lunes, 30 de enero de 2017

El Melodrama de la Intolerancia Sexual.


       Estrenada en 2015 y con una segunda temporada el año pasado, ha vuelto para un festival de teatro veraniego en nuestro país, una bastante singular pieza teatral nacional.  Se trata  de un título correspondiente a las nuevas tendencias dramáticas, que hacen uso de la cultura pop y la mezcla de distintas expresiones artísticas (comedia, canto, caricaturización, parodia, intertextualidad, policial y teleseries), para contarnos una historia de carácter universal: Heterofobia.  Pues tal como dice su nombre, tanto un juego de palabras como un vocablo de corte irónico, que atiende al humor negro propio de esta obra,  tiene que ver con la intolerancia hacia quienes no comparten con uno las mismas preferencias sexuales (las también llamadas minorías sexuales o grupos LGTB).   Es así que el término original y/o correcto viene a ser homofobia, ya que corresponde más bien al desprecio de la gente heterosexual hacia homosexuales, lesbianas y otros; no obstante como ya quedará claro, en este caso se invierte todo esto y aquí el recelo pasa ahora a los antiguos “opresores”.
       Su argumento puede resultar sencillo, pues más bien su fuerza radica en las ramificaciones de lo que en ella sucede, como en el muestrario de la misma diversidad de la comunidad gay, que tal como se manifiesta en su desarrollo, posee los mismos vicios que el resto de la sociedad.  Por ende no se trata de una historia proselitista (los gays no quedan como los buenos de la trama, ni tampoco como las víctimas), ni mucho menos atenta contra las minorías… ¡Para nada! En cambio lo que sí pretende es desenmascarar aquellos defectos y prejuicios que son comunes a todos los humanos, en cuanto a la manera de abordar la sexualidad de uno mismo y la del resto de la gente (atentos al simbolismo recurrente de las máscaras, el encubrimiento y el doble discurso en la obra).  De este modo nos encontramos con un mal ya bastante criticado de nuestra idiosincrasia: el gusto por las apariencias y el qué dirán, algo caro supuestamente a la mayoría de los chilenos.
     
      La trama nos muestra a un colectivo LGTB que representa buena parte de la diversidad sexual (eso de que todos sus integrantes son iguales es una verdadera falacia, pues suena a lo mismo que decir que todos los  heterosexuales tienen las mismas costumbres en la cama), quienes desean montar una obra de teatro de temática gay, por supuesto que reivindicando sus derechos.  Para conseguir éxito en su empresa, contactan a una otrora famosa actriz de teleseries de capa caída (heterosexual más encima), quien arribista como muchos de los otros personajes, no duda en sacar provecho de la situación.  El panorama se complica cuando la artista comienza a sospechar de sus nuevos compañeros, quienes al parecer han secuestrado al único histrión con el que no ha podido conversar, ni verle la cara; pues los vejámenes a los que lo someten se ven demasiado reales.
      Tal como se dijo en el párrafo anterior, entre los personajes encontramos todo un registro variopinto de las minorías sexuales, quienes junto a la actriz en decadencia comparten el protagonismo, de modo que en la práctica nadie sobresale por sobre otro; por lo tanto estamos frente a una obra coral.  En lo que concierne a los miembros del colectivo, podemos hallar:
     Una lesbiana mayor masculina (la mal llamada camiona) y quizás el personaje más noble dentro de este grupo de seres viciados.
     Otra lesbiana mucho menor, la ex pareja de la de arriba, más provocativa que su antigua amante y femenina (una clara “hija” de hoy en día, de las generaciones actuales con su open mind, sin dudas rupturistas).
      Un travesti que se dedica al oficio de la costura (algo bastante arquetípico, por cierto, en lo que concierne a su biotipo) y que en su actitud deslenguada representa a la típica loca de patio.
       Una pareja de hombres que lleva años juntos.  Uno de ellos más masculino que el otro, el tipo piola, profesional y que vive en la práctica una existencia más parecida a la de un heterosexual acomodado.  Su pareja, afeminado y “artista”, materialista y superficial que ostenta pertenecer a la elite intelectual.  El “matrimonio” entre estos dos es supuestamente idílico, no obstante como luego queda demostrado, la verdadera felicidad no existe entre ellos.
      Un gay que o bien está saliendo recién de la adolescencia o está en los primeros años de sus veinte, afeminado y delgado (andrógeno), que ejerce de prostituto.
       Otro gay, también joven, pero masculino, guapo y deportista, quien recién está descubriendo su sexualidad como homosexual, tras haber tenido bastante experiencia con mujeres en el pasado.


       Luego de un significativo comienzo que impacta por su crudeza ante el tema de la violencia (los llamados crímenes de odio sexual), escena que además resulta ser valiosa para el gran misterio que se esconde en su guión,  Heterofobia continúa con una intervención musical de todos los de arriba y encarnado sus distintos papeles, de manera de presentarlos a través del sarcasmo la intolerancia y la discriminación sexual.  En repetidas ocasiones se hace uso del canto, lleno de letras humorísticas y aun así sin dejar de lado la crítica social, para referirse a los males chilenos actuales concernientes al respeto (o más bien falta de respeto) por la diversidad.  No obstante como ya se dijo en este texto, luego nos damos cuenta que todo el mundo, pues nadie se salva, tiene los mismos defectos de los que culpan a sus acosadores.
       Siendo una obra de temática gay, en plan comedia, no falta la burla hacia la misma comunidad LGTB y su propia sectorización.  Es así que los llamados grupos culturales, intelectuales y/o artísticos que promueven la diversidad sexual, no quedan muy bien caracterizados si se toma en cuenta a sus personajes: pues encontramos egoísmo, envidia, cinismo y lo peor de todo, intolerancia hacia los otros (a todos aquellos que son distintos); algo que como ya se dijo más arriba, al final forma parte de nuestra propia naturaleza humana.  No obstante la mirada irónica detrás de todo esto, no sólo pretende restregar en la cara de quien le corresponda sus bajezas, sino que también es una invitación para la autoexaminación y dejarnos claro de que la única manera de convivir todos juntos en armonía, es aceptando a los demás tales y como son.  Pues la tolerancia es otro tipo de discriminación, una en la cual se es condescendiente con el otro, porque se le mira en menos y se supone que ya no puede cambiar; en tanto que la verdadera plenitud de las relaciones interpersonales, va de la mano la aceptación de la otredad del resto. Por lo tanto, no existe un verdadero sentido de lo que es normal o anormal, pues nadie es una por completo igual a su prójimo y lo valioso son los elementos en común que nos unen con los demás.
      Siguiendo con esta atmósfera de humor negro hacia las convenciones y costumbres de la diversidad sexual, resulta interesante cómo se ríen en la obra al respecto, usando un montón de palabras que forman parte de todo ello (algo de seguro solo apreciado por los entendidos en la materia).  La evidente sexualidad de todo esto, no deja de ser el muestrario de una dimensión humana que no se puede negar, la que por supuesto es llevada a los extremos, para crear identificación con buena parte de su público.
       No solo risas hay en este melodrama, también hay momentos para la sublimidad.  En este sentido, cuando se pone la acción más emotiva, viene a ser cuando el personaje del travesti realiza un significativo monólogo.  Pues con sus palabras, quedan de manifiesto los verdaderos crímenes provocados en el pasado, no muy atrás en el tiempo, motivados por la verdadera intolerancia sexual en Chile y en especial durante el gobierno dictatorial de Pinochet.  Este es el momento más serio de toda la obra que dura casi dos horas y donde un personaje tan visceral como este, hace su homenaje a estas víctimas anónimas.  Hay otros monólogos en Heterofobia, lo que sigue una rancia tradición en el género dramático, no obstante este es lejos el mejor.
En la versión que vi yo los dos actores de pie eran otros.
       En cuanto al escenario, este es sencillo y lo que más destaca en él son una especie de lienzos que cubren el fondo, que debido a las luces se ven casi transparentes, detrás de los que hay un mural con imágenes más o menos reconocibles que asemejan cuerpos.  La disposición de todo esto permite que los actores desaparezcan durante breves momentos y puedan cambiarse de ropa, si bien en muchas ocasiones lo hacen a un costado frente al público (ojo: no hay desnudos, aunque sí varios besos entre personas del mismo sexo y una que otra “tocación”).  También hay varias sillas que se van acomodando a medida que transcurren los acontecimientos y en los costados encontramos unas perchas llenas de ropa, que los histriones usan bastante, pues cabe recordar que como se trata en la ficción de un grupo de actores que desea montar una obra, esto ayuda a crear la ilusión de los distintos ensayos que realizan.   La ropa usada puede ser considerada como actual, la típica utilizada por las personas representadas, de modo que igual no faltan los diseños provocativos y estereotipados (como el de mecánica de la camiona). 
      Con respecto a la música, no es gran cosa y en ese caso llama más la atención unos cuantos efectos sonoros que ayudan a mantener la expectación, en especial cuando se juega con los elementos del policial, al querer desentrañar el misterio sobre el “raptado”.  Por otro lado, las varias canciones que aquí aparecen son casi a capela.
       Mis palabras finales para Heterofobia es que se trata de un título divertido, cuya larga duración se pasa con rapidez y en todo momento mantiene al espectador atento a lo que pasará (la sala estaba llena, debido justamente al atractivo que tiene para mucha gente).   Quizás puede resultar chocante por la violencia que aparece en ella (muy buen el maquillaje utilizado para el personaje que pasa por esta tortura), no obstante las actuaciones más cercanas a la comedia del resto, le quitan dramatismo a ello (a propósito en todo caso). Otorga muchas risas, pues es una alegoría ácida acerca de nuestra realidad como chilenos, en un momento en el que el país se está abriendo a reconocer la diversidad sexual, aunque, claro, con los problemas ya señalados…Pues nadie es perfecto ¿No?


