombres intentaban levantarla y separarla. Entonces quise darme vuelta, pero no pude hacerlo, no hasta terminar de ver aquello y averiguar qué pensaban hacer. Y, por supuesto, Emily estaba bastante a salvo y ni una sola de esas personas nos prestó la más mínima atención. Dos de ellos finalmente consiguieron levantar a la mujer. Entonces vinieron los otros con las palas y empezaron a cavar en la tumba. Muy pronto uno de ellos hizo un pozo, y todos estaban en tal silencio que sólo se podía oír el ruido de la pala cavando mientras se iba formando una pila de tierra. No le puedo decir lo que parecía. Estaba el sol justo encima y no había una nube en el cielo, y todos ellos seguían de pie alrededor, asidos ahora el uno al otro, incluso aquella mujer patética...”

Bellísima portada del tomo uno de la adaptación al cómic.

      Luego de ser adaptado al cómic en 1991 por la editorial Innovation en doce números, para luego ser compilados todos en formato de novela gráfica (con un precioso arte de Christopher Moeller), en 1994 por fin pudo cumplirse el sueño de los millones de seguidores de la obra maestra de Anne Rice: ver a sus queridos personajes encarnados por actores en una película, que además le hiciera justo honor a la obra literaria.  Pues la producción contó nada menos con el guión adaptado de la propia escritora, quien supo sintetizar muy bien su trabajo previo para un filme de dos horas, si bien eliminando una que otra línea argumental para potenciar el relato central, agregar nuevos detalles y además otorgarle cierto humor a la cinta (algo que para nada sucede con sus narraciones).  El largometraje fue realizado por el irlandés Neil Jordan, director que en los ochenta ya había probado suerte en el cine de terror, pero con licántropos, en En Compañía con los Lobos, película que en su erotismo y desborde fantástico aseguraba que Jordan era sin duda el cineasta correcto para encargarse de esta adaptación.  Como desde un principio la intención fue hacer una verdadera superproducción hollywoodense, en ella se puede apreciar el talento de cuatro grandes estrellas masculinas de la actuación en los papeles principales.  Como Louis estuvo Brad Pitt al comienzo de sus años de gloria, quien interpretó a su personaje reflejando muy bien el talante melancólico de este, lo cual logra ser percibido desde los primeros segundos en que la cámara muestra su pálido rostro y se escucha su tono de voz triste cuando comienza a recordar su pasado. Lestat fue encarnado por alguien que llevaba ya años como joven galán en el séptimo arte, Tom Cruise, en su primer rol de “villano” y que dejó asombrado a más de alguien por el impresionante cambio en su registro actoral; debe saberse que en un principio la Rice no estaba contenta por la decisión de los productores de darle este papel a Cruise, ya que lo consideraba incapaz de representar a su personaje más célebre, no obstante luego de ver el resultado de todo quedó por completo satisfecha.  El trabajo de Tom resulta más que aceptable, ya que debido a la intensidad de su papel, le tocó más que a sus compañeros masculinos de reparto demostrar una gama mayor de emociones y cambios emocionales ante todo lo que pasa este vampiro.  Un casi principiante Antonio Banderas en el cine gringo, se encargó de llevar sobre sus hombros al ambivalente Armand, sofisticado vampiro europeo que tan importante llega a ser (durante un tiempo) para Louis; tras años trabajando junto a su compatriota y amigo Pedro Almodóvar en España, en varios papeles de carácter gay, tuvo que volver a hacer de un personaje de características similares en USA, antes de que le dieran otro tipo de roles (no obstante bien se puede decir que lejos lo hecho por este en la película, viene a ser superior a la labor de los demás varones jóvenes).  El entrevistador corrió a cargo de Christian Slater, por aquel entonces un actor promisorio y que lamentablemente hoy en día ha perdido su brillo.  Cabe mencionarse que a propósito se escogieron a estos cuatro hombres hermosos para representar el mundo estilizado de la obra de Anne Rice, donde el atractivo físico va de la mano con la sensualidad de sus personajes.  No obstante la química entre Pitt y Cruise en este filme no sería tan impactante, si no estuviese la presencia de la debutante Kirsten Dunst, como la inolvidable Claudia y quien sin vacilaciones se “robó la película”; puesto que lo realizado por esta niña de once años en aquel entonces, fue en verdad sobresaliente, al escenificar a esta niña-mujer vampiro con una credibilidad que hoy en día no deja de impactar tras volver a verla actuando aquí; su conversión de pequeña a mujer, con sus respectivos desbordes emocionales en las escenas más dramáticas (llenas de diálogos de antología), sin vacilaciones otorga algunos de los puntos más álgidos de esta adaptación.  De igual manera ayudan bastante a crear la ilusión del cine en este título, la labor de Stan Winston a cargo de los efectos especiales y de Elliot Goldenthal componiendo su banda sonora; el primero representó con toda su maestría lo más siniestro de estos vampiros (inolvidables resultan ser los martirios de Lestat y Claudia por separado, además de todo lo relacionado a la venganza de Louis), como también los acordes corales al principio del filme, por parte del músico de inmediato y que nos transportan a este mundo de tinieblas.