viernes, 27 de enero de 2017

Mis películas favoritas sobre fantasmas (primera parte): Sexto Sentido.


      1999 fue el año en el que el director M. Nigth Shyamalan apoyado por un gran equipo y en especial por sus excelentes actores, saltó a la fama y a todos nos hizo creer que sí existe vida después de la muerte; de paso nos aterró y nos emocionó (hasta las lágrimas a muchos, incluyéndome, claro), con una en verdad preciosa historia de terror  sobre un niño atormentado por su capacidad para ver fantasmas (sí, es posible esta mezcla de sustos y sensibilidad, si no recuerden a Frankenstein de Mary Shelley).
       Escrita por el mismo Shyamalan, como luego ha sucedido con el resto de su filmografía, se trata de una cinta que va más allá de la típica historia de miedo sobrenatural, en lo que viene a ser más bien su lado humano (desde el punto de vista de sus protagonistas) lo que la convierte sin dudas en todo un título, que merece ser visto con atención y para gozo de sus espectadores.
       Su trama gira en torno a dos personajes y la muy especial relación que llegan a entablar, un adulto y un niño, la que mantiene tanto rasgos de fraternidad como de una familiaridad entre padre e hijo, debido justamente a la soledad que ambos comparten.  El hombre es un prominente psicólogo infantil quien recientemente ha sido condecorado por la ciudad, debido a su ayuda a un montón de pequeños y sus familias.  Todo va bien junto a su hermosa esposa, hasta que irrumpe en su hogar un antiguo paciente suyo, ahora mayor, quien le recrimina su incompetencia, disparándole luego;  a raíz de esto se viene abajo su mundo y con ello su matrimonio, tras una crisis que implica la fe en sus propias capacidades como marido y como profesional.  Es entonces que llega hasta sus manos el caso de Cole, un pequeño inteligente y retraído,  con quien poco a poco comienza a interesarse más que en otras ocasiones, pues se da cuenta de que hay un nexo entre este chiquillo y aquel otro que no pudo ayudar.
     Por otro lado Cole vive junto a su madre, quienes solo se tienen a sí mismos, ya que el padre los ha abandonado.  El amor que se tienen estos dos es grande, no obstante la mujer que tiene dos trabajos para solventar la vida de ambos y esta exhausta, ve con preocupación cómo su hijo padece de bullying en el colegio, además de otros problemas que apenas sabe cómo enfrentarlos.  Es así que nos encontramos con dos adultos conectados al niño, pues los dos quieren lo mejor para él, saben que la está pasando mal y eso los aflige.  Luego a medida que se va desarrollando el argumento, vemos qué papel cumplen madre y psicólogo para que el niño realmente pueda ser dichoso.
      Tras ganarse la confianza de su paciente, el doctor Malcom se entera de boca de este sobre su gran secreto:

       «Veo gente muerta, caminando como gente normal. Ellos no saben que están muertos».

      Le dice en una de las escenas más impactantes del filme (que en todo caso posee muchas) y de seguro una de las más famosas en la historia del cine mundial.  Nosotros como espectadores sabemos que la revelación es cierta, pues ya han desfilado en pantalla unos cuantos fantasmas, que si bien pueden ser aterradores, se nota que no son malignos, si no que acuden a Cole por algo.  Por supuesto que un hombre de ciencia como Malcom no se cree todo esto y piensa que su paciente padece de esquizofrenia, hasta que revisando sus archivos del mismo sujeto que luego lo violentó, descubre que en verdad sí existen estas entidades (nuevamente otro momento memorable de esta película).   Es cuando en un hermoso acto de humanidad, el hombre le enseña al chico que lo suyo no es una maldición, sino que un don que debe utilizar para ayudar a esas almas perdidas que por algo lo necesitan.  Pues como psicólogo que es, Malcom no solo sabe escuchar, también tiene la certeza de que la gente guarda para sí cosas que si no las comparte con otros se vuelven un verdadero infierno.  Es así que a partir de este punto, la vida de Cole comienza a cambiar para mejor y todo ello se inicia cuando Shyamalan nos regala otra escena de gran intensidad, con la primera intervención directa de este pequeño médium.

        A estas alturas, hace rato que uno sabe que el buen psicólogo (un buen hombre que lamentablemente no es feliz) tiene sus propios asuntos que resolver y es así que Cole, quien no deja de empatizar con su persona, le devuelve la mano a su manera, pues le da el empujón para que se dé cuenta de qué hay malo en él y pueda resolver sus cuitas.  Pues debe saberse que este largometraje nos engaña y cuando creíamos que la última conversación entre Cole y su adorable madre era sin dudas el clímax de todo (asumiendo el valiente muchacho frente a su madre su papel en el mundo), el punto más alto de la tensión en esta historia está dedicada a Malcom.  Y es que Sexto Sentido comienza y termina con él, de modo que el gran final está deparado para este y ello es sin lugar a dudas con el increíble desenlace de todo esto.
       Bruce Willis como el doctor Malcom en realidad que aquí hace uno de sus mejores papeles, alejándose de los sujetos duros de las cintas de acción que más divisas económicas le han dado (como en la saga de Duro de Matar).  En esta obra encarna a un sujeto sensible y brillante, alguien para quien lo que hace es lo más importante luego de su esposa (¿o es que acaso es al revés? ¿O tal vez se pueden compatibilizar ambas elementos en la vida de una persona?).  Es entonces que nos encontramos con el tema de la culpa, que viene a ser determinante en lo que hay en su corazón y lo mueve a actuar de forma tan comprometida con Cole.  También buena parte del drama radica en la figura de la madre, acá interpretada por Tony Collete (quien posteriormente a este rol ha hecho de otras figuras maternales, que aunque siempre distintas, siempre de manera memorable); es así que la artista no deja de conmover por la mezcla idónea de fortaleza y fragilidad que le confiere a su personaje, una de esas tantas madres heroicas que encontramos en la cotidianeidad, pese a que estamos frente a un ejemplo de cine fantástico.
       Y es cuando llegamos a la intervención de Haley Joel Osment, quien tenía alrededor de diez años de edad cuando hizo de Cole, si bien representa mucho menos en la cinta.  Difícil no detenerse en la cara de pena de este pequeño, un rostro angelical que hace que alguien desee sin duda protegerlo de lo que le está pasando y luego empatice más que nunca, cuando es puesto al descubierto el misterio que pende sobre él.  Ha habido un montón de niños excepcionales en el cine y este sin dudas fue uno de ellos.  Lástima que con el paso de los años su carrera no haya evolucionado, que talento le sobra al actor.  La fuerza de sus diálogos y los cambios de humor por los que pasa en el metraje, son fundamentales para otorgarle veracidad a la trama y si no hubiésemos contado en esta ocasión con una actuación infantil de tal nivel, esta película por mucho que los otros hayan hecho bien su labor, no sería la obra maestra que es considerada hoy en día.
       Tampoco se puede dejar de lado lo realizado por la preciosa Olivia Williams como la esposa de Malcom.  Acá vemos a una mujer que en muchos aspectos comparte con el papel de la madre varias características similares, pese a las apariencias que en un principio las separan (una sofisticada y la otra no, Anna pareciera ser fría, en cambio Lynn, la madre es cálida y dulce); pues ambas se sienten desprotegidas y tienen un gran dolor que las agobia.  Las escenas entre marido y mujer son claves para definir luego al mismo Malcom y en ello lo hecho por la Williams es primordial, no tanto por lo que dice, sino por el poder de su lenguaje corporal.
       En una sola escena aparece Donnie Wahlberg, como el esperpéntico ex paciente de Malcom, rol para el cual como todo un actor camaleónico se preparó físicamente para interpretarlo de manera convincente (de ser un tipo guapo y musculoso, adelgazó lo suficiente como para verse con aspecto enfermizo).  Teniendo en cuenta de que comenzó en el espectáculo como cantante del grupo infantil/juvenil New Kids on the Blocks, loable viene a ser su intervención que parte el filme de manera intensa y con un monólogo inolvidable.
       Se ha tildado al cine de Shyamalan de católico, no obstante por mi parte ignoro si en verdad este profesa tal religión.  No obstante no se puede negar la profunda espiritualidad de sus títulos, lo que sin dudas demuestra su interés (¿y compromiso?) con los temas espirituales y metafísicos, lo que tanto forman parte de la tradición hindú de la que proviene como originario de la India, como por igual comparten credos como los cristianos (y, por supuesto, muchos otros).  Pues acá nos encontramos con un filme que no niega la posibilidad de un mundo que supera nuestros débiles sentidos, uno en el que el alma o espíritu sí existe y de este modo tal como dijo el genial Goethe “La vida es la infancia de nuestra inmortalidad”.  Agregado al tema de la culpa que hay en varios personajes del filme (que en todo caso no se haya en Cole, debido a su misma inocencia), hayamos la idea de que cada uno de nosotros tenemos un papel que cumplir en la tierra y con ello está en juego nuestra propia felicidad. 
       El realizador filma con delicadeza esta historia, más todavía porque ha salido de su misma cabeza y de su propio corazón.  Por esta razón, el color rojo toma un carácter destacado en sus escenas, el cual tiene que ver con la carga emocional de sus personajes (en especial de Malcom) y que además nos da pistas para su propio memorable final.  La luz y las sombras que aquí encontramos recalcan, por otro lado, ese mundo sobrenatural tanto en la noche como en el día.
       Cuando nos referimos a la cinematografía de este director, imposible resulta apreciarlo sacando de sus muchas virtudes la colaboración del compositor James Newton Howard.  Pues como en el caso de muchos de sus colegas que acostumbran trabajar con un mismo músico fetiche (como Sergio Leone y Ennio Morricone, Brian de Palma y Pino Donaggio, Tim Burton y Danny Elfman o  Hayao Miyasaki y Jao Hisaishi, entre otros), a partir de esta película comienza su larga relación que nos ha dado un montón de muchas melodías preciosas.  La atmósfera de misterio y el propio drama de sus protagonistas, son reflejados acústicamente por este otro artista, quien nos enseña otra forma de la belleza.   


Trailer del filme.  Nota: El anciano que aquí vemos no sale en el filme, no obstante las emotivas dos escenas en las que sí aparece, se pueden apreciar completas en las escenas eliminadas que traen el DVD y el blu-ray.

miércoles, 25 de enero de 2017

De vuelta al Mundo Medio (tercera parte).


6- La Novela “4.5”.

       Cuando la gran historia de la saga conocida como La Torre Oscura se había cerrado supuestamente por completo en 2004, con la publicación del séptimo y último tomo, en 2012 Stephen King nos dio un verdadero obsequio a sus “lectores constantes”: Pues ese año salió una octava novela, titulada El Viento por la Cerradura.  Luego del decepcionante final para muchos (incluyéndome) otorgado por su autor a la serie, uno habría esperado que el escritor hubiese continuado lo que dejó en tan deplorables condiciones, encauzando mejor el destino de sus protagonistas y en especial el de Rolando.  No obstante la fantasía de corregirlo hasta el momento se ha quedado en eso, solo en sueños para quienes no quedamos a gusto con ello; pues esta nueva obra viene a ser en realidad una especie de precuela, aunque se trata de una novela intermedia entre el resto de las que le antecedieron.  Es así que sus acontecimientos transcurren entre el lapsus de tiempo del cual nada se sabía sobre nuestros héroes, que hay entre el final de la cuarta entrega (Mago y Cristal) y la quinta (Lobos del Calla).  Es por esta razón que este último volumen es considerado como el número 4.5 en la cronología de LTO.
      El viaje sigue siendo un tópico de vital importancia en este libro, más todavía porque tiene relación con el mismo destino que deben cumplir sus protagonistas.  No obstante también su realizador se permite abordar otro tema que en el resto de su obra resulta igualmente relevante: el valor de las historias en nuestra vida.  Esto último no solo por su amor a los grandes clásicos de la narrativa oral y escrita, como también a las figuras de la cultura popular del cine, las series y los cómics que también encontramos en su literatura, sino porque una vez más King hace en este, en verdad precioso libro, un homenaje más al poder que tienen los relatos para provocar magia real en sus receptores…Pero tal como queda claro en este título, esa magia no solo tiene que ver con la belleza de la palabra hecha arte y el gozo estético, como también la diversión que ello provoca, sino porque toda (buena) historia es además un reflejo de nuestra propia humanidad y con ello viene a ser una manifestación de la cultura en la que se enmarca dicha obra.
       Es así que para resaltar el valor de las narraciones, el novelista creó un texto al estilo de las tradicionales historias de antaño, contando una aventura dentro de otra y esta a su vez dentro de otra (lo que en términos literarios se llama relato enmarcado, como lo que encontramos en Las Mil y una Noches, El Decameron y El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, por solo mencionar algunos ejemplos famosos).  De este modo al adentrarnos en sus páginas, nos encontramos con tres historias que resultan estar tanto interconectadas entre sí, como poseer su independencia la una de la otra.  Por otro lado, debe saberse que El Viento por la Cerradura es un libro hecho de tal manera, que se puede disfrutar sin necesidad de haber leído los anteriores, detalle significativo que resalta las cualidades de su prosa.
       Para quienes nos encariñamos con Rolando, Jake, Susannah, Eddie y Acho, resulta reconfortante volver a encontrárnoslos en una nueva lectura, más todavía si consideramos el poco agraciado final que les dio Stephen King en el desenlace de la saga.  Pues acá vemos al grupo unido, feliz dentro de lo que puede llamarse a las peligrosas circunstancias de su viaje, pues en su calidad de héroes saben a lo que van y por esa razón realizan su periplo con la certeza de que están en lo correcto; por otro lado, el amor que hay entre ellos viene a ser sin dudas la mejor arma que poseen para enfrentarse a todos los males que se le ponen por delante.    Todo comienza cuando en el transcurso de su viaje, se enteran de que viene lo que en la edición en español fue nombrado de manera muy poética como borestiada, una especie de tormenta muy particular del Mundo Medio y del cual si no encuentran seguro refugio, serán incapaces de sobrevivirle.  Una vez que hayan el sitio ideal (gracia a la intervención de, como era de esperarse, otra alma noble que llegan a conocer), de modo de pasar el rato, Rolando les cuenta acerca de una misión a la que lo mandó su padre para proteger a un lejano pueblo que estaba siendo acechado por un monstruo.  Pues en el primer nivel de relato que nos depara este libro, podemos encontrar algunos pasajes de honda sublimidad y donde resulta difícil no emocionarse con la belleza de sus diálogos y lo que en sus páginas se describe:

         “El embarcadero en la orilla sudeste del río estaba al borde del derrumbe, como tantas otras cosas en Mundo Medio; murciélagos posaban cabeza abajo en las vigas y gordas arañas se escurrían por las paredes. Todos se alegraron de salir a cielo abierto. Bix amarró la balsa y se unió a ellos. Le abrazaron uno a uno, poniendo cuidado en no estrangular y dañar sus viejos huesos.
          Cuando todos hubieron completado el turno de abrazos, el anciano se enjugó las lágrimas y se agachó para acariciarle la cabeza a Acho.
          —Protégeilos bien, sir Throcken, sea.
          — ¡Acho! —convino el brambo. Después—: ¡Bix!
          Se incorporó y de nuevo oyeron el crujir de sus huesos. Se llevó las manos a la parte baja de la espalda e hizo una mueca de dolor.
          — ¿Podrás volver a cruzar sin problemas? —preguntó Eddie.
          —Ea —asintió Bix—. Si fuera primavera tal vez no, el viejo Whye no es tan dócil cuando se derriten las nieves y llegan las lluvias, pero ¿ahora? Como un charco de pis. La tormenta todavía está lejos. Le doy un poco a la manivela contracorriente, luego aprieto el perno para descansar sin miedo a retroceder, y luego remo un poco más. Tardaré cuatro horas en vez de una, pero llegaré. Bueno, al menos siempre he llegado. Lo único malo es que oxalá tuviese más comida que daros.
          —Nos apañaremos —aseguró Roland.
          —Bien, pues. Bien. —El anciano parecía reacio a marcharse. Paseó la mirada de rostro en rostro (con seriedad) y a continuación esgrimió una sonrisa que reveló unas encías desdentadas—. Hemos sido bien hallados en el camino, ¿no es cierto?
         —Así es —convino Roland.
         —Y si volviereis por esta senda, paraos un rato a visitar al viejo Bix y contalle vuestras aventuras.
         —Lo haremos —dijo Susannah, aunque sabía que nunca volverían a pisar aquellos parajes. Eso era algo que todos ellos sabían.”

         La segunda historia que forma parte de este libro, corresponde entonces a un recuerdo de Rolando, un momento de su vida que tras conocerlo, nos queda claro que es importante en su existencia.    En ella el joven pistolero debe realizar un viaje junto a un compañero de armas para socorrer a toda una comunidad, que vive asolada de lo que aquí llaman un hombrepieles, un humano que tiene la capacidad de transformarse en distintos tipos de monstruos y que ataca con crueldad y gran violencia solo por gusto.  En su misión Rolando conoce a un grupo de mujeres muy especiales, destacando una de ellas que le hace una tremenda revelación acerca de su pasado; los dos encuentros con estas féminas, sin dudas vienen a ser uno de los pasajes más hermosos del libro.

      “— ¡ELLEN! —vociferó. A volumen máximo, era como escuchar a una mujer gritando por un megáfono eléctrico—. ¡CLEMMIE! ¡BRIANNA! ¡TRAED COMIDA! ¡TRAED CARNE Y PAN Y CERVEZA, LA LIGERA, NO LA NEGRA! ¡TRAED UNA MESA, Y, POR FAVOR, NO OLVIDÉIS EL MANTEL! ¡ENVIADME A FORTUNA AHORA! ¡A TODA PRISA! ¡EL DOBLE DE RÁPIDO!
       Con estas órdenes dispensadas, regresó a nosotros, levantándose delicadamente el dobladillo para apartarlo del álcali que se arremolinaba alrededor de las botas negras que calzaba en sus inmensos pies.
       —Lady-sai, agradecemos vuestro gesto de hospitalidad, pero en verdad debemos…
       —Debéis comer, es lo que debéis hacer —me interrumpió—. Tomaremos el almuerzo aquí a la vera del camino, para que vuestra digestión no se descomponga, pues conozco la clase de historias que se cuentan sobre nosotras en Gilead, ea, todas lo sabemos. Los hombres dicen lo mismo de cualquier mujer con agallas para vivir sola, pondero yo. Les hace dudar del valor de sus martillos.
       —No hemos oído ninguna historia sobre…
       Se rió y su busto se encrespó como el mar.
       —Muy educado por vuestra parte, joven pistolero, ea, y muy ligero, pero tiempo ha que me destetaron. No os devoraremos. —Sus ojos, tan negros como sus zapatos, relumbraron Aunque seríais un bocado sabroso, creo, uno solo o los dos. Soy Everlynne de Serenidad. La priora, por la gracia de Dios y el Hombre Jesús.
       —Roland de Gilead —me presenté —. Y este es Jamie de igual.
       Jamie inclinó la cabeza desde la silla de montar.”