Afiche de la película.

sábado, 14 de mayo de 2016

El segundo libro de Miguel Acevedo cuento a nanocuento.

NOTA: Quien desee puede descargar gratuitamente este libro gracias a la gentileza de sus autores usando el siguiente enlace...https://plutonnegro.wordpress.com/2016/11/21/libro-espejos-en-edicion-pdf/
     
     El sábado 27 de octubre del año pasado en el Cine Arte Alameda, mi amigo el escritor y bloggero Miguel Acevedo en la segunda versión de la FLIA (Feria del Libro Independiente), lanzó públicamente su segundo libro titulado Espejos.  Si bien volvió a colaborar con GatoJurel Ediciones para ello, en esta ocasión compartió su nuevo proyecto junto a la autora inédita Paz Correa para sacar entre los dos esta colección de pequeños relatos. 
     Por razones misteriosas (que tal vez sean reveladas en una futura entrevista a Miguel que ya aparecerá por estos lares) en su interior no queda especificado quién estuvo detrás de un texto u otro.  No obstante para quien tiene el honor y la felicidad de conocer a “MFKarlos” desde la mitad de su vida (la mía, no la de él), se hacen evidente qué lecturas son de su autoría; no obstante salvo en una en concreto (que me gustó mucho) donde declaro sin tapujos “¡Este es de Miguelito!”, me pongo de lado de los escritores para guardar con celo su pseudoanonimato. 
      Estas historias se mueven a ratos entre el realismo citadino, la fantasía heredera de las figuras de culto del cine y la literatura friki y el retrato del Chile de izquierda universitario y poblacional; de igual modo un rol destacado toman esas pequeñas criaturitas mininas que tantos relatos e historias reales han inspirado.  Como es de esperar en toda colección de narraciones, no todas poseen la misma carga literaria o artística, así como tampoco consiguen causar el mismo impacto en el lector; no obstante algo es evidente y ello es el amor con el cual fueron realizadas.
      A continuación una revisión (bastante) personal de estas piezas narrativas, de acuerdo a las ideas que me fueron llegando a la cabeza tras degustar sus palabras e imágenes.
      ¡Adelante!

1- El Vendedor de espejos (versiones 1 y 2): Abren la colección estos dos brevísimos relatos, de donde quizás venga el precioso nombre de este libro.  Salvo la presencia de la palabra “espejo” en ambos, aparentemente nada tienen que ver entre sí.  La segunda versión me resulta mejor acabada y con más sentido autónomo.

2- Noches de tango: Una breve historia que pareciera el germen de otra más extensa.  De algún modo trata acerca de la cotidianidad, sobre la barrera que existe entre lo momentos especiales que llegamos a tener y el resto de nuestra existencia sumida en la monotonía.

3- El observador: El primero de los relatos que incluyen a un gato como protagonista (Miguel es un amante incondicional de estos felinos). Más que una historia, es solo un bosquejo de un episodio de la vida citadina actual.

4- La vastedad urbana: Primer texto en el cual se puede apreciar la crítica social y donde se plantea la nostalgia por el pasado idealizado (natural), enfrentado al presente de la invasión de los fierros y el concreto (artificial).

5- Invasores: En pocas palabras, se nos da dos alternativas de lo que sucedió: ¿Detenido desaparecido o rapto extraterrestre? (al menos esa imagen me dio en su economía narrativa).  La fuerza evocadora que posee, que bien me recuerda al clásico El Dinosaurio de Augusto Monterroso, lo convierte en a mi parecer uno de los mejores títulos del libro.

6- El acechador: Segunda narración en torno a un felino doméstico, pero que en este caso juega más con la fantasía de la imaginación.

7-Ciudad nocturna: El poder de la imaginación y los grandes personajes de la ficción mediática se hacen presentes acá con cierto lirismo.

8- Otra vez Mabuse: El legado de la cultura popular y el cine fantástico una vez más pueden identificarse en esta ocasión.

9- Ceremonias felinas: Vuelven esas criaturitas que tanta pasión despiertan entre sus dueños.  En lo que va de esta “trilogía”, la entrega menos lograda según un servidor.

10- En la noche: Entre policial y relato fantástico, su sorpresivo desenlace resulta ser justo lo que uno espera de obras tan breves como las que se reúnen en Espejos, sorprenderse por la presencia de una genial vuelta de tuerca (lo que claramente se consigue en esta ocasión).

11- Últimas decisiones: En lo que va del tomo, primer relato de verdadero dramatismo, lo que por supuesto es posible gracias a que las propias dimensiones de su narración lo permiten.  En pocas palabras se trata de una emotiva historia acerca de la redención (en plan noño... ¿La última oración es acaso un guiño a Star Wars?).
Miguel detrás de uno de esos
libros que tanto atesoramos.