      Con respecto al pueblo donde más ha hecho su devastación la bestia, destaca cómo el escritor a través de un solo detalle, una especie de teléfono, nos adentra en un paisaje que evidencia el lento, pero progresivo deterioro de lo que fue el Mundo Medio antes de que comenzara la peste del Rey Carmesí.  Como todo esto ha ocurrido tiempo atrás de la caída de Gilead y de que el mundo se movió, la ambientación contrasta bastante con la de los lugares más decrépitos descritos en los posteriores viajes de su protagonista y compañía.  Es así como nos encontramos con una narración que nos recuerda mucho al western que tanto quiso homenajear King a través de estas obras, si bien ante cada uno de los detalles que supuran fantasía, su autor no deja de recordarnos de que estamos frente a una tierra donde la magia y lo extraordinario forman parte del día a día.   Pues tal como sucede con esta parte del libro y la que le sigue, la maravilla y lo sobrenatural, el elemento terrorífico no dejan de apreciarse.
       Una sola persona ha logrado sobrevivir a la peor masacre del hombrepieles, un niño que ha perdido mucho a raíz de tal incidente y que con tan solo unos pocos años menos que el adolescente Rolando, despierta en este los sentimientos de ternura, protección y justicia que son naturales en él.  La identificación del pistolero con el muchacho es evidente, en especial ante el tema de la orfandad (no hace mucho que este perdió a su madre en trágicas circunstancias) y la culpa.  Es niño es la clave para descubrir la verdadera identidad del asesino, quien está claro vive como uno de los miembros de esta comunidad aterrada. 
       El tercer nivel de la narración, corresponde a un cuento “infantil” que le relata Rolando al chico para distraerlo de sus preocupaciones, una historia que cuando él mismo era un chiquillo se la contaba su propia madre.  Esta ficción dentro de dos ficciones más viene a ser la que le da su hermoso título a la novela y que se explica de la siguiente forma:

       “«El tiempo es un ojo de cerradura — pensó mientras contemplaba las estrellas —. Sí, eso creo. A veces nos agachamos y atisbamos a su través. Y el viento que entonces sentimos en la mejilla, el viento que sopla por la cerradura, es el aliento de todo el universo viviente.»”

        Esta es la parte más emotiva de todo el tomo, pues está hecha como un cuento de hadas donde su protagonista justamente es un niño valiente y noble, tal cual muchas historias clásicas y quien, por supuesto, debe realizar un viaje peligroso en el que están en juego muchas cosas (y no solo su vida). Antes del trayecto y durante este, aparecen en la lectura distintos personajes que cumplen roles entre representantes del bien y otros del mal; sujetos de enorme corazón como una viuda que se hace entrañable para el lector y hasta monstruos que nos enseñan que la verdadera belleza no habita en el exterior, sino que en las virtudes con las que escogimos vivir.  De igual manera nos encontramos con los villanos, que aquí hay de dos tipos: la del hombre común cegado por sus pasiones más bajas y otra encarnada en un sujeto que en su inhumanidad representa la existencia de una maldad de tipo sobrenatural, algo habitual en este tipo de narraciones (atentos los lectores constantes a la clave que nos da Stephen King acerca de su verdadera identidad).

       Llegados a esta parte del libro, nos encontramos con un mundo anterior al de los eventos de las otras dos narraciones que engloban esta otra, pues se trata de un tiempo en el cual el mítico Arturd Eld (el antepasado de Rolando y creador de la casta de los Pistoleros) o bien seguía vivo o al menos su muerte había sido no hace mucho.  Por lo tanto Gilead ostenta su poder como nunca antes habíamos leído en esta saga y es así que esta narración transcurre en un pueblito, que como otros se ve obligado todos los años a pagar una especie de diezmo a sus señores, que bastante les cuesta a sus habitantes hacerlo.  Por otro lado, su ecología es distinta, ya que está llena de todo tipo de criaturas monstruosas, las que ya se han extinguido para cuando transcurren las otras historias de LTO.  No obstante pese a la cronología de este relato, que bien podría corresponder a la de un tiempo ficcionado en el Mundo Medio (ya que forma parte de un libro de cuentos que le era leído al niño Rolando por su progenitora), el llamado Pueblo Antiguo (la civilización que se extinguió hace rato y sin embargo dejó algunos restos de su tecnología, que toma en estos libros un cariz más o menos siniestro, por ser todo un misterio para sus sucesores) lleva largo tiempo desaparecido.
        Pese al supuesto formato de cuento infantil de El Viento por la Cerradura, que así se llama este relato, encontramos su buena dosis de violencia y horror, que en todo caso si tomamos en cuenta muchos títulos de este tipo ya formaban parte del género (como la bruja comeniños de Hansel y Gretel, que más encima fue quemada vida por estos mismos hermanitos).   También está presente cierto carácter moralizante en la manera de cómo se encuentra utilizado el lenguaje, si bien sin caer en el discurso pedagógico propiamente tal, que aquí lo más valioso es la invitación a la reflexión y la promoción de valores tales como la humildad, la lealtad, la honradez y la fraternidad.  En este último sentido destaca el hecho de que su protagonista vaya a explorar lo desconocido, en pos de encontrar una medicina mágica motivado por nada menos que el amor hacia su madre; de este modo queda demostrado en esta historia que se proyecta como un símbolo del viaje de la vida a las otras dos que la contienen, cuál debe ser el elemento motivador para nuestros actos y lo que en realidad nos puede permitir ser felices.
         King termina cada uno de los niveles de esta compleja novela (compleja en el sentido de cómo está armada, aunque no de difícil lectura) de manera soberbia y encadenando sus acontecimientos y mensajes entre sí porque todo en ella está relacionado. Quizás a futuro el propio escritor nos otorgue nuevos pasajes acerca de todos estos personajes, que tanto los nuevos como lo ya conocidos por tantos años, se han hecho queridos para uno.
       Por cierto, el libro está dedicado nada menos que a Robin Furth y a toda la gente de Marvel Comics, que con su trabajo en las viñetas han ayudado tanto a que esta saga fuese creciendo más que nunca, enriqueciéndose y haciéndose más conocida al resto del mundo.  Cabe mencionarse además que Jae Lee, el perfeccionista dibujante de las primeras novelas gráficas sobre la serie, fue el encargado de realizar las ilustraciones para este tomo; lástima que la edición en español que al menos yo tengo no las posea (¡Así los pille Nyarlathothep!).

sábado, 21 de enero de 2017

¡Ahora Hulk aplasta con todo!


       Luego del fatídico final de la saga conocida como Planeta Hulk, en el transcurso de 2007 vino su continuación directa titulada Guerra Mundial Hulk y que correspondió al megaevento de ese año; pues aparte de la miniserie central de cinco números, tuvo varias otras ligadas a varios personajes que estuvieron involucrados en sus acontecimientos.    La trama en esta ocasión fue mucho más enrevesada que su predecesora, ya que al transcurrir  en suelo terrestre, las consecuencia de los actos del Gigante Esmeralda y de los que venían con él, esta vez eran de la incumbencia de todo el mundo (cabe recordar que antes de todo esto, su exilio fue llevado en secreto por unos pocos, de modo que el resto de los superhéroes no tenía idea de lo que había pasado con el monstruo; por otro lado, además estaban tratando de sobrellevar sus propios problemas con la Guerra Civil).
        Tras el desastroso final del planeta Sakaar, justo cuando por fin pudimos ver feliz al Goliat Verde, este junto a unos cuantos sakaardianos, llega hasta nuestro mundo para vengarse de a quienes culpa de sus pérdidas.  Es así que en esta ocasión quizás vemos a Hulk más enojado que nunca, pues está seguro de que Rayo Negro, Iron Man, el Doctor Strange y Mr. Fantástico, son los responsables de sus últimas desgracias.  Como su único propósito es hacer justicia a su manera, claramente apoyado por su grupo que se hace llamar los Guerreros, tiene decidido enfrentarse a cualquiera que se anteponga a su vendetta y sin importarle si en el pasado fueron amigos y/o aliados.  Como está colérico a todo momento, mientras mayor sea la intensidad de este sentimiento en él (tan característico suyo), más fuerte se hace.  Por lo tanto una vez que los habitantes de la Tierra se enteran de su regreso e intenciones, bien saben que tienen muy escasas oportunidades para derrotarlo.

        Y sin embargo tal como queda demostrado al principio de esta obra, hay varios que están de acuerdo con su cruzada, pues al enterarse de manera sorpresiva de la “traición” cometida a este y de su posterior deseo de venganza, optan por apoyarlo de todas las maneras que sean posibles.  Es así que nos encontramos con dos bandos: los que están con Hulk y los que no (otra vez a enfrentarse entre sí, los antiguos compañeros de tantas guerras y batallas).
        Entre quienes defienden la posición del monstruo gamma, se encuentra nada menos que su prima Hulka, quien tiene razones de peso aparte para estar molesta con Tony Stark y su régimen de control.   Otro personaje clásico ligado a Hulk (desde su primera aventura)  toma una vez más gran relevancia y que viene a ser nada menos que Rick Jones.  Cabe recordar que este último, cuando apenas era un adolescente, fue salvado por Bruce Banner al momento de detonarse la bomba gamma, que convirtió al científico en su poderoso alter ego.  Pues como Jones fue el primero en aceptar esta otra identidad de Banner, viviendo un montón de aventuras junto a este y luego tomando aún mayor relevancia en el universo marvelita (por un tiempo estuvo fusionado con el primer Capitán Marvel), no podía estar ausente en solidarizar con su mejor amigo.
         La enorme lealtad que tiene Jones (ahora un humano común y corriente) por Hulk, contrasta bastante con la del supuesto nuevo mejor amigo del Gigante Esmeralda: el también monstruoso y alienígena insectoide Miek.   El extraterrestre conoció a su compañero en circunstancias por completo distintas que el humano a Hulk, de modo que una vez que ambos amigos de este se encuentran, se sucede una muy interesante confrontación entre ellos dos.  Rick hace lo posible porque recapacite su camarada, apelando a su naturaleza bondadosa; en cambio Miek, para quien como al resto de los sakaardianos el coloso es también una figura religiosa, considera que la mejor manera de ayudarlo, es yendo con él a la lucha contra sus enemigos.  Lo más increíble de todo, es que pese a estas enormes diferencias, ambos lo aman y quieren que Hulk sea feliz (según el concepto que cada uno maneja de tal estado).
       Otro sujeto toma gran relevancia en cuanto a apoyar a Hulk se refiere, el adolescente Amadeus Cho (la séptima persona más inteligente del planeta, según estos cómics), quien fue creado por el mismo guionista de Planeta Hulk y esta otra saga, Greg Pak.   El chico superdotado conoció al Goliat Verde antes de que este otro fuese desterrado al espacio, quien por supuesto lo protegió justo cuando más lo necesitaba.  Por lo tanto al enterarse Amadeus de la suerte de su héroe favorito (¿O será acaso la palabra correcta superhéroe? ¡Siempre he dudado sobre cuál sería el calificativo adecuado para él!) y de que ha vuelto al planeta en plan de vengarse, no duda en unírsele y gracias a su labia de oro, logra convencer a otros superpoderosos de que el lado correcto de las cosas es por donde camina Hulk.   Con posterioridad llama al pequeño (pero potente) grupo que forma en torno a él, Los Renegados, en el que militan Arcángel de los X-Men, Hércules y Namora.
      
     Teniendo en cuenta el poderío de Hulk, el único capacitado para enfrentársele sin peligrar su vida y derrotarlo, sería el Vigía, versión bastante original marvelita de Superman y quien para cuando sucede todo esto, vive recluido en su casa debido a más de un trastorno psiquiátrico.  De este modo resulta más que interesante, cómo vemos los efectos que tiene en la psiquis tanto poder, una clara metáfora a la idea de que nadie es infalible y que bajo tanta perfección siempre hay debilidades (por esa misma razón el Gigante Esmeralda sufre de su dicotomía entre sus dos personalidades, además de los problemas con su ira habitual).  La confrontación entre estos dos mortales casi divinos, resulta memorable: no tanto por el hecho de saber quién es más fuerte, luego de tanto golpearse, si no por el detalle significativo de que al final la lucha, es por defender su propia humanidad (y el derecho a estar en paz  consigo mismos y ser felices, ya que ambos cargan sobre sus musculosos hombros demasiado lastre emocional).
        El lector que conoce más o menos bien a Hulk, no puede dejar de sorprenderse al ver hasta qué punto este perpetua su represalia…¿Se habrá vuelto loco…al fin? ¿Es justificable lo que llega a hacer, pese a que al parecer todo está tomando un color demasiado oscuro? No obstante tal como irá luego revelándose, no importa qué tan molesto está: en el fondo sigue siendo el mismo adorable monstruo, capaz de inspirarnos tantos sentimientos positivos como admiración, empatía, ternura…y lástima.   Asimismo teniendo en cuenta el engaño al que fue sometido, por mucho que los Iluminati hayan tenido buenas intenciones, nos encontramos con una excelente oportunidad para enjuiciar a aquellos que supuestamente nos representan y toman decisiones por millones apelando al mal menor.  He aquí que personajes de cierta conducta intachable, traicionan a quien ha confiado en ellos y además se ha ganado el derecho a ser considerado con respeto (aparte del valor mismo de la vida que se le confiere de manera natural).  No obstante sujetos como Tony Stark y Red Richards, por muy capaces que sean y estén por sobre la media a grandes distancias (símbolos de nuestros líderes políticos y religiosos) también son humanos y por ello tal como queda demostrado a los ojos de millones de personas en la Tierra, con lo que llega a hacer Hulk y sus compañeros, pueden cometer grandes errores y esos fallos debido al cargo que ostentan se pagan mucho más caro (a diferencia de si se tratara de gente común y corriente).
      Teniendo en cuenta lo presentado en el párrafo anterior, los valores de la confianza, el perdón y la misma culpa vienen a tomar un rol muy destacado en esta historia; claro, todo esto es posible reconocerlo,  siempre y cuando miremos con una óptica analítica, que vaya más allá de los artificios de la típica pelea y la espectacularidad.  Pues Guerra Mundial Hulk no trata sobre la arquetípica oposición entre el bien y el mal (acá no encontraremos villanos); no obstante es un drama acerca de la oscuridad a la que nos pueden llevar nuestras pasiones, así como trata sobre la oportunidad que hay en estos tropiezos para aprender de los yerros personales, convirtiéndonos sin dudas en mejores personas.

miércoles, 18 de enero de 2017

De Vuelta al Mundo Medio (segunda parte).


Bellísima ilustración doble de Michael Whelan para el último tomo de la saga.
2- Las Ilustraciones.