12- Solicitud formal: El humor se hace presente con este genial ¿Nanocuento? ¿Microcuento? Que se ríe con convicción de la estupidez humana.

16- Revelaciones: Desde En la noche ha sido una seguidilla de textos inspirados y mejor acabados que los que abrieron el libro.  En este caso concreto estamos hablando de un claro homenaje de Miguel a uno de sus autores predilectos: Lovecraft.  Da gusto leer algo así y más si es hecho por el amigo de uno.

17- Compañeros: Interesantísima narración que a través de su igual inesperado final, permite recordarnos lo que era vivir en el Chile de la dictadura de Pinochet.  Otra historia bien articulada.

18- Amor tecnológico: Simpático microrelato sobre un amor imposible con ejercicio del siempre refrescante buen humor.

19- Nacimiento inesperado: Volvemos al leiv motiv  gatuno…Sinceramente esta ahora tetralogía no es de mi agrado.  Dejo a otros el análisis de su calidad literaria.

20- Una noche de sábado: Primer texto del volumen en abordar el tema del amor de pareja de manera directa, si bien acá el sentimiento toma ribetes más propios del desamor.  Sin dudas una muestra de la triste existencia de la violencia en nuestras vidas.

21- Compañías: Extraño relato por la forma en que se desarrolla en toda su corta extensión.  Lo que más me ha gustado de él, resulta ser la descripción de sus primeras líneas de una parte de nuestro paisaje santiaguino.

22- Todo bajo control: Un texto acerca de lo que significa vivir en el mundo actual y donde la gente ha perdido su propia felicidad.

23- Bemol: El amor desgraciado vuelve a tomar cuerpo en las páginas de este libro.

24-¿Estamos todos en Santiago?: El recurso de la memoria a través de la nostalgia vuelve a hacerse presente en esta ocasión.

25- El Terminal San Borja: Otro breve cuento que debido a sus pequeñas dimensiones deja preguntándose a uno… ¿Qué se nos quiso contar acá?

26- Regalo de Navidad: Más que una historia que se pueda considerar con principio, desarrollo y final, es algo así como un recuerdo de un detalle importante para la narradora.  Para decirlo de otra manera, corresponde a un muestrario más de la vida sencilla y cotidiana tal como muchas veces es: sin sorpresas.

27- Mi niña bonita: Un texto más… ¿De gatos? Esta vez el enfoque de la narración es distinto y todo se presenta desde el punto de vista de la narradora humana.  Queda de manifiesto el papel que cumplen las mascotas en la vida de quiénes se encariñan tanto con ellas, al punto de otorgarle esa dimensión antropomorfizada que declara el título; por otro lado, destaca el tema de la soledad, donde la compañía de un animal como estos representa tanto para mucha gente.

28- Noticias en espera: Otro nanocuento de animales, aunque en esta ocasión es una perrita la protagonista.  Anecdótico solamente.

29- Compadre, qué onda?: Sin dudas el mejor relato de todo el libro por varias razones.  Una de ellas por su manera correcta con la cual está escrito, lo que denota verdadero oficio de fabulador de parte de su autor (a).  Ello es permitido, en todo caso, gracias a que es mucho más extenso que la mayoría de los textos que aquí se encuentran (si bien solo posee dos páginas de extensión), no obstante aun así en su desarrollo logra decir bastante y aborda interesantes temas que mueven al debate, como el amor imposible, la intolerancia, la política y la autenticidad (además de ese mal chileno que viene a ser la preocupación por la apariencia y el qué dirán).  Si tuviera que recomendar un solo título de este libro (en lo que va mi lectura), lejos sería este y con muchas ganas.

30- Vivir al otro lado: Indirectamente se trata de un relato sobre la amistad (y femenina), pero también sobre obsesiones y esnobismo.

31- Te llevo en mi corazón: Sinceramente…Demasiado críptico para este humilde lector (no encuentro manera de abordar este texto).

32- A casa: Una obra sobre el sentimiento de pérdida de un ser querido y cómo sobrellevamos tal suceso.

33- Poeta: Describe de una manera muy singular, aunque realista, cierto sector bohemio de nuestro Santiago.  No obstante de igual manera trata acerca de la gente con la que nos topamos, de lo extraños que pueden parecernos y de lo extraños que somos nosotros mismos.

34- Han herido a un guerrero: ¡El regreso de los gatos!

35- Testimonio: En su lirismo, una triste y dura narración sobre una acción y una decisión que no dejan de ser realistas, aunque (quizás) apenas llevadas a la palabra literaria.  Me emocionó.


36- La marcha: El libro cierra con un cuento aparentemente basado en un hecho real y concreto, que está contado de tal manera que nos mantiene atento a su desarrollo.  Otro buen escrito de crítica social y que nos lleva a reflexionar acerca de qué pasa con nosotros los chilenos y en general con la especie humana.

Miguel en una lectura pública de su libro en plena FLIA.

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