     Un aspecto que se debe tener en cuenta con las novelas de LTO a la hora de apreciarlas, vienen a ser las ilustraciones que poseen sus ediciones originales y otras posteriores, en especial las de tapa dura y edición de lujo.  Todo esto porque por años, antes de que aparecieran los cómics basados en la serie y de que se estrenara la primera película para el cine que se nos avecina en unos meses más, solo era posible darle un rostro a sus personajes fuera de la imaginación de los lectores, a través de las imágenes creadas por estos artistas.  Debe saberse que no se mantuvo a un mismo dibujante para cada uno de los siete primeros libros, sino que estos fueron variando en cada uno de los tomos; no obstante algunos de ellos brillaron más que otros con sus trabajos, en especial uno que se repitió dicha invitación para retratar a Rolando y compañía, además de destacarse el regreso de un habitual colaborador en la ilustraciones para obras de Stephen King.
      El primer tomo, El Pistolero estuvo a cargo de uno de los ilustradores más cotizados en lo que concierne a la literatura de ciencia ficción, fantasía y terror: Michael Whelan, quien podría decirse que vino a crear las mejores (¿y difinitivas?) versiones de este tipo para nuestros héroes y su mundo.  Es por esta misma razón que de seguro colaboró también en el último tomo, si bien es comprensible que por ser el primero en aportar con su arte para las novelas, resultaba cabalístico (no olvidar que la numerología y otros elementos mágicos son de vital importancia en esta serie) y significativo que cerrara él mismo el ciclo.  Por otro lado, en una breve escena de la película La Niebla, una de las adaptaciones cinematográficas más sobresalientes sobre la literatura de King, de su amigo Frank Darabont, se ve al protagonista pintando un cuadro de Rolando, que en realidad correspondía a uno de los dibujos del mismo Whelan (o si no un claro imitador).
       Para La Llega de los Tres se contrató a Phil Hale, quien con un estilo completamente distinto al de su predecesor, más “artístico” y experimental, hizo acuarelas que salvo unas pocas (como la que muestra a Detta Olmes con su peor rostro de loca peligrosa) bien pueden no ser del gusto de los lectores que nos acostumbramos a la estética más de “cómic” de Whelan.
Hale.
        Con Las Tierras Baldías  se quiso regresar al tipo más convencional del primer tomo, solicitándole a Ned Dameron que representara a los personajes y a su fantástico ambiente.  Pues lo hecho por este, sin dudas que logra regocijar a quienes no quedamos contentos con la labor de Hale; pues Dameron puso lo mejor de sí para pintar bellísimos cuadros, que no dejaron de hacerle justicia a lo escrito por King.
        La cuarta entrega titulada como Mago y Cristal tuvo a un nuevo consagrado, alguien que más bien ha hecho su premiada carrera en el mundo de las historietas: Dave McKeen.  Famoso por sus preciosas portadas para la serie de The Sandman de su amigo Neil Gaiman y otros títulos, volvió a darnos sus distintivas creaciones que mezclan collage junto a imágenes oníricas, con una muy singular versión suya del Mundo Medio y sus habitantes; en este sentido, las dieciocho ilustraciones que hizo para este libro, más que plasmar escenas del libro, lo que hacen es simbolizar ciertos elementos de este y su carácter fantástico.
        Lobos del Calla contó con nada menos que una leyenda viviente en lo que concierne a dibujos para historias de terror, ya sea en portadas de libros e interiores, como cómics: Berni Wrigtson.  Fiel heredero de las viñetas de horror de EC clásicas que tanto le gustan al mismo Stephen King, nos dio luego de Whelan algunas de las mejores imágenes en cuanto a los libros de LTO.  Wrigtson fue invitado a este proyecto, porque ya había realizado estilizadas y efectivas ilustraciones para libros de King como El Ciclo del Hombre Lobo y Apocalipsis, además de intervenir en las películas Creepshow (y luego en su versión de novela gráfica), como en Montado en la Bala, sobre otros textos del autor.
      Darrel Anderson tuvo a su cargo el acompañamiento visual de La Canción de Susanah, haciendo un trabajo al estilo de Hale, aunque según un humilde servidor mucho más inspirado y bello.  De su labor aquí, cabe destacar que fue el único de sus compañeros que laburaron para la saga, en usar las técnicas digitales, creando con ello imágenes bastante oníricas tal como ya había pasado con McKeen.
      Como puede verse al leer este apartado sobre la saga más importante de Stephen King, los números impares contaron con ilustraciones del tipo más tradicional, como es habitual en las ediciones en Gringolandia, mientras que los pares tuvieron dibujos que osaron ser más “aventuradas” y jugaron con la estética.  Esta tendencia de alternar entre un estilo y otro, por supuesto que fue hecho adrede por quienes orquestaron las ediciones.  Lamentablemente en su versión para español, solo los tomos en tapa dura las poseen y en su momento, la primera edición del cuarto tomo carecía de las ilustraciones interiores (que es justamente la que yo tengo).  La verdad es que ignoro cómo serán las actuales ediciones en tapa dura y de bolsillo a nuestra lengua de LTO.

Dameron.
McKeen.
Wrigtson.

Anderson.
3- Las Novelas Anexas.

      Tal como se dijo en la primera parte de esta “trilogía” de posts aún inconclusa, sobre LTO, aparte de las siete novelas originales que escribió su autor al respecto (pues con posterioridad publicó una precuela y una intermedia, pero sobre estas me referiré más adelante), también realizó varias obras que poseen relación directa que ellas.  Algunas mantienen un nexo bastante estrecho con sus acontecimientos, de modo que estos son relevantes para lo que ocurre en la misma serie de libros principales; en otros casos, solo en pequeños detalles tienen que ver con los eventos respectivos (cabe recordar que el propio Stephen King ha armado buena parte de su narrativa, de tal forma que en su mayoría sus títulos pertenecen a un mismo multiverso). 
       En este apartado solo me referiré a las obras más ligadas al ciclo que ahora nos acapara la atención, dejando de lado uno que otro cuento, por lo que solo me centraré en novelas tal como dice el mismo subtítulo de arriba.
      Obviaré en este listado a Salem`s Lot, que solo tiene que ver con la saga debido a que de ella proviene el padre Callahan, de quien ya me referí en la primera parte de estas entradas.

Insomnia (1994): Considerada entre las mejores novelas de su escritor, llena de todos esos elementos fantásticos, terroríficos y humanos que por décadas han sido el placer de sus “lectores constantes”, es un grueso volumen (poco más de seiscientas páginas en su edición en tapa dura en la lengua de Cervantes) que trata acerca de dos ancianos, un hombre y una mujer que se han “encontrado” en el ocaso de sus vidas, para vivir una muy especial historia de amor, hasta que lo extraordinario llega hasta ellos.  Pues un ser sobrenatural que guarda relación con las parcas de la mitología grecorromana (quienes medían la vida de mortales e inmortales según las viejas historias), ha enloquecido y está llevando a la muerte anticipadamente a gente antes de su tiempo.  Es entonces que la pareja recibe el don de rejuvenecer durante un tiempo, gracias a la intervención de otras fuerzas superiores, aunque benignas, para evitar que el ser llamado Atropos evite el nacimiento de un bebé que a futuro será primordial… ¡Para que Rolando y su ka-tet lleguen hasta la Torre Oscura!

Hampones con Chaquetas Amarillas (1999): Novela corta que forma parte del volumen de narraciones interconectadas Corazones en la Atlántida.  Sin duda una de las obras más emotivas salidas de la pluma de King, inspiró una preciosa película llamada igual que el libro que la recoge, de 2001, con sir Anthony Hopkins y el no hace mucho desaparecido antes de tiempo Anton Yelchin.  Trata acerca de la amistad entre un hombre mayor y un niño durante la década de los sesenta, siendo que el primero es una persona que viene escapando de unas criaturas provenientes del mismo Mundo Medio, ya que lo quieren para que con sus poderes especiales desestabilice la Torre Oscura y así pueda escapar el Rey Carmesí. 

Casa Negra (2001): Escrita en conjunto a su amigo y colega Peter Straub, como secuela de la novela de fantasía infantil/juvenil que escribieron en 1984  titulada como El Talismán, retoma a su protagonista Jack Sawyer ahora convertido en adulto y trabajando como un detective privado aunque en retiro. Hasta antes de aparecer esta continuación, muchos “lectores constantes” no teníamos idea de que la hasta el momento única obra del llamado “Rey del Terror” realizada con otra persona (muchos años después escribió un libro de no ficción sobre su equipo de béisbol favorito, junto a un experto en el tema, que definitivamente no leería y luego junto a su hijo Joe Hill ha realizado más de un relato).  Pues en esta ocasión Sawyer debe salvar a un niño que ha sido raptado por el mismo hecho de que a Ted Brautigan, el protagonista de la novela corta mencionada arriba, era perseguido: el Rey Carmesí quiere sacar provecho de sus poderes para que el pequeño se convierta en un disgregador y pueda ayudarlo a escapar de su prisión.



4- Las Pequeñas Hermanitas de Eluria.

       Cuando aún faltaba un resto por terminar la saga de LTO, pues su realizador tan solo había publicado el cuarto tomo, este nos llegó con toda una sorpresa al escribir para la antología Leyendas Negras de Robert Silvenberg de 1998, nada menos que una precuela al primer libro de la serie.  Con posterioridad esta historia formó parte de la colección de relatos de King titulada como Todo es Eventual de 2002.
        La narración toma a Rolando al final de su violenta adolescencia o bien en los primeros años de su adultez, luego de la caída de Gilead, su patria y mientras persigue a quien toma por responsable del desastre de los suyos.  Es entonces que este llega al desolado pueblo de Eluria y allí debido a un enfrentamiento que tiene con un grupo de mutantes, queda malherido, despertando en una especie de sanatorio atendido por solo mujeres.  No obstante poco a poco todo comienza a ir de mal en peor, cuando la verdadera naturaleza de las damas que lo atienden es revelada al más puro estilo de las historias de terror que tan bien sabe escribir King.
        El texto no solo fue un más que agradable reencuentro con el Pistolero y el Mundo Medio, si no que resulta ser un excelente ejemplo de las habilidades de su autor para las “narraciones cortas” (en realidad posee más de cien páginas), pues los acontecimientos se encuentran articulados de manera trepidante y las emociones no dejan de darse a lo largo de su lectura.  Es así que pese a su breve extensión, el escritor consigue no solo mostrarnos a su héroe juvenil de una manera convincente que no se contradice con lo leído en las novelas (al contrario, ayuda a delinearlo mejor como sujeto, además de explicarlos mejor su psicología luego del desastre de su tierra natal),  sino que da forma a nuevos personajes, retoma viejas ideas y crea otras que luego volvería a usar en los últimos tomos del ciclo.  En este sentido resulta valioso sacar a colación cómo la heroína trágica de la Hermana Jenna, llega a hacerse tan potente en esta obra, permitiendo además que surja un muy interesante romance condenado en el argumento.
         Ante el atractivo de esta novela corta, algo que en todo caso es propio de la serie a la que pertenece, cuando el proyecto de las adaptaciones al cómic de la saga ya iba viento en popa, esta obra tuvo su propia versión a historieta y con excelentes resultados.  Publicada de forma mensual en cinco números en 2010 y luego recopilada en un solo tomo en el transcurso de 2011, cuenta con la colaboración de casi todos los habituales de las otras novelas gráficas sobre la serie: Robin Furth y el destacado Peter David en el guión, siendo que la primera diseñó la historia (quien es toda una experta en LTO, pues hizo de ayudante de King para ordenar un montón de detalles sobre esta, cuando el autor se dispuso a escribir los tres últimos tomos, de modo que el novelista no cometiera errores de continuidad) y el segundo le dio forma propia para este formato, escribiendo los diálogos.  Richard Isanove, quien también ya había trabajado en las anteriores entregas de estas novelas gráficas, otorgó su gótico coloreado por computador, que realza más que nunca los dibujos a cargo de Luke Ross, el recién llegado para esta fecha a estos cómics.

5- Las Novelas Gráficas.

      Tal como quedó declarado en el párrafo de arriba, se han realizado varias novelas gráficas basadas en LTO, las primeras de ellas tomando como punto de partida el relato de la juventud de Rolando que hace a sus amigos en el transcurso de Mago y Cristal y luego remitiéndose a hechos creados por los ya mencionados guionistas, con ideas originales, aunque por supuesto respetando la cronología de lo hecho por King.  Con posterioridad comenzaron a adaptar las misma novelas y a la fecha van en la segunda de la serie.  Pues fue nada menos que Marvel la empresa que se aventuró a esta hazaña y tras irle tan bien con estas obras, luego optaron por convertir a historieta nada menos que Apocalipsis, si bien con otro equipo de lujo, por lo cual también tuvieron gran éxito de ventas y en la crítica.
      
    Comenzaron con El Nacimiento del Pistolero, que recrea la historia de Rolando contada en el libro cuatro de la saga, bastante bien hecha por cierto.  La tarea comenzó en el transcurso de 2007.  Aparte de la Furth, David e Isanove ya mencionados, el arte inconfundible del preciosista Jae Lee ayudó a recrear visualmente a Rolando y a su entorno;  Lee dio origen a viñetas tanto hermosas, como a otras en realidad siniestras, las que sin duda contribuyeron a que esta historieta y otras de la serie en la que trabajó, fuesen verdaderas obras maestras del noveno arte.

       Durante 2008 salió el arco argumental conocido como El Largo Camino a Casa, con el mismo equipo creativo de arriba y basado en una historia por completo original, que nos muestra al joven Rolando prisionero por el Pomelo de Maerlyn, el mismo objeto mágico que trajo la perdición de su amada.  Es así como su amigo Sheemie, quien posee ciertos poderes extrasensoriales (el llamado resplandor de Danny Torrance y otros personajes de varias más novelas de King) debe sacarlo de las ensoñaciones bastante reales y macabras en que lo tiene atrapado este artilugio.
       Traición que apareció entre 2008 y 2009, siguiendo con los mismos artistas a cargo, toma uno de los episodios más tristes en la vida de Rolando: el adulterio de su madre con uno de los mayores enemigos de Gilead, el Mundo Medio, la Torre y todo lo que concierne al respecto: el malvado mago Marten Broadcloak.  El final de este arco argumental ya era conocido por quienes habían leído los libros, de modo que sus autores lo que hicieron en esta ocasión, fue extender lo que King había contado en sus libros al respecto.
        En 2009 publicaron un one-shot dedicado al origen de Marten Broadcloak, llamado Hechicero y la miniserie La caída de Gilead, que tal como dice su nombre, trata acerca de los últimos días de este lugar que era el centro del bien para todo el Mundo Medio.  Ambas obras no tuvieron a Lee como dibujante, no obstante Isanove tomó este papel, haciendo una labor bastante parecida a la de su colega.
        La Batalla de la Colina de Jericó aparecida entre 2009 y 2010, cuenta otra parte trágica de la juventud de Rolando, la muerte de su primer ka-tet, en lo que fue el comienzo de su viaje en solitario para vengarse de Broadcloak e ir en pos de la Torre Oscura.  Jae Lee volvió a encargarse de las ilustraciones.
        Entre 2010 y 2011 aparece El Viaje Comienza, que en esta ocasión contó con el pincel de Sean Phillips y que se supone viene a ser el punto de partida de la adaptación de la primera novela de la saga.  El Pistolero acabó por serializarse en formato cómic en 2012 y tuvo tres arcos argumentales más, todos ellos abarcando de manera progresiva distintos momentos del libro. 
        En la actualidad se está sacando en formato de novela gráfica La Llegada de los Tres y hasta el momento y a la fecha el último arco argumental que han terminado es La Dama de las Sombras, que tal como dice su nombre está centrado de Detta/Odetta/Sussanah.
        De igual manera hay una serie de cómics sobre personajes secundarios del Mundo Medio, como uno dedicado a Sheemie y otro a Arthur Eld, el legendario antepasado de Rolando.

         


